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Noticias de abajo ML

Noticias de abajo ML.- emisión del 21 de Mayo


 ROMPIENDO FRONTERAS
EUA: Huelgas en el sector de la educación en EEUU. Todo por hacer
EUA: Gina Haspel, torturadora en cárceles clandestinas, es nombrada directora de la CIA. Plumas Atomicas                                                              
AMERICA LATINA: Mueren siete millones al año por la exposición a las partículas finas en el aire contaminado. Estrategia
ESTADO ESPAÑOL #NoCallarem #FreeValtonyc «Perseguidas», más voces unidas contra la represión, por la libertad de expresión. Kaos en la Red
SAHARAHUI: Estudiante saharaui asesinado en Agadir con el beneplácito de las autoridades marroquíes. CEAS Sahara.
COLOMBIA: Organizaciones rechazan proyecto minero al suroeste de Antioquia: radio Mundo Real
BRASIL CHILE: El artista Mauricio Redolés exige Vida y Libertad para el luchador antifascista prisionero, Mauricio Hernández Norambuena. Resumen Latinoamerica
VENEZUELA:  Elecciones  en debate. Resumen Latinoamericano, Desinformemonos
DESDE EL OMBLIGO DEL MONSTRUO
MEXICO: Marcha contra Monsanto. Noticias de abajo
CDMX: Coordinacion Metropolitana Anticapitalista y Antipatriarcal. Noticias de abajo
CDMX: Brigadas comunitarias interceptan camioneta con madera obtenida por tala ilegal en Milpa Alta. Desinformemonos.
CDMX: Plantón en la CONAGUA de campesinos y ejidatarios del Fuerte de Sinaloa. Asamblea de Pedregales
CDMX; Hasta encontrar a Mariela Vanessa. Mujeres y la Sexta
OAXACA: Zapotecas consiguen suspensión definitiva contra proyecto eólico en Oaxaca. Desinformemonos
MEXICO: Actividades de padres y madres de los 43 en el Sureste del país. Redes.
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Ké Huelga Radio

19 de mayo: presentación del libro “El derecho de vivir” a 10 años del ataque a Sucumbíos

El próximo sabado 19 de mayo se realizará la presentación del libro El derecho de vivir…a 10 años del ataque a la paz en el centro del mundo en la Escuela de Cultura Popular Mártires del 68 (ECP-M68) a las 20 hrs.

Comentan:
Xóchitl Franco
Andrea Hijar
Sonia Morett
Cristina Híjar

La ECP-M68 se encuentra en la calle Juan Lucas Lassaga 247 esquina 5 de febrero, en la colonia Obrera (a una cuadra del metro San Antonio Abad).

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Ké Huelga Radio

Protesta contra la violencia de género en la UNAM

El pasado miércoles 16 de mayo se realizó una protesta contra la violencia de género en el Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM, esta acción se suma a las diversas actividades que se han realizado en la Facultad de Filosofía y Letras, Ciencias Políticas y Sociales y la Escuela Nacional de Trabajo Social para denunciar las falta de compromiso por parte de las autoridades de la UNAM, del STUNAM y el AAPAUNAM. Sin la firma del protocolo de actuación por parte de los sindicatos, dicho instrumento carece acciones vinculantes que garanticen soluciones reales a las denuncias planteadas.

La protesta se desarrolló en la entrada del lugar, minutos después de la presentación del nuevo director del Instituto. Una de las manifestantes leyó un comunicado para denunciar las situaciones sufridas por trabajadoras en dicha dependencia:

Miércoles 16 de mayo de 2017

Pronunciamiento Instituto de Investigaciones Económicas

Cada 24 horas se denuncian más de 80 agresiones sexuales

Hay más de dos violaciones sexuales por hora, casi 50 al día
1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8 SON LOS FEMINICIDIOS AL DÍA EN ESTE PAÍS

Como estudiantes organizadas emitimos el siguiente pronunciamiento, la Universidad Nacional Feminicida de México no está exenta de la guerra que se vive en este país y en el mundo contra las mujeres, la UNAM es cuna de violadores, agresores, desaparecidas y asesinadas.

La Universidad, el Sindicato de Trabajadores STUNAM, la Secretaría de asuntos universitarios y el Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM encubren y protegen agresores, golpeadores y a hombres que ofrecen estabilidad laboral a cambio de favores sexuales, o sea, violadores. Estas Instituciones que se jactan de ser críticas y antisistemicas, se han encargado de proteger a aquellos que violentan, estos académicos y académicas cuyos textos se desbordan de verborrea y marxismo dan la espalda a las trabajadoras que los necesitan y se esconden detrás de sus títulos y sus libros.

La UNAM se quiso posicionar con el discurso progre al adherir el protocolo de género en el marco de la campaña de la ONU He For She, pero ni aunque pinten de rosa toda la Universidad nos protegen, denunciamos la violencia y la revictimización que se vive cuando nuestras compañeras, trabajadoras y académicas alzan la voz para denunciar, no existen garantías que nos protejan, retrasan los casos, burocratizan los procesos y dan información del caso antes de lo debido a los agresores.

Señalamos al STUNAM porque reafirmamos que no vamos a permitir impunidad y violencia contra nuestras compañeras, venga de quien venga, TRABAJADORES, ACADÉMICOS O ESTUDIANTES.

EL día de hoy denunciamos todas estas agresiones y opresiones patriarcales en general y en particular hacemos esta acción autónoma, sin presiones de nadie y como estudiantes organizadas para denunciar las agresiones hacia Judith Flores Flores y hacia una compañera en estado de embarazo por parte de un trabajador que golpea porque se siente con el derecho de hacerlo, es un macho violento y reacciona agresivamente sin la menor provocación y viola a las trabajadoras a cambio de un buen puntaje, porque así se le llama a un agresor que exige favores sexuales bajo coacción, VIOLADOR.
NUESTRAS EXIGENCIAS SON LAS SIGUIENTES

Exigimos que el SINDICATO DE TRABAJADORES DE LA UNAM Y LA SECRETARÍA DE ASUNTOS UNIVERSITARIOS deje de solapar y encubrir golpeadores entre sus filas y que aquellos casos que así lo ameriten se les rescinda el contrato y no se les perdone y NO SÓLO SE LES llame la atención con faltas administrativas.

