EZLN convoca al Conversatorio “Miradas, Escuchas y Palabras: ¿Prohibido Pensar?” – 15-25 abril 2018
La Comisión Sexta del Ejército Zapatista de Liberación Nacional convoca al CONVERSATORIO (o semillero, según): “Miradas, Escuchas y Palabras: ¿Prohibido Pensar?”
EJÉRCITO ZAPATISTA DE LIBERACIÓN NACIONAL.
Comisión Sexta del EZLN.
México.
Marzo del 2018.
A las personas, grupos, colectivos y organizaciones que, en todo el mundo, entendieron e hicieron suya la iniciativa del Concejo Indígena de Gobierno y su vocera:
A la Sexta nacional e internacional:
A quienes firmaron por la vocera del Concejo Indígena de Gobierno:
CONSIDERANDO QUE:
Primero y único:
La Familia Feliz.
Un poblado, o ciudad, o como se diga. Un lugar del mundo. Un muro. Pegado en la rugosa superficie del gran muro, un afiche, cartel, o como se diga. En la imagen, un hombre y una mujer sonríen frente a una mesa rebosante de comida variada. A un costado de la pareja, una niña sonriente; al otro costado, un niño mostrando su reluciente dentadura. Sobre de ellos, en letras grandes e intimidantes, se lee “LA FAMILIA FELIZ”. El cartel está ya viejo, con la pátina del tiempo apagando los colores que, suponemos, alguna vez fueron brillantes y, sí, se podría decir que felices. Algunas manos anónimas han agregado, en papel, pequeños letreros: “La familia feliz es feliz sólo con la bendición del divino”; “No a la familia homoparental, ¡mueran los maricas y las machorras!”; “La maternidad es lo que define a la mujer feliz”; “Se destapan caños. Presupuesto sin compromiso”; “Se renta casa feliz para familia feliz. Familias infelices, absténganse”.
Al frente, por la acera al pie del muro, la gente transcurre de un lado a otro sin apenas prestarle atención a la imagen opaca. De vez en cuando, alguna perece aplastada por un pedazo que cae del muro decrépito. Cierto, cada vez con más frecuencia suceden esos derrumbes parciales. Gajos del muro se desprenden y aplastan a veces a una sola persona o a un pequeño grupo, a veces a comunidades enteras. La conmoción en la muchedumbre dura apenas unos instantes, y reanuda su camino bajo la mirada pálida de la familia feliz.