Pueblos Indígenas
Crónica de un desalojo contra pobladores indígenas en Santa Cruz Barillas
“Nosotros somos herederos de estas tierras que pertenecían a nuestros abuelos, pero por el conflicto armado tuvimos que abandonarlas”, dijo en su idioma Q’anjob’al una señora.
Por Joel Pérez, Lencho Pez y Simón Antonio
Este miércoles 19 de julio, más de 2 mil 500 agentes de la Policía Nacional Civil (PNC), entre agentes antimotines y antinarcóticos fueron movilizados al municipio de Santa Cruz Barillas por el gobernador de Huehuetenango, para cumplir con una orden de desalojo contra pobladores indígenas que habitan la comunidad de Kumatz.
La orden fue emitida por el juez “B”, Oswaldo Romeo Martínez Palacios del Juzgado Pluripersonal de Primera Instancia Penal, Narcoactividad y Delitos contra el Ambiente, del Centro de Administración de Justicia (CAJ) con sede en el municipio de Santa Eulalia.
Según el Ministerio Público (MP), en la diligencia también participó la Fiscalía contra Delitos de Usurpación con la finalidad de recuperar y entregar el inmueble (la finca Sargento y Nubila) al propietario.
Elmer Ariel de León López, juez de paz de Santa Cruz Barillas, fue quien ejecutó esta orden de desalojo contra la población de Kumatz, ubicada sobre la Franja Transversal del Norte (FTN), en la aldea Río Espíritu, a 570 kilómetros de la ciudad capital.
Pronunciamiento ¡Verdad y justicia para Álvaro Sebastián Ramírez!
A nuestrxs compañerxs del Ejército Zapatista de Liberación Nacional.
A nuestrxs compañerxs adherentes a la Sexta en México y el Mundo.
A los Pueblos del Mundo que resisten contra el Sistema Capitalista y Patriarcal.
A los medios libres, independientes, alternativos o como se llamen.
Se cumple un año de la ausencia del compañero Álvaro Sebastián Ramírez, indígena zapoteco, originario de la comunidad de Llano Maguey, municipio de San Agustín Loxicha, Pochutla, Oaxaca, ex preso político y de conciencia, asesinado por motivos políticos. Hoy, su familia, compañeras y compañeros que lo acompañamos en diferentes momentos de su lucha, lo nombramos y queremos decir que su recuerdo está presente en nuestra memoria y seguiremos gritando ¡VERDAD Y JUSTICIA PARA ÁLVARO SEBASTIÁN RAMÍREZ!
Para Álvaro, la vida fue su lucha y su lucha era parte de su vida, fue consecuente con su pensamiento y creía firmemente que otro mundo es posible. Por eso, se hace necesario recordar el trabajo organizativo que hizo antes, durante y después de estar privado de su libertad. En los años setenta y ochenta fue maestro bilingüe, también ocupó el cargo de regidor de educación en el Honorable Ayuntamiento Constitucional del municipio de San Agustín Loxicha. Vivió en carne propia la miseria y la pobreza extrema, sintió las injusticias que se cometían en contra de sus iguales. Ante ese contexto, Álvaro decía que “era necesario organizarse”, por eso, caminó durante años junto a su pueblo, desde abajo, para construir libertad, justicia y democracia.
Él, como otros disidentes políticos, fue desaparecido y torturado durante 11 días en una cárcel clandestina, fue encarcelado en diferentes penales de máxima seguridad del país y asesinado por sus ideas políticas contrarias al régimen y por haberse organizado con su pueblo para luchar y resistir frente al despojo, la explotación, al desprecio y la represión.