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Genocidio

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Avispa Midia

Exigen alto al genocidio palestino frente embajada de Israel en México

Fuente: Avispa Midia

por Yazvelin Alinares Nardo 

Después de que el 6 de mayo de 2024 Israel ordenara la evacuación de los palestinos que vivían en la ciudad de Rafah, anteriormente llamada “zona segura”, se presentaron diversas manifestaciones alrededor del mundo. 

En la Ciudad de México se dio cita a una manifestación pacífica frente a la embajada de Israel, donde alrededor de 200 personas se concentraron para pedir justicia por la libertad de las y los palestinos, llamando a las autoridades a cortar toda relación con Israel con la intención de visibilizar el desacuerdo ante el genocidio palestino y la exigencia mundial para que se consiga un cese al fuego inmediato y permanente. 

A la embajada acudieron diversos manifestantes con veladoras blancas, mantas con consignas y banderas de Palestina. Después de clamar justicia y libertad para las niñas y niños palestinos, se guardaron 21.5 minutos de silencio como símbolo de luto por los 215 días que han transcurrido desde el inicio del genocidio en Gaza. 

Pasadas dos horas de protesta, la movilización continuó su camino por Paseo de la Reforma con el fin de crear un convoy seguro para el regreso de todas y todos los manifestantes, y para hacer más visible el rechazo a la guerra de Israel contra el pueblo palestino. 

Esto ocurre tras el asesinato de más de 35,000 víctimas y el actual acorralamiento en la zona de Rafah tras la evacuación de la última área que resguardaba al menos a 80,000 personas, las cuales ya habían sido desplazadas anteriormente. 

Durante la caminata, algunas vallas que se encontraban cercando la embajada de Israel en México fueron desplegadas y arrastradas durante el trayecto como símbolo de la lucha por derribar los muros fronterizos y el peso que los miles de palestinos han cargado durante estos meses para sobrevivir. 

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Avispa Midia

Avanza juicio por genocidio contra indígenas en Guatemala durante conflicto armado interno

Fuente: Avispa Midia

Por Sare Frabes

En portada: Sobrevivientes del conflicto armado interno se reúnen frente a la Corte Suprema, antes de una audiencia en el juicio por genocidio Ixil, en Ciudad de Guatemala, marzo de 2024. Foto: Cristina Chiquin 

En Guatemala se realizan las audiencias en el juicio por genocidio contra Manuel Benedicto Lucas García, ex jefe del Estado Mayor y quien se desempeñara como general del Ejército del país centroamericano entre los años de 1978 y 1982.

Es durante ese periodo que organizaciones sociales e indígenas señalan fueron cometidos crímenes de lesa humanidad contra la población campesina e indígena, en el marco del conflicto armado interno que se desarrolló entre 1960 a 1996.

Acorde al informe Guatemala Nunca más, coordinado por la iglesia católica en 1998, sólo en los municipios de Santa María Nebaj, San Gaspar Chajul y San Juan Cotzal, ubicados en el departamento de El Quiché y donde radican comunidades mayas ixiles, el número de víctimas por la contrainsurgencia militar es de 12,400 personas.

De acuerdo a la Red en Solidaridad con el Pueblo de Guatemala (NISGUA, por sus siglas en inglés) solo en la época del gobierno militar de Romeo Lucas García, entre 1978 y 1982, la política de genocidio saldó con más de 1,700 víctimas de genocidio, desaparición forzada y crímenes de lesa humanidad por las operaciones militares desplegadas en la región maya ixil.

Indígena Ixil Lorenza Santiago, sobreviviente del conflicto armado interno, habla durante una audiencia contra el general retirado Benedicto Lucas García en una corte en la Ciudad de Guatemala el 8 de abril de 2024.

Por estas acusaciones, además de Lucas García, de 91 años, también se juzgará a Manuel Antonio Callejas y Callejas, quien se desempeñara como jefe de inteligencia militar y a quien se le juzgará en otro proceso debido a que argumentó demencia. Los dos acusados ya fueron condenados en el año 2018, acusados por violación, tortura y desaparición forzada de la activista política Emma Molina Theissen, así como por la desaparición forzada de su hermano, acontecida en 1981.

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A pesar de que se anunció el inicio de las audiencias desde enero de este año, fue hasta el mes de abril que comenzaron las presentaciones de las pruebas y testimonios. Tras el anuncio de la separación de los juicios, la Asociación por la Justicia y la Reconciliación (AJR), organización que representa a las víctimas, declaró que, hasta el momento, han muerto 40 ancianos y mujeres “sin ver la justicia y frente a un Estado que sigue negando nuestra memoria del genocidio”.

El juicio

El juicio por genocidio contra la población Ixil es realizado por el Tribunal de Mayor Riesgo y prevé la participación de 125 testigos, entre ellos 30 mujeres víctimas de violencia sexual. Además, se contempla la presentación de 160 peritajes presentados por 80 peritos de los cuales 14 son expertos internacionales.

Lucas García se encuentra preso desde 2018 por otro caso vinculado al conflicto armado interno y sigue el juicio de manera virtual desde el hospital militar donde está internado. Foto: Juan Diego González.

Mediante conferencia de prensa, al anunciar el inicio de las audiencias programadas para marzo, la Oficina de Derechos Humanos del Arzobispado de Guatemala señaló que entre las pruebas se presentarán, además de los testimonios de víctimas, documentos militares, algunos de ellos desclasificados por parte del Departamento de Estado de los EEUU con los cuales respaldan las acusaciones contra Lucas García.

