Niñxs
[Actualización ] ÉXODO DE MIGRACIÓN LATINOAMERICANA-MISIÓN OBSERVACIÓN VERACRUZ
MISIÓN DE OBSERVACIÓN DERECHOS HUMANOS EN VERACRUZ
4 de Noviembre 2018
Desde las 4 y media de la mañana, todas las personas migrantes del éxodo que se encontraban dispersas en Cd. Isla, Tierra Blanca, Cordoba, Congregación Guadalupe “La Patrona”, Puebla y unas cuantas ya en la Ciudad de México reiniciaron su periple, sin ya esperar nada del gobierno, pero muy agradecidas por la solidaridad del pueblo mexicano, pidiendo “rite” a choferes de tráiler y cualquier tipo de vehículo dispuesto a prestar servicio de manera solidaria.
La meta de todos y todas es avanzar lo más que se pueda, avanzar, avanzar… hacia la Ciudad de México y de ahí a Tijuana para pasar del otro lado, con la preocupación en ciertos casos de no saber de sus familiares dispersos por la negación del gobierno del Estado de Veracruz de poner autobuses directos a la ciudad de México como lo había anunciado antier.
Sigue el cansancio, siguen enfermedades, mucha tos, pero el animo por avanzar sobresale.
Desmentimos el rumor del supuesto secuestro de camiones transportando migrantes el día de ayer, solo que llegaron un poco tarde a Puebla, pero exigimos de las autoridades de todos los niveles la protección de la caravana en cada paso en el territorio Mexicano.
Agotados caminan, algunos con ampollas en los pies, con la esperanza de que en tierras mexicanas se les vea como personas pobres, no como delincuentes; a cada muestra de solidaridad, sonríen, agradecen, gritan vivas a las familias que han salido a colmarles de víveres y de ropa, más de la que pueden cargar en sus maletas y en las plataformas de los trailers que les dan el aventón a la siguiente parada. (Continuar leyendo…)
Caravana de migrantes llega a Mapastepec, Chiapas
“Que este sacrificio le sea agradable a nuestro Señor Dios padre todopoderoso”, se escuchaba la voz del sacerdote por los altavoces, y era imposible no preguntarse de qué forma este sacrificio podría parecerle agradable a nadie.
Estábamos en el gran patio frente a la iglesia en el centro de la pequeña ciudad de Mapastepec, uno de los espacios donde miles de migrantes centroamericanos se amontonaban, acostados en el suelo, después de haber caminado todo el día desde Huixtla, en el estado de Chiapas.
Los niños (los muchos, muchísimos niños) estaban agotados. Entre ellos llamaba la atención una pequeñita niña, de quizás algunos meses de edad, durmiendo profundamente al lado de su madre, una mujer de edad indefinida con la cabeza recostada en su mochila, la mirada perdida y una expresión que demuestra un doloroso desasosiego.