Latinoamérica
Derogación de Ciudades Modelo en Honduras provoca amenaza de Estados Unidos
Fuente: Avispa Midia
Por Aldo Santiago
El pasado octubre, los senadores Ben Cardin y Bill Hagerty enviaron una carta al Departamento de Estado y al secretario de Estado de los Estados Unidos, Antony Blinken, para solicitar un reclamo al gobierno hondureño por la derogación, en abril de 2022, de la Ley Orgánica que permitía la operación de las Zonas de Desarrollo Económico y Empleo (ZEDE) en el país centroamericano.
Dicha ley permitió la creación de zonas especiales con la facultad de operar de manera autónoma al gobierno hondureño. A través de ellas, los inversionistas podían implementar en los territorios sus propios sistemas de administración, gobierno y leyes con el argumento de crear las condiciones para atraer inversiones a nivel internacional.
La misiva de los senadores argumenta que las inversiones norteamericanas en Centroamérica “ayudarán a aliviar la pobreza que fomenta la migración ilegal a los Estados Unidos” e instan al gobierno hondureño a respetar la “garantía de estabilidad jurídica de 50 años que protege las inversiones estadounidenses”, establecidas en el marco del Tratado de Libre Comercio entre República Dominicana y América Central (CAFTA-DR).
En contraste, desde la aprobación de la ley, en 2013, amplios sectores de la sociedad hondureña se organizaron contra su operación. De acuerdo a la organización Alternativa de Reivindicación Comunitaria y Ambientalista de Honduras (ARCAH), a partir de procesos en más de 70 cabildos abiertos, se declararon municipios libres de ZEDES en diversos departamentos donde la movilización por la defensa del territorio motivó el rechazo a su instalación.
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Mediante una carta de respuesta a los senadores norteamericanos, ARCAH sostuvo que las ZEDES “son un proyecto de agresión a la soberanía” del país centroamericano, por lo cual la petición de los congresistas constituye “una grave propuesta de injerencia e irrespeto de los asuntos internos del Estado de Honduras, y solo invita a la perpetuidad de los crimines cometidos por las ZEDES, que incluyen, en el caso de sus secretarios técnicos, por ejemplo, el delito de Traición a la Patria”.
La organización hondureña afirma que, por mas de una década, “el pueblo de Honduras, aun en un periodo de narco-dictadura, enfrentó a las ZEDES de manera organizada, coherente, pertinente, digna, legitima y en pleno uso de sus derechos”, ante el intento de que las trasnacionales sobrepasaran al gobierno hondureño “para instalar laboratorios de gobernanza, de manera inconsulta, y es que, no podría ser de otra manera, ¿qué pueblo daría conscientemente un ‘sí’ a la entrega total o parcial de su país?”.
Presión
La iniciativa de los senadores no es la primera acción de funcionarios norteamericanos para reclamar por la derogación de las ZEDES. En julio de este año, el Departamento de Estado difundió el Informe sobre el clima para inversiones en Honduras, mediante el cual condenó la derogación de la ley.
“El gobierno se ha expuesto a una responsabilidad potencialmente significativa y ha alimentado las preocupaciones sobre el compromiso del gobierno con el estado de derecho comercial”, afirma el informe en el que cuestiona la actitud del gobierno de Xiomara Castro pues no intentó implementar reformas o buscar un diálogo con los inversionistas de las ZEDE.
Según el departamento responsable de la política exterior norteamericana, la medida contribuyó a la incertidumbre sobre el compromiso del gobierno hondureño con las protecciones para la inversión requeridas por acuerdos como el Tratado Bilateral de Inversiones (TBI) entre Estados Unidos y Honduras y el CAFTA.
En respuesta, ARCAH asegura que ninguna de estas garantías aplica si se coloca en riesgo la soberanía de Honduras, pues los senadores “ignoran que la Ley Orgánica de las ZEDES facultaba a las ZEDES a expropiar territorios hondureños”. También agregan que “ningún Tratado de Libre Comercio aplica para las ZEDES, por ser incompatibles con las Constitución de la Republica de Honduras, y los estándares nacionales e internacionales en materia de derechos humanos”.