El general del ejército guatemalteco Benedicto Lucas García señala un mapa en una guarnición militar. Santa Cruz de Quiché, Guatemala, 19 de enero de 1982. Foto: Robert Nickelsberg.

Cabe destacar que, si bien desde el año 2000 la AJR presentó la denuncia penal, fue hasta los años 2018 y 2019 que el caso fue judicializado con el proceso penal contra tres miembros de la cúpula militar, durante el gobierno militar de Romeo Lucas García, entre 1978 a 1982. Así, fue hasta el año 2020 cuando el poder judicial guatemalteco aceptó las acusaciones contra Manuel Benedicto Lucas García, Manuel Antonio Callejas y Callejas y César Octavio Noguera Argueta, este último fallecido el 21 de noviembre de ese año.

Genocidio, nunca más

Acorde a la AJR, cuando Lucas García dirigía el Ejército en los años 1981 y 1982 – durante el gobierno de su hermano, el presidente Romeo Lucas García – fue el responsable de ordenar más de 30 masacres, así como de la destrucción de 23 aldeas en la región maya ixil.

Por su parte, la defensa del general retirado ha negado los cargos y, acorde a medios internacionales, han solicitado al tribunal la sentencia absolutoria con libertad inmediata.

El actual juicio se suma a los previos procesos penales que han investigado los crímenes de lesa humanidad acontecidos durante el conflicto armado interno en Guatemala. Acorde a Jo-Marie Burt, investigadora de la Oficina em Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA), los tribunales guatemaltecos han determinado en dos ocasiones que el Ejército de ese país cometió una política estatal de genocidio durante el gobierno sucesor de Lucas García, encabezado por el general fallecido Efraín Ríos Montt.

Montt fue delcarado culpable por genocidio y crímenes de lesa humanidad contra la población maya ixil, en el norte de Guatemala, en el año 2013, aunque posteriormente la Corte de Constitucionalidad anuló la condena de 80 años de prisión. 

Mujeres ixiles celebran la sentencia condenatoria de genocidio en 2018 Foto: Sandra Sebastián/Plaza Pública

A su vez, en el año 2018 un tribunal determinó por unanimidad que el Ejército guatemalteco cometió genocidio contra comunidades maya ixil. Sin embargo, José Mauricio Rodríguez Sánchez, jefe de inteligencia militar y miembro del Estado Mayor del Ejército de Guatemala, quien fuera juzgado en ese proceso fue absuelto de todos los cargos.

Las audiencias en el juicio deben ser finalizadas en el mes de junio, por lo que desde su inicio, en marzo, organizaciones como la AJR han realizado un llamado de solidaridad, nacional e internacional para respaldar a las víctimas y sobrevivientes y así garantizar un proceso justo que evite la impunidad.

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CTXT.es

Que arresten a los líderes de Israel por crímenes de guerra

Fuente: CTXT.es

Por Gideon Levy

Todo israelí decente debe hacerse las siguientes preguntas: ¿está su país cometiendo crímenes de guerra en Gaza? Si es así, ¿cómo deberían detenerse?, ¿cómo debe castigarse a los culpables?, ¿quién puede castigarlos?, ¿es razonable que no se persigan los delitos y se exculpe a los criminales?

Por supuesto, se puede responder negativamente a la primera pregunta –Israel no está cometiendo ningún crimen de guerra en Gaza–, con lo que el resto de las preguntas resultan superfluas.

Sin embargo, cabe preguntarse cómo se puede responder negativamente a dicha pregunta ante los hechos y la situación en Gaza: unas 35.000 personas muertas y otras 10.000 desaparecidas, alrededor de dos tercios de ellas civiles inocentes, según las Fuerzas de Defensa de Israel; entre los muertos hay aproximadamente 13.000 niños, casi 400 personas que pertenecían al personal sanitario y más de 200 periodistas; el 70 % de las viviendas han sido destruidas o dañadas; el 30 % de los niños sufre desnutrición severa; dos personas de cada 10.000 mueren cada día de hambre y enfermedades. (Todas las cifras proceden de Naciones Unidas y organizaciones internacionales).

¿Es posible que estas espantosas cifras se hayan originado sin que se hayan cometido crímenes de guerra? Hay guerras cuya causa es justa y cuyos medios son criminales; la justicia de la guerra no justifica sus crímenes. No es posible que la matanza y la destrucción, el hambre y los desplazamientos a esta escala hayan ocurrido sin cometer crímenes de guerra. Hay individuos responsables de estos y deben ser llevados ante la justicia.

La hasbará israelí, o diplomacia pública, no intenta negar la realidad de Gaza. Se limita a alegar antisemitismo: ¿por qué se meten con nosotros?, ¿qué pasa con Sudán y Yemen? La lógica no se sostiene: un conductor al que paran por exceso de velocidad no se libra argumentando que no es el único. Los crímenes y los criminales permanecen. Israel nunca procesará a nadie por estos delitos. Nunca lo ha hecho, ni por sus guerras ni por su ocupación. Un buen día enjuiciará a un soldado por robar la tarjeta de crédito de un palestino.

Sin embargo, el sentido humano de la justicia desea ver a los criminales ante los tribunales y evitar que cometan crímenes en el futuro. Según esta lógica, solo podemos esperar que el Tribunal Penal Internacional de La Haya haga su trabajo.

Todos los patriotas israelíes y todos los que se preocupan por el bien del Estado deberían desearlo. Solo así cambiará la norma moral de Israel, según la cual se le permite todo. No es fácil desear la detención de los jefes de tu Estado y de tu ejército, y aún más difícil es admitirlo públicamente, ¿pero hay alguna otra forma de detenerlos?

