desaparecidos
(Español) Te seguimos buscando, Bruno
<<Te seguimos buscando, Bruno>>: Lukas Avendaño
Por Jorge González y Rocío Flores
OAXACA, Oax. El tiempo transcurre, pero los familiares de Bruno Avendaño no pierden aliento. Con 35 años, Bruno Alonso Avendaño Martínez, el joven istmeño desaparecido el 10 de mayo pasado, se suma a la lista de 191 personas reportadas como desaparecidas en Oaxaca. En México son casi 35 mil, según reportes oficiales.
El Registro Nacional de Datos de Personas Extraviadas o Desaparecidas en el país reporta 34 mil 268 entre 2014 y marzo de 2018, aunque según el informe de Amnistía Internacional de 2017/2018, “la cifra es más alta debido a que los datos oficiales excluyen los casos federales anteriores a 2014″.
La familia de Bruno comenzó la búsqueda el día mismo de su desaparición; después intervino el Ejército Mexicano, coordinado con autoridades municipales de Tehuantepec. Un día después la familia hizo una denuncia por desaparición en el Ministerio Público. Los familiares de Bruno señalan que hay ineficacia de la Fiscalía Regional del Istmo.
El artista Lukas Avendaño, hermano de Bruno, dijo que no están investigando, “eso ha alentado el proceso de búsqueda. Aún no se revisan cámaras ni la posible ubicación de mi hermano por medio de su celular, nada”, aseguró vía telefónica el perfomancero de talla internacional.
La actuación de la Fiscalía orilló a familiares y amistades de Bruno y Lukas Avendaño a iniciar acciones de búsqueda y, a la par, de protesta. Colectivos y amigos hicieron un llamado a través de las redes sociales para manifestarse el día de hoy en las oficinas de la Casa de Representación del estado de Oaxaca, en la Ciudad de México.
El día 15 de mayo, familiares, amigos y distintos colectivos se manifestaron afuera de las instalaciones de la Procuraduría General de la República (PGR) pidiendo una audiencia con el procurador general Alberto Elías Beltrán. El funcionario no atendió la demanda.
Ante la negativa, el contingente se dirigió a las oficinas temporales de la PGR, donde la respuesta fue similar: “aquí no está el subprocurador, ni el procurador, aquí están sus oficinas de forma temporal por los terremotos, pero ellos no están aquí”, dijo un agente que resguardaba el sitio.
Han pasado siete días desde la última vez que vieron con vida a Bruno. Eran aproximadamente las tres de la tarde del pasado 10 de mayo cuando, según testigos, fue visto en el paraje Los Manguitos, en la carretera Transístmica. Eso fue lo último que supieron sus familiares sobre su paradero.
Lo que probablemente pudo haber sido un día de celebración para la familia Avendaño se convirtió en una jornada de búsqueda e incertidumbre que se ha prolongado hasta el día de hoy.
Mientras continúan las acciones, el artista oaxaqueño no cesa en llamarlo, apenas ayer escribió un mensaje dedicado a Bruno, su nene grande, su nene xhunco —«el más pequeño» en zapoteco— como le llama en su texto titulado: Seguimos buscando a Bruno.
“Nunca nos cansaremos. Te buscaremos Bruno. Y yo sé que cada hoja guardará la forma de tus ojos. Y las piedras la tibieza de tu corazón. Te seguimos buscando. Y nunca perderemos la esperanza de abrazarte […] Los desesperados serán esperados y los perdidos serán encontrados porque ellos se desesperaron de tanto esperar y ellos se perdieron por tanto buscar”, cita al final el artista oaxaqueño.

(Español) Madres del México herido caminan juntas
Texto, fotos y audios, Colectivo RZ.
México, mayo de 2018.
Jessica Cerón Salinas tiene 28 años y está a punto de dar a luz. Es 13 de agosto de 2012 y su familia la espera para una fiesta en Cuernavaca. Es cumpleaños de su hermana, Lizbeth. Toda la familia, reunida por el festejo, está lista para recibir al bebé de Jessica, a quien han comenzado a llamar Max. En una última llamada telefónica, Jessica les informa que ya se dirigen a la reunión. Pero Jessica y Max no llegan a la fiesta. Desde ese día, su hermana Lizbeth, su madre Celia y toda la familia comienzan una búsqueda que no termina. Unas horas antes, otra joven morelense desaparece. Es Viridiana Anaid Morales Rodríguez, estudiante de Psicología en la Universidad Autónoma del Estado de Morelos. Tiene 21 años y ha viajado con su esposo Roberto Altamirano López para festejar su primer aniversario de bodas en un campamento en el Estado de México. Pero Viridiana y Roberto tampoco vuelven.
