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Latinoamérica
Costa Rica: casi un centenar de agresiones contra recuperador@s de tierras en 2020
Por Sare Frabes
En portada: Acción para exigir justicia por el asesinato de Sergio Rojas ocurrido en 2019.
Integrantes de distintos pueblos originarios, partícipes de procesos de recuperación de tierras en la región sur del país, denunciaron que solo en el año 2020 registraron 86 agresiones en su contra.
Estos datos se desprenden del Informe de agresiones y violaciones a los derechos humanos contra los Pueblos Originarios de la zona sur de Costa Rica; Enero – Diciembre 2020, presentado la semana pasada.
El documento señala el amedrentamiento y hostigamiento de finqueros, peones y otros actores, invasiones a recuperaciones, amenazas de muerte, incendios provocados y el ingreso de ganado a recuperaciones, todas acciones que forman parte de las agresiones y ataques que sufrieron los pobladores indígenas de la zona sur de Costa Rica.
Menores en frecuencia, pero no menos graves se encuentran el homicidio y el intento de homicidio. El 2020 atestiguó el asesinato de Jerhy Rivera Rivera, segundo líder indígena asesinado en menos de un año, después del homicidio de Sergio Ortíz.
El informe también denuncia el caso de Minor Ortiz Delgado, del Clan Tubolwak, quien sobrevivió a un intento de homicidio en su contra.
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El informe contextualiza el escenario en el cual se incrementaron las agresiones. Este responde al reinicio de procesos de de recuperación de tierras-territorios por parte de los pueblos originarios de la zona sur, acciones que además cuentan con sustento legal derivado de la Ley Indígena, incumplida desde 1977.
Por ello, hace 10 años el pueblo Bribri de Salitre realizó una serie de recuperaciones de tierras dentro de su territorio, las cuales habían sido usurpadas y explotadas por terratenientes no indígenas. Con el transcurso de los años, estas recuperaciones de tierras-territorios son realizadas por más pueblos, tales como el Bribri Iríria Sá Ká (conocido como Cabagra), Brörán de Térraba, Cabécar de China Kichá y Yimba Cajc (conocido como Curré).
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“Estos 10 años de resistencia directa han sido respondidos con violencia racista, patriarcal y colonial por parte de los terratenientes, cuyas fincas fueron recuperadas o por quienes se han visto amenazados con una recuperación de sus fincas. Así, los Territorios Indígenas han sido el escenario de un choque directo de visiones del mundo: la de los Pueblos Originarios y la de los terratenientes”, señala el informe.
Por su parte, días antes a la presentación del informe, el Frente Nacional de Pueblos Indígenas (FRENAPI) señaló la campaña racista y de odio contra el Movimiento Autonomista y de Recuperación de Tierras Indígenas en Buenos Aires.
“En la medida que el proceso de Afirmación territorial se fortalece y aumenta, también ha crecido la violencia, en sus métodos y en sus autores intelectuales, físicos, directos e indirectos, así como sus cómplices y acompañantes”, denunció la organización indígena.
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De acuerdo a la organización indígena, este señalamiento se da en un contexto de violencia racista, la cual señalan como responsable por la promoción de agresiones y el abierto llamado para atacar las comunidades y desalojarlas, así sea mediante el asesinato de l@s recuperadores.
Debido al riesgo para las comunidades indígenas, desde abril del 2015 la Corte Interamericana de Derechos Humanos dictó una medida cautelar para obligar al estado de Costa Rica el “garantizar la vida y la integridad personal del pueblo indígena Teribe (o Térraba) y del Bribri de Salitre”.
No obstante, el promedio de agresiones contra las comunidades durante el año 2020 fue de mas de 7 ataques por mes.
Las agresiones
Para la Coordinadora de Lucha Sur Sur (CLSS), el informe proviene de la necesidad de construcción de la memoria colectiva y popular y para enunciar los procesos de denuncia y exigencia de justicia para las comunidades originarias.
“El informe responde a un esfuerzo minucioso, veraz y serio de parte de todas las organizaciones que forman parte de la CLSS (…) y pretende ser un grito de justicia. A través de la sistematización y la construcción de datos duros se evidencia el alto riesgo en el que se encuentran los Pueblos Originarios”, compartió Nery Chaves García, autora del informe, durante la presentación del documento.