La matanza y la destrucción en Gaza han sobrepasado a Israel. Es la peor catástrofe a la que se ha enfrentado el Estado. Alguien ha llevado al país hasta allí –y no, no ha sido el antisemitismo, sino sus líderes y oficiales del ejército–. Si no hubiera sido por ellos, después del 7 de octubre no habría pasado tan rápidamente de ser un país querido que inspiraba compasión a convertirse en un Estado paria.

Alguien debe ser juzgado por todo esto. Del mismo modo que muchos israelíes desean que Benjamin Netanyahu sea castigado por la corrupción de la que se le acusa, también deberían desear que él y los artífices subordinados a él sean castigados por crímenes mucho más graves, los crímenes de Gaza.

No se puede permitir que queden impunes. Tampoco es posible culpar únicamente a Hamás, aunque haya participado en los crímenes. Somos nosotros los que matamos, llevamos la hambruna, desplazamos y destruimos a una escala tan masiva. Alguien debe responder ante la justicia por ello. Netanyahu es el máximo responsable, por supuesto. La imagen de su encarcelamiento en La Haya junto con el ministro de Defensa y el jefe del Estado Mayor de las FDI es el material de las pesadillas de todo israelí. Y, no obstante, probablemente esté justificado.

Sin embargo, es muy poco probable que ocurra. La presión que Israel y Estados Unidos están ejerciendo sobre el tribunal es enorme (y equivocada). Pero la táctica del miedo puede ser importante. Si los funcionarios realmente se abstienen de viajar al extranjero en los próximos años, si realmente viven con miedo por lo que pueda venir, podemos estar seguros de que en la próxima guerra se lo pensarán dos veces antes de enviar a los militares a campañas de muerte y destrucción de proporciones tan demenciales. Al menos podemos hallar un poco de consuelo en eso.

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Este artículo se publicó el 5 de mayo en Haaretz.

Traducción de Paloma Farré.

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Craig Murray

Peor de lo que puedas imaginar

Fuente: www.craigmurray.org.uk
Traducción: Radio Zapatista

Los gobiernos no pueden tomar grandes decisiones con extrema rapidez excepto en las circunstancias más extremas. En todos los Estados existen mecanismos que consideran las decisiones políticas, las sopesan, involucran a los distintos departamentos del Estado cuyas actividades se ven afectadas por esa decisión y llegan a una conclusión, aunque no necesariamente buena.

La decisión de suspender la financiación de la ayuda a la UNRWA no fue tomada por numerosos Estados occidentales en un solo día.

En el Reino Unido, varios ministerios gubernamentales diferentes tuvieron que coordinarse. Incluso dentro de un solo ministerio, el FCDO, las opiniones tendrían que coordinarse mediante comunicaciones escritas y reuniones interdepartamentales entre los departamentos que se ocupan de Oriente Medio, las Naciones Unidas, los Estados Unidos, Europa y luego, por supuesto, entre los departamentos diplomáticos. y alas de desarrollo del ministerio.

Ese proceso incluiría buscar las opiniones de los embajadores británicos en Tel Aviv, Doha, El Cairo, Riad, Estambul y Washington y ante las Naciones Unidas en Ginebra y Nueva York.

No es necesariamente un proceso largo, pero no es un día de trabajo, ni tendría por qué serlo. No hubo ningún impacto práctico en hacer el anuncio de recortar la financiación de la UNRWA un día antes o un día después.

Consideremos que el proceso paralelo tuvo que completarse en Estados Unidos, Canadá, Alemania, Australia y todas las demás potencias occidentales que contribuyeron a la hambruna en Gaza al recortar la ayuda a la UNRWA.

Todos estos países tuvieron que seguir sus procedimientos, y sólo mediante una coordinación previa –con semanas de antelación– entre estos Estados anunciaron todos el mismo día la destrucción del sistema de soporte vital para los palestinos, entonces absolutamente necesitado.

Y luego considere que ahora sabemos con certeza que los israelíes no habían presentado prueba alguna de la complicidad de la UNRWA en la resistencia de Hamas, en la que supuestamente se basaron estas decisiones en todos esos Estados.

No tengo ninguna duda de que la élite política occidental, herramientas pagadas de la maquinaria sionista, es cómplice del genocidio de los palestinos y de la limpieza étnica de Gaza a un nivel mucho más profundo de lo que el pueblo ha comprendido hasta ahora. La negativa de Starmer y Sunak a contemplar la posibilidad de poner fin a la venta de armas y al apoyo militar a Israel no se debe a inercia ni a preocupación por la industria armamentística. Es que apoyan activamente la destrucción de los palestinos.

La decisión coordinada de las naciones occidentales de acelerar la hambruna deteniendo la financiación de la UNRWA se anunció dentro de una hora, tras el fallo de la CIJ de que los habitantes de Gaza estaban en riesgo inmediato de genocidio, y expulsó de los titulares de los medios el fallo adverso contra Israel.

Esto envió la señal más clara en respuesta de que el derecho o las instituciones internacionales no impedirían que las potencias occidentales cometieran genocidio.

Las potencias occidentales no dan un comino por los 16.000 niños palestinos masacrados. Ninguna evidencia de fosas comunes en los hospitales los moverá. Sabían que se estaba produciendo un genocidio y continuaron armándolo e instigándolo activamente.

Este genocidio es el objetivo deseado de Occidente. Ninguna otra explicación es remotamente plausible.

