La sombra del narco se extiende por la Selva Lacandona
El crimen se ha incrustado en los recovecos de la selva chiapaneca y avanza imparable por el estado, al amparo de omisiones, burocracia y falta de voluntad políticas de los gobierno . “Nos dejaron solos ante este problema”, denuncian autoridades comunales
Texto: Ángeles Mariscal / Chiapas Paralelo
Fotos: Ángeles Mariscal
CHIAPAS. – En los dos años recientes, al menos en cinco ocasiones las autoridades de la comunidad Zona Lacandona, ubicada en la frontera de México con Guatemala, acudieron con funcionarios de los tres niveles de gobierno para pedir acciones que frenaran el avance de grupos del crimen organizado en esta región. Nadie les escuchó. Los grupos criminales se apoderaron de pistas de aterrizaje, controlaron caminos y expulsaron a pobladores de las comunidades rurales e indígenas.
Pero de esto poco hablan las personas afectadas. El miedo a las represalias es grande. Saben que han sido abandonados por el Estado.
El 20 de marzo pasado, en su conferencia matutina, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, dijo que en esa zona había pistas clandestinas que eran usadas por cárteles de la droga, y habló de la participación de la población local.
La versión del presidente no sólo criminalizó a la población, sino que invisibilizó los llamados de auxilio que hicieron, señalaron autoridades de tres de las comunidades más grandes de la selva: Chankin Kinbor Chambor, Enrique Andrade Vázquez, subcomisariado de Frontera Corozal, y Emilio Bolom Gómez, subcomisariado de Nueva Palestina.
“Nos dejaron solos ante este problema”.
Chankin Kinbor Chambor, presidente del Comisariado de los Bienes Comunales de la Zona Lacandona
El narco que «borra fronteras»
El Sur Resiste – dia de acción 25 de abril
Caravana, encuentro internacional y jornadas de acción global del 25 de abril al 7 de mayo 2023
¡Apoya la resistencia indígena contra los megaproyectos destructivos en México!

Bajo la participación de empresas europeas, actualmente se están construyendo en el sureste de México dos megaproyectos relacionados entre sí. Estos proyectos de infraestructuras a gran escala, que consisten en autopistas, ferrocarriles, zonas económicas especiales para la industria y proyectos de construcción para el turismo de masas, amenazan con destruir la segunda selva tropical más grande de América, contaminar enormes reservas de aguas subterráneas y desplazar y privar de derechos a las comunidades indígenas. Dado que el ejército mexicano está en parte a cargo de la construcción, e incluso se supone que gestiona una sección de la ruta y recibe los ingresos, los dos megaproyectos sirven también para militarizar el sur indígena y para ahuyentar a los migrantes de América Central. Alemania está representada por Deutsche Bahn, que afirma ser “el protector del clima más rápido de Alemania”. No sólo gana dinero con la tala de la selva tropical, sino que también viola el derecho reiteradamente garantizado de las comunidades indígenas a decidir por sí mismas lo que ocurre con sus tierras. El nombre del proyecto resume bien su cinismo: Para el llamado “Tren Maya”, se amenaza a los indígenas mayas con la expulsión y la privación de sus medios de vida. Sin embargo, hace tiempo que está claro que la protección de las comunidades indígenas es sinónimo de protección medioambiental: ¡el 80% de la biodiversidad que queda en el mundo se encuentra en territorio indígena!







