Chiapas
EZLN: Que cuiden esa semilla, la planten, y la hagan crecer
Roberto Barrios, Chiapas, 27 de abril 2021.
Cuando el sol alcanzó el cenit, este 27 de abril de 2021 a las doce del día, milicianos zapatistas surgieron y se posicionaron en círculo alrededor de la ceiba majestuosa situada en frente de la entrada del Caracol V “Que habla para todos”, sede de la Junta de Buen Gobierno “Nueva Semilla que va a producir”en el ejido Roberto Barrios, a media hora de Palenque en Chiapas, México. Se acercaron enseguida unas mujeres zapatistas hasta el tronco del árbol sagrado de los pueblos mayas y, en silencio, pusieron delicadamente sus manos en él, recordando las raíces profundas de la vida que defienden hasta la muerte.
Al son de las palabras internacionalistas de un corrido interpretado por una banda local, la delegación marítima recibió toda la atención de las y los anfitriones de esta región tzeltal y ch’ol de la zona norte del estado chiapaneco. Cabe resaltar que los zapatistas guardan un extricto respeto a los protocolos de sanidad, en todo momento, inclusive en el baile popular nocturno. Ante la presencia del Escuadron 421 en el templete del auditorio del Caracol, ancianas y ancianos pronunciaron palabras en maya, en el recinto, alrededor de velas y flores que acogieron las oraciones rituales que bendicen el viaje de la primera delegación que se embarcará a Europa el próximo 3 de mayo.
Más tarde, en el auditorio, bases de apoyo, miembros de la dirección política, de la Junta de Buen Gobierno y del Comité Clandestino Revolucionario Indígena dieron su palabra.
“Esperemos que los compañeros cuiden esa semilla, la planten, y la hagan crecer”, expresó el Base de Apoyo Zapatista (BAZ), Fidel, del municipio autónomo Vicente Guerrero, en alusión a la palabra zapatista que será compartida a las personas del continente europeo con quien se entrevistará el llamado “escuadrón zapatista 421”, a partir del próximo mes de junio, como lo han comunicado los rebeldes chiapanecos. El acto de despedida se llevó a cabo en el Caracol zapatista de Roberto Barrios, al norte de Chiapas.
El BAZ Fidel, puntualizó que el escuadrón conformado por cuatro mujeres, dos hombres y un compañeroa, “decidieron llevar la semilla de resistencia y rebeldía por el mundo, es así que demostramos el amor y respeto por la vida, es así como queremos vivir en paz, sin destrucción que hace el sistema capitalista”. “La muerte llegará si no defendemos la vida. Los compas están dispuestos a llevar la semilla en los cinco continentes que es la idea que tenemos como zapatistas, empezando por el continente europeo”, agregó Fidel.
“Hoy estamos despidiendo a nuestros compañeros que saldrán de viaje. Estos compas van de todo corazón y llevan la semilla de la vida que nosotros como zapatistas llevamos años construyendo y cosechando. Y queremos que esa semilla llegue a tierras europeas. Esperemos que los hermanos europeos lo echen a andar esa semilla”, coincidieron en su participación bases de apoyo, milicianos e integrantes de junta de buen gobierno. “La idea es visitar los cinco continentes porque sabemos que el sistema capitalista no está en un solo lugar, esta dispersado a nivel mundial”, enfatizaron.
“No vamos a permitir que nos destruya el sistema capitalista, por eso no obliga a movernos, para poder así defendernos”, expresó un integrante del municipio Francisco Villa. “Ahora lo que es el mensaje y la semilla zapatista tiene que ir más allá a todas las personas sin distinguir el color o la lengua”, añadió el BAZ.
La salida de la delegación zapatistas, “abre una oportunidad de conocernos, escucharnos, mirarnos. Estamos dando la encomienda para que lleven la semilla de lucha por la vida de la humanidad y todos los seres vivos que habitamos en ella”, expresó Jaquelin,a nombre del Comité Clandestino revolucionario Indígena (CCRI). “Nosotros nos vimos obligados a tomar la decisión de salir a pesar del virus que nos tiene encerrados. El sistema capitalista no se detiene y avanza con el saqueo, el despojo y la destrucción de los seres vivos, como en los proyectos del tren maya, corredor interoceánico entre otros”, alertó la insurgente chiapaneca. “Vimos que era necesario escuchar el dolor, rabias y sus sueños de los hermanos de otra parte del mundo2, añadió de forma categórica.