El apoyo político de Occidente para este genocidio no es un accidente

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Prensa Comunitaria

Peritaje en juicio por genocidio: hechos fueron parte de operación estudiada y planificada

Créditos: Diseño de Estuardo de Paz
Tiempo de lectura: 3 minutos 

El peritaje aborda detalles de las exhumaciones realizadas en la aldea Pexlá Grande, Nebaj, donde se exhumaron decenas de osamentas de personas masacradas por el ejército, entre el 19 y 20 de enero de 1982. Los ataques fueron parte de una operación estudiada y planificada de manera previa, según el informe.

Por Regina Pérez

El juicio por genocidio contra el general retirado Benedicto Lucas García, exjefe del Estado Mayor del Ejército, continuó en el Tribunal de Mayor Riesgo “A” con la exposición del arqueólogo Eddy Armando Joaquín Gómez quien ratificó un peritaje realizado en Pexlá Grande, Nebaj, a requerimiento del Ministerio Público (MP) tras denuncias de familiares que buscaban la recuperación de las osamentas de sus familiares.

Se trata del quinto día del juicio que, inició el pasado 5 de abril, en contra de Lucas García por el asesinato de 844 personas en el área Ixil de Quiché entre 1981 y 1982, cuando fungió como jefe del Estado Mayor del Ejército. El militar está acusado de genocidio, desaparición forzada y delitos contra los deberes de la humanidad.

El experto, quien trabajó para la Fundación de Antropología Forense de Guatemala (FAFG), explicó que este peritaje se hizo en respuesta a un requerimiento del MP en el año 2007, cuando se hizo la labor de campo y posteriormente el análisis. El objeto principal era, a partir de denuncias de familiares del municipio de Nebaj, buscar la recuperación de restos óseos de los hechos registrados en las denuncias.

En una de las exhumaciones de 41 personas ejecutadas de manera extrajudicial, el 19 y 20 de enero de 1982 en Pexlá Grande, 31 fueron localizadas en una fosa clandestina y 3 en fosas individuales dentro del cementerio. Siete más fueron colocadas en una fosa colectiva en el cementerio local, pero se desconoce su paradero. En su mayoría los ataques fueron en contra de mujeres.

Según indicó el arqueólogo, de las 41 víctimas, 29 restos recuperados eran de mujeres y 12 de hombres. De este grupo, 34 fueron incinerados dentro o cerca de siete viviendas, el 20 de enero de 1982. Dos más fueron asesinados en dos viviendas distintas. De las cinco personas restantes uno fue abandonado tras su asesinato en un camino vecinal.

El 20 de enero sucederían en la aldea eventos simultáneos en distintos puntos, realizados por integrantes del ejército. En esa ocasión, murieron al menos 38 personas y se individualizaron a 37 víctimas, por medio de entrevistas con sus familiares.

En 10 viviendas fueron localizados los cuerpos de 12 personas, 9 agrupadas en tres grupos familiares, y 3 adultos mayores estaban solos. Las 25 víctimas restantes fueron localizadas en cuatro viviendas concentradas en el paraje Sisigüán dentro de Pexlá Grande.

“A partir del carácter masivo e indiscriminado de las acciones como de la multiplicidad de hechos concentrados en un lapso temporal muy corto puede considerarse que los hechos sucedidos en Pexlá Grande dentro de las fechas en cuestión (20 y 21 de enero de 1982) fueron parte de una operación estudiada y planificada de manera previa y dentro de una estrategia de un ataque más amplio y de objetivos definido”, dice una de las conclusiones del informe.

En algunas osamentas se observaron heridas de proyectil de arma de fuego en diferentes regiones del cuerpo.

“Por las áreas afectadas por proyectil de arma de fuego no se puede descartar que algunas de las víctimas estaban vivas, heridas, cuando fueron quemadas”, es otra de las conclusiones del peritaje.

Además de estos hechos, el arqueólogo expuso sobre otros casos de otros informes, como la desaparición forzada de personas en Pexlá.

Testigos han relatado masacres y asesinatos

Durante tres días, esta semana 10 testigos, cuatro hombres y seis mujeres, relataron lo que vivieron en aldeas de Nebaj, Cotzal y Chajul donde el ejército perpetró masacres y arrasó con aldeas enteras.

Los testimonios dan cuenta que los militares masacraron a familias y quemaron las casas, con las personas adentro. En algunos casos los cuerpos fueron recuperados por los sobrevivientes para darles sepultura; años después los restos fueron exhumados.

En este juicio se tiene previsto la declaración de 152 testigos, aunque algunos testimonios serán por medio de audio ya que su declaración fue ofrecida de manera anticipada. También se escuchará a 81 peritos.

La audiencia continuará el lunes 15 de abril.

Conoce más detalles acá:

“Los soldados querían que nos muriéramos de hambre” declara testigo en juicio por genocidio Ixil

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Avispa Midia

Periodistas presentarán demandas legales contra Israel por asesinato de colegas

Fuente: Avispa Midia

Por Ñaní Pinto

La Federación Internacional de Periodistas (FIP) ha emitido una advertencia a Israel, anunciando su intención de iniciar acciones legales contra políticos y líderes militares israelíes si periodistas son atacados en medio de los enfrentamientos en la Franja de Gaza.

En un comunicado, la FIP expresó su creciente consternación por el aumento de fallecimientos entre periodistas desde el 7 de octubre, representando actualmente alrededor del 10% de los periodistas en el enclave.

Reporteros sin Fronteras ha comunicado que, de los 63 periodistas asesinados en todo el mundo en 2023, 56 fueron ejecutados en Palestina.

En una carta dirigida a Benjamín Netanyahu, ministro de Israel, la presidenta de la FIP, Dominique Pradalié, y el secretario general de la organización, Anthony Bellanger, recordaron que el derecho internacional exige la protección de civiles, incluyendo a periodistas. Solicitaron a Israel comprometerse y publicar políticas y procedimientos específicos para garantizar el cumplimiento de este requisito por parte del ejército israelí.