Al contrario, la organización, que cofundó el Movimiento Nacional contra las ZEDES en junio de 2021, afirma que estos proyectos no han invertido en Honduras, “pero sí han vertido violencias y ataques, incluso contra ARCAH”.
Agresiones
Christopher Castillo, coordinador general de ARCAH, ha denunciado amenazas en su contra realizadas por policías, así como por miembros directivos y ejecutivos de distintos proyectos ZEDES.
Acorde a un comunicado del Observatorio de Derechos Humanos de los Pueblos, las agresiones ocurren en el contexto de la lucha contra las ZEDES, particularmente las conocidas como Ciudad Morazán y Próspera, las cuales “desconocen la decisión popular de derogación de la ley, misma que fue lograda por la lucha popular de comunidades y organizaciones. Por lo que las ZEDES no quieren reconocerlo, en cambio amenazan con acciones violentas buscando así instalarse en los territorios”.
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Una de las recientes agresiones ocurrió a finales de octubre cuando miembros de la ARCAH protestaban pacíficamente contra Ciudad Morazán, puesto que es uno de los proyectos ZEDES que se han mantenido en funciones pese a la derogación de la ley que las sustentaba. A esto se añaden las amenazas contra el coordinador de ARCAH por parte del fundador de Ciudad Morazán, Massimo Mazzone, y otros de sus integrantes Jorge Colindres y Carlos Fortín.
Ante estos hechos, Christopher Castillo exigió a las autoridades hondureñas la derogación efectiva de las ZEDES y ante medios locales sostuvo que “no podemos permitir que estos empresarios solamente vengan a imponer proyectos que no son de desarrollo, que son ajenos a la voluntad popular y que además vengan a amenazar a la gente”.
Sólo sé que no es Marx, es más bien Bakunin
Después de la revuelta y la coyuntura constituyente, por su vigencia, compartimos análisis publicado por Grupo Anarquista Germinal de Concepción.
Hoy es el tiempo de las organizaciones, de los colectivos, de las capuchas y de las horizontalidades. El gobierno no entiende que esto es una lucha que comenzó mucho antes del regreso a la democracia, ya que era una lucha por la cual nos levantamos pobladores y pobladoras, estudiantes, trabajadores y trabajadoras, dueñas y dueños de casa, niños, niñas, y jóvenes que queríamos un nuevo Contrato Social que incluyera a todos y todas. Pero al final ¿Qué obtuvimos? Un pacto social a nivel de partidos políticos, el cual no incluyó a nadie más que a ellos mismos. Es más, han estado legislando acuerdos que les han beneficiado y a través de ellos a las grandes fortunas de Chile. Ya lo decíamos a fines de los 80, que lo que nacía era una partitocracia, ya que la única forma que se observa y se permite para representar o ser representante es a través de los partidos políticos.
En los 90, se gestó una nueva forma de relacionarse y actuar, la cual cuestiona la estructura autoritaria y excluyente de las organizaciones tradicionales. Sin embargo, con prácticas traídas de los años 80´s, se han construído organizaciones que lentamente han sido cooptadas e impregnadas de autoritarismo y falsos liderazgos (no es que haya un liderazgo verdadero). Sin embargo, aún existen organizaciones que su objetivo sigue siendo el Contrato Social inclusivo, y son estas quienes se manifiestan sin líderes, sin dirigentes y logran permear a la sociedad toda, que lentamente va descubriendo su fuerza y su solidaridad de lucha.