“Seguimos vivos a pesar de cinco siglos de guerra de exterminio. Los conquistadores nos sometieron en las fincas, pero nuestros abuelos resistieron esa guerra de exterminio. Pueblos originarios de todas las partes del mundo que les hace falta organizarse, ¡despertad!”, finalizó la integrante del CCRI.
Cartas náuticas para un mar tormentoso
En unos días navegarán a Europa siete zapatistas – cuatro mujeres, dos hombres, unoa otroa, denominados Escuadrón 421 – con la alegre y delirante esperanza de que la semilla abrigada por siglos por los guardianes de la montaña pueda florecer en aquellas tierras.
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Hace 503 años y pocos días, un barbudo y quizás no muy aromático conquistador posó sus pies en las arenas de la Isla de Cozumel, perteneciente al señorío maya de Ekab, un 3 de mayo de 1518, tras navegar 25 días desde el puerto de Matanzas, en Cuba. Unos años antes, el 12 de octubre de 1492, el probablemente genovés Cristóbal Colón, tras dos meses y nueve días de navegación atravesando el Océano Atlántico, llegó a la isla de Guanahani en las Bahamas. Inició así lo que algunos han llamado el “encuentro de dos mundos” y que los mayas, en los Libros del Chilam Balam de Chumayel, llamaron “el inicio de los atropellos, el inicio del despojo de todo”.
Del cataclismo que acometió a los pueblos originarios de nuestro continente tras el dicho encuentro, se construyó una civilización que prometía y fructificó en riqueza de pensamiento, de creatividad, de belleza, de ciencias y artes. Pero también la idea de que había que progresar, que el Hombre (así, en masculino) se erguía superior a la naturaleza, a la que había que conquistar y subyugar y dominar para beneficio del hombre racional. Y con ello, subyugar y dominar y “educar” a aquellos otros y otras que por su naturaleza o desidia o ignorancia o pobreza o lo que sea, alejados estuvieran de ese Hombre sentado en la cúpula de la Creación.
Cinco siglos después, es difícil no preguntarse a dónde nos ha llevado esa carrera desaforada llamada progreso y modernidad. La destrucción sin precedentes de nuestro planeta que, de continuar así, todas las previsiones indican nos llevará al colapso de la vida humana y no humana. La brutalidad del feminicidio, la desaparición forzada, el despojo de todo, los cada vez más numerosos contingentes de mujeres y hombres y niños y niñas y ancianos y ancianas sin horizontes ni medios para subsistir, ya no se diga para florecer, la maquinaria de megaproyectos que arrasan todo lo que encuentran a su paso dejando destrozos por doquier, las guerras presentes y futuras, la pandemia presente que no es más que un síntoma y un aviso de lo que habrá de venir, el reino del crimen organizado y desorganizado ya no como aberración de nuestra civilización sino como el modus operandi de un sistema que ha perdido el rumbo. El dolor que crece aunque muchas veces su raíz sea difícil de identificar por quienes lo padecemos. La muerte que mata no sólo los cuerpos, sino el pensamiento, el espíritu, el corazón, la vida misma.
Desde hace ya algunos años es eso lo que los zapatistas nos han dicho una y otra vez. Y la pregunta: ¿Es posible un cambio de rumbo? ¿Es posible sembrar semillas de vida capaces de renacer de entre los escombros de un mundo que a todas vistas está llegando a su fin? En uno de los muchos encuentros organizados por ellas y ellos en tiempos recientes, el Subcomandante Galeano nos dijo con toda sinceridad: Lo único que les puedo asegurar es que es casi imposible. Pero los que sufren la brutalidad del sistema y la resisten e intentan re-existir cueste lo que cueste “nos dicen, nos enseñan, nos abofetean que hay que aferrarse a esa millonésima cifra de probabilidad”.
