México, 7 de junio de 2015.

Vamos y venimos en la tierra prometida que nuestros padres siguen buscando. La que nuestras abuelas divisan con la lupa de sus lágrimas y los hijos y las nietas apuntalan. Hartos y cansadas de habitar hogares sin destino, nos abrigamos en lo sagrado ancestral, lo honramos, lo consolidamos como pirámide viva y partimos con dirección a lo que palpita. Nuestra lucha nos acompaña.

En los caminos, sangre de cráneos estudiantiles y magisteriales encharca puentes, túneles, casas o avenidas. Nos pinta la visión en rojo, nos la moja, nos la enfurece. Encontramos las miradas perdidas de quienes toparon, valientes, al verdugo, a unas horas de su legitimación. La vileza electorera nos confronta cobarde con su risa descarnada. Y la venganza nos tienta desnuda para seducirnos. Pero nuestra lucha es otra, nos enseñó un votán, nos enseñaron muchas, muchos.

Somos para ser diferentes. Somos en guerra, no la guerra. Van ajados nuestros pies pero flotamos, danzamos entre cascabeles forjados con cadenas rotas. Apenas duermen las guacamayas, enterramos nuestras manos en un baúl de estrellas impalpables. La dignidad de los montes nos abraza. Ahí supuramos deseos. Allí maduramos. Aquí recitamos el gozo de imaginar un suelo maternal.

Nuestra lucha es nuestra.

Eugenia Gutiérrez. Colectivo Radio Zapatista.