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“Próximo a cumplir 20 años, el CNI continúa con su paso firme”
Texto y Fotografías: José Luis Santillán
30 de Enero 2016.- San Antonio las Palmas, Jocotepec, Tuxtepec, Oaxaca. Región de la Chinantla. Se reunieron para la reflexión y para consensar acuerdos, las delegaciones del Congreso Nacional Indígena (CNI) de los pueblos mazateco, binniza’a, chinanteco, maya, p’urépecha, otomí, nahua, wixarika, tzotzil, ch’ol, popoluca y zoque.
Antes de iniciar la asamblea se guardó un minuto de reflexión y otro de aplausos por el reciente fallecimiento del compañero Federico Ortiz Arias, quien se convirtió en semilla para continuar abonando a la Madre Tierra el sábado 23 de enero. Federico fue uno de los fundadores de la colonia «Rubén Jaramillo», en Uruapan, participante activo en diversas iniciativas zapatistas y del Congreso Nacional Indígena, destacado también por su trabajo en el arte y la cultura del espacio «La Vecindad» y la Escuela de Artes «Manuel Pérez Coronado» (MAPECO). Federico había confirmado su asistencia para esta reunión, comenta con la voz entrecortada el profesor Juan, mientras las delegaciones indígenas presentes también dirigieron su palabra para recordarlo.
Durante la asamblea cada pueblo participó dando a conocer cuáles son los problemas y retos que enfrentan. La historia en cada geografía del país tiene los mismos síntomas: despojo, represión, desprecio y explotación. Pero la dignidad también se levanta en cada pueblo, a pesar de tener todo en contra, la militarización, las concesiones, la falta de recursos, el hostigamiento, de ver a los ojos al Goliat vestido de autopistas, de turbinas eólicas, de mineras, de batallones militares, de grandes edificios impenetrables, déspotas y sordos. A pesar de que quien dice proteger al pueblo, como un gigante sabedor de su desmesurada fuerza, anuncia con bombos y platillos la inminente intervención en sus territorios. Los pueblos indígenas mantienen sus luchas y sus resistencias, no se rinden, no se venden y continúan insistiendo una y otra vez en cuidar su tierra y su territorio, en no verla como mercancía, en resguardar lo que les heredaron y defendieron sus ancestros.
Así desde el pueblo zoque de la región de los Chimalapas en el Istmo de Tehuantepec, se denuncia la violencia y el despojo contra las tierras comunales; el 24 de diciembre de 2015 comuneros de San Francisco la Paz detuvieron a talamontes invasores. Esta no es la primera vez, sin embargo la complicidad gubernamental va más allá, al extremo de tener ya concesionadas más de 7,000 hectáreas a empresas mineras, para la extracción de oro y cobre. Además 594,000 hectáreas de su territorio están siendo utilizadas por las transnacionales, para realizar programas de captura de carbono. Explicaron también sobre la militarización de este territorio y como la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA) mandó una propuesta a las comunidades para aprobar una base militar en esa zona y hace un mes los gobiernos de Chiapas, Oaxaca y Veracruz acordaron la instalación permanente de la Base de Operación Mixta.
Desde el pueblo mazateco, se denunció la intrusión de mineras y el nombramiento como «pueblo mágico», el cual es un proyecto federal que en nada beneficia a la comunidad, pues sólo está encaminado a atraer al turismo nacional e internacional y así concretar un foco económico. «Lo vemos como un peligro, porque es la entrega de nuestros conocimientos y tierras hacia afuera. Están entrando muchos proyectos asistencialistas que dividen a las comunidades y el gobierno invisibiliza los feminicidios para seguir manteniendo una buena imagen».
Desde el pueblo maya de la península, se denuncia que en el municipio de La Candelaria, Campeche, continúa la represión en contra de los compañeros del Movimiento de Resistencia Civil Contra las Altas Tarifas de la Energía Eléctrica. El hostigamiento viene tanto de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) como de la Procuraduría General de la República (PGR), por ello desde hace algunos días ya no se les permitió entrar a las comunidades, por lo que demandaron a los compañeros y los acusan de robo del fluido eléctrico. Por otro lado, en Yucatán los delegados cuentan cómo el despojo de sus tierras es tan grave que antes contaban con 40 mil hectáreas y ahora sólo les quedan 800 hectáreas de su comunidad, es decir, de 20 años para acá el ejido se ha estado vendiendo para la construcción de condominios y hoteles.
