Este sábado 10 de febrero, miles de personas han salido a las calles de diferentes ciudades italianas, para mantener vivo el espíritu antifascista y responder con fuerza a la práctica y propaganda racista, promovida siempre más descaradamente por parte de las organizaciones de extrema derecha Forza Nuova y Casa Pound. La creciente acción racista y violenta hacia los inmigrantes que se encuentran en el país, ha sido avalada durante los últimos años por representantes institucionales y partidos políticos, de derecha así como de centro-izquierda, ahora todavía más interesados en instrumentalizar el tema migratorio en vista de las próximas elecciones nacionales que tendrán lugar el 4 de marzo de 2018.

Aproximadamente 30 mil personas han llegado desde todo el país a la ciudad de Macerata, en el centro de Italia, para brindar solidaridad a su población, donde hace una semana el fascista Luca Traini aterrorizó a la población un día entero disparando desde su coche a personas de origen africano e hiriendo gravemente a seis, que se encuentran todavía hospitalizados. El ultraderechista Triani, quien fue ex candidato a las elecciones regionales por el partido racista de la Lega Nord, ha declarado haber actuado para hacer justicia después del descubrimiento del cuerpo de una joven mujer supuestamente asesinada por un narco-menudista nigeriano.

En los días siguientes al atentado, la organización política neofascista Forza Nuova ha declarado su solidaridad al pistolero realizando un pequeño plantón en Macerata en contra de los migrantes. El alcalde Carancini, del Partido Democrático, solicitó suspender cualquier demostración pública, equiparando de hecho las manifestaciones fascistas con las antifascistas.

A pesar de la tensión creada por la prohibición a manifestarse, reforzada por la movilización masiva de fuerzas policiacas enviadas por el Ministro del Interior Minniti, que han blindado totalmente la ciudad durante los últimos días, la respuesta antifascista ha sido fuerte y masiva. La participación ha sido muy elevada no solo en la ciudad de Macerata, sino también en otras ciudades como Milán, Roma, Torino, Palermo y muchas más, en las cuales se han reunido miles de personas y activistas de organizaciones sociales, colectivos y sindicatos de base comprometidos diariamente en contrarrestar la destrucción del tejido social, el empobrecimiento y marginalización de una parte creciente de la población.

Las demostraciones realizadas hoy representan una reafirmación política fundamental de los valores de solidaridad y libertad heredados desde la resistencia al nazi-fascismo de hace un siglo, amenazados por la reorganización siempre más explícita de fuerzas políticas de extrema derecha en Italia y otros países de Europa. De hecho, esta emboscada racista no ha sido la única ocurrida en el país durante los últimos años. En el 2011, por ejemplo, dos personas originarias de Senegal fueron asesinadas por Gianluca Casseri, activista del grupo político neofascista Casa Pound y durante los últimos años muchas otras acciones violentas han sido dirigidas a inmigrantes de diversa procedencia, maltratados y golpeados fuertemente por grupos de ultraderecha en diferentes regiones del país.

Las prácticas de odio han sido alimentadas siempre más no solo por los partidos de derecha, sino también por la fuerza política de gobierno actual, supuestamente de centro-izquierda, que sobre todo en la última legislatura ha desarrollado iniciativas ultraderechistas y aberrantes en el tema de migración. Un ejemplo emblemático es la financiación directa de las patrullas líbicas, manejadas por el gobierno títere de Trípoli, para interceptar los barcos llenos de migrantes que salen de la costa africana de Libia y volver a encerrarlos en campos de concentración donde sufren todo tipo de tortura y violación. Dichos maltratos han sido documentados y denunciados por las mismas víctimas, periodistas y organizaciones internacionales de derechos humanos.

El discurso anti-migración ha tenido creciente éxito en fomentar la guerra entre pobres en el país, extremadamente útil para canalizar el descontento social en un contexto generalizado de creciente desempleo y empobrecimiento de la población.

Hoy miles de personas y activistas, de todo tipo de origen geográfico, han reiterado la efectiva responsabilidad de burócratas, emprendedores y mafiosos en alimentar una profunda crisis social y política, con la corrupción desenfrenada y la aplicación de medidas neoliberales de precarización laboral, destrucción del sistema de protección social, mercantilización del sistema educativo a todos niveles, privatización de servicios básicos y sectores industriales antes de propiedad pública. Todos juntos han derrotado el miedo, para marchar en toda Italia, gritando:

NO AL RACISMO, NO AL FASCISMO.
SÍ A LA ACOGIDA Y A LA SOLIDARIDAD ACTIVA.


De África toman todo: petróleo, gas, hierro, coltán, cacao, diamantes, pero rechazan a los seres humanos.