resistencia
Exigimos la libertad inmediata de Manuel Gómez Vázquez
Al Congreso Nacional Indígena
A la Sexta nacional e internacional
A las Redes de Resistencias y Rebeldías
A las personas que siembran Dignidad y Organización
Compañerxs, como sabrán estos últimos años la guerra contra los pueblos del EZLN se ha profundizado. La represión por parte del mal gobierno y sus instituciones criminales tiene preso injustamente desde hace 2 años y 10 meses a nuestro compañero Base de Apoyo Zapatista Manuel Gómez Vázquez en la cárcel número 16 de Ocosingo, Chiapas.
Nuestro compañero es un joven maya tseltal de 23 años, quien fue detenido el 04 de diciembre del 2020 por autoridades oficiales y falsamente acusado de un delito que no cometió, fue torturado por estas y después procesado penalmente bajo la intervención y complicidad de la Fiscalía de Justicia Indígena quien participó en la prolongación de su detención, desaparición forzada y fabricación de pruebas en su contra[1].
Cabe subrayar que en tres ocasiones se ha suspendido la audiencia de juicio oral que daría pie a que su proceso penal se diera en forma, sin embargo, no ha sucedido, dilatando el proceso 1 año y 2 meses (septiembre 2022- noviembre 2023) y violando el derecho humano a la libertad. El próximo 14 de noviembre está fechada por cuarta ocasión lo que sería su primera audiencia.
Las abajo firmantes hemos decidido hacer una campaña de 21 días para exigir al mal gobierno la libertad de nuestro compañero Manuel. Esta campaña estará integrada por varias iniciativas para que cada una de ustedes, ya sea de manera colectiva o individual, se involucren desde sus geografías.
Compas esto aún no ha acabado, terminará hasta que veamos a nuestro compañero Manuel en libertad y con su familia. Desde esta semana hasta el día 14 de noviembre, día de la audiencia, daremos difusión masiva de su caso y un llamado a actividades para exigir su libertad.
En ese sentido hacemos un llamado para que nos sumemos organizadamente a la visibilización y denuncia para exigirle al mal gobierno su libertad.
Manuel, su familia y los pueblos zapatistas no están solxs.
¡Libertad para Manuel Gómez Vázquez!
¡Justicia y Libertad!
¡Libertad a los presos políticos zapatistas!
Adhieren:
Red de Resistencias y Rebeldias AJMAQ
Raíces en Resistenccia -Cd de México y San Diego California
Red en Rsistencia Tlalpan
Subaltern Voices, Org.
Colectivx Zapatista “La Oveja Roja” Michoacán
Red Morelense de Apoyo al CNI-CIG/Nuestra Alegre Rebeldía
IUS Cohen Fundation
Colectivo de artistas TITERENETAS
Colectivo Resistrenzas, Puebla
Vendaval, cooperativa panadera y algo más
Red de Apoyo Iztapalapa Sexta (RAIS)
Colectivo de Trabajo los Cafetos
Colectivo de profesores de la sexta
Comunidad Tlanezicalli
Comunidad de Xochitlanezi
Coelctivo Gavilanas
Colectivo Cuaderno Común
Brújula Roja
Colectivo la Otra Justicia
Grupo de Trabajo No Estamos Todxs
Espacio de Lucha contra el olvido y la Represión (Elcor/Chiapas)
Adhesiones individuales
Raúl Zibechi (Uruguay)
Vilma Almendra (Colombia)
Manuel Rozental (Colombia )
Diego Osorno (México)
John Gilber (México/EEUU)
Diana Itzu Luna (México)
Margara Millán (México)
Carlos Sosa (México)
María Secco (México)
Carolina Coppel (México)
Tania Regalado (México)
Julio González (México)
[1] Libertad para Manuel Gómez Vázquez, Base de Apoyo Zapatista https://frayba.org.mx/libertad-para-manuel-gomez-vazquez-base-de-apoyo-zapatista
Para adherir más firmas: ajmaq_chiapas@riseup.net
Materiales de la campaña: https://redajmaq.org/manuelgomez
Comunicado EZLN | Primera parte: LOS MOTIVOS DEL LOBO
Primera Parte:
LOS MOTIVOS DEL LOBO.
Rubén Darío.
Nicaragua.
El varón que tiene corazón de lis,
alma de querube, lengua celestial,
el mínimo y dulce Francisco de Asís,
está con un rudo y torvo animal,
bestia temerosa, de sangre y de robo,
las fauces de furia, los ojos de mal:
el lobo de Gubbio, el terrible lobo,
rabioso, ha asolado los alrededores;
cruel ha deshecho todos los rebaños;
devoró corderos, devoró pastores,
y son incontables sus muertes y daños.
Fuertes cazadores armados de hierros
fueron destrozados. Los duros colmillos
dieron cuenta de los más bravos perros,
como de cabritos y de corderillos.
Francisco salió:
al lobo buscó
en su madriguera.
Cerca de la cueva encontró a la fiera
enorme, que al verle se lanzó feroz
contra él. Francisco, con su dulce voz,
alzando la mano,
al lobo furioso dijo: – ¡Paz, hermano
lobo! – El animal
contempló al varón de tosco sayal;
dejó su aire arisco,
cerró las abiertas fauces agresivas,
y dijo: – ¡Está bien, hermano Francisco! –
¡Cómo! –exclamó el santo-. ¿Es ley que tú vivas
de horror y de muerte?
