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Entrevista a Ricardo Lagunes, abogado de San Sebastián Bachajón, sobre situación de los presos
Entrevista con el Abogado del Ejido de San Sebastían Bachajón sobre situación de los presos Juan Antonio Gómez Silvano, Mario Aguilar Silvano y Roberto Gómez Hernández, Santiago Moreno Perez, Emilio y sobre situación de 3 nuevos compañeros presos.
(Descarga aquí)Gracias III. La construcción más cara del mundo.
GRACIAS III.
LA CONSTRUCCIÓN MÁS CARA DEL MUNDO.
Subcomandante Insurgente Moisés. Subcomandante Insurgente Galeano.
Febrero-Marzo del 2015.
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La víspera. Madrugada. El frío muerde bajo la ropa de las sombras. Sobre la mesa que, solitaria, amuebla la champa (que no tiene letrero alguno pero se sabe que es ahora el cuartel general de la comandancia zapatista), está el papel arrugado y con letra manuscrita donde se detalla la cuenta de la construcción de la escuela-clínica en La Realidad zapatista. La voz resume miradas, silencios, humo, rabias:
Pues no cabal está la cuenta. La vida de cualquier zapatista vale más que la casa blanca del Peña Nieto y que todas las casas de los ricos del mundo juntas. Ni toda la paga que cuesta hacer los grandes edificios donde los poderosos se esconden para hacer sus robos y crímenes, alcanza para pagar una sola gota de sangre indígena zapatista. Por eso sentimos que esta construcción es la más cara que hay en el mundo.
Así que claro tenemos que decir que lo que no aparece en la cuenta de la paga, es la sangre del compañero Galeano. Ni todos los papeles de la historia del mundo alcanzan para escribir esa cuenta.
Y entonces que así lo pongan cuando ponen sus listas en los medios de comunicación, que ponen quién el más rico, dónde el más pobre. Porque el rico tiene nombre y apellido, linaje, pedigrí. Pero el pobre sólo tiene geografía y calendario. Que lo pongan entonces que la construcción más cara de todo el planeta está en La Realidad Zapatista, Chiapas, México. Y que las niñas y los niños indígenas zapatistas asisten a la escuela más cara del mundo. Y que los hombres, mujeres, niños, niñas, ancianas y ancianos, indígenas, zapatistas, mexicanas y mexicanos, cuando se enferman en La Realidad, se van a curar a la clínica más cara de la Tierra.
Pero la única forma de poner cabal la cuenta es luchar para destruir el sistema capitalista. No cambiarlo. No mejorarlo. No hacerlo más humano, menos cruel, menos matón. No. Destruirlo totalmente. Aniquilar todas y cada una de las cabezas de la Hidra.
Y aún así faltaría, como aquí queremos, levantar algo nuevo y más mejor: construir otro sistema, uno sin amos, sin patrones, sin mandones, sin injusticia, sin explotación, sin desprecio, sin represión, sin despojo. Uno sin violencia contra las mujeres, la niñez, lo diferente. Uno donde el trabajo tenga su paga justa. Uno donde no mande la ignorancia. Uno donde el hambre y la muerte violenta sean malos recuerdos. Uno donde nadie esté arriba a costa de que otros estén abajo. Uno razonable. Uno más mejor.
Entonces, y sólo entonces, las zapatistas, los zapatistas, podremos decir que nuestra cuenta está cabal.