Medios Libres, Alternativos, Autónomos
México en medio de la disputa de cerebros y mano de obra para semiconductores
Fuente: Avispa Midia
Por Santiago Navarro F
En medio de un escenario donde los Estados Unidos (EEUU) buscan romper su dependencia con China en el mercado de los semiconductores, México es el epicentro de la relocalización de esta industria, por ser un competidor en mano de obra barata, y porque las universidades están abriendo las puertas para formar personas calificadas en el ramo debido a la cercanía con Texas y California. Es así que el pasado mes de junio se llevó acabo el tercer Foro de Colaboración para Semiconductores México-Estados Unidos, realizado en el estado fronterizo de Chihuahua.
El capitulo 3 de estos eventos ha sido desarrollado como acuerdo por los gobiernos de México y EEUU. El primer foro se realizó en Guadalajara y el segundo en Tijuana, contando con representantes de la Cámara Nacional de la Industria de Electrónica de Telecomunicaciones y Tecnologías de la Información (Canieti) de México. También, hubo la participación activa de la embajada estadounidense a través de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) y la Fundación México-Estados Unidos para la Ciencia, A.C. (FUMEC), una organización binacional creada en 1993 en el marco del Tratado de Libre Comercio, autorizada por ambos gobiernos para facilitar el movimiento de fondos e implementar programas binacionales científicos, de salud pública y tecnología.
En este Capitulo 3, Jene Thomas, director de USAID, puntualizó que “México se encuentra en un momento clave para capitalizar las oportunidades en el sector de semiconductores y aprovechar el potencial del nearshoring”.
Es así que la embajada estadounidense declaró que en este foro se ha lanzado el Plan Maestro para el Desarrollo de la Industria de Semiconductores 2024-2030, que tiene por objetivo duplicar las exportaciones y empleos. “La colaboración entre el gobierno de EE.UU. y México es clave para relocalizar operaciones de diseño, ensamble, empaque y validación en el país. Con la creciente competencia global, se requiere un impulso decisivo para asegurar que México se consolide como un jugador principal en la industria de semiconductores”, puntualizaron los voceros estadounidenses.
También se contó con la participación del secretario de Economía e Innovación de Baja California, Kurt Honold Morales, quien agregó que en su estado se están creando las condiciones para esta industria, ya que cuentan con “una posición privilegiada a nivel internacional, por lo que hemos orientado las acciones de gobierno hacia la creación de programas de formación de talento y fortalecimiento de la infraestructura para la competitividad”.
El secretario detalló que para incursionar en el sector de semiconductores ya se tiene un acercamiento estrecho con empresas como Skyworks, Qualcomm e Infineon, líderes en el ramo, quienes buscan invertir en la cadena de valor y talento especializado, con iniciativas como el “Programa de Formación de Semiconductores, el Centro de Excelencia, la certificación en alta tecnología y el seminario colaborativo con la Universidad Japonesa de Tsukuba para docentes e investigadores y otros programas de colaboración con universidades de Arizona y California”.
La estadounidense Skyworks Solutions, Inc. ya lleva al menos 52 años en Mexicali, mientras que Infineon Technologies AG, fabricante de chips con sede en Múnich, ex filial del grupo tecnológico Siemens, lleva más de 50 años en Tijuana. Mientras que, en 2023, se anunció que la estadounidense Qualcomm se establecería en Rosarito.
Por ello, la delegación de Baja California en el foro enfatizó que la colaboración se está dando entre el gobierno, la academia y el sector empresarial, que el secretario define como “triple hélice”. Entre los asistentes se encontraron representantes de universidades locales y centros de investigación, como la Universidad Autónoma de Baja California y el Centro de Nanociencias y Nanotecnología de la UNAM, destacando el compromiso regional para contribuir al plan nacional de semiconductores.
La relocalización
En el 118 congreso de “Cuestiones de ciencia y tecnología”, documentado por el parlamento estadounidense, se mostró una preocupación con el avance de China en el sector de los semiconductores con tácticas que han denominado como “asimétricas”, enfocadas principalmente en la investigación. Puntualmente, resaltaron que el país asiático está incentivando a algunos de sus ciudadanos a participar “en la investigación estadounidense para adquirir capacidades en áreas específicas que apoyen los objetivos de China”, entre ellos, de los semiconductores.
Además de ello, la preocupación también se inclinó por los incentivos del gigante asiático hacia expertos extranjeros en ciencia y tecnología para que trabajen en China. “Las agencias estadounidenses encargadas de hacer cumplir la ley y de contrainteligencia han destacado el uso que hace China de la transferencia de tecnología forzada o incentivada, las subvenciones industriales, los requisitos para la concesión de licencias y la creación de empresas conjuntas”, remarca el documento del Congreso de los Estados Unidos, publicado en octubre pasado.
Los semiconductores y la Ley CHIPS
Los semiconductores (también conocidos como circuitos integrados, chips microelectrónicos o chips informáticos) son dispositivos diminutos que se encuentran en nuestros teléfonos, en los automóviles, en la inteligencia artificial y en la mayoría de los aparatos eléctricos que usamos diariamente. EEUU solo representa el 13% de la capacidad productiva global, mientras que Taiwán abarca una producción del 35%, China produce el 23% y el resto es manufacturado por Corea del Sur y Japón.
Según el Congreso estadounidense, ellos fueron pioneros en el desarrollo de semiconductores durante las décadas de 1960 y 1970, liderando su fabricación. Pero, también destacan que esta industria fue trasladada a la región de Asia Oriental, por los bajos costos que implica sus construcciones, además del acceso a minerales considerados críticos por su escasez como el silicio o germanio, con los cuales se construyen estos microchips.
