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23 de Diciembre de 2011

Gilberto López y Rivas

Hermanos Cerezo: escritos desde la cárcel

Resistir desde la adversidad: escritos de los hermanos Cerezo durante su injusto encierro en las cárceles de máxima seguridad (México, Editorial Revuelta, 2011) es un libro singular. Se trata de las reflexiones, análisis, cartas y diversos materiales de los hermanos Alejandro, Héctor y Antonio, quienes sufrieron prisión durante años en una cárcel de alta seguridad a partir de agosto de 2001. Sus autores clasifican los textos como filosóficos, políticos y cartas, y constituyen el legado de esta extraordinaria familia de revolucionarios que no ha dejado que la prisión melle su espíritu de lucha y mantiene viva la antigua tradición libertaria de los presos políticos de resignificar la cárcel con decoro, dignidad y resistencia. Así, los hermanos dejan plasmado en estas páginas el esfuerzo intelectual y ético por trascender la acción punitiva del poder que busca reducir, limitar, cooptar, ablandar a los insumisos que se atreven a cuestionar al sistema de explotación capitalista imperante. Desde la Comuna de París, con sus miles de asesinados y prisioneros que purgaron condenas en colonias carcelarias francesas de ultramar, se registra la tradición de hacer de la prisión “un espacio de lucha –como señalan los Cerezo– donde afirmar nuestra condición de hombres libres y comprometidos con las causas justas de nuestro pueblo, (y que) implicaba el esfuerzo diario de estudiar, aprender y vivir con dignidad”. Los Cerezo pasaron la prueba con honores y son, como ellos afirman: “¡Presos ayer, libres siempre!”

Los escritos filosóficos, no obstante la limitación de las condiciones penitenciarias, son alegatos fundados, estructurados, coherentes, frescos y bien escritos, que van tocando diversos y complejos temas del marxismo, como la praxis y la enajenación, cotidianidad y lucha social, la relación sujeto-objeto, fetichización, desarrollados por algunos de sus exponentes más connotados, empezando por el propio Marx, Karel Kosik y, en México, José Revueltas y Adolfo Sánchez Vázquez.

Lejos de la mera especulación intelectualizada que caracteriza actualmente a una buena parte de la academia, los análisis de los Cerezo tienen un propósito claramente definido: criticar a fondo el capitalismo, invocar la acción política como medio de “enriquecer nuestra praxis cotidiana y coadyuvar a transformar, radicalmente, la sociedad en que vivimos, es decir, construir una nueva” (p. 21).

Los textos políticos cubren una amplia y diversa gama de temas, que van desde la descripción de las condiciones carcelarias, su cotidianidad de violencia, su comprensión como “geometría enajenada”, hasta el análisis sobre la figura del Che, los significados del 2 de octubre y el movimiento del 68, una caracterización de la izquierda institucionalizada o reformista del PRD y del movimiento encabezado por AMLO, reflexiones sobre distintos personajes y procesos, como el comunista checo Julius Fucik, la Revolución Mexicana, el papel de la juventud de izquierda, entre otros. Todos ellos constituyen, igualmente, una contribución de los Cerezo al análisis, principalmente, de la realidad política de México.

Estamos de acuerdo en la identificación desmitificada del Che, convertido en un símbolo despojado de su esencia revolucionaria y anticapitalista; también son muy pertinentes las observaciones críticas sobre la izquierda regresiva que abandonó la necesidad de luchar por un cambio revolucionario, se despojó del lenguaje clasista y se incorporó a la alternancia de la democracia tutelada por el capitalismo. Esta izquierda se limita a democratizar el Estado capitalista, buscando la actualización del desmantelado “Estado benefactor”.

Se asienta que la lucha por la memoria del 2 de octubre y la guerra sucia no puede quedarse en demandar sólo el castigo a los culpables del terrorismo de Estado de las décadas pasadas, sino también del presente. Me parecen muy acertadas las ideas vertidas en torno a la pequeña burguesía y su tendencia a ser antineoliberal pero no anticapitalista; también coincido en el señalamiento en torno al reformismo que renuncia a pensar, creer y luchar por una sociedad no capitalista; la imposibilidad de humanizar el capitalismo; la critica al uso del parlamentarismo para negociar cotos de poder; la insistencia en basar la lucha en el ámbito electoral e institucional exclusivamente.

También destaca la identificación del movimiento que se aglutina en torno a AMLO como antineoliberal y reformista, y la necesidad de la izquierda anticapitalista de no supeditarse o fundirse con este movimiento político; esto sin confrontarse con el pueblo que apoya esta corriente. Es necesario ejercer la crítica a los gobiernos surgidos de esta izquierda institucional, como los del Distrito Federal, Zacatecas, Chiapas, Guerrero, Michoacán; señalar sus incongruencias éticas, los planteamientos desarrollistas, extractivistas y paternalistas, su pragmatismo político y el reciente corrimiento a posiciones equívocas representadas en la “república amorosa”, que no es otra cosa que un acercamiento electorero a los sectores medios y empresariales.

Asimismo es pertinente afirmar que ser marxista hoy en día “no sólo implica comprender la totalidad de la teoría crítica de Marx y Engels; implica, también, llevar a la práctica lo que en teoría se ha comprendido; es decir, desarrollar la praxis”. Sin embargo, si entendemos que la crítica es esencial en el marxismo, habría que ejercerla, en primer término, con el marxismo mismo. Después de la implosión del campo socialista y las transformaciones hacia el capitalismo en China y Vietnam, estamos obligados a escudriñar la vigencia y las interpretaciones del marxismo que ofrezcan respuesta a las acuciantes realidades de nuestro tiempo. Ha sido, en suma, una experiencia gratificante la lectura de este libro, el cual recomiendo ampliamente.