Medios Libres, Alternativos, Autónomos
Emergencia por pandemia es utilizada en Guatemala para realizar desalojos ilegales
Foto de portada por David Toro / Prensa Comunitaria
Los desalojos ilegales en Guatemala, así como los ataques contra defensoras y defensores de derechos humanos aumentaron en el contexto de la pandemia por la Covid-19, según testimonios y registros elaborados por la Unidad de Defensoras y Defensores de Derechos Humanos de Guatemala (Udefegua).
En el país centroamericano, y bajo el pretexto de frenar los contagios del virus, fueron implementadas medidas de contención como los toques de queda. Desde el 16 de marzo, este contexto fue aprovechado tanto por el gobierno, como el sector privado, para realizar desalojos ilegales, principalmente en la región norte de Guatemala, en los departamentos de Alta Verapaz y Petén.
También te puede interesar ⇒ “Queremos el retorno a nuestras tierras”: Campamento de Laguna Larga a 28 meses de desplazamiento forzado
Aunado a ello, de enero a septiembre del presente año, se han registrado 844 agresiones contra defensoras y defensores de derechos humanos. “Es la cifra más alta que hemos registrado, entre ellas hay 14 asesinatos”, detalló Jorge Santos director de Udefegua durante el evento “Desalojos Extrajudiciales y Violaciones a Derechos Humanos en Guatemala”.
Santos detalló algunos casos violentos sucedidos en plena pandemia.
Por ejemplo, lo sucedido con las comunidades Washington y Dos Fuentes, de Purulhá, Baja Verapaz, las cuales fueron desalojadas violentamente por un grupo de personas armadas. “Tenemos registrado que durante estos desalojos se intentó asesinar a dos jóvenes de 15 y 17 años”, subrayó el integrante de Udefegua.
En diversas ocasiones, la comunidad indígena poqomchi’ de Dos Fuentes ha denunciado ataques armados. A su vez, otras organizaciones como el Comité Campesino de Desarrollo del Altiplano (CCDA) han señalado el incremento de la violencia a partir de la crisis sanitaria declarada en marzo en Guatemala.
“Este contexto es aprovechado por grupos que quieren generar violencia y asesinatos, el Estado de Guatemala no está brindando seguridad ni apoyo, está solapando y contribuyendo a la impunidad de grupos criminales”, destacó Leocadio Juracán, dirigente del CCDA.
En el caso de la comunidad de Washington, ésta fue desalojada el 31 de marzo por un grupo armado a quienes se ha identificado como miembros de un equipo de seguridad de la familia Thomae. De origen alemán y dedicada a la siembra de café, los Thomae también son propietarios de la hidroeléctrica Juminá S.A., la cual opera en otro sector de la finca donde se ubica Dos Fuentes.
Palma de aceite, un factor más para los desalojos
Otro caso sucedido en el contexto de la pandemia es el del intento de desalojo de 200 familias en Tierra Blanca, municipio de Sayaxché, Petén.
El 13 de abril, a las 7:30am, 45 miembros de un comando de seguridad privada vinculada con Industria Chiquibul, S.A., empresa dedicada a la cosecha y extracción de aceite de palma, se presentaron en la comunidad sin previo aviso y sin una orden judicial que autorizara el desalojo.
Leer también ⇒ Guatemala: el trabajo esclavo detrás de la palma aceitera
Tras ingresar a la comunidad, el comando disparó armas de fuego para intimidar a las familias y echarles de sus hogares. Aunque en esta ocasión la comunidad logró defenderse y resistir ante las fuerzas de seguridad privada, Izáis Tiul Pop, un miembro de la comunidad de 30 años, resultó gravemente herido durante el intento de desalojo fallido.
Ocho miembros de la Policía Nacional Civil (PNC) fueron testigos de lo ocurrido y no hicieron nada para evitarlo. “La falta de acción protectora por parte la Policía Nacional Civil es aún más preocupante a la luz de la pandemia de Covid-19 (…) Desde hace varios años, las empresas de aceite de palma que operan en la región se han apropiado de tierras de comunidades indígenas en situación de vulnerabilidad utilizando medidas turbias, coactivas y, a veces, hasta ilegales” señala Lara Domínguez, integrante de Minority Rights Group.
Desalojos “en apego a la ley”
Entre los días 9 y 10 de diciembre, miembros de la PNC quemaron las viviendas de 200 familias q’eqchi de la comunidad Tres Lagunas, cuenta el abogado Juan Carlos Peláez para Prensa Comunitaria.
