Por Nora Rodriguez Aceves | Siempre

Entrevista a Raúl RomeroAcadémico de la UNAM

El Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) no es un grupo provocador, es una fuerza política reconocida internacionalmente, que tiene una opinión, que la respalda su trayectoria y su propio trabajo. El zapatismo está en todo el derecho de opinar y de oponerse a los proyectos que no le parezcan.

“El presidente se equivocó al decir que se trataba de una provocación, tiene que reconocer que es una fuerza política de las más importantes no solo en la historia de México, sino en los últimos años en el mundo entero”, afirma Raúl Romero Gallardo, experto en movimientos sociales, en especial del EZLN.

El sociólogo por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) asegura que el EZLN no está en contra del lopezobradorismo, está en contra del capitalismo, sea Enrique Peña Nieto, Felipe Calderón, Andrés Manuel López Obrador o quien continúe con ese proyecto, ellos estarán en contra.

El pasado 1 de enero, el EZLN advirtió que no permitirán que se construya el tren Maya en la zona que pasa por Chiapas, así como acusó a Andrés Manuel de estar engañando a los pueblos originarios, por lo que el movimiento zapatista resistirá y enfrentará al nuevo gobierno.

En respuesta, López Obrador dijo con su habitual estilo: “Nadie me va a cucar”, y explicó que el Ejecutivo no va a caer en “ninguna provocación”, reiteró que está abierto al “diálogo” y que cualquier persona puede manifestar sus opiniones porque hay “derecho a disentir”.

 

Posición anticapitalista

Para Raúl Romero no hay un resurgimiento del zapatismo como se dice, en todo caso hay una mayor atención mediática sobre el zapatismo hoy, pero el EZLN continuó su lucha y su proyecto en todo este tiempo, podemos rememorar algunos casos importantes de su solidaridad: en 2011, con el Movimiento 5 de Junio, con los padres de los niños muertos en la Guardería ABC; apoyando al Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad encabezado, en aquel entonces, por el poeta Javier Sicilia; cerca de 50 mil zapatistas salieron a marchar apoyando al movimiento de víctimas y también manifestándose en contra de la “guerra” de Felipe Calderón.

Añade que, “en 2014 apoyaron a los familiares de Ayotzinapa; a los maestros de la Cordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), en fin, es un mito y una gran mentira eso de que el EZLN estuvo ausente”.

En segundo lugar, agrega, “el zapatismo continúa con la posición que marcó desde, por lo menos, 2006 para acá, una posición que se define como anticapitalista, que dice: no estamos de acuerdo en que el proyecto de sociedad se siga desarrollando dentro de los marcos capitalistas, que en los hechos significa explotación, despojo, desprecio, represión y muerte”.

“Los pueblos indígenas en este país, y en todo el continente américano saben que el desarrollo o el modelo capitalista significa no sólo la muerte y el genocidio de los pueblos originarios, también la muerte, el asesinato de sus territorios y de la madre tierra, como ellos la llaman”, señala.

Precisa que los zapatistas “no se oponen al progreso, al desarrollo, sino al progreso y al desarrollo que implican muerte y destrucción. Ellos en sus propias comunidades fomentan la tecnología, avances científicos, otras formas, digamos, que están en concordancia o en pleno respeto con la naturaleza. En este caso en particular, el que tiene que ver con la madre tierra”.

Los zapatistas hacen una clara critica sobre el nuevo gobierno y reconocen que hay tres elementos: “uno, la continuidad de la parte extractiva del proyecto neoliberal, lo que se anuncia por parte del nuevo gobierno no solo es el tren Maya, sino también el programa de plantar un millón árboles en la zona chiapaneca, el programa Sembrando Vida, muy parecido al que impulsó Carlos Salinas de Gortari en los noventa y que se llamaba Proárbol”.

“El segundo, el proyecto Transístmico, una conexión en Oaxaca que también tiene que ver con destrucción y despojo hacia los pueblos originarios; y tres, la continuidad de las Zonas Económicas Especiales (ZEE), que en los hechos significa enclaves coloniales, zonas libres de impuestos para incentivar la inversión extranjera traducida en minería tóxica, contaminación de aguas, despojo de ecosistemas, en este caso en particular, el que le afecta más directamente, el tren Maya que dicen no solo es su construcción, es todo lo que trae consigo”.