La FIP advirtió que, en caso de que Israel no cumpla con estas demandas, no dudará en llevar a cabo acciones legales ante tribunales internacionales contra políticos y comandantes de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI). La federación instó a sus 187 afiliados a hacer lo mismo en jurisdicciones nacionales donde sea posible.

“La tasa de mortalidad entre los periodistas ha sido tal (aproximadamente tres veces mayor que la de los trabajadores de la salud, por ejemplo), que es imposible creer que sea una cuestión de azar”, destacó esta organización, enfatizando que Israel cuenta con tecnología altamente sofisticada que usa inteligencia artificial, como “El Evangelio”, o también conocida como “Habsora” o “The Gospel”, una herramienta que elige sus objetivos militares para atacar.

De acuerdo con el periodista israelí Yuval Abraham, las fuerzas armadas de este país vienen usando este tipo de tecnología desde 2019 y, además, le reveló en una entrevista el ex jefe del Estado Mayor de las FDI, Aviv Kohavi, que antes “producíamos 50 objetivos en Gaza al año. Ahora esta máquina produce 100 objetivos en un solo día, de los cuales el 50% son atacados”.

“Si estos informes son exactos, ¿presumiblemente se están tomando decisiones individuo por individuo con respecto a los trabajadores de los medios de comunicación, sus familias y sus hogares?”, cuestionó la FIP.

La FIP no solo ha emitido una advertencia, sino que ha confirmado su compromiso de llevar a Israel ante los tribunales internacionales si persisten los ataques a periodistas en Gaza. En la carta, la presidenta y el secretario general de esta organización subrayando que los periodistas de Gaza son respaldados por los 600 mil miembros de la FIP, en más de 140 países.

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Avispa Midia

Corte internacional urge a Israel evitar Genocidio en Gaza

Fuente: Avispa Midiahttps://avispa.org/corte-internacional-urge-a-israel-evitar-genocidio-en-gaza/

Por Sare Frabes

La Corte Internacional de Justicia (CIJ) emitió un fallo preliminar respecto al caso de genocidio presentado por Sudáfrica contra Israel, determinando que este país debe tomar mayores esfuerzos para evitar más muertes y daños en Gaza. Aunque no ordenó un alto al fuego, la CIJ exigió a Israel presentar un informe detallado de las medidas tomadas durante los 30 días siguientes.

La demanda, presentada por Sudáfrica el 29 de diciembre de 2023, acusa a Israel de perpetrar genocidio hacia la población de Palestina, apegándose a la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio de 1948. La cifra de fallecidos en Gaza hasta este 25 de enero asciende a 25 mil 700, según el Ministerio de Salud de Palestina.

Fue por ello que la CIJ ordenó a Israel “prevenir” actos considerados genocidas, así mismo exigió “evitar” la destrucción de pruebas y garantizar el acceso de ayuda humanitaria en Gaza. El fallo no determina si Israel ha cometido genocidio, siendo que este proceso podría llevar años hasta determinar una resolución. No obstante, la población de Gaza fue catalogada en grave riesgo de daño irreparable.

Las reacciones no se dejaron esperar ante el fallo. El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, afirmó que Israel continuará defendiéndose y seguirá la guerra hasta la “victoria absoluta”.

Por otra parte, el canciller palestino, Al-Maliki, consideró el fallo como un favor a la humanidad y la ley internacional. Sudáfrica celebró las medidas cautelares como una “victoria decisiva”.

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Esta denuncia está respaldada por al menos sesenta Estados, entre ellos los 57 miembros de la Organización de Cooperación Islámica (OCI), como Pakistán, Malasia, Turquía, Jordania y las Maldivas. También se han sumado Namibia, Colombia, Bolivia y Brasil.

El 11 de enero, Sudáfrica presentó argumentos a favor del fin de las hostilidades en Gaza, tratando de demostrar que se está produciendo un genocidio. El presidente sudafricano, Cyril Ramaphosa, espera que Israel cumpla con las disposiciones de la CIJ.

Mientras tanto, Irán exigió que las autoridades israelíes enfrenten cargos por la guerra en Gaza. La Unión Europea espera una implementación plena, inmediata y eficaz de las órdenes de la CIJ a Israel sobre Gaza.

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Avispa Midia

Colapso Humanitario en Gaza, menos del 25% de la ayuda llega a su destino

Fuente: Avispa Midia

Por Sare Frabes

En medio del colapso de una crisis humanitaria en Gaza, la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas (OCHA) informa que menos del 25% de las misiones de ayuda programadas han recibido la aprobación de Israel, lo cual ha provocado la mayor hambruna mundial.

Los gazatíes representan ya el 80% de las personas que sufren hambruna a nivel mundial, según datos de OCHA. Los relatores especiales y grupos de trabajo advierten, “hemos dado la voz de alarma sobre el riesgo de genocidio”, ya que Israel no solo está llevando a cabo bombardeos indiscriminados, sino que también está imponiendo conscientemente altos índices de enfermedades, desnutrición prolongada, deshidratación y hambruna.

El bloqueo de la ayuda humanitaria ha dejado a miles de personas sin acceso a los alimentos básicos, medicamentos y suministros vitales, principalmente al norte de Gaza.

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Durante los días transcurridos en lo que va de enero, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), solo han permitido el acceso de siete de las 29 misiones de ayuda programadas. De acuerdo con la OCHA, en toda la región de Gaza sobreviven 15 panaderías y, de ellas, 6 se encuentran en el sur de Gaza y 9 en la zona central. Mientras que en el norte no hay ninguna.