Entre los datos que resaltaron durante la presentación del informe se encuentra que, en 24 casos de violencia contra l@s recuperadores, están involucrados agentes de la Fuerza Pública.
Un ejemplo es lo ocurrido el 4 de octubre del 2020, cuando “la Fuerza Pública presente en Yuwi Senaglö realizó un operativo en condiciones extrañas y que evidencia un ataque del ente policial contra las personas cabécares que se encuentran en el terreno recuperado desde el pasado 28 de septiembre”.
Entre las agresiones de los elementos policiacos se encuentran el arresto, así como el abuso de autoridad en contra de l@s recuperadores indígenas. También, el informe enfatiza que actualmente existen 14 personas de pueblos originarios amenazadas de muerte.
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Los datos consignados en el documento fueron recolectados mediante un monitoreo de agresiones que realiza la CLSS, la cual trabajó junto con el apoyo de la Asociación de Iniciativas Populares Ditsö y Asociación Voces Nuestras.
También se utilizó información brindada por diversos grupos y comunidades que son parte de procesos de recuperación de tierra– territorio en la zona sur de Costa Rica.
“A través de esta sistematización y clasificación, fue posible identificar los picos de violencia durante el 2020, las principales formas de agresión contra los Pueblos, la frecuencia en cada uno de los Territorios Indígenas y los actores más importantes en las agresiones. Estos datos pretenden aportar a la discusión política del conflicto existente en los Territorios Indígenas de la Zona Sur, pero sobre todo a demostrar evidencia popular y organizativa del profundo riesgo que acecha a los Pueblos Originarios”, resaltaron durante la presentación del documento.
Finalmente, Gustavo Oreamuno Vignet, de la Asociación de Iniciativas Populares Ditsö, señaló que todos los crímenes realizados por particulares, así como las violaciones a los Derechos Humanos en los que incurrió el Estado de Costa Rica, hasta en la actualidad se encuentran impunes.
Continuidad de la Iniciativa Mérida en el gobierno de López Obrador
Por Santiago Navarro F
Un informe del congreso de los Estados Unidos, llamado “Evolución de la Iniciativa Mérida, 2007-2021”, reconoce que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, a diferencia de los gobiernos que le antecedieron, quienes desplegaron la llamada “guerra contra el narcotráfico”, rechazó considerar como una “guerra” los objetivos trazados en la llama Iniciativa Mérida. No obstante, afirma el documento, “López Obrador respaldó las reformas constitucionales para permitir la participación militar en la seguridad pública durante cinco años más”, siguiendo así los objetivos de la Iniciativa Mérida.
La Iniciativa Mérida, un acuerdo de cooperación bilateral, fue lanzada desde Washington en el año 2007 y aún se ejecuta hasta el día de hoy. Hasta octubre del año 2020, el gobierno de EEUU ha desembolsado 3300 millones dólares con este programa, una asociación sin precedentes en materia de seguridad que ha brindado, por parte de EEUU, entrenamiento militar, venta de armas, equipo bélico, como helicópteros y la incidencia en las estructuras encargadas de impartir justicia en México.
Entre otros objetivos, pretendía “desmantelar las redes de las organizaciones criminales”. Además, señala el documento, “el gobierno mexicano se comprometió a combatir la corrupción. El gobierno de Estados Unidos se comprometió a abordar la demanda de drogas y el tráfico ilícito de armas de fuego y divisas a granel hacia México”.
Aunque el propio informe sostiene que los resultados demuestran que no se han cumplido con esos objetivos. “La impunidad por la corrupción pública continúa en México”, afirma el documento.
El informe del 2019 del Servicio de Investigación del Congreso estadounidense (CRS por sus siglas en inglés) estima que, desde 2006, más de 150 mil personas han muerto en México como resultado del crimen organizado. Aunque los datos oficiales del gobierno mexicano alcanzan cifras de más de 250 mil personas muertas durante la llamada “guerra contra el narcotráfico”, pero, además, las fracciones de los grupos criminales en el territorio mexicano se han fortalecido y han alcanzado una presencia transfronteriza.
