Toka, el software de espionaje israelí se implanta en América Latina
Por Vanessa García Navarro
En portada: Ejecutivos de Toka se fotografían con funcionarios chilenos durante una reunión en Santiago, Chile, en 2020.
Quizás el uso de softwares espías de alta gama para encarrilar asuntos de seguridad cibernética de todo un país se conjeturaba únicamente presente en naciones altamente industrializadas o que bailan a sones bélicos, pero, lo que podría sonar como una situación ajena a Latinoamérica, en realidad está implantándose en Chile.
A mediados del año pasado, el gobierno chileno anunció que, con financiamiento del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) – entidad que participara, en 2019, en la inversión de 250 millones de dólares para instituciones latinoamericanas- contrataría los servicios de la empresa israelí de software-espía, Toka.
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Para algunos esta noticia tan sólo representaba la oportunidad de reforzar la seguridad cibernética de la república de los confines de sudamericanos; lo conciben como la oportuna satisfacción de una necesidad, sobre todo después de que en mayo del 2018 el banco chileno sufriera un ciberataque. Por otro lado, la relación entre Palestina y Chile le otorga a esta implementación matices diferentes, asoma nuevas tácticas de guerra y sujeción.
En 2019, el Banco Mundial y el Estado israelí llegaron a un acuerdo enfocado a impulsar la ciber-seguridad de países en desarrollo, de modo que puede inferirse que este es el motivo por el cual Toka ha ganado múltiples contratos financiados por el Banco Mundial. Sin embargo, Toka no concursa para proteger los intereses de cualquier nación que quiera contratarla, de hecho, suele prestar sus servicios únicamente a aquellos gobiernos que considera de confianza, como en el caso de la república de Moldova (aliado de Israel).
Con este trasfondo se deduce que no es coincidencia que Toka posara sus ojos en Chile, ya que es el país que alberga a la comunidad más grande de palestinos exiliados fuera de territorio medio oriental, y, por ende, representa un significativo aliado para Palestina e impetuoso punto de resistencia en la campaña de Boicot, Desinversiones y Sanciones a Israel (BDS) dentro de América. En añadidura, en 2020 el congreso chileno creó una ley de boicot a los productos y servicios provenientes de los asentamientos militares ilegales (de acuerdo con el derecho internacional) dentro de territorio palestino, la cual fue finalmente redactada el pasado junio.
Así, lo que pareciera ser un acto de generosidad, una cura para mejorar la economía y seguridad de países en “vías de desarrollo”, en realidad es una metástasis que devora y anula a aquellas resistencias y apoyos a Palestina, que se encontraban fuera de su alcance.
Toka, que fue fundada por expertos en materia militar y política, tiene alcances increíbles, a diferencia del software espía Pegasus, creado por NSO, otra empresa israelí que causó controversia al ser descubierto que espiaba a 50,000 personas que incluían mandatarios políticos y periodistas, a través de sus teléfonos inteligentes. Por su parte, Toka es capaz de compenetrar a través de cualquier dispositivo que se conecte a internet, incluso los asistentes de voz que se instalan en el hogar e incluso automóviles. El alcance de vulneración a la privacidad de los individuos es tremendo, podría entorpecer fácilmente las acciones de las resistencias BDS o cualquier actor a favor de Palestina.
El uso de softwares espías por parte de diversos gobiernos es una realidad sabida desde hace años; no obstante, el conocimiento de esta verdad no le resta poder o incluso peligrosidad al hecho. Por el momento queda fijar los ojos en como Chile se desenvuelve bajo el asesoramiento de la inteligencia de Toka y la repercusión que el uso de un arma tecnológica de dicho calibre podría generar, porque de alguna manera América Latina se ha convertido ya en una extensión de la zona guerra.
Resistencia Indígena en Guerrero: entrevista con integrante del CIPOG-EZ
La semana pasada, Its Going Down y Radio Zapote realizaron una entrevista colectiva con un miembro del Consejo Indígena y Popular de Guerrero-Emiliano Zapata (CIPOG-EZ), una organización indígena que trabaja desde varias comunidades en la Región de Montaña Baja de Guerrero, México. Que luchan por la autonomía y la autodeterminación en medio de un clima insoportable de violencia capitalista, estatal y narco.