Hoy, los Estados Unidos, debido a su dependencia de esta mercancía, ha escalado a nivel de “seguridad nacional” la disposición de estos microchips, sobre todo, para asegurar la garantía de un suministro adecuado, buscando evitar “posible interrupción de la fabricación y el transporte marítimo en Asia Oriental debido a conflictos comerciales, peligros naturales o conflictos armados”, reza el documento presentado en octubre por el Servicio de Investigación del Congreso de los EEUU.
Como respuesta a esta preocupación, el Congreso promulgó en 2021 la Ley P.L. 116-283, con la cual autorizó un programa de incentivos para construir y equipar fábricas de semiconductores en Estados Unidos. En julio de 2022, aprobó la Ley CHIPS y de Ciencia (P.L. 117-167), que el presidente Biden firmó en agosto de 2022, a través del cual se asignó 39 mil millones de dólares al Fondo CHIPS para América para la fabricación de microchips y para el sector de la investigación en diversas universidades.
En mayo del 2023 se anuncio en el Capitulo 1 de este foro que México ya había establecido un acuerdo con la Universidad Estatal de Arizona (ASU, por sus siglas en inglés) para acelerar la producción de semiconductores en la franja fronteriza entre ambos países, siguiendo la Ley CHIPS para América. Lo que contempla formar mano de obra calificada a través de distintas universidades en conjunto con socios de la industria.
Es así que se firma el primer memorando de entendimiento con Esteban Moctezuma Barragán, embajador de México en EEUU. “El acuerdo con la ASU allanará el camino para que una alianza de universidades de Estados Unidos y México, además de fabricantes de microelectrónica, se centren en la formación de trabajadores y la creación de capacidad de producción en los estados fronterizos del noroeste. Este cambio reducirá la dependencia estadounidense de la fabricación asiática”, se anunció en su momento en el portal de la universidad ASU, donde se llevó acabo este evento.
Transgénicos amenazan la producción de semillas criollas en el noreste de Brasil
Fuente: Avispa Midia
Por Sare Frabes
Campesinos de los estados de Sergipe y Bahía, localizados en el noreste de Brasil, denuncian contaminación genética de semillas criollas de maíz, frijol y cacahuate por transgénicos en distintos territorios de los dos estados.
El Movimiento Campesino Popular (MCP), en cooperación con instituciones científicas del país, como el Instituto Federal de Sergipe (IFS), ha trabajado en la región hace una década para promover sistemas sustentables de producción de alimentos, basado en la agrobiodiversidad.
Las familias producen semillas criollas, principalmente de maíz, frijol y cacahuate, para consumo propio, pero también las comercializan. De acuerdo con el MCP, en total, ya fueron comercializadas 110 toneladas de semillas criollas. Además de semillas, han comercializado harina de maíz y frijoles criollos, sobretodo en el periodo de la pandemia.
El movimiento denuncia que todo este trabajo de recuperación y reproducción de las semillas criollas está amenazado por el avance de los transgénicos y la uniformización de variedades cultivadas alrededor de sus territorios. “Se ha provocado contaminación genética de las semillas criollas, colocando en riesgo nuestro patrimonio genético, responsable por toda la diversidad de variedades agrícolas, fundamentales para afrontar los cambios climáticos y garantizar la producción diversificada de alimentos”, sostiene el MCP en un informe.
Desde 2018, los campesinos, junto con el Instituto Federal de Sergipe, han realizado pruebas para verificar si sus cultivos están siendo contaminados por especies transgénicas. “Esta rutina permitió verificar que las contaminaciones han alcanzado índices cada vez mayores. En la cosecha de 2023, llegamos a un porcentaje alarmante. El 68% de las 40 muestras (9 variedades de maíz) están contaminadas por transgénicos. Nos provoca mucha preocupación en relación al futuro de la producción de las variedades criollas”, señalan los campesinos.
Las muestras analizadas fueron colectadas directamente en las plantaciones, en los stocks individuales y también en los bancos de semillas comunitarios. Las pruebas también incluyeron la producción en comunidades indígenas y quilombolas de la región.
La contaminación ha ocurrido a pesar de que las familias han implementado técnicas que buscan proteger las semillas. “Se ha implementado estrategias de prevención a la contaminación, como la utilización de instrumentos para detener el viento, la siembra en periodos distintos, realización de limpieza de los equipos de siembra, cosecha y procesamiento de las semillas, entre otras”, afirman.
Las estrategias no “han sido suficientes para contener los procesos de contaminación genética que avanzan cada día sobre nuestros territorios; por eso sostenemos que las contaminaciones imponen a los campesinos prejuicios productivos, económicos, culturales, ambientales y alimentarios”.
Protección
En el estado de Sergipe se aprobó en 2016 una ley que instituye el concepto de semillas criollas y el incentivo a la conservación de la diversidad de cultivos en el estado. La ley define: “Considerase área de protección de la agrobiodiversidad las áreas/terrenos/regiones/territorios donde hay producción de semillas locales, tradicionales o criollas, quedando prohibido el cultivo de cualquier material genético (semillas transgénicas e híbridas) que amenace las características fenotípicas y genotípicas de las semillas locales, tradicionales o criollas”.
También te puede interesar: Palma aceitera y conservación: aliadas en la expulsión de comunidades en la Amazonía brasileña
Sin embargo, todavía no existe una reglamentación para que la ley pueda ser realmente implementada.El MCP hace una serie de exigencias al gobierno brasileño. Entre ellas que revise y aplique los protocolos normativos de distanciamiento entre la siembra del maíz transgénico y del maíz criollo y que imponga a los sembradores de transgénicos la obligación de implementar medidas de seguridad. Además, que establezca medidas de protección como áreas de uso de conservación de la agrobiodiversidad, áreas libres de transgénicos y áreas libres de agrotóxicos.