De acuerdo a los testimonios de los campesinos, durante el desalojo la policía quemó las viviendas, robó animales, ropa, instrumentos de labranza, arrancaron las siembras y detuvieron a tres personas, miembros de las comunidades indígenas de Oxlajuj Qej y de Tres Lagunas, acusados de usurpación a la propiedad privada.
Cabe destacar que la Procuraduría de los Derechos Humanos (PDH) de la Libertad, Petén, a través del funcionario Diego Gonzáles, aseguró que el desalojo se realizó apegado a los protocolos, pese a que varias de las personas afectadas con el desalojo aseguraran todo lo contrario.
De acuerdo a la nota del abogado Peláez, en la notificación del Organismo Judicial (OJ) para la PDH, la finca el Zapotal, donde se realizó el desalojo, es propiedad de la empresa inversiones SOLUNIN sociedad anónima. Según el portal de Guatecompras, la empresa tiene como actividad económica el asesoramiento empresarial en materia de gestión y su represente legal es Luís Arturo Ramírez Melgar.
Ramírez Melgar también es el representante legal de la Hidroeléctrica El Brote, S.A. que tiene operaciones activas en el municipio de Chicacao, Suchitepéquez.
Para el abogado Peláez, “no se respetó el debido proceso, la comunidad nunca se enteró del desalojo ni quien emitió la orden, el papel presentado no tiene sello ni firma. Las órdenes tienen que ir suscritas para tener un medio de defensa posterior, la inmediación de una juez que ha sido delegada para un acto judicial no es suficiente”.
El abogado también enfatizó que el desalojo violento se realizó a pesar de la situación de crisis tanto sanitaria por la Covid-19 y las inundaciones de las tormentas tropicales Eta y Iota, las cuales afectaron a más de un centenar de familias en la misma región de Tierra Blanca.
Guatemala: Carta a Bernardo Caal
Por Figueroa Sarti
Querido Bernardo:
Fue a principios de este año, 2020, cuando conversé con Isabel, tu valiente compañera de vida, sobre la posibilidad de ir a verte a la cárcel en donde te tienen recluido los carceleros de la oligarquía. La visita se demoró, llegó la covid, el 2020 se está terminando, y no fui a expresarte personalmente mi solidaridad. Se abrió este espacio de “Cartas a Bernardo” y aprovecho para contarte algunas cosas.
Lo primero que quiero comentarte es que me emociono mucho cada vez que veo algún video de Ni’kte’, tu hija mayor, denunciando la injusta prisión de su padre. Recuerdo cuando hace ya unos años nos encontramos en la Filgua y me presentaste a tu esposa y a tus hijas. Me impresionó mucho que hubieras viajado desde Alta Verapaz con la familia para visitar la feria. Conocí mejor tu faceta de maestro de escuela. ¿Te acordás de que en más de una ocasión conversamos de la posibilidad de llevar niños de Alta Verapaz a la Filgua, además de los que desde hace unos años llegan de Baja Verapaz? Pues te cuento que desde hace un tiempo la Feria tiene un patrocinio de Banrural dirigido expresamente a cubrir el gasto de transporte de niños de los departamentos a la Filgua. De esa cuenta la feria ya la conocieron, además de los fabulosos lectores de Purulhá, también niños y adolescentes de Petén, Chimaltenango, San Lucas Tolimán, Quiché, y muchos otros lugares de Guatemala. Ah, también ha tenido la visita de niños de Telemán, para quienes el viaje a la capital ha sido la gran experiencia de su vida.
No nos hemos visto en tres ferias, espero que pronto volvamos a hacerlo; y que entonces hagamos el lanzamiento del libro que si no lo has escrito ya deberías empezar a escribir: el testimonio de un maestro q’eqchi’ que además de enseñar en la escuela se convirtió en un defensor del territorio que históricamente ha ocupado su pueblo, víctima del despojo de sus tierras, en medio de una violencia brutal, por parte de la oligarquía terrateniente.