La entrevista cubre la historia y el desarrollo de la organización, sus formas organizativas y objetivos políticos, sus pensamientos sobre los partidos políticos y el Estado, asimismo su relación con otras luchas sociales en el estado y en el país. Estos temas se plantean desde un contexto de violencia extrema, en el que las comunidades pertenecientes al CIPOG-EZ viven bajo un continuo asedio narcoparamilitar con la constante amenaza de arresto, desaparición o asesinato.
A continuación publicamos la entrevista de audio en español, junto con una versión textual:
(Descarga aquí)¿Puedes hablarnos de la historia de su organización?
Nos organizamos en el Consejo Indígena y Popular de Guerrero-Emiliano Zapata desde 2008, aunque nuestra historia de resistencia va 500 años atrás.
El CIPOG-EZ como casa de los pueblos; es una organización política que nace para acompañar a nuestros pueblos, a nuestras asambleas, busca ser una pequeña casa donde podamos escucharnos, preguntarnos, cuestionarnos. Es el centro de análisis de reflexión, de debate y hermandad entre nuestros pueblos, con respeto a la autonomía de las comunidades, las organizaciones y las personas.
Los pueblos Na Savi, Me´pháá, Nahua y Ñamnkué de Guerrero que desde 1992 comenzamos a luchar por nuestro derecho a la autonomía y libre determinación, constituimos el Consejo Guerrerense 500 años de Resistencia que creció con el surgimiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional y se articuló con el Congreso Nacional Indígena, la casa de todos los pueblos indios de México. luchamos para que los Derechos y la Cultura indígena fueran reconocidos en la constitución.
En la Costa Montaña de Guerrero nuestras comunidades llevaron a la práctica nuevas formas de gobierno comunitario, constituyendo sus propias instituciones. Nació la Policía Comunitaria en 1995 y la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias en 1998. Estos modos de organización y de gobierno no fueron inventados, forman parte de nuestra historia y vienen de cinco siglos de resistencia indígena y de nuestras experiencias como pueblos.
Así se demostró que, en estas montañas, entre la miseria y la represión en la que nos han tenido sumidos, los pueblos somos capaces de recuperar la paz y la tranquilidad. Esta forma de gobierno comunitario le dio vida a la Asamblea Regional de Autoridades Comunitarias y el horizonte de construir un Territorio Comunitario.
Sin embargo, con dinero, proyectos, puestos en el gobierno y promesas, los malos gobiernos acabaron con el Consejo Guerrerense 500 años de resistencia. Muchos dirigentes se vendieron y terminaron alejados del pueblo. Luego con dinero también quisieron destruir el Sistema Comunitario de Seguridad y Justicia (CRAC-PC), aprovechando los intereses de grupos oportunistas.
Y fue por dinero que grupos de policías y comisarios se alejaron del espíritu de servicio al pueblo, donde los mismos pueblos reconocen la entrega y el sacrificio por el riesgo que corren los Policías Comunitarios, porque no cualquiera se enfrenta a delincuentes sin ningún pago a cambio
De ahí que tuviéramos que buscar construir otras formas de organización comunitaria para el bien de la comunidad y no de unos cuantos. Ejemplos de ello es el Sistema de Seguridad y Justicia Comunitaria que ha pasado por varias etapas de construcción y reflexión, tales como la Policía Comunitaria, la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias, la Asamblea Regional de Autoridades Comunitarias y la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias Pueblos Fundadores, es así como nos encontramos hasta ahora.
¿Cuáles son los objetivos del CIPOG, para qué trabaja?
El CIPOG-EZ se propone trabajar con la gente sencilla y humilde pero honesta y digna. No para decirles qué van a hacer, sino para tomar en cuenta su palabra y pensar cómo podemos seguir caminando como pueblos. Construir una red organizativa que, tomando en cuenta la palabra de la gente, responda a preguntas para actuar con responsabilidad en la lucha de nuestros pueblos y para construir propuestas para resistir a la guerra de exterminio contra los pueblos originarios.
Queremos fortalecer nuestras formas de vida comunitaria, las relaciones de respeto y apoyo mutuo. No para gestionar proyectos de gobierno, para eso ya hay muchos, nosotros nos preguntamos y preguntamos: qué podemos construir con nuestras propias fuerzas, con la fuerza organizativa que levantan los pueblos cuando desde la palabra nace el acuerdo y crecen las propuestas y la organización.