COPINH
¡Alerta! Atentan contra Bertha Zuniga y miembros de la coordinación del COPINH.
En horas de la tarde a las 2:36 pm la compañera Bertha Zúniga en su camino de vuelta de la comunidad de Cancire del Municipio de Santiago Puringla en el departamento de La Paz, acompañada de los miembros de la coordinación general del COPINH Sotero Chavarría y Asunción Martínez, fueron atacados por 4 hombres en dos ocasiones.
En la primera, 3 hombres armados con machetes, apostados al lado de un carro Toyota Tacoma Negro de placas PCH 1886, atravesados en el camino de la comunidad de Cancire a San Antonio, amenazaron a las personas que estaban dentro del carro del COPINH ondeando los machetes en posición de ataque. Gracias a la habilidad del conductor no pudieron detener ni machetear el carro, sin embargo, el cuarto hombre, conductor del carro Tacoma arrojó una piedra que golpeó la parte de arriba de la ventana del conductor de COPINH.
En la segunda ocasión el mismo carro, solamente con el conductor, dio persecución por el mismo camino al carro de COPINH rebasando de manera peligrosa, queriendo chocar al carro donde se transportaba la coordinadora general del COPINH y y arrojarlo al abismo. Luego de esto el carro negro se puso en frente del carro de COPINH, intentando frenarlo durante 10 minutos. Afortunadamente el conductor de COPINH pudo tomar un desvío, ir por otro camino y evitar mayores incidentes.
Crónica de la represión a COPINH, Honduras
El pasado 20 de octubre una manifestación de la organización COPINH en Honduras fue brutalmente reprimida por la policía, a pesar de la presencia de niñxs, mujeres y ancianxs. La cantautora y activista social Karla Lara nos comparte esta conmovedora crónica de la represión.
También compartimos la cápsula radiofónica producida por Radio Guarajambala:
(Descarga aquí)
¿TE MOLESTA MI AMOR?
por Karla Lara
“Mi mamá, mi mamá, dónde está mi mamá, a mi hermanito se lo llevaron en un carro, mi mamá, ay mamá, ¡dónde estás, mamá!”… Eran gritos, estaba en shock, corría de regreso en sentido al peligro, hacia los gases y los chepos enloquecidos que repartían toletazos y lanzaban piedras en medio de una nube blanca provocada por las lacrimógenas y los chorros de agua, la gente nos pasaba de lado corriendo, hacés pequeños intentos por ser solidaria pero vos también querés salvarte, y el humo te ahoga, “mamá, mamá, dónde está mi mamá, mi hermanito, se lo llevaron en aquel carro”, señalaba hacia un punto donde ya no había ningún carro. Entre el humo y la gente corriendo apareció la mamá, “ella es, ¡mamá!”, gritaba el niño, “mamá, se llevaron a mi hermanito en aquel carro”, él se desvaneció y un muchacho delgado le ofrecía al niño, que era grande y gordito, ¿te cargo?, yo te llevo, salgamos de acá, gritaban otros, la mamá se desmayó en ese momento, le echábamos agua en la cabeza, hasta un policía municipal le echaba aire, los compas intentaban levantarla. Era una escena desgarradora, yo intentaba torpemente hacer algo, le decía al niño que se calmara y que avanzáramos pero todos dábamos gritos, órdenes, intentos de hacer algo. En eso traían a la abuela Yolanda, me fui con ella, y ella conmigo, debo de haber pensado que ella me salvaría y que yo podía cuidarla a ella que no podría correr, o nos darían refugio, mezquindad, solidaridad, quién sabe qué es en esos minutos de la vida que se hacen eternos, los compas respondían a los chepos con gritos, con una que otra piedra de regreso, y no paraban, no dejaban de lanzar bombas y correr tras nosotros, para qué, ya habían desalojado el plantón.