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Avispa Midia

Perú: tras intensas movilizaciones y brutal represión, renuncia gobierno de facto

Por Ángel Huerta

Después de que el pasado 20 de noviembre el Congreso peruano impusiera a Manuel Merino como Presidente, miles de personas salieron a las calles en todo el país.

La indignación, el enojo y la incertidumbre ante una clase política sin representación popular y una pandemia que ha golpeado duramente al país sudamericano (pese a las duras restricciones impuestas por el gobierno de Martin Vizcarra), provocaron el hartazgo de  miles, quienes colmaron calles, avenidas y plazas durante los días posteriores a la imposición de lo que han llamado un golpe de Estado.

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Frente a esta situación, el nuevo gobierno no dudo en reprimir a los miles de manifestantes mediante el exceso de violencia por parte de la Policía Nacional del Perú.

Ante las protestas, balas como respuesta

Foto de Juan Zapata/Wayka.pe

Durante la marcha nacional, realizada el 14 de Noviembre en contra de la imposición de Manuel Merino y la mayoría del Congreso, la brutal represión policíaca resultó en el asesinato de Jack Bryan Pintado Sánchez, de 22 años, y Jordan Inti Sotelo Camargo, de 24 