Es inadmisible que dentro del Sindicato de esta Universidad donde se encuentran trabajadoras admirables y que gracias a su trabajo la UNAM se mueve día a día, se sigan las mismas prácticas políticas que tienen sumido al país en la corrupción y la desigualdad y que por medio de contactos posicionados las agresiones no sean castigadas como corresponde, BASTA DE NEPOTISMO E IMPUNIDAD DENTRO DE LA UNAM, EL STUNAM Y LA SECRETARÍA DE ASUNTOS UNIVERSITARIOS.

Exigimos que todo tipo de violencia, sexual, física, emocional, económica y psicológica pare contra todas nosotras, hemos permanecido calladas y sumisas por siglos, pero ya no vamos a seguir así, SI TOCAN A UNA, RESPONDEMOS TODAS.

Exigimos al recién nombrado Director del Instituto de Investigaciones Económicas, ARMANDO SÁNCHEZ VARGAS, deje de hacer caso omiso a la violencia machista que se vive en el Instituto, le exigimos DirectorSánchez que comience su administración tomando las acciones correspondientes para que exista un proceso claro y transparente, queremos que las agresiones hacia Judith Flores Flores, sean castigadas debidamente.

Le exigimos que tome medidas para que cese violencia hacia las becarias, académicas y trabajadoras de este instituto así como que se garantice en todo momento la seguridad e integridad física de Judith Flores Flores y de su compañera dentro de este espacio.

Le exigimos al Rector Enrique Graue Wiechers, a Rectoría y a La Secretaría General que garanticen un proceso en el que la agresión hacia Judith Flores Flores sea castigada como corresponde demandamos justicia para las becarias, académicas y trabajadoras del Instituto de Investigaciones Económicas que han sido sujetas de agresiones sexuales por parte de la comunidad de este Instituto.

Las autoridades deben de tomar las medidas necesarias para que todas las mujeres de la comunidad accedan a la justicia que tanto se promueve en el protocolo de género de la UNAM, PERO QUE NUNCA HA LLEGADO A NOSOTRAS.

Exigimos que el Dr. Domingo Alberto Vital Díaz, coordinador de humanidades, las autoridades de los diferentes institutos y coordinaciones de la Universidad aquí presentes, y Rectoría, se pronuncien y tomen medidas eficientes para que podamos vivir tranquilas y los agresores sean expulsados de nuestros espacios, de la misma manera demandamos que estas instituciones y quienes las representan brinden asesoría jurídica a las familiares de Mariela Vanessa, estudiante de Letras Hispánicas de la Facultad de Filosofía y Letras desaparecida desde el 27 de abril y nos sumamos a la exigencia de la construcción del memorial contra la violencia machista en la cabina de teléfono del anexo de ingeniería donde Jorge Luis Hernández asesinó a Lesby Berlín Osorio.

Exigimos a las autoridades universitarias que el proceso de agresiones sexuales dentro del Tribunal Universitario brinde justicia expedita y sea revisado por mujeres expertas en procesos legales con perspectiva de género y no por decanos milenarios que están tan grandes que ni siquiera pueden llegar al Tribunal Universitario, exigimos que se elimine la figura de Tribunal de Honor porque aunque el violador o agresor tenga la medalla Gabino Barreda, VIOLADOR Y AGRESOR SE QUEDA.

Por último exigimos a las autoridades universitarias en general y al Director Sánchez Vargas, al Sindicato de Trabajadores de la UNAM y a la Secretaría de Asuntos Universitarios que no sólo se le cambie de instancia académica al agresor de Judith Flores Flores sino que tenga el castigo correspondiente por golpeador y agresor sexual, NO VAMOS A SEGUIR ACEPTANDO MEDIDAS COYUNTURALES.

El día de hoy nos presentamos como compañeras organizadas cubiertas, porque las instituciones no garantizan nuestra seguridad cuando conocen nuestro rostro, porque no importamos cuando nos asesinan con un cable de teléfono, pero cuando nos ven así pueden sentir por un momento el miedo que nosotras tenemos todos los días al compartir salones, espacios laborales y universitarios con nuestros agresores.

CUBRIENDO NUESTRO ROSTRO SOMOS COLECTIVIDAD, SOMOS JUDITH, SOMOS ADRIANA, SOMOS LESBY, SOMOS MARIELA, GRACIELA Y SOL, SOMOS TODAS LAS MUJERES GOLPEADAS, VIOLADAS Y ASESINADAS, ¡NI UNA MÁS!

Hacemos responsables directos de cualquier agresión o atentado hacia nuestra integridad física, académica, laboral o mental, como compañeras organizadas, así como la de Judith Flores Flores y su compañera a las autoridades del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM, al Rector Enrique Graue Wiechers, al Jefe de Vigilancia UNAM y a los agresores anteriormente mencionados.


 

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Radio Zapote

Mayo feminista para Chile

Por Lola Dolor

Hace aproximadamente un mes, universitarias chilenas empezaron a tomar sus facultades y hoy son más de quince universidades sumadas a la toma, incluso algunas instituciones católicas se cuentan en la lista.

El día de ayer, miles de mujeres tomaron las calles en distintas ciudades chilenas al grito de “No aceptaremos más violación, violadores, ni su sistema de protección y reproducción”.