Ríos de dolor materno empapan México. Miles de mujeres sin sus hijas e hijos pasan otro 10 mayo sin nada que celebrar. La tradición de antes llama a festejar nuestra ancestría y nuestra maternidad, pero la realidad genera una tradición nueva, la de hoy, una que nos empuja a recorrer calles, avenidas y plazas para no olvidar que, en tan solo una década, cientos de miles de personas han sido asesinadas y desaparecidas en nuestro país con absoluta impunidad. Quienes se reconocen como “madres del dolor” marchan en diez ciudades de los estados más heridos por la violencia incontrolable que nos golpea. En Cuernavaca, Morelos, decenas de familias se movilizan una vez más frente a la total indiferencia gubernamental. Aunque marchan con niñas y niños muy pequeños o en brazos, no hay un solo vehículo de tránsito que vigile su camino. Nadie las recibe en la Fiscalía General del Estado, nadie las escucha en las oficinas del palacio del gobernador Graco Ramírez Garrido.
En años recientes, el estado de Morelos ha visto crecer el horror de los crímenes y las desapariciones de la mano de la insensibilidad de sus instituciones. Las organizaciones civiles que destaparon los horrores cometidos en las fosas de Tetelcingo y Jojutla, donde la Fiscalía General “volvió a asesinar” a sus familiares al arrojarlos “como basura”, insisten en que no se cumplen los protocolos mínimos de comportamiento humano frente a una persona fallecida. Y si esos protocolos no importan, las familias fracturadas importan menos.
Las madres, los niños y las niñas, los familiares jóvenes y ancianos que marcharon este 10 de mayo lo han intentado todo. Como si habitaran un mundo paralelo, se han organizado para aprender lo necesario y hacer el trabajo que las autoridades no realizan. Rastreo y hallazgo de fosas clandestinas, papeleo legal, investigación de expedientes, redacción de nuevas leyes, seguimiento de protocolos, llamados a la solidaridad, entrevistas y conferencias, relatos, gritos. Este día de las madres se visten de blanco y llevan las flores que debieron recibir. Reparten entre la gente que las acompaña un listado de consignas que se han ido ajustando a los tiempos que vivimos: “¿Dónde están, dónde están, nuestras hijas dónde están, nuestros hijos dónde están?” “Únete, únete que tu hija puede ser, que tu hijo puede ser” “¿Por qué los buscamos? Porque los amamos”. “Las madres en la calle no hay nadie que las calle”. Son las voces heridas de mujeres y familiares articulados en el Frente de Víctimas del Estado de Morelos, exigiendo “verdad, justicia, reparación y no repetición”.
Después de una larga caminata por la ciudad, un breve acto en la Plaza de Armas de Cuernavaca. Las familias y las madres se congregan en un memorial que es prueba irrefutable de la negligencia gubernamental. Colocan decenas de mantas y fotografías de quienes no están con ellas. Rodeadas por periodistas y grupos de apoyo, leen un boletín de prensa. Dicen que “los candidatos deberían tener en sus propuestas el tema de que le van a dar solución a las víctimas”, pero saben que no lo harán. “Creer, no creemos en nada”. Lo que las acerca a las autoridades, señalan, “es la esperanza”. Luego, el pase de lista de cada persona ausente, otra nueva tradición mexicana.
Entonces, los mariachis que no saben faltar, entonan lo mismo que están escuchando millones de madres en todo el país. Sólo que, aquí, Juanga y Denisse se sienten de otro modo. Cuando resuena el “tú eres la tristeza, ay, de mis ojos” la fortaleza de estas madres se vuelve llanto colectivo. Se acompañan, se abrazan y se identifican. Luego cada “guerrera invencible” se recupera y se retira para cumplir la promesa que llevan años gritando: “De norte a sur, de este a oeste, yo te encontraré cueste lo que cueste”.
A continuación, reproducimos audios con las palabras de madres, abuelas y hermanas de personas desaparecidas y asesinadas en Morelos en los últimos años, quienes explican cuál es su búsqueda y cómo se han organizado y articulado para caminar juntas:
(Descarga aquí)Charla con Ana Luisa Garduño, madre de la joven asesinada Ana Karen Huicochea.
(Descarga aquí)Charla con Edith Hernández, hermana de Israel, cuyo cuerpo fue hallado en las fosas clandestinas de Tetelcingo.
(Descarga aquí)Charla con Celia Salinas, madre de la joven desaparecida Jessica Cerón.
BOLETIN DE PRENSA
MILES DE MADRES EN ESTE DÍA NO TENEMOS NADA QUE CELEBRAR



