Y, mirá cómo son las cosas en este nuestro bello país y sufrido pueblo, ¿qué te parece que los representantes de esos mismos bandidos que te metieron en la cárcel también se quieren apropiar de la Filgua? ¡Increíble!, ¿verdad? En breve, porque esto es una carta y no un ensayo: resulta que como los editores que fundaron y organizaron la feria durante muchos años no tenían personería jurídica propia se cobijaron en la Cámara de Industria. De tal suerte que los recursos que los organizadores de la feria gestionaban iban a parar a una cuenta de banco que en su nombre decía “Cámara de Industria”. Por eso ahora se quieren robar la Filgua, porque dicen que ellos pusieron el dinero y por lo tanto la feria es de ellos. Sí, esa Cámara de Industria es la misma en la que están organizados los delincuentes que se están robando los ríos (ahora el agua ya la cotizan en bolsa) de las Verapaces. Vos que sabés que esos pillos son de lo más ignorantes te estarás preguntando para qué pueden querer la feria del libro. La quieren para hacer lo mismo que han hecho desde siempre: censurarla y evitar que el pueblo lea libros que les puedan abrir los ojos frente al despojo y el robo de sus tierras y los trabajadores no se atrevan a reclamar derechos.
Cierro esta parte con lo ya dicho: cuando salgás de la cárcel publicaremos tu libro y realizaremos presentaciones de él no sólo en las Verapaces sino también en otros territorios del país que hoy viven la agresión narco oligárquica para despojarlos de sus tierras y recursos naturales. Haremos algo similar a lo que hicimos hace ya diez años, cuando gracias a tu maravillosa iniciativa hicimos algo que, creo yo, no se había hecho antes: organizar en Panzós la presentación de un libro. Lo hicimos con “La masacre de Panzós: etnicidad, tierra y violencia en Guatemala” En la editorial no hemos tenido otra presentación de libro con tal cantidad de gente, alrededor de 600, ni vendido tantos ejemplares como en esa ocasión. Aún tenemos pendiente la traducción al q’eqchi’. Fue a partir de esa actividad que tuve el gusto de conocerte y empezar a saber más de tu trabajo como maestro, líder comunitario y también tu lucha en contra de la corrupción sindical en el magisterio.
Hoy hay muchas personas, querido Bernardo, que están luchando por tu liberación, y esa lucha se realiza tanto nacional como internacionalmente. Pero no sos el único prisionero político que hoy sufre las cárceles de la dictadura narco oligárquica. Viendo las cosas en perspectiva tal vez podamos afirmar, mirá que cosas, que uno de los mayores logros de los 36 años de lucha armada de muchos guatemaltecos en contra de la dictadura sea el “derecho a tener prisioneros políticos”. Si tu lucha se hubiera dado hace 40 o 45 años no estarías preso, los dueños de la hidroeléctrica hubieran mandado a sus escuadrones de la muerte a asesinarte como sus padres y abuelos lo hicieron con Mamá Maquín, Mario Mujía Córdoba, Pedro Quevedo y Quevedo (asesinado en diciembre de 1978), Oliverio Castañeda de León y muchos dirigentes obreros, campesinos y estudiantiles más. Aunque hay que decir que el recurso del asesinato sigue vivo, de ello dan fe los asesinatos de dirigentes campesinos de Codeca. Como también sigue viva la práctica de tierra arrasada, tal y como hemos visto en el gobierno del nuevo representante de la oligarquía: desalojos de campesinos en Alta Verapaz y Petén, con el fuego contrainsurgente incluido para terminar con la vida de los desalojados. Si no es con las balas que sea por el hambre, es la divisa de los bandidos oligarcas.
Aunque no tan rápido como quisiéramos, las conciencias de los guatemaltecos están cambiando. No es poca cosa que en las últimas elecciones doña Thelma Cabrera fuera de los candidatos presidenciales con más votos, muy por delante de varios candidatos representantes de la élite económica tradicional y algunos de la nueva narcoelite, aliada a la anterior. Poco a poco nos damos cuenta de que el origen de nuestros males está en la cúpula del Cacif y ya no es raro que encontrés en las calles la consigna “#UnFuturoSinCacif”. En redes sociales cada día son más los guatemaltecos y guatemaltecas quienes la usamos.
Ojalá pronto estés fuera de la cárcel y podamos reunirnos para conversar, tomarnos una cerveza y seguir luchando por #UnFuturoSinCacif; por un país para todos sus pueblos, mujeres y hombres, sin exclusiones de ningún tipo.
Un fuerte abrazo, querido amigo
Raúl
Pd1. Espero estés disfrutando de los libros que te envié. Está en prensa un libro sobre la criminalización de Abelino Chub y el despojo de tierras en las Verapaces. En cuanto salga del horno prometo enviarte un ejemplar.
Pd2. Disculpá los errores que pueda tener esta carta, dejé al tiempo escribirla y me acabo de enterar que es el último día para enviarla.
19 de diciembre de 2020