De acuerdo con información de Radio Humedales, radio lesboseparatista de Chile, en Concepción fueron cerca de 3 mil mujeres, en Santiago 10 mil, y en el resto de ciudades cientos más. “Miles de mujeres en todo el país de acuerdo, en que no vamos a quedarnos en silencio ante este grave problema que nos duele a las mujeres y niñas. Aquellas que no participaban de la manifestación, se sumaban con sonrisas, gritos de apoyo, miradas de complicidad. Finalmente, todas las mujeres estamos en contra de la violación y entonces tenemos un acuerdo público que nos hace un poco de justicia. Por otro lado, los hombres miran con sorpresa, otros intentan la mofa y el ridículo. Pero nadie queda indiferente a esta denuncia y protesta”.

En el marco de las protestas, el ministro de educación, Gerardo Varela, en una demostración de estupidez y misoginia, calificó de “pequeñas humillaciones” las opresiones y agresiones misóginas con las que las mujeres estudiantes tienen que lidiar a diario.

Radio Humedales reporta que, en Concepción se llevaron a 30 detenidas, varias de ellas menores de edad. La violencia usada por la policía además de injustificable y desmesurada, dejó en evidencia cómo el Estado entorpece la libre expresión de las mujeres ante un asunto urgente, mas aun cuando en los últimos meses hemos conocido de casos horribles de violación y muerte a niñas menores de 2 años.

Compañeras chilenas, desde México celebramos y acompañamos su lucha que es nuestra también.

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Noticias de Abajo ML

Entrevista a Radio Tlanixco “Manantial de Libertad” en su segundo aniversario

La comunidad Nahua de San Pedro Tlanixco, que desde 1989 emprendió la resistencia contra los intentos de despojo territorial y proyectos carreteros, ha sufrido una de las represiones más brutales en México por parte de los distintos niveles de gobierno. A la par de campañas de desprestigio, amenazas y uso de grupos de choque, desde 2003 se instrumento un proceso jurídico absurdo y lleno de irregularidades contra seis de los defensores de la comunidad que fueron apresados y condenados con sentencias exhorbitantes de más de 50 años.

La compañera Dominga González Martínez y los compañeros Rómulo Arias Mireles, Pedro Sánchez Berriozábal. Teófilo Pérez González, Lorenzo Sánchez Berriozábal y Marco Antonio Pérez González llevan quince años secuestrados por el Estado. Mientras que Santos Alejandro Álvarez y Rey Pérez Martínez continúan exiliados de su comunidad ya que cuentan con ordenes de aprehensión en su contra.

El pueblo de Tlanixco se ha mantenido en resistencia por medio de marchas, foros y encuentros, ha formado parte del Congreso Nacional Indígena y ahora del Concejo Indígena de Gobierno. Este proceso organizativo de lucha en defensa del territorio y por la libertad de los presos políticos también derivó en la creación de una Radio Comunitaria que desde el primero de Mayo de 2016 promueve la defensa del territorio y difunde el valor de la tradición y cultura regional incluyendo la recuperación de la lengua materna.

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Regeneración Radio

Algunas preguntas y los peligros en Oxchuc que los cicloviajeros Holger y Krzysztof no conocían

De nuevo, hechos que indignan. El 4 de mayo algunos medios nacionales informaron en breves notas del hallazgo del cuerpo de Holger Franz Hagenbusch, cicloviajero alemán que llevaba más de dos semanas desaparecido en Chiapas, México, dijeron que fue localizado dentro de un pronunciado barranco en el kilómetro 158 de la carretera federal del tramo San Cristóbal – Ocosingo. El lugar conocido como La Ventana se encuentra en el municipio de Ocosingo, puerta a la Selva Lacandona. Días antes, el 26 de abril, había sido localizado muy cerca, tan solo a 200 metros, el cadáver que se presume es de Krzysztof Chmielewski, de origen Polaco, de éste no trascendió la noticia en los medios de comunicación.

Más allá de dar por hecho que los cuerpos sean de los dos cicloviajeros, es importante recalcar que lo único que se ha identificado son las pertenencias de las dos personas y que los cuerpos tienen características físicas ajenas a la región. Hasta el momento la Fiscalía General del estado de Chiapas a través de un video difundido en su cuenta de twiter ha dicho que han sido encontrados “presumiblemente los restos de Holger Franz, en el mismo lugar donde fueron encontrados los restos del ciudadano polaco… En el lugar del hallazgo fueron encontradas prendas de vestir del ciudadano alemán… el ministerio público agotará todos los actos de investigación para conocer las causas de la muerte y la plena identidad de ambos extranjeros”.

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Debora Cerutti/la Tinta

Compañera del colectivo La Tinta narra su detención en un Centro para Migrantes de México-2a Parte

En el mes de marzo, La tinta viajó a México a realizar la cobertura del “Primer Encuentro internacional, político, artístico y deportivo de mujeres que luchan”. En un operativo policial en la ruta que une Ciudad de México con San Cristóbal de las Casas, Chiapas, retuvieron a una de nuestras cronistas, Débora Cerutti. Aquí la segunda parte de un relato de primera mano sobre las 13 horas de detención en un Centro para Migrantes.

Por Débora Cerutti para La tinta

El encierro y el tiempo

Tras una noche encerrada con tres hombres en una habitación bajo llave, me trasladan a la madrugada al pabellón de mujeres, donde me toman las huellas digitales, me fotografían y me sacan las pertenencias. Me vuelven a encerrar, esta vez, en una habitación con dos mujeres, una de ellas con su niño de dos o tres años.

El kit: un cepillo de dientes, un jabón, una pasta de dientes, papel higiénico. Y “agarre su colchoneta, señorita”. Para las madres que allí estaban, un par de pañales estaba incluido.