Por otra parte, el documento del congreso estadounidense puntualiza que, en lugar de que el gobierno mexicano reforzara a la Policía Federal, que “recibió equipo y capacitación estadounidense, el presidente López Obrador obtuvo la aprobación del Congreso para la creación de una nueva Guardia Nacional (compuesta en su mayoría por militares y ex policías federales)”, abunda el documento.
Esta medida fue asumida mediante un decreto presidencial emitido el 26 de marzo de 2019, publicado en el Diario Oficial de la Federación, estableciendo que las Fuerzas Armadas asumirían la función de policía para llevar a cabo tareas de seguridad pública de manera extraordinaria. “Esta medida se ha tomado hasta que la Guardia Nacional consolide su estructura”, anunció en su momento el mandatario mexicano.
Este cuerpo policiaco de corte militar fue desplegado para asegurar oleoductos, reafirmar el control territorial en áreas de alta criminalidad, pero, sobre todo, para “asegurar las fronteras de México”, remarca el Congreso estadounidense.
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Esta medida fue establecida en función del acuerdo de la Declaración Conjunta entre México-Estados Unidos, del 7 de junio del 2019, donde México se comprometió a combatir el tráfico de personas y desplegar a su Guardia Nacional en sus fronteras
México también reafirmó su compromiso para trabajar con Estados Unidos en los llamados Protocolos de Protección de Migrantes, conocidos como MPP y, “crear un grupo de trabajo de alto nivel en materia de seguridad, que incluía la Iniciativa Mérida como parte de los esfuerzos bilaterales”, agrega el informe.
López Obrador está listo nuevamente
Para miles de mexicanos que fueron afectados directa e indirectamente por la llamada “guerra contra el narcotráfico”, que es sinónimo de la Iniciativa Mérida, esta estrategia ha sido un rotundo fracaso. No obstante, advierte el documento del parlamento estadounidense, la administración de López Obrador “ha señalado que está lista para replantear aspectos de nuestra cooperación de seguridad bilateral, lo que podría convertirlo en un momento oportuno para reemplazar la Iniciativa Mérida con un marco de seguridad más amplio que abarque la asistencia para el desarrollo”, aunque no se detalla el rumbo que tomará este acuerdo bilateral.
Según el gobierno estadounidense, su prioridad es “proteger y ayudar a los ciudadanos estadounidenses en México”, ya que México es el destino extranjero más popular para los turistas provenientes de EEUU.
Pero, la propia Oficina de Inspección de la Embajada en la Ciudad de México asegura que la relación México-Estados Unidos se basa en que México es el tercer socio comercial más grande de los EEUU. Es el segundo mercado más grande que absorbe exportaciones estadounidenses y el tercer proveedor más grande de petróleo crudo. En promedio, Estados Unidos intercambia $ 1 millón en bienes y servicios por minuto con México. Estados Unidos es el mayor inversor extranjero de México; más de 18 mil empresas estadounidenses operan en territorio mexicano.
Además, con su política del combate al crimen organizado, en el marco de la Iniciativa Mérida, el gobierno de EEUU busca enmarcar a México en su política de ayuda humanitaria en contextos de crisis ambientales y climáticas. “Los desastres naturales, incluidos terremotos, huracanes y erupciones volcánicas, son frecuentes en México y requieren una acción rápida e integral por parte de Misión México para proteger a los ciudadanos estadounidenses”, abunda el documento.
La estrategia de la “Ayuda Humanitaria” de los EEUU ha sido desplegada en todo el continente americano y está enmarcada en la llamada Estrategia del Teatro 2017-2027. “Este plan es nuestro modelo para defender las vías de acceso del sur del continente americano hacia su interior y promueve la seguridad regional mediante la degradación de las amenazas por parte de las redes ilícitas transregionales y transnacionales (T3Ns, por sus siglas en ingles), respuesta rápida a cualquier tipo de crisis (desastre natural o humano) y creando relaciones para enfrentar desafíos globales”, señala la estrategia presentada en un primer momento por quien fue jefe del Comando Sur, Kurt Walter Tidd.
Con esta estrategia se han llevado a cabo diversos acuerdos de cooperación en materia de inteligencia y seguridad con los considerados países socios de los Estados Unidos.