Movilización de 72 horas de la CNTE.
Por Ehécatl.
El pasado 9 de febrero del año en curso, profesores de la Sección 22 de la Coordinadora Nacional de trabajadores de la Educación (CNTE) llevaron a cabo una acción que sorprendió a los presentes y, sobre todo, a las autoridades de la capital, pues mientras los agentes esperaban una marcha hacia el Zócalo, frente a su mirada impotente, convirtieron una marcha en un gran plantón, dejando sin capacidad de reacción a los uniformados, quienes sólo monitoreaban la instalación de los manifestantes.
En medio del Paseo de la Reforma –en el tramo que va de insurgentes a Bucareli–, los miles de maestros que conformaban el contingente comenzaron a desplegar casas de campaña, carpas, anafres, cobijas, etc., y en menos de una hora ya estaba listo el improvisado campamento. A las pocas horas después de haber ocupado parte de Paseo de la Reforma, cientos de granaderos comenzaron a desplegarse por las calles aledañas rodeando el campamento, al percatarse los maestros de la movilización policiaca, comenzaron a organizarse en sus secciones para “esperar lo que fuera”.
Mientras tanto, en SEGOB ya estaba instalada una mesa de negociación exigiendo respuesta a las demandas planteadas, que en síntesis eran: el pago de aguinaldos, la desaparición de la Sección 59 creada por el gobierno para confrontar a la sección 22, la cancelación de la Reforma Educativa y la aplicación del proyecto educativo estatal propuesto por la CNTE; cabe señalar que, para continuar las negociaciones, se pidió la retirada de la policía, y fue así como a las 6:30 aproximadamente , los contingentes que rodeaban el campamento, se ocultaron a unas calles del plantón.
Las discusiones y negociación se extendieron hasta altas horas de la noche. Aproximadamente a las 11:30 pm, Rubén Núñez Ginés, líder de la Sección 22, dio un avance de las negociaciones. Comentó que las mesas estaban trabajando, que la comisión de pagos estaba revisando las incidencias en todos los niveles educativos y mencionó que al día siguiente (martes 10 de febrero), se abrirían dos mesas más, la primera para tratar la ley estatal y las escuelas tomadas en Oaxaca, y la segunda, para tratar el caso de los compañeros presos políticos y el caso de los Normalistas.
Pasada la media noche, y ante las amenazas de desalojo, los miles de maestros recorrieron unas calles su campamento, para ocupar el monumento a la Revolución.
Llegado el martes 10, las marchas en las calles y las mesas de negociación continuaron. Se tenía como plazo el día miércoles para retirar el plantón pero los maestros comentaban que no se irían hasta que sus demandas fueran cumplidas, pues aunque –-en palabras de un profe– les “duelen las mentadas de madre de la gente, duele más que no se inmuten ante el contexto nacional”.
Para el día miércoles 11, tras la movilización de la Sección 22 sobre Paseo de la Reforma, se vino el repliegue por parte de la policía federal y capitalina, mismo que obligó a los maestros a resguardarse en el campamento del monumento a la Revolución. Durante más tres horas se vivió la tensión entre manifestantes y policías, y fue hasta las 5 de la tarde cuando la mayoría de los maestros decidieron levantar su campamento y regresar a sus entidades, sin dejar en claro cuáles fueron los acuerdos alcanzados, pues al final, sólo se informó que el próximo sábado se determinará un nuevo plan de acción, en el cual se planteará tomar el Zócalo capitalino.
Cabe señalar que la acción del sorpresivo plantón en Reforma por parte de los maestros de la CNTE fue una iniciativa obligada por las autoridades capitalinas, pues éstas han tratado de impedir que el descontento social sea expresado en el Zócalo de la capital; sin embargo, la magnitud del descontento es tal que éste se abre camino para manifestarse y buscar un lugar para hacerse presente, con o sin permiso.