No puedo identificar cuánto tiempo pasó desde ese momento hasta que nos llamó la guardia cárceles a desayunar. Crucé un gran patio con un mural en el centro con motivo de los derechos de lxs niñxs. “Por lo menos hoy la comida tiene sal”, exclama una de ellas, mientras le da salchichas con ketchup a su niño, como parte del menú provisto por las cocineras de ese lugar a eso de las ocho de la mañana.


Me siento mirada por las mujeres. “Nunca había visto a una argentina” me dice Roxy, guatemalteca de veinticinco años que iba con David, su niño de cuatro años cuando la agarraron en Tampico, a seis horas de la frontera con Estados Unidos. Mientras intento dibujar América Latina, Nelly me dice algo del color de mis ojos y de los marrones que se ven por su tierra. Las tonalidades de iris varían si se tiene el caribe cerca o las sierras cordobesas, parece. Me cuenta que es hondureña y me presenta a su hija Melody, de diez meses. A Nelly, de diecinueve años, la migra la agarró en Veracruz, cuando intentó atravesar México camino a Estados Unidos, huyendo de los golpes de su marido. Me dice que no va a intentar cruzar nuevamente, que no quería volver a exponer a su niña, a pesar de que el pago que le había realizado el coyote le garantizaba dos intentos más.


La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) lanzó una cifra escalofriante: en 2017 se registraron 412 muertes de migrantes, cruzando la frontera entre los Estados Unidos y México. Ese mismo año, según las estadísticas del Instituto Nacional de Migraciones (INM), Estados Unidos ordenó la repatriación de 166 mil 986 mexicanas/os, mientras que México, en ese mismo año, deportó 80 mil 353 extranjeros provenientes de Guatemala, Honduras y El Salvador.

Desde hace algunos años, las madres y padres llevan adelante la Caravana de Madres Centroamericanas en busca de sus hijos e hijas migrantes desaparecidxs, organizada por el Movimiento Migrante Mesoamericano (MMM). En una búsqueda interminable, atraviesan México con el fin de encontrar a sus familiares desaparecidos.

Recorren caminos y huellas invisibles. Cuando descansan, van a las plazas de los pueblos que atraviesan en la caravana y ponen un calzado encontrado en la frontera con los Estados Unidos y una foto de ese cuerpo que no se sabe dónde está.

Llámame cuando llegues

Las guardia cárceles, mujeres que hacían tareas administrativas y abrían y cerraban las puertas de los pabellones, me dijeron que iba a tener que esperar para hacer mi llamado, el que me correspondía, que podía marcar una vez, y que si no me podía comunicar, iba a tener que esperar hasta la semana siguiente. Me decían que esperara. Que estaban ocupadas. Que estaban desayunando. Que ya vendría el momento de llamar. Me mienten. Me frustro. Me enojo.

Un par de mujeres detenidas que estaban cerca oyen la conversación. Cuando quieren empezar a tranquilizarme me saltan las lágrimas de bronca, de impotencia. Se abren a contarme sus historias. El tránsito por ese lugar durante esos días. Las risas y anécdotas compartidas como forma de matar el tiempo. Sus llantos hasta la resignación de la espera. Las visitas de los cónsules prometiéndoles una rápida salida de vuelta a sus países. Las historias convertidas en mitos carcelarios. El llanto de un niño con fiebre en la noche anterior y la falta de cuidados y atención médica.

Un cartel muy grande en uno de los pasillos, indica un cero ochocientos para “derechos humanos” me explican algunas compañeras migrantes. Hay unas cabinas telefónicas que tienen tono, pero requieren de tarjetas para usarlas. Nadie tiene tarjetas. Así hubiese posibilidad de adquirirlas, nadie tiene dinero. Nos lo sacaron junto a nuestras pertenencias. Para el cero ochocientos de derechos humanos, no hace falta tener tarjeta ni dinero, pero me aclaran que nunca funciona. Nadie atiende del otro lado de la línea.

Foto:Carlos Maruri

Protégenos

Mientras estamos intentando comunicarnos con alguien que nos dijera algo, que nos diera una herramienta para que se respetaran nuestros “derechos humanos”, me llaman por mi nombre y apellido. Un hombre vestido de traje y una mujer guardiacárceles me piden que los acompañe a las oficinas de arriba. Dos mujeres y un hombre vestidos con un chaleco turquesa se presentan ante mi. Me dicen que son de ACNUR, la organización de la ONU encargada de brindar refugio, asilo, apoyo legal, psicológico y protección a migrantes.

Se retiran. Quedo con el hombre vestido de traje. Me toma los datos. Mientras subíamos las escaleras me había dicho que sabía que ese lugar no era para mi nivel académico (sic), que esperaba que no me hubiesen tratado mal. No entiendo a qué se debe su comentario. Le respondo que ese lugar no es para nadie.

En menos de diez minutos, envía un mail y recibe una respuesta con todos mis datos. Pasaporte, fórmula migratoria, fecha de ingreso al país, fecha de salida, número de vuelo. Estoy libre. Debo buscar mis cosas.

Les regalo a Nelly y a Roxi la imagen de la virgen Rebelde que me traje del caracol Morelia del Encuentro de mujeres, que tenía guardadas en mi cuaderno. Lo pude conservar conmigo cuando me sacaron el resto de las pertenencias. Se sorprendieron que me dejasen pasar una lapicera. Se las dejo también y la esconden rápidamente para que no se la quiten.

Una de las mujeres entra a la habitación recién bañada y pregunta quién le podía hacer una trenza. Me ofrezco. Comienzo a armarla y una guardiacárceles viene a llamarme. Las compañeras de celda esconden rápidamente el peine de plástico. Me dictan algunos números telefónicos que habían memorizado para que cuando yo saliera les avisara a sus familiares que ellas estaban bien. Que pronto (esperaban) las iban a deportar. Algunas hacía ya dos semanas que estaban incomunicadas.