Las restricciones de acceso a las misiones de ayuda humanitaria también han debilitado la funcionalidad de centros médicos, aumentando los riesgos para la salud. Hay 16 hospitales que siguen funcionando parcialmente en toda Gaza, nueve de ellos en el sur y siete en el norte.

“Algunas personas llevan días sin comer. Los niños no tienen ropa de invierno. No hay atención médica. […] El alcance de las necesidades es enorme”, explica Olga Cherevko, trabajadora de OCHA que se encuentra en Rafah en el sur de la Franja de Gaza.

El Ministerio de Salud de Gaza ha comunicado que la cantidad de fallecidos palestinos a causa del enfrentamiento entre Israel y Hamás ha sobrepasado las 25 mil personas. A pesar de los vehementes esfuerzos del gobierno israelí por debilitar a Hamás y liberar a más de 100 rehenes, la situación sigue siendo inédita en cuanto a víctimas mortales, devastación y desplazamientos en las décadas del conflicto.

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El Salto Diario

El artilugio del Estado palestino independiente

Sentada por Palestina en la Estación Central del Berlin el 19 de diciembre de 2023. Montecruz Foto
Un Estado para los palestinos como el que pueda haber en cualquier parte supondría la sentencia de muerte para el ideario sionista clásico. La solución de los dos Estados pertenece al terreno del ilusionismo político.
Por Ignacio Gutiperrez de Terán Gómez-Benita

Arabista en la Universidad Autónoma de Madrid

 

A lo largo de estos cien días ya de atrocidades israelíes en Gaza, uno de los principales argumentos —peculiares, como casi todo en el decálogo de la política exterior estadounidense para Oriente Medio— gira en torno a la “solución del Estado Palestino”. Así, en mayúsculas, porque lo enarbolan como el bálsamo de Fierabrás que habrá de poner fin a la “problemática” cuestión palestina y consolidar la “Paz”, también con letra capital. El comienzo de un nuevo texto, grandioso, para Oriente Medio, a lo grande: Estado, Paz, Estabilidad, Bonanza Económica, Libre Comercio en la Región, Coexistencia Pacífica, etc. El problema está en que el recurso al “Estado palestino” no deja de ser una forma de desviar el foco del asunto que hoy debería recabar la máxima atención: la barbarie, la sinrazón, la destrucción desatadas por el régimen de Tel Aviv en Gaza y los esfuerzos desplegados por los sectores más extremistas del Gobierno, el ejército y la sociedad israelíes por lograr uno de sus mayores anhelos, a saber, la expulsión del mayor número posible de palestinos.

La meta es desterrarlos de Cisjordania, que es lo que verdaderamente interesa al proyecto colonizador sionista; pero si se quitan de en medio unos cuantos cientos de miles en Gaza también les vale. Por lo pronto, entre muertos, desaparecidos y familias, heridos o desplazados que han conseguido salir de la Franja, y que muy probablemente ya no volverán jamás, van camino de los 50.000.

El relato sobre el Estado palestino se ha convertido en la cuestión fundamental que Antony Blinken, Lloyd Austin —antes de su ingreso en el hospital—, John Kirby y una nutrida lista de representantes estadounidenses “dicen” abordar en sus interlocuciones con los líderes árabes. Intentan convencerlos de que para “el día después”, que nadie sabe cuándo será habida cuenta de la fiera y organizada resistencia de las milicias palestinas, tendremos una nueva conferencia de paz y avances políticos que ellos, los líderes árabes dispuestos a la paz con Israel, puedan presentar ante su opinión pública.

Algunos del Golfo, como los emiratíes o los bahreiníes, que ya tienen acuerdos de paz con Israel, o los saudíes, que estaban preparándolos antes de la gran explosión del 7 de octubre, desean, tanto o más que el régimen de Tel Aviv mismo, acabar con Hamás y todas las facciones islamistas hostiles al modelo político y económico —un islam neoliberal en lo económico, autoritario en lo político— que, sobre todo, representa Arabia Saudí.

El problema es que no lo pueden decir a las claras, aunque a determinados dirigentes emiratíes, muy locuaces, se les nota con gran facilidad. Los círculos políticos israelíes destacan de vez en cuando que las potencias del Golfo piden —exigen— que en ningún caso se ponga fin a la operación de castigo colectivo en la Franja sin asegurarse antes de que Hamás haya perdido por completo su capacidad operativa; el propio primer ministro y criminal de guerra inconfeso, Benjamín Netanyahu, decía a principios de diciembre que los saudíes y los emiratíes estaban dispuestos a costear la reconstrucción de Gaza.

Tanto Riad como Abu Dhabi se abstuvieron de confirmar el anuncio, pero, y esto lo sabe cualquiera que siga la política regional árabe, unos y otros están más cerca hoy de las tesis estadounidenses-israelíes que de la defensa de las reclamaciones legítimas palestinas. Pero han de cubrir el expediente; y aunque cada vez actúan con más descaro, el Estado palestino independiente les serviría para justificar la aceptación incondicional del plan estadounidense para Oriente Medio. Llama la atención, en cualquier caso, que estos planes los suelen hablar entre ellos, dirigentes estadounidenses, israelíes y árabes de la zona, sin que haya presencia notable de interlocutores palestinos, en especial de los gazatíes. Ya se lo intentarán dar mascado, sin permitir ningún tipo de rechazo.