Desde el pueblo p’urépecha se denunció que hace tiempo llegaron los grandes ricos a despojarlos de las tierras y el agua para la producción del aguacate, consideran que todas las ganancias se van al extranjero y que el gobierno está sólo para el beneficio de esos empresarios. Desde el pueblo otomí se denunció que continúa el despojo a causa de la construcción de la autopista privada Naucalpan-Toluca, se presentaron bajo esta misma problemática los pueblos de San Francisco Xochicuautla, Huitzizilapan, Santa Cruz Ayotuxco, apoyados por San Pedro Atlapulco.
Desde el pueblo nahua, participaron distintas comunidades como Santa María Ostula, quienes agradecieron el apoyo brindado desde la detención ilegal de su comandante Cemeí Verdía (recientemente liberado), recordando que durante su detención, se realizaron diversos bloqueos de parte de la comunidad y fue asesinado el niño Idelberto Reyes García a manos del ejército. Informan que a su territorio a incursionado la policía federal y recientemente patrulló nuevamente el ejército mexicano, lo cual consideran una provocación, mientras el gobernador del estado de Michoacán, Silvano Aureoles, declaró el inicio de la carretera Lázaro Cárdenas-Manzanillo, con la cual estamos totalmente en contra.
Del municipio de Aquila, también de la costa nahua de Michoacán, se compartió un poco de la historia reciente cuando don Efrén Capiz y su esposa Eva Castañeda Cortés los apoyaron en su lucha por tener una participación de las ganancias de la minería en su territorio. Y en la actualidad como tuvieron que armarse para defenderse de la delincuencia organizada, esta experiencia les ha dejado ver claramente la complicidad que mantienen con los gobiernos locales, estatal y federal.
También del pueblo nahua, se mantiene la exigencia por la libertad de los compañeros presos de San Pedro Tlanixco: Dominga González Martínez, Lorenzo Sánchez Berriozábal, Marco Antonio Pérez González, Pedro Sánchez Berriozábal, Rómulo Arias Míreles y Teófilo Pérez González, quienes fueron castigados por el Estado debido a la defensa que hicieron del agua más de una década atrás.
Desde Chiapas, los compañeros del ejido Tila, compartieron su palabra sobre la recuperación de sus tierras. También vertieron su palabra los compañeros de Bachajón, el colectivo que acompaña a los presos loxichas, doña Bertha madre de Julio César Ramírez Nava, uno de los normalistas asesinados el 26 de septiembre de 2014 y algunos colectivos y organizaciones acompañantes.
Dentro de los acuerdos de esta reunión se determinó que la próxima ocasión en que los pueblos, barrios y tribus del CNI converjan en un espacio, se dará inicio a los preparativos para el 20 aniversario del nacimiento del Congreso Nacional Indígena, para recordar cuando aquel 12 de octubre de 1996, cuando la comandante Ramona dijo en el Zócalo capitalino: «Queremos un México que nos tome en cuenta como seres humanos, que nos respete y reconozca nuestra dignidad. Soy el primero de muchos pasos de los zapatistas al Distrito Federal y a todos los lugares de México».
Al final de la asamblea los compañeros de la Chinantla dieron lectura a una «oración para nuestra asamblea» de la cual compartimos un párrafo que hace una reflexión magistral de los procesos sociales que explican el avasallamiento del sistema capitalista y el rol en el que a los pueblos indígenas en México se les quiere dejar:
Hoy todo entra dentro del juego de la competitividad y la ley del más fuerte, donde el poderoso se come al más débil. Como consecuencia de esta situación, grandes masas de la población se ven excluidas y marginadas; sin trabajo, sin horizontes, sin salida. Ya no se trata simplemente del fenómeno de la explotación y de la opresión, sino de algo nuevo; con la exclusión queda afectado en su misma raíz la pertenencia a la sociedad en la que se vive, pues ya no se está en ella, ni abajo, en la periferia, o sin poder, sino que se está afuera. Los excluidos no son «explotados», sino deshechos, «sobrantes».