Foto:Colectivo Manifiesto

Retén mental

Logré salir gracias a las redes tejidas con compañeras y docentes que cuando se enteraron ese día a las seis de la mañana donde estaba, comenzaron a movilizarse y activar contactos. Supe que la presencia de ACNUR en ese lugar no era casualidad sino que era parte de uno de los contactos movilizados por Mariana y Luciano, docente que había conocido mientras cursaba una estancia de investigación en México tiempo atrás. El consulado, Sin Fronteras y el mismo Centro de Migrantes recibieron llamados por mi caso. Las compañeras migrantes con las que estaba alojada se sorprendieron de la rapidez. Nadie está menos de una semana en esa cárcel. Me sentí incómodamente privilegiada.

Logré desbloquear una serie de imágenes mentales cuando salí del Centro de Migrantes. Pude visualizar dónde estaba mi pasaporte guardado. Me veo a mi en la carpa, guardándolo en una bolsa de nylon junto a unos libros y materiales zapatistas, dentro de la mochila grande donde tenía mi ropa, para que no se humedezca con el rocío del bosque de Morelia en el encuentro zapatista. Me culpo inmensamente de lo que me pasó. Pienso la posibilidad (nunca certera) de haber evitado todo este relato. No dejo de preguntarme cómo operó el miedo en mi memoria.

Derribar muros

Googleo la palabra del lugar donde me tuvieron detenida. Alrededor de 57 mil resultados de la búsqueda. Los primeros tres resultados me remiten a Global Detencion Project, Observatorio de Migración y una noticia de julio del 2017 de un diario que se llama Liberal. El texto se titula “Estación Migratoria de Acayucan, un peligro para los migrantes”.

Hace un tiempo, en Acayucan hubo un motín de migrantes, precisamente en el lugar donde estuve detenida. Denunciaban el trato violento, la comida en pésimas condiciones, la incomunicación con sus familias. Los cuerpos policíacos estatales y federales ingresaron al lugar y arremetieron a golpes contra ellas y ellos. El albergue continúa siendo el principal violador de los derechos humanos de los migrantes que atraviesan México hacia Estados Unidos.

El periodista Gumaro Pérez Águilando fue asesinado en una escuela primaria ubicada en Acayucan. Hombres armados entraron hasta el salón de clases donde se encontraba con motivo del festival navideño de su hijo. Su nombre se sumó a la lista de los reporteros asesinados en el año 2017 en México: 12 muertos. Con él suman 39 homicidios de periodistas en lo que va de la administración del presidente Enrique Peña Nieto.

De acuerdo con el informe de la Unidad de política migratoria, en la estación “se presentaron” en el primer bimestre de 2017, 1350 migrantes, y en el mismo período del año 2018, 2312 migrantes. La capacidad de “albergue” del lugar, es para 836 personas.

El Centro de Migrantes, figura como un centro de detención de inmigración de tipo administrativo, según la ley el Instituto Nacional de Migración (INM). Sin embargo, opera como institución policial de seguridad nacional. Encarcela, incomunica y violenta migrantes. Cuenta con cárceles disfrazadas de albergues transitorios. Criminaliza a las migrantes indocumentadas.

En Acayucan desaparecieron mujeres. En Acayucan torturaron a migrantes. En Acayucan mataron a balazos a un alcalde. En Acayucan asesinaron periodistas. En Acayucan no hay paz ni tranquilidad para el pueblo ni para quienes por él transitan.

Foto:Colectivo Manifiesto

Carne de cañón

Me siento a comer carne enchilada en un local de comidas. La cocinera y dueña del local junto a una mujer más joven, que luego supe era su hija, empiezan a conversar, me preguntan qué hacía allí. Les cuento que me detuvieron la noche anterior en un retén y me trasladaron al Centro de Migrantes. Que ahora estaba esperando que se hiciera la noche para tomar el colectivo que me llevaría a Ciudad de México, que estaba alojada en la oficina de ACNUR que se encuentra en Acayucan.

La señora me dice que desde hace 12 años, el pueblo se puso feo. Ella y su hija sueltan la lengua y comienzan a contar historias. De ellas llevándoles comida a personas detenidas en el Centro de Migrantes. De ellas escuchando gritos de mujeres que venían desde adentro de los muros. La más vieja narra situaciones de extorsión. De violencia sexual hacia las detenidas. De maltrato y violación de los derechos humanos.

Acayucan también se convirtió en un pueblo donde existe una de las redes más grandes de trata de personas en México. Cientos de mujeres son desaparecidas o asesinadas. En los últimos 32 años, en México hubo 52. 210 asesinatos de los cuales 29.8 por ciento, es decir 15.535 feminicidios, sucedió desde 2011, según el estudio “La Violencia Feminicida en México, aproximaciones y tendencias 1985-2016”.

Me hablan de Edwin Rivera Paz, periodista hondureño asesinado el 11 de julio de 2017 en Acayucan. Minutos después, una de ellas con su facebook abierto me dice “ves, acaban de amenazar a uno”. Ernesto Granados, reportero del Diario de Acayucan, había recibido por redes sociales un ultimátum a cambio de su silencio.

Sigo comiendo. Una de las mujeres sale a hablar por teléfono y vuelve llorando. Ambas sentadas en mi mesa. La más joven, me cuenta que hacía poco tiempo, una financiera sacó un anuncio buscando personal y ella quedó seleccionada para trabajar, vendieron créditos en las comunidades cercanas. La financiera se dio a la fuga. Ella empezó a recibir amenazas de muerte. Un niño sentado en la mesa de al lado la mira con preocupación cuando ella pronuncia la imposibilidad de llevar a su hijo a la escuela, o de volver a dormir en su casa por miedo. Me atraganto. Me enchilo. Las abrazo. Me voy.

La rabia se enciende en tiempos de cacería.