El problema está en que el plan ya lo han vendido varias veces; en buena medida, nos hallamos en esta situación hoy, en el contexto de la ofensiva más brutal y despiadada contra la población palestina desde 1948, gracias al fracaso de los acuerdos de paz firmados desde el fin de la primera Intifada a principios de los 90. Fracasaron porque partían de la prioridad de proteger los intereses del Estado israelí por encima de cualquier otra consideración y reducir al máximo las concesiones a los palestinos.

Estos, debido a la inoperancia, venalidad y egocentrismo de sus representantes, como bien relata Edward Said en sus escritos, desesperados, sobre el desastre de negociaciones como las del Proceso de Oslo —léase, por ejemplo, Gaza y Jericó. Pax Americana—, no supieron, o no les importó, conceder el sistema autonómico adulterado que desembocó en la Autoridad Nacional Palestina y en un delirante sistema de territorios A, B y C en los que los palestinos se convertían en rehenes de su propia demarcación, sometidos a los imperativos de seguridad de las fuerzas ocupantes y las necesidades de las colonias, en continua expansión desde entonces a pesar de estos acuerdos de paz.

Pero los estadounidenses, la mayor parte de las elites políticas árabes, autoritarias y mendaces, y, por desgracia, la propia Autoridad Nacional Palestina en Ramala, cuyos dirigentes harían cualquier cosa por mantener su ficción de poder e importancia política, necesitan este tipo de discursos. No se puede destruir un territorio de 360 kilómetros cuadrados y condenar a cientos de miles de personas al hambre, el frío y la desposesión sin vender la idea de que “todo esto se va a arreglar” cuando termine la guerra.

Sin embargo, los dirigentes israelíes actuales no comulgan con ningún proyecto de Estado palestino y, para desesperación de sus valedores estadounidenses, lo pregonan sin ningún rubor. Al presidente Biden le habría gustado lidiar en esta crisis con una elite política sionista más presentable y sutil, como la que representaban facinerosos de apariencia impoluta como Ben Gurion o Golda Meier, por ejemplo; no obstante, se ha topado con elementos del jaez de Bezalel Smotrich o Ben-Gvir, ministros actuales en el gabinete de Netanyahu. Estos, representantes del sionismo religioso, refractarios a cualquier tipo de ideología secularizadora y partidarios del discurso bíblico más apocalíptico, consideran que la única forma de asegurar un futuro próspero para Eretz Yisra’el (La tierra de Israel) pasa por expulsar a los palestinos. Lógico: saben que el sionista es un proyecto ante todo colonizador, supremacista y expansionista.

Por ello, propuestas que den lugar a “aventuras” como la Autoridad Nacional Palestina o el supuesto autogobierno suponen una aberración, por mucho que, en esencia, estén en las antípodas de un verdadero Estado palestino. Pero el sionismo siempre ha sobrevivido en la hipérbole, en la exageración victimista de los supuestos peligros que supone dar casi nada a los habitantes originarios de Palestina. Bueno, eso de originarios es un decir: Smotrich, ministro de Finanzas, suele decir que los auténticos palestinos son él y los suyos. Los palestinos “otros” son unos impostores, advenedizos, nómadas beduinos —qué pesados se ponen los nazisionistas con eso de que los palestinos son árabes que, como todos los demás, pueden vivir en cualquier parte del desierto—. Lo curioso es que la familia de Smotrich, con ese apellido tan eslavo, procede al igual que una muy buena parte de la población judía de la Palestina ocupada, de territorios lejanos y extraños.

En definitiva, los estadounidenses y buena parte de los simpatizantes occidentales del sionismo internacional muestran signos de abatimiento. La opinión pública internacional está reaccionando, según pasan los días, con mayor irritación ante el horror de las matanzas de civiles gazatíes; las hordas ocupantes se ven zarandeadas por un hatajo de milicianos que salen de sus guaridas con bazookas y lanzagranadas en chanclas y pantalón de chándal y, para colmo, los sudafricanos lanzan una causa internacional por genocidio, término utilizado ya por numerosos sectores para referirse a esta carnicería.

Nunca antes la posición internacional del sionismo había sido tan delicada. Para cualquier persona con sentido común lo que está haciendo la jauría que gobierna Tel Aviv habría sido motivo suficiente, desde hace meses, para armar un embargo internacional y una ristra de sanciones determinantes. Pero Israel es otra cosa y, teniendo en cuenta lo que estamos viendo hoy por hoy, su situación, por cuestionada e inestable, resulta inédita.

Por ello, los estadounidenses y asociados están forzando conflictos bélicos como el iniciado en la segunda semana de enero contra los huzíes en Yemen; o tratan de amplificar el efecto de los ataques de milicias islamistas en Iraq y Siria hablando de una escalada bélica en ciernes. Hay que desviar la atención tanto de las atrocidades israelíes como de los fracasos de sus fuerzas de ocupación, y mantener a la gente ocupada con otras cosas. Como el Estado palestino. Ya en 2020, la Administración de Donald Trump aireó su propuesta particular al respecto, para incentivar, una vez más, los acuerdos de paz araboisraelíes. Naciones Unidas también invitó en sus reuniones de la Asamblea General a ir por esta línea.

Nadie, empero, sabe en qué consiste este Estado palestino porque, de nuevo, los presupuestos de la teoría política saltan por los aires cuando Israel está de por medio. Es decir, un Estado palestino debería tener fronteras delimitadas y seguras, soberanía plena dentro de las mismas, independencia económica, fuerzas armadas propias y, en definitiva, todos los elementos que confieren la identidad que cualquier persona sensata supondría en un estado “normal”. Pero los confusos enunciados de Washington y sus aliados occidentales y árabes no hablan de erradicar los asentamientos ni del reconocimiento del derecho al retorno de los millones de refugiados y desplazados palestinos ni de un ejército propio ni una economía basada en la explotación y administración de los recursos propios.

