El miércoles 8 de septiembre nuevamente San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, volvió a ser escenario de la violencia armada que sacude todo México desde hace 15 años, es decir desde el inicio del así llamada “guerra al narco”.

Alrededor de la 5pm, en el anillo periférico oriente, entre los barrios populares de Molino Los Arcos y Cuxtitali se desató una balacera entre dos nutridos grupos armados que se prolongó hasta la medianoche y que terminó con un saldo de dos muertos, varios heridos, una tortillería y varias casas incendiadas. Decenas de balas perdidas y varias explosiones sembraron el pánico entre la población de los barrios y colonias afectadas (Molino Los Arcos y Cuxtitali, especialmente en sus secciones del Romerillo y el Roble) que quedó a la merced de los grupos armados ya que el operativo montado por la Guardia Nacional y los demás cuerpos policiacos no hizo otra cosa que quedarse al margen del conflicto y, aún así, hay testimonios de vecinos sobre la violencia de los uniformados en contra de gente inocente. También las quemas de casas provocaron un incendio en el bosque que conlinda con estas poblaciones, muy cerca de algunas casas, que las autoridades se negaron a apagar argumentando que no había condiciones de seguridad. Solamente gracias a la lluvia que estaba cayendo en ese momento fue que el incendio no tuvo mayores consecuencias.

Las organizaciones sociales independientes de la sociedad civil de San Cristóbal llevan años denunciando la total impunidad de los grupos delictivos y de sus organizaciones de fachada, cuales Sentimientos de la Nación, Almetrach y otras de corte paramilitar quienes con sus grupos de choque no sólo lucran y viven de negocios ilícitos sino también se han vuelto mercenarios al servicio de la clase política para acosar, amenazar y reprimir a los y las luchadoras sociales de la entidad. Especialmente desde hace años han salido denuncias sobre la presencia de grupos delictivos en la zona norte-oriente de la ciudad responsables de ecocidio, secuestros y violencia en general contra la población y l@s activistas ambientales de la zona.

Sabemos que en México y en Chiapas, el narco y los paramilitares crecen en la impunidad y en contubernio de los políticos, por lo cual como colectivo Nodo Solidario desde Italia nos solidarizamos con los pueblos y las luchas sociales de abajo y autónomas, como las que se mantiene al pié del cañón en las colonias afectadas por la terrible balacera del 8 de septiembre, pues pensamos que la organización comunitaria es la única vacuna posible contra el virus de la narco-violencia y el narco-estado.