Foto de portada: Colectivo Manifiesto

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Debora Cerutti/La Tinta

Compañera del colectivo La Tinta narra su detención en un Centro para Migrantes de México tras participar en Chiapas en el 1er Encuentro de Mujeres que Luchan [Crónica]

En el mes de marzo, La tinta viajó a México a realizar la cobertura del “Primer Encuentro internacional, político, artístico y deportivo de mujeres que luchan”. En un operativo policial en la ruta que une Ciudad de México con San Cristóbal de las Casas, Chiapas, retuvieron a una de nuestras cronistas, Débora Cerutti. Aquí la primera parte de un relato de primera mano sobre las 13 horas de detención en un Centro para Migrantes.
Por Débora Cerutti para La tinta

Acayucan, Veracruz, México. 12 de la noche. Retén policial en la ruta. Huelo a peligro. Sudo hormonas. Aumento la frecuencia cardíaca. El miedo paraliza, me dije a mi misma. Reacciono y activo protocolos básicos de seguridad. Los invento en ese momento.

Había salido a las siete de la tarde de San Cristóbal de las Casas, Chiapas, rumbo a Ciudad de México. El avión de vuelta a Argentina salía dos días después.

Llamo por teléfono a Jaime. Le pido que se comunique con mi amiga Mariana. Que no se preocupen. Que permanezcan atentos. Que no tenía mi pasaporte. Que no lo encontraba. Que debía estar en la casa de Mariana, en Ciudad de México, aunque estaba segura de que lo había cargado. Que iba a pasar la noche en un lugar llamado “Centro para migrantes” y que al amanecer me dejarían ir, cuando llegara el personal a las oficinas y chequearan mi identidad.

El aquietamiento
La última vez que había estado en México, fue hace dos años atrás. Un viaje de siete meses en el que recorrí decenas de experiencias organizativas que me enamoraron. Entre ellas, el zapatismo. En marzo de este año regresé al sureste mexicano con la tarea de cubrir para La tinta un evento convocado por el movimiento zapatista: el Primer Encuentro internacional, político, artístico y deportivo de mujeres que luchan. Mi corazón estaba ensanchado.

El encuentro terminó. Decidí quedarme unos días más en San Cristóbal para terminar de organizarme junto a otras seis mujeres en el trabajo colaborativo de prensa que nos habíamos propuesto durante el encuentro. Luego de esos días, iría a la costa de Chiapas a visitar a tres generaciones de mujeres y el mar. La noche antes de viajar comencé a sentirme mal. La maldición de Moctezuma parecía haber hecho lo suyo en mi estómago. Perdí el pasaje que había comprado y me quedé un par de días más en San Cristóbal.

Eso condicionó la vuelta. Debía volver sola a ciudad de México atravesando algunos retenes que sabía que existían. Conocía de los filtros migratorios por mi viaje anterior. Decidí no dormir y quedarme atenta a las probables paradas del colectivo en que la Policía Migratoria tiene un procedimiento muy aceitado: se sube al autobús, te mira, te alumbra con una linterna, reconoce tus rasgos en base a fenotipos y decide pedirte o no los documentos.

Desde la salida de San Cristóbal pasé tres retenes. En el tercero, todavía en el estado de Chiapas me pidieron documentos. Les mostré mi DNI, lo tomaron en sus manos y me lo devolvieron. Se bajaron. El colectivo siguió andando. Mi cuerpo liberó hormonas que mantuvieron la sensación de miedo pero permitieron que mi organismo actuara.

Siempre me costó dormir en los colectivos. A veces, cuando logro conciliar el sueño, se despierta mi mente y mi cuerpo queda paralizado. Por eso, desde hace un tiempo, decido mantener los ojos abiertos, los sentidos en alerta cuando viajo. Leo. Pienso. Miro por la ventana. Recuerdo. Hasta que me vence el sueño y caigo en la posibilidad de esa parálisis de la que soy consciente y dura segundos, pero que se manifiesta como eternidad. Es el tránsito del sueño a la vigilia: la parálisis del sueño.

Bajé la guardia a las 23 horas, un jueves 15 de marzo, en ese último retén. Me quedé profundamente dormida, sintiendo que ya no había peligro ni posibilidad de parálisis.

Llave de cintura
El estado de Veracruz es el paso obligado de aquellas personas que migran desde Centroamérica hacia Estados Unidos. De allí que le llaman “llave de cintura”, metáfora que representa el anudamiento, la limitación en el transitar libremente. Allí la linterna me iluminó el rostro y me despertó. Caí una vez más entre los fenotipos de personas que la migra estaba buscando.

—Documentos.
—Ya me los pidieron en el retén anterior.
—Este es otro. Documentos.
—Aquí está.
—Su pasaporte.
—Ese documento fue válido en el retén anterior.
—Este es otro. Pasaporte.

Me pongo nerviosa. No encuentro el pasaporte. Reviso mi mochila de mano. No está allí. Me bloqueo. Les digo que no lo tengo conmigo. Que tengo escaneado las primeras hojas de esa identificación en la computadora. Que no. Que necesitan tenerlo con la fórmula migratoria que me habían dado al ingresar al país. Que junte mis cosas y me baje.

Desciendo del colectivo, el chofer afirma que yo no venía sola, no entiendo por qué. Yo le digo que sí, que no había nadie conmigo. Insisten en mi pasaporte. Mi memoria insiste en no recordar qué había hecho con él. No pasan más de cinco minutos en toda esta secuencia: sin dudarlo, el chofer baja mi mochila grande del colectivo, se sienta en su butaca y arranca.

Miro el reloj de mi teléfono celular, son las doce de la noche, batería cargada, apenas una línea de señal. Miro a mi alrededor, veo el colectivo que se va, la ruta casi vacía, la noche oscura, una tienda Oxxo a lo lejos y una tienda de campaña con luces blancas que iluminan los rostros. Me percibo como la única mujer rodeada de policías. Recuerdo una frase: “Ningún ser humano es ilegal”.

