Mundo
Lynne Stewart ––abogada del pueblo y luchadora por la libertad–– ¡Presente!
Por Mumia Abu-Jamal
Tras vivir 78 inviernos en ‘América’, Lynne Stewart ha muerto después de batallar durante varios años contra el cáncer de mama.
Sin embargo, esa fue sólo una de sus batallas. Como la mayoría de nosotros, ella ganó algunas y perdió otras. Pero nunca dejó de luchar.
Durante décadas, ella y su esposo Ralph defendieron a muchos activistas políticos y revolucionarios, como los Panteras Negros y los Young Lords ––un colectivo puertorriqueño socialista. Pero más que nada, lucharon por la libertad de la gente pobre y desposeída, negra y morena, de los guetos de Nueva York.
Ella –ellos—lucharon con frecuencia y lucharon bien en los tribunales de la ciudad.
Su esposo, Ralph, era integrante incondicional del Partido Pantera Negra, y su defensor más dedicado.
Cuando Lynne fue acusada por el Departamento de Justicia de Estados Unidos, enjuiciada y condenada a prisión por emitir un boletín de prensa por parte de su cliente, el jeque egipcio ciego, Omar Abdul Rahman, Ralph se mantuvo de pie frente a la Casa Blanca bajo el sol abrasador de Washington, DC, con una pancarta que exigía libertad para su esposa.
La defensa jurídica que Lynne ofreció a su cliente se llevó a cabo en la mejor tradición de los abogados de defensa penal, y ella recibió un apoyo profesional significativo. De los abogados, sí; de los jueces, no.
Lynne fue inicialmente sentenciada a 28 meses, pero el Tribunal de Apelación Federal del Segundo Circuito devolvió el caso para que el tribunal de distrito dictara una nueva sentencia. ¡Le dieron 10 años de prisión!
Esto solo resultó en un apoyo más amplio para ella.
El difunto abogado activista, Bill Kunstler, una vez opinó que los abogados defensores deben representar a sus clientes y no ser oficiales de los tribunales.
Lynne Stewart representaba a sus clientes; era una abogada del pueblo, amada y respetada.
Qué siempre sea así.
Desde la nación encarcelada, soy Mumia Abu-Jamal.
Guatemala: Las razones del amotinamiento de las niñas del hogar seguro

Dos familiares se abrazan afuera del Hogar Seguro el 8 de marzo de 2017.
Fotos: Carlos Sebastián
“Los adolescentes estaban sancionados por extorsión. Las niñas tenían objetos punzocortantes escondidos en el pelo. Agotamos el diálogo con las niñas. No podíamos aceptar un informe que dice que ese lugar es un gallinero en donde se tortura a los niños. Considero que la causa del amotinamiento, porque no les gusta la comida, no era válida. No hubo negligencia. No voy a presentar mi renuncia como Secretario de Bienestar Social. El Presidente ordenó anoche a la policía que encontrara y regresara a los 60 adolescentes fugados. El problema es que los jueces mezclan a los niños que han cometido delitos con niños abandonados por sus familias. Pedimos al Ministerio Público que investigue pero no responsabilizamos directamente a nadie. El Presidente no vino a participar en la conferencia porque está atendiendo asuntos urgentes de la nación. Se termina esta conferencia de prensa.“
Así explicó el Gobierno de Guatemala a sus ciudadanos qué había ocurrido la mañana del 8 de marzo de 2017 cuando unas niñas y adolescentes se amotinaron en la casa hogar gubernamental en la que vivían. Las niñas se amotinaron y prendieron fuego a unos colchones en unas habitaciones para que las dejaran salir. No las dejaron salir y murieron calcinadas. En ese momento eran 19 las que murieron. Hasta ahora van 22.
El Hogar Seguro Virgen de la Asunción queda en una colina a 6 kilómetros del inicio de la Carretera a El Salvador, una de las zonas residenciales más exclusivas de la Ciudad de Guatemala. Está en el municipio de San José Pinula, rodeado por bosques y barrancos que han servido de escondite para más de 100 niños y adolescentes que escaparon durante el último año de lo que debería ser su casa pero consideran su cárcel.
Las niñas no se amotinaron porque no les gustara el sabor de la comida.