Al respecto, los zapatistas “son muy críticos, concretos, duros en cuestionar los procedimientos, la farsa en la ceremonia para pedirle permiso a la madre tierra, más que una ceremonia tradicional, una herramienta legal, es una farsa que busca legitimar mediáticamente el mayor proyecto del lopezobradorismo.

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Falta de respeto

Explica que “es una falta de respeto a los pueblos originaros, sobre todo es una violación a sus derechos, no se han desarrollado ni las consultas en torno a derecho con los tiempos, las lenguas y los procedimientos que los pueblos que habitan la zona lo decidan, además de que también se les utiliza como en el viejo priismo, un indigenismo que parece más espectacular que en realidad el respeto a los derechos”.

El solicologo destaca que “el proyecto del tren Maya no significa construir una vía sobre las que ya están, significa todo un proyecto de desarrollo inmobiliario para la vía turística, para el desarrollo de la zona, que tiene que ver con el daño al territorio, con dañar ecosistemas en el territorio, eso no puede seguir”.

Por lo tanto, muchos de los zapatistas se oponen al proyecto por ser un proyecto de devastación, de despojo, que arrebata las tierras a los pueblos originarios, que se traduce, como hemos visto en otros países, en climas donde se sigue generando desigualdad, pobreza y miseria, sobre todo para los pueblos indígenas y para los sectores más pobres de este país.

Romero Gallardo expresa que el Ejército Zapatista de Liberación Nacional no se convertirá en una oposición “al gobierno lopezobradorista, sino al proyecto económico que rige en el país, al capitalismo. Son un referente ético y moral en los hechos, y en la palabra construyeron un modelo de sociedad diferente, no es que se convierta en una oposición, son ya una oposición a este y a cualquier progobierno que busque profundizar y continuar con el desarrollo capitalista”.

Sobre si se podria dar algún acercamiento o reanudar la relación entre el EZLN y Andrés Manuel, rota en 2001 debido a la aprobación de la Ley Indigena, el sociólogo de la UNAM dice no tener idea, pues es algo que se tendría que preguntar directamente a ellos. “Solo soy una persona que estudia los temas, que acompaña, lo cierto es que en 2001 la ruptura fue con toda la clase política, con todos los partidos políticos. Muchos de los que gobiernan hoy, en aquel entonces votaron en contra de los Acuerdos de San Andrés, por eso el zapatismo decidió romper con la clase política, romper todo proceso de diálogo y construir su proyecto económico, es decir, ejercer la autonomía por los suyos”.

¿Alianza EZLN-Salinas?

Asimismo, rechaza que exista una alianza entre el Ejército Zapatista y el expresidente Salinas de Gortari como se afirma en las redes sociales,¡para nada!, es una gran mentira, es completamente una locura, algo descabellado, que usan en redes sociales, una guerra sucia, de odio, conta el zapatismo. Recordemos que fueron ellos quienes le declararon la guerra al gobierno de Carlos Salinas, quien no tiene nada que ver con el zapatismo”.

Apunta que el #otromundoesposible fue creado por distintos activistas en las redes sociales, justo para evidenciar los logros del zapatismo. Se intentó contrarrestar la campaña de odio y desinformación que estuvo presente durante tres días en redes. “Se logró evidenciar que el zapatismo ha hecho mucho por sus comunidades, por sus propias regiones, educación, escuela, trabajo, vivienda, lo más indispensable, incluso en las comunidades zapatistas no hay feminicidios, se encuentran libres de tráfico de drogas, de muchas otras barbaries que acontecen en el resto del país, en los territorios en donde está el EZLN y las comunidades zapatistas no acontece nada de esto”.

Advierte que la confrontación será como siempre “ideológica, discursiva, quienes apoyamos, estamos cercanos, vemos el zapatismo con cierta simpatía, creemos que el debate es necesario, que debatir será indispensable y en esos términos mantendremos siempre, al menos de este lado, las ganas de seguir discutiendo para que realmente, como dice el hashtag (#) otro mundo sea posible y que en México se acabe la miseria, la pobreza y la explotación”.