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CNI y la sociedad civil: ajustar nuestros relojes
Desde que el Congreso Nacional Indígena (CNI) se declaró en asamblea permanente –el 14 de octubre de 2016–, el movimiento alrededor de la propuesta ha sido constante. Además de los pueblos, naciones y tribus que conforman al CNI, diversas colectividades, barrios e individuos han buscado escuchar y entender la iniciativa. Para ello, un primer ejercicio esencial ha consistido en leer detenidamente los comunicados «clave», pues son las y los delegados mismos quienes pueden explicar los motivos y razones que dan origen y sostén a esta iniciativa. El primero de ellos, «Que retiemble en sus centros la tierra» —publicado el 14 de octubre de 2016, al concluir la primera etapa del 5º CNI—, realiza un listado de 27 denuncias sobre despojo y represión, que dan cuenta de la guerra de exterminio contra los pueblos originarios en el territorio mexicano. Y señala que, si bien dicha guerra no ha cesado desde hace 524 años, se ha agudizado en los últimos tiempos. Después de las denuncias, el comunicado enfatiza que la lucha es por la vida digna y, el camino, por la resistencia y la rebeldía desde abajo y a la izquierda.
Los participantes del 5º Congreso reiteraron la importancia de las asambleas, juntas y concejos populares —locales, comunales, ejidales, regionales o interterritoriales—, no sólo como parte esencial de la defensa cultural e identitaria de los pueblos originarios, sino como materia prima de la rebeldía: «Para defender lo que somos, nuestro caminar y aprendizaje se han consolidado en el fortalecimiento en los espacios colectivos para tomar decisiones…». Además, mencionaron la importancia que ha tenido para sus luchas hacer uso de recursos jurídicos, acciones de resistencia y alianzas con diversos sectores de la sociedad civil.
5° Congreso Nacional Indígena: las resistencias y las rebeldías
Fuente: SubVersiones
Por María González
Fotografías por SubVersiones
Las afirmaciones y ejemplos de este artículo fueron recogidas durante las sesiones del 5° CNI de octubre de 2016. No es una presentación exhaustiva. Algunos datos complementarios se han obtenido de las páginas web de pueblos y medios libres compañeros.
Las formas en que los pueblos originarios de México –participantes del Congreso Nacional Indígena (CNI)– resisten y se rebelan ante los malos gobiernos, las empresas voraces y sus proyectos de muerte, implican procesos de organización popular de largo aliento. Resulta sustancial comprender que sus procesos son heterogéneos, llevan ritmos variados e implican condiciones, duraciones, obstáculos, metas y acciones diversas, aunque todos coinciden en que lo primordial es la defensa del territorio (con todo lo que implica), las comunidades que lo habitan y la vida.
Por tal motivo, resulta enriquecedor asistir a la escucha de la multiplicidad de caminos y experiencias que delegadas y delegados de cada lugar comparten cuando están junt@s. El horizonte convenido es el cumplimiento –por ahora en los hechos– de los Acuerdos de San Andrés Sacamch’en, que el gobierno federal ha incumplido desde su firma, el 16 de febrero de 1996, y que son el fruto de las negociaciones por la paz tras el levantamiento armado del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) en enero de 1994, por democracia, libertad y justicia.
Durante las mesas de trabajo que se realizaron el 11 de octubre de 2016, en el marco del 5° Congreso y 20 aniversario del CNI –que se encuentra en sesión permanente y reanuda trabajos el 30 de diciembre–, pudimos escuchar cómo los pueblos han ido implementando a lo largo de su lucha un entramado de acciones encaminadas a generar su autonomía y salvaguardar sus territorios –incluidos los bienes materiales/naturales (tierras, ríos, bosques, montañas, etc.) y los inmateriales/culturales (lenguas, costumbres, formas de organización, identidad, etc.).
Autodeterminación y democracia