Y es que sucede que, a pesar, o quizás gracias al mar tormentoso de muerte que amenaza con hacer naufragar la esperanza, y con ella la vida, hay quienes resisten, quienes crean, quienes luchan por mantener a flote las embarcaciones colectivas y conducirlas a puertos otros donde la vida pueda volver a florecer. Y quizás sea en el encuentro de esas luchas y resistencias y esperanzas que no esperan sino que navegan contra viento y marea lo que nos permita vislumbrar el camino. Reunir las cartas náuticas corazonadas y sentipensadas en la lucha por sobrevivir y así darnos cuenta que, más allá de la mera sobrevivencia, hay mundos otros por construir, y que los ventarrones de muerte de modernidad y progreso serán incapaces de derrumbar.
Es por eso que ahora, siete zapatistas avanzan rumbo a las costas que hace 503 años pisó el conquistador Juan de Grijalva para zarpar rumbo a las Europas para encontrarse con todas y todos y todoas aquellas que en aquél continente resisten la muerte y luchan con todo lo que tienen por mantener a la vida con vida.
Porque sucede que, tras la devastación que aquí ocurrió con el aquél histórico encuentro que marcó “el inicio de los atropellos, el inicio del despojo de todo”, no todo quedó enterrado. Las semillas de ese otro mundo se mantuvieron guardadas, cuidadas, protegidas por los guardianes de las montañas, esperando el momento en que habría que volver a plantarlas para que así surgiera no el mundo de antaño, sino otro mundo. No la venganza, no el retorno, sino algo muy otro.
Dicen los zapatistas que dijo Ixchel, “madre-luna, madre-amor, madre-rabia, madre-vida”:
“Que mañana al oriente naveguen la vida y la libertad en la palabra de mis huesos y sangres, mis crías. Que no mande un color. Que no mande ninguno para que ninguno obedezca y que cada quien sea lo que es con alegría. Porque la pena y el dolor vienen de quien quiere espejos y no cristales para asomarse a todos los mundos que soy. Con rabia habrá que romper 7 mil espejos hasta que el dolor se alivie. Mucha muerte habrá de doler para que, al fin, sea la vida el camino. Que el arcoíris corone entonces la casa de mis crías, la montaña que es la tierra de mis sucesores”.
Navegarán así en breve siete zapatistas – cuatro mujeres, dos hombres, unoa otroa, denominados Escuadrón 421 – con la alegre y delirante esperanza (delirante por tratarse de una millonésima cifra de probabilidad, pero también por ser una creación insurgente, creación que sueña y hace nacer lo imposible) de que la semilla abrigada por siglos por los guardianes de la montaña pueda florecer en aquellas tierras. Que las cartas náuticas del navegar zapatista en las montañas del sureste mexicano se puedan encontrar con otras cartas náuticas igualmente experanzadoras y delirantes de las luchas por la vida en el “viejo” continente.
Cartas náuticas con los cuatro puntos cardinales de la cruz maya, la cruz parlante de la experiencia zapatista. Los cuatro puntos cardinales representados por cuatro bellísimos cayucos labrados y pintados por manos zapatistas, que viajan con el Escuadrón 421 rumbo a Isla Mujeres, donde los espera el navío Montaña, y que ahora descansan en el Caracol de Roberto Barrios en la Selva Lacandona, antes de continuar su travesía rumbo a la embarcación.
La ancestralidad como pueblo originario de raíz maya.
La organización en la clandestinidad y el levantamiento armado.
La autonomía zapatista, el otro mundo posible hecho posible y en permanente construcción con el sudor y la alegría, la resistencia y la rebeldía de los pueblos zapatistas.
La infancia zapatista, las y los encargados de resguardar, proteger y reimaginar las cartas náuticas con las que se seguirá navegando el futuro.
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Palabras de despedida de la Junta de Buen Gobierno del Caracol de Morelia, a nombre de todas las Juntas de Buen Gobierno zapatistas, el domingo 25 de abril de 2021:
(Descarga aquí)
Ritual de despedida del “Centro de Adiestramiento Marítimo-Terrestre Zapatista”, Caracol de Morelia:
(Descarga aquí)
Despedida en el Caracol 10, Patria Nueva:
(Descarga aquí)
Palabras de bienvenida al Caracol de Roberto Barrios:
(Descarga aquí)
Canción “Derrumbando las fronteras”:
(Descarga aquí)
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