Foto:Colectivo Manifiesto

La jauría y la perrera
Me dicen que me van a trasladar. Me suben a una combi enrejada. Me tienen media hora allí arriba encerrada, sin posibilidad de bajarme. Con dos jóvenes hermanos, uno de ellos menor de edad. Ellos en silencio. Yo golpeando la puerta para que me dejen salir. La migra pasa por el costado y disimula la sordera. Vuelve el conductor de la perrera. Se sube y enciende el motor. Comienzan los once kilómetros de mayor incertidumbre en el viaje en México.

Empiezo a borrar las imágenes de la cámara de fotos en el camino, las del Encuentro de mujeres. Borro toda la información del teléfono. Pienso en las 47 mujeres que denunciaron violaciones y torturas en San Salvador Atenco, uno de los 125 municipios del Estado de México, ubicado al oriente. Allá en 2006, cuando 5 mil efectivos policiales se desplegaron cual jauría sobre la comunidad rural y reprimieron una protesta contra la construcción de un aeropuerto.

Pierdo la señal del teléfono por completo.

Pienso en los excesos de las autoridades. En los operativos impunes, en el poder que poseen las fuerzas policiales, en su formación violenta y su capacidad para realizar torturas físicas, psicológicas y sexuales. En su capacidad para desaparecer personas.

En esos once kilómetros de traslado al Centro de Migrantes, intento identificar señales en el afuera. Intento no tener miedo. Intento pensar con la cabeza en frío y el corazón caliente. Carteles, nombres, luces. ¿Qué haría ante un intento de violación? ¿Qué si me secuestran? ¿Serían capaces?

Atenco, insistente imagen metafórica mientras transito encerrada en la perrera hacia un lugar desconocido, rodeada de hombres uniformados.

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CoAA TV

¿Qué son los Medios Libres? (Video elaborado en el encuentro de ML en Oaxaca, Abril ’18)

No Sabes Qué Son Los Medios Libres?

En este video realizado en el marco del encuentro de Médios libres y
comunitarios por la autonomía de los pueblos en la finca Alemania en
Oaxaca, intenta responder que son los medios libres y a qué se
enfrentan.

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Somos el medio

Los sonidos de nuestro mundo resurgiendo

Por Isabel Sanginés

Ciudad de México, 29 de abril de 2018.- Son las cuatro de la tarde y en el Deportivo Villa Coapa, del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), ya hace casi tres horas que retumba con “Los Sonidos de Nuestro Mundo Resurgiendo”, el concierto solidario en apoyo al Concejo Indígena de Gobierno (CIG) que ha sido posible por la solidaridad de los músicos, los colectivos, las organizaciones y las redes de apoyo al CIG en la ciudad de México.

La gran explanada frente al escenario poco a poco se va llenando. Según Gerardo Camacho, de la Comisión de Coordinación del Congreso Nacional Indígena (CNI), piensa que “pueden entrar hasta 20 mil personas en el pico” lo cual les daría muchísimo gusto porque “este evento es una necesidad para acopiar recursos para los trabajos que el CIG-CNI está planeando a lo largo de 2018 y 2019, para mover comisiones, delegados, concejales”.

 Sobre el escenario toca la banda Batallones Femeninos, con sus letras subversivas y feministas “prenden a la banda” que baila, grita y les aplaude. Oveja Negra, integrante de la agrupación, dice que decidieron participar por que se sienten identificadas y representadas por el Congreso Nacional Indígena (CNI) que habla de luchar y construir un mundo mejor para todas y todos. “Estamos acá por invitación del CNI y nosotras siempre estamos partícipes de este tipo de actividades porque desde nuestra música, desde el hip hop, desde la cultura urbana, luchamos y posicionamos los temas que como mujeres vamos padeciendo y vivimos en este país”, afirma finalmente Oveja Negra.

Y es la misma identificación que con el CIG-CNI expresan sentir los jóvenes asistentes al concierto. Roberto, estudiante de la prepa 5 de la UNAM asistió al evento acompañado de sus amigos de la escuela, nos dice “nosotros vinimos por que el cartel está bien chingón y se siente bien bonito que los músicos que admiras piensen igual que tú en política y apoyen a la banda indígena” y agrega, “yo no firmé por Marichuy porque tengo 16 años, pero mis amigos de 18 sí firmaron”.

Para Carla, joven de La Turba en Iztapalapa, una de las colonias que se vieron fuertemente afectadas tras el sismo del pasado 19 de septiembre, escuchar a los integrantes del CNI, “nos da esperanza, porque la neta, en el barrio estamos bien ignorantes y saber que hay pueblos que tienen problemas hasta más fuertes que nosotros y están organizados y luchando, da muchos ánimos”.

  Rocío de 20 años y habitante de Tlahuac, asistió al concierto con su niño de dos años y su esposo, se enteró del concierto por su hermano, estudiante de bachillerato en las prepas de la Ciudad de México y dice “yo me emocioné, porque la neta no tenemos dinero para ir a los toquines, el `Vive´ es muy caro, para puro chavo fresa. Acá venimos a escuchar bandas bien chingonas, yo soy fan del panteón, y sólo 100 pesos la entrada, y luego ya te enteras que es para apoyar a los indígenas y pues más gusto da estar acá”.

Los “toquines masivos”, organizados principalmente por colectivos y organizaciones estudiantiles, han sido desde 1994 cuando se realizaron los primeros en apoyo al Ejército Zapatista de Liberación Nacional, una de las formas para conseguir recursos económicos, al mismo tiempo que se convierten en espacios de concientización política y de convivencia para miles de jóvenes en la ciudad. El último concierto de este tipo había sido realizado en el estadio de prácticas de Ciudad Universitaria en el 2009 y en apoyo al SME. Algunos jóvenes de la comisión de logística del concierto dicen que esperan seguir participando en este tipo de eventos que demuestran que “no necesitamos de autoridades y gobiernos corruptos, y que con organización podemos hacer grandes iniciativas”.