Un Estado para los palestinos como el que pueda haber en cualquier parte supondría la sentencia de muerte para el ideario sionista clásico. En opinión de sus partidarios menos radicales, lo máximo a lo que se puede llegar es a algo parecido a lo que tenemos hoy con la Autoridad Nacional Palestina en Cisjordania, o el “caos controlado” en Gaza desde el bloqueo impuesto en 2007: una entidad que no controla absolutamente nada verdaderamente importante, sin fuerzas armadas ni aeropuertos ni capacidad para decidir quién sale o entra de su territorio, privada de jurisdicción sobre los asentamientos ni de control sobre las conexiones terrestres entre ellos.

Unos asentamientos que, por supuesto, se quedarían donde están. Por no poder, no pueden ni disponer del dinero recaudado por los impuestos pagados por los contribuyentes o incluso las ayudas procedentes del exterior. El régimen de Tel Aviv, como ha hecho recientemente, puede retener estas cantidades, siempre con el argumento incuestionable del derecho a la autodefensa, en este caso para evitar la financiación de grupos armados o cualquier actividad hostil a la ocupación.

He ahí la propuesta de eso que rimbombantemente llaman “de los dos Estados”. Una nueva añagaza con visos de mantener el conflicto enquistado durante tiempo indefinido. No es mala solución para las elites sionistas, acostumbradas a pescar en río revuelo y revertir crisis pasadas en su beneficio, como ocurrió con el día después de las dos intifadas (1987 y 2000). Entonces, la conmoción política y militar derivada de ambas revueltas populares se canalizó en procesos de negociación internacionales en los que la presión de Washington y aliados dieron lugar a tratados desastrosos para cualquier proyecto nacional palestino. Hoy se les está acabando el tiempo. Y muchos, incluso entre los aliados occidentales del régimen de Tel Aviv, se preguntan si mantener una estructura colonial tan anacrónica y, a la postre, inefectiva en Oriente Medio no está comenzando a resultar fastidiosa.

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Avispa Midia

Anuncian demanda contra EEUU y Reino Unido por complicidad de genocidio hacia Palestina

Fuente: Avispa Midia

Por Sare Frabes

Cerca de 50 abogados sudafricanos, liderados por el jurista Wikus Van Rensburg, están preparando una demanda legal contra los gobiernos de Estados Unidos y Reino Unido, acusándolos de complicidad en los crímenes de guerra ejecutados por Israel hacia Palestina. La iniciativa busca procesar a los coautores de los delitos mediante tribunales civiles y cuenta con la colaboración de abogados estadounidenses y británicos.

En declaraciones a la agencia Anadolu, Van Rensburg argumenta que Estados Unidos debe rendir cuentas por las infracciones cometidas en la región, destacando la importancia de este proceso. Compara la situación con lo ocurrido en Irak, señalando que, a pesar de los crímenes cometidos, Washington no fue responsabilizado debido a la falta de atención adecuada sobre el tema. Afirmó que, actualmente, Estados Unidos está gastando recursos para permitir que Israel continúe sus ataques en Gaza, instando a poner fin a esta situación.

La acción legal surge tras las audiencias por genocidio en la Franja de Gaza presentadas por Sudáfrica contra Israel ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ). Van Rensburg ve este caso como un ejemplo para su demanda y espera que, si la CIJ falla a favor de Sudáfrica, Estados Unidos pueda enfrentar sanciones incluso si no acepta el veredicto. Destaca que el fallo fortalecerá el caso contra la administración de Joe Biden, actual presidente de los Estados Unidos (EEUU).

El grupo de abogados ha escrito cartas abiertas a los líderes de EEUU y Reino Unido, recordándoles su responsabilidad en estos crímenes de guerra. Van Rensburg subraya que Sudáfrica ha presentado argumentos sólidos en La Haya y expresa confianza en llevar a cabo el proceso legal en el extranjero trabajando en conjunto.

Esta iniciativa refleja la creciente preocupación internacional por la rendición de cuentas en conflictos armados y destaca la búsqueda de justicia para las víctimas de crímenes de guerra en Palestina.

Alemania defiende a Israel

Mientras tanto Alemania ha resaltado su apoyo a Israel, rechazando la acusación de “genocidio” que viene realizando en la Franja de Gaza. El portavoz del Gobierno alemán, Steffen Hebestreit, anunció la intención de intervenir como tercera parte en el proceso, generando divisiones en la comunidad internacional.

Esta declaración de apoyo a Israel fue recibida con entusiasmo por el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, quien expresó su agradecimiento al canciller alemán, Olaf Scholz. No obstante, la presidencia de Namibia condenó la posición de Alemania, recordando el genocidio cometido por colonizadores alemanes en Namibia a principios del siglo XX.

Namibia expresó su consternación y cuestionó la autoridad moral de Alemania al recordarle que este Estado fue responsable del genocidio de los pueblos Herero y Nama en Namibia, ocurrido entre 1904 y 1908, donde los colonizadores alemanes asesinaron de entre 34 mil y 110 mil personas de estos pueblos nativos.

Berlín acabó reconociendo en 2021 lo ocurrido como un genocidio, pidió disculpas y ofreció una indemnización de 1,100 millones de euros a los descendientes.

La Presidencia de Namibia considera que Alemania, al respaldar a Israel, carece de autoridad moral para declarar su compromiso con la Convención de Naciones Unidas contra el Genocidio. Hace referencia a las muertes violentas de más 23 mil palestinos en bombardeos israelíes y acusa a Alemania de respaldar un “holocausto y genocidio” en Gaza.