Esta lucha en casi 4 semanas ha logrado visibilizar de forma activa y preocupante las demandas más urgentes, que nada tienen que ver con los $30, y algo que muchos de los saqueadores están haciendo es reaccionando y devolviendo lo robado a la gente, como el caso de las aguas donde había ríos secos, con gente sin poder alimentar a sus animales o mantener sus cultivos, mientras un señor mantiene muchas hectáreas muy bien regadas. Hoy, así como esos ríos que retoman su caudal, el pueblo en su conjunto, a través de las organizaciones sociales y populares, lejos de partidos que han sido durante muchas decadas directores de las luchas, también ha comenzado a caminar en una vía de autorepresentación, el tomar la acción y la palabra, apuntando a los cambios profundos que cuestionan este modelo de capitalismo radical.
Como anarquistas, vemos que esta manifestación de protesta ha logrado generar un cambio de paradigma en la lucha social, ha mantenido una revuelta atacando símbolos económicos que son el sosten de este sistema, ya no en crisis, sino definitivamente en derrota, de la misma forma que los liberales se refieren al socialismo de Venezuela como un sistema que no da respuestas, de igual forma el liberalismo chileno, tampoco da respuesta, ya que está construído sobre una ilusión ideológica impuesta por las armas y mantenida por el endeudamiento individual.
El pueblo y las organizaciones horizontales y de afinidad, han logrado mantenerse en la calle con y a pesar de los milicos, lejos de disminuir las manifestaciones, han aumentado, con mucha gente que se ha sumado contra la represión policial.
Pensamos que paralelo a la manteción de las barricadas y la protesta en los centros de las ciudades, es necesario avanzar en activar y organizar asambleas populares, reales, e ir definiendo las estrategias y los planteamientos de lucha con diálogos, con territorios liberados de represión y del poder estatal. Un pliego de Chile mínimo con el cual avancemos a una nueva restructuración de la sociedad: más solidaria, más activa y combativa.
Segunda parte.
El estallido/revuelta del 18 de octubre, viene a ser una expresión del desagrado/odio a los permanentes desprecios de la oligarquía y las élites, no solo las políticas, sino las económicas, militares y gubernamentales. Sin embargo, ¿Basta la rabia o el hastío para iniciar una revuelta? ¿Una revuelta puede ser el inicio de una revolución?
Estas dos preguntas me han dado vueltas desde marzo del 2020, cuando la revuelta disminuye con la pandemia y volvemos a casa de forma obligada (o en realidad como un acto disciplinario). Esta vuelta a casa, está acompañada de deseos de transformación en algunas de las propuestas o demandas como son las pensiones con el fin de las AFP, educación igualitaria y gratuita, libertad de los presos en la revuelta o simplemente, poder ser parte y disfrutar de este modelo de desarrollo, ya no como observadores sino beneficiados de los productos de este jaguar latinoamericano o de nuestro pequeño oasis neoliberal.
En simple, el estallido/revuelta desnuda las diversas expresiones sociales, y los saqueos no fueron por parte de los manifestantes que estaban en las marchas, sino de grupos que ya habían probado que en los momentos de inestabilidad sea por causas naturales como fue el 27-F, el saqueo es una forma rápida de acceder a los productos negados, no sólo los básicos, sino los de placer, la mercancía ya no escindida sino incluida, que este capitalismo ofrece. Por otro lado, los que han mantenido una propuesta revolucionaria al estilo siglo XX, también se sumaban a quemar las calles, o como me gusta decir, iluminar la oscuridad. Este estallido, dio posibilidad de poner en acción tácticas de milicia popular urbana, atacando comisarias, donde se sumaron algunos jóvenes y otros no tantos donde expresar el odio a la representación más dura del Estado como es la policía. Pero los que más se hicieron presente fueron aquellos, que bajo una disciplina controladora como diría “Foucault” de la organización sindical o gremial, quienes marchaban en una expresión simbólica de rotación a las calles, pero que, llegada la hora se retiraban, dejando paso a quienes estaban en la espera de tomar la plaza y defenderla durante horas, las primeras líneas de defensa.
