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CARTA DE HIROSHIMA
DE LAS MADRES Y LOS NIÑOS ENVENENADOS POR LOS AGROQUÍMICOS EN CEARÁ
AL GOBERNADOR DEL ESTADO, SEÑOR ELMANO DE FREITAS
Señor gobernador,
Aquí estamos nosotras, madres y niños de diferentes lugares de Ceará. Es con nuestra sangre que le dirigimos la palabra. Sangre humana que corre por nuestros cuerpos. Sangre que hace florecer la rosa de la vida, ese don precioso e invaluable, que ni todo el dinero del mundo puede pagar.
Estamos aquí, gobernador, para decirle que la misma sangre que se transforma en leche por el milagro de la biología, con la cual amamantamos a nuestros hijos, en estas mismas venas, a través de nuestros pechos, circula también el veneno de los agroquímicos.
Es difícil aceptar que estamos enfermando con la única finalidad de engordar las cuentas bancarias de quienes lucran con la destrucción de la vida. Pero lo que más duele, gobernador, lo que nos tortura profundamente el alma día y noche, es saber que nosotras, que amamos a nuestros hijos, transferimos a esos seres indefensos la muerte, que les llega cada vez que los amamantamos. ¡Nuestra leche está cargada de veneno, un hecho comprobado por estudios científicos!
En pleno octubre rosa, mes de la concientización sobre el cáncer de mama, el cáncer que más afecta a las mujeres en el mundo entero, es sumamente indignante saber que usted es cómplice de una ley que autoriza la pulverización de agroquímicos por drones en nuestro estado.
¿Conoce usted las investigaciones que indican que el cáncer de mama se propaga más fácilmente y es más devastador donde hay mayor liberación de agroquímicos? Sepa que los drones solo empeoran una situación ya bastante crítica.
¿El gobernador escucha, puede escuchar los gritos provenientes de las comunidades primero afectadas por la ley que usted ayudó a crear? Lamentos tan desgarradores como estos, solo no los oyen aquellos oídos que no quieren escuchar.
El veneno que cae del cielo es como una bomba tóxica que explota sobre nosotros. Nadie puede dormir, los dolores de cabeza son constantes, el mal olor es insoportable. Hay niños que vomitan, ancianos con crisis respiratorias, nuestras plantaciones se secan, mueren los pajaritos y las abejas… ¡Nos están matando, señor gobernador!
Nos preguntamos con frecuencia cómo sería si sus familias vivieran aquí, la suya y la de los 22 diputados que aprobaron esta ley cruel e inhumana. ¿Cómo sería si tuvieran que beber de la misma agua, respirar el mismo aire, alimentarse de la misma comida?
Gobernador, en el mes en que Brasil celebra el Día de los Niños, le pedimos que piense en los niños y las niñas mudas telepáticas de nuestro estado. Piense en los niños ciegos imprecisos, en las deformaciones de sus frágiles cuerpos en crecimiento. Piense en las mujeres rotas, alteradas. Piense en las familias devastadas. Piense y dé marcha atrás. Reconozca el grave error cometido y derogue esta ley.
¡No queremos ser envenenadas! ¡No queremos envenenar a nuestros hijos! Nadie quiere eso. ¡Nadie! Eso es lo que demuestra el plebiscito popular realizado por varias organizaciones aquí en el estado. Si duda, suspenda inmediatamente la ley y realice usted mismo una consulta oficial al pueblo. Solo quien hace de la mentira un abrigo teme la verdad.
La bomba de Hiroshima dependió de la presión de un botón para explotar y marcar la historia como uno de los crímenes más horribles y cobardes jamás cometidos. La bomba de los drones de la muerte solo necesita una firma suya para ser desactivada. No vacile. En nombre de todos los niños intoxicados, de todas las madres, de todo el aire y de todas las aguas, de todos los pajaritos y abejas, en nombre de todo el pueblo envenenado de Ceará, ¡hágalo ahora!
De nuestra parte, no tenga dudas, daremos nuestra sangre para cambiar esta historia.
Palacio de la Abolición
Fortaleza, 16 de octubre de 2025