Pasan las horas, el Deportivo Villa Coapa está casi lleno, ya han tocado los grupos Bungalo Dub, el Mastuerzo, Batallones Femeninos, Mexican Sound System y Lengua Alerta. Ahora es el turno de la banda Tijuana No, sobre el escenario comienzan a hacer sonar los acordes de su clásico “pobre de ti” y al instante los que se encontraban sentados, charlando distraídos, comprando comida o hasta en los baños, desatan una estampida para acercarse al escenario hasta donde los demás cuerpos que bailan y cantan se los permita. “Estabas en la cárcel y nadie fue ni pa´ darte una visita… pobre de ti, pobre de ti” coreaban cientos de voces mientras hacían temblar el piso y levantaban una densa nube de polvo con los brincos, el baile, el slam.

  Guadalupe Ramírez Castellanos, concejala del CIG de la comunidad Unión Hidalgo, Oaxaca, mira con expresión de sorpresa y emoción lo que sucede y nos cuenta que “no había yo asistido a ningún concierto así, pero de ver a tanta gente joven me emociono” y agrega: “yo le agradezco a todos los que están participando porque es una manera de apoyarnos, de no sentirnos solos en nuestra lucha. Los jóvenes deben de enterarse de como están viviendo las comunidades indígenas, deben de enterarse de sus raíces, deben de enterarse de muchas cosas que pudieran hacer que el gobierno para entrar a una comunidad indígena se lo piense”.

Unión Hidalgo, ubicada en la zona del Istmo de Oaxaca, una de las más golpeadas por el sismo del 7 de septiembre pasado, tenemos, dice Guadalupe, “el 50% de las casas inhabitables y el gobierno lo único que se interesa es llevar a cabo una consulta para que puedan entrar las empresas eólicas y las mineras, con las que ya tienen acuerdo y contratos”.

Después de Tijuana No, fue el turno de Salón Victoria y el Salario Mínimo. Había oscurecido, una luna llena enorme apareció en el cielo, que sorprendentemente, se mantuvo despejado durante todo el día. En algún momento de la tarde se escucharon comentarios de sorpresa cuando por las redes sociales se anunció que había caído una fuerte granizada en la ciudad. Un joven, entre bromeando y no soltó a sus amigos un “¿ya ven? Si sirven los ritos para que no llueva, seguro el compa que hablo antes hizo algo así como brujería”, cuando entre banda y banda los integrantes del CIG que asistieron al concierto tomaban la palabra para explicar las problemáticas de sus pueblos.

   Ese “compa” fue el Concejal del CIG Bernardo Esquel López, Yoreme de Sinaloa, quien nos contó que “Marichuy es nuestra presidenta del Concejo, todos sabemos que la cuestión de no juntar las firmas fue por la trampa del gobierno, así que gane quien gane la presidencia, nuestra lucha es permanente, nosotros no venimos trabajando nada más por una candidatura. Marichuy y nosotros como concejales continuaremos atendiendo los problemas de todas las comunidades indígenas de México y le damos las gracias a todos los participantes aquí que están solidarizándose con nosotros. Toda ayuda, de quien sea es bienvenida” y agrega que la ayuda de los jóvenes “es importantísima porque en nuestro México la mayoría de la población son jóvenes y hay una apatía muy fuerte de ellos hacia las realidades de las comunidades nativas, pero con estos eventos los jóvenes se concientizan y se integran a participar. Ellos también son parte de nuestras comunidades porque sus abuelos o bisabuelos, o sus propios padres pertenecen a una etnia y tenemos que sensibilizarlos sobre su identidad”, finaliza.

Son casi las diez de la noche y “por fin -grita una muchacha, viene Panteón”, el grupo al que miles han estado esperando escuchar, algunos, los que llegaron más temprano no se han movido de su posición “privilegiada” pegados a la valla de seguridad en todo el día. Pero mientras se prepara el instrumental del Panteón Rococó, nueve concejales del CIG suben al escenario para agradecer la solidaridad de los músicos, de los colectivos y organizaciones solidarias y para reafirmar ante todos los presentes que aunque Marichuy no esté en la boleta electoral “esto sigue, esto continúa porque la situación que estamos viviendo cada día se pone más difícil. El trabajo no termina, buscamos la unidad y así seguiremos luchando por la vida, por la tierra, por nuestros bosques, porque tantos engaños que han hecho los políticos ya no los creemos”.

 Y agregan que “somos una comisión en representación del CNI, y el CNI somos la representación del EZLN, que venimos a invitar a que nos organicemos porque nuestro pueblo de México está siendo devastado. Queremos que corran la voz de que el CNI, el EZLN, los concejales, la vocera, no vamos con ningún partido en alianza. Queremos dejar claro que como pueblos originarios solamente los del mismo dolor, el mismo coraje, la misma rabia cuando nos desaparecen, nos persiguen, nos matan, seguiremos resistiendo y que es sólo organizados, todo el pueblo de México, que podemos parar a esos cabrones que están robando, despojando y exterminando. Compas: venimos a eso, a invitarlos y a decirles que no vamos con ningún partido en alianza, ni con ningún independiente”.

Cuando los concejales terminaron de hablar se escuchó a miles de voces corear “¡No están solos! ¡Viva el CIG! ¡Viva el EZLN!”. El panteón empezó a tocar y la tierra comenzó a cimbrarse en medio de las consignas de apoyo a los pueblos indígenas de México.

(Sigue este enlace para conocer el registro fotográfico completo de Isabel Sanginés en Somos el medio)

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