En este grupo, aparece el pueblo, no el militante, ni el activo, sino el marginal, el que no cabe en un sindicato, ya que su trabajo es part time, o por cuenta propia, excluido del mundo revolucionario tradicional, aquel que no responde a orgánicas, sino que construye relaciones en el campo mismo, organizando, planeando la estrategia de lucha, levantando barricadas con los adoquines. Explorando nuevas formas de expresión y sobre todo compartiendo espacios afectivos, muchos como primera vez, confiando y apoyando/se con otros iguales. También, el arte sale a la calle, como expresión cultural, murales, fotografías, conciertos en las esquinas, Bach, Mozart, Wagner, Violeta Parra, Víctor Jara suenan entre violines y chelos, entre flautas y pianos, toda una fiesta cultural, donde cada uno, aporta desde su quehacer. Son los primeros días de la revuelta, el campo de Guerra del enemigo poderoso e imaginario, el terror de la oligarquía a perder sus privilegios y sus prestigios, o súper 8.
Las luchas populares llevadas a los centros neurálgicos de las ciudades, por aquellos excluidos, tanto social como político y económicamente, se expresaban en pequeños triunfos, el lograr que la policía no ocupe los espacios liberados de acción cultural: la radio, las ollas comunes, los grupos, los “fumetas” y otros que ocupaban la plaza como nunca habían podido hacerlo.
La no existencia de banderas, no era una regla, sino una consecuencia que los militantes, muchos, no estaba de acuerdo de participar en espacios des-orgánicos o donde los acuerdos partieran desde la plaza o desde los Tribunales y no desde las mentes preclaras de comisiones políticas o comités centrales. Por tanto, la no presencia de banderas partidarias es un adelanto de lo que vendría con la firma del acuerdo del 15 de noviembre. La desconfianza de la realpolitik que salvó a Piñera y de paso a la democracia en crisis. Mejor un político de carrera que un pueblo inexperto en artes del poder.
No solo los partidos quedaron fuera de la calle, sino también la iglesia. Los símbolos para estatales por antonomasia, fueron rechazados hasta la expresión ardiente de sus acciones quemando mobiliarios eclesiásticos o de algunos partidos, sobre todo de derecha. Ni los curas, ni los pastores, ni los dirigentes políticos estaban presentes, ya que, este estallido/revuelta era una expresión de los que siempre han estado abajo, junto a quienes mueven la economía. Podría ser, sin serlo, una revuelta con ribetes de clase, donde la famosa clase media se amalgamó con la clase trabajadora y con lo popular. Todos juntos levantando barricadas contra la represión.
Sin embargo, al igual que una rabieta infantil, la expresión violenta de la acción y la palabra genera un gasto de energía, la cual tiende a volver a un punto anterior. Baste hacer la siguiente observación: hoy son pocos quienes dicen que estuvieron en la calle en el estallido/revuelta.
Al igual que en aquellos países, donde la posibilidad de revolucionar lo social fue llevado a la practica en su forma mas expresiva, en la revuelta. La sociedad, sobre todo aquella que responde a los ausentes de este evento/episodio social tienden a buscar un equilibrio político, en realidad lo imaginado como deseo, pero que hace que el poder y sus expresiones se fortalezcan y profundicen su radicalidad, ejemplo, las largas prisiones preventivas de los jóvenes detenidos en el estallido, muchos sin pruebas y otros solo con evidencias inventadas por los pacos intra marchas. Pero ahí están, presos aún, a tres años. El estado debe enviar su mensaje a los rebeldes, a los que traten nuevamente de levantarse contra la elite. Esta vez no hubo desaparecidos o ejecutados de forma masiva, pero si muchos mutilados y asesinados.
Se podrá decir que el estallido/revuelta no llegó a ningún lado, pero, al igual que la rabieta del niño, el estado debe revisar su practica al igual que las oligarquías velar que las diferencias sociales no sean tan drásticas. No es solo la pobreza, sino la exclusión y este proceso aun no termina, aun estamos afilando los dientes.
SEGUIR LA LUCHA HASTA QUE SE VAYAN TOD@S, ORGANÍZATE PARA LUCHAR NO PARA DIRIGIR.
Grupo Anarquista Germinal.
Concepción Chile.