¿La sangre que vierte
tu hocico diabólico, el duelo y espanto
que esparces, el llanto
de los campesinos, el grito, el dolor
de tanta criatura de Nuestro Señor,
no han de contener tu encono infernal?
¿Vienes del infierno?
¿Te ha infundido acaso su rencor eterno
Luzbel o Belial?
Y el gran lobo, humilde: ¡Es duro el invierno,
y es horrible el hambre! En el bosque helado
no hallé qué comer; y busqué el ganado,
y en veces comí ganado y pastor.
¿La sangre? Yo vi más de un cazador
sobre su caballo, llevando el azor
al puño; o correr tras el jabalí,
el oso o el ciervo; y a más de uno vi
mancharse de sangre, herir, torturar,
de las roncas trompas al sordo clamor,
a los animales de Nuestro Señor.
Y no era por hambre, que iban a cazar.
Francisco responde: En el hombre existe mala levadura.
Cuando nace viene con pecado. Es triste.
Mas el alma simple de la bestia es pura.
Tú vas a tener
desde hoy qué comer.
Dejarás en paz
rebaños y gente en este país.
¡Que Dios melifique tu ser montaraz!
Está bien, hermano Francisco de Asís.
Ante el Señor, que todo ata y desata,
en fe de promesa tiéndeme la pata.
El lobo tendió la pata al hermano
de Asís, que a su vez le alargó la mano.
Fueron a la aldea. La gente veía
y lo que miraba casi no creía.
Tras el religioso iba el lobo fiero,
y, baja la testa, quieto le seguía
como un can de casa, o como un cordero.
Francisco llamó la gente a la plaza
y allí predicó.
Y dijo: He aquí una amable caza.
El hermano lobo se viene conmigo;
me juró no ser ya vuestro enemigo,
y no repetir su ataque sangriento.
Vosotros, en cambio, daréis su alimento
a la pobre bestia de Dios. ¡Así sea!,
contestó la gente toda de la aldea.
Y luego, en señal
de contentamiento,
movió testa y cola el buen animal,
y entró con Francisco de Asís al convento.
Algún tiempo estuvo el lobo tranquilo
en el santo asilo.
Sus bastas orejas los salmos oían
y los claros ojos se le humedecían.
Aprendió mil gracias y hacía mil juegos
cuando a la cocina iba con los legos.
Y cuando Francisco su oración hacía,
el lobo las pobres sandalias lamía.
Salía a la calle,
iba por el monte, descendía al valle,
entraba en las casas y le daban algo
de comer. Mirábanle como a un manso galgo.
Un día, Francisco se ausentó. Y el lobo
dulce, el lobo manso y bueno, el lobo probo,
desapareció, tornó a la montaña,
y recomenzaron su aullido y su saña.
Otra vez sintióse el temor, la alarma,
entre los vecinos y entre los pastores;
colmaba el espanto los alrededores,
de nada servían el valor y el arma,
pues la bestia fiera
no dio treguas a su furor jamás,
como si tuviera
fuegos de Moloch y de Satanás.
Cuando volvió al pueblo el divino santo,
todos lo buscaron con quejas y llanto,
y con mil querellas dieron testimonio
de lo que sufrían y perdían tanto
por aquel infame lobo del demonio.
Francisco de Asís se puso severo.
Se fue a la montaña
a buscar al falso lobo carnicero.
Y junto a su cueva halló a la alimaña.
En nombre del Padre del sacro universo,
conjúrote -dijo-, ¡oh lobo perverso!,
a que me respondas: ¿Por qué has vuelto al mal?
Contesta. Te escucho.
Como en sorda lucha, habló el animal,
la boca espumosa y el ojo fatal:
-Hermano Francisco, no te acerques mucho…
Yo estaba tranquilo allá en el convento;
al pueblo salía,
y si algo me daban estaba contento
y manso comía.
Mas empecé a ver que en todas las casas
estaban la Envidia, la Saña, la Ira,
y en todos los rostros ardían las brasas
de odio, de lujuria, de infamia y mentira.
Hermanos a hermanos hacían la guerra,
perdían los débiles, ganaban los malos,
hembra y macho eran como perro y perra,
y un buen día todos me dieron de palos.
Me vieron humilde, lamía las manos
y los pies. Seguía tus sagradas leyes,
todas las criaturas eran mis hermanos:
los hermanos hombres, los hermanos bueyes,
hermanas estrellas y hermanos gusanos.
Y así, me apalearon y me echaron fuera.
Y su risa fue como un agua hirviente,
y entre mis entrañas revivió la fiera,
y me sentí lobo malo de repente;
mas siempre mejor que esa mala gente.
Y recomencé a luchar aquí,
a me defender y a me alimentar.
Como el oso hace, como el jabalí,
que para vivir tienen que matar.
Déjame en el monte, déjame en el risco,
déjame existir en mi libertad,
vete a tu convento, hermano Francisco,
sigue tu camino y tu santidad.
El santo de Asís no le dijo nada.
Le miró con una profunda mirada,
y partió con lágrimas y con desconsuelos,
y habló al Dios eterno con su corazón.
El viento del bosque llevó su oración,
que era: Padre nuestro, que estás en los cielos…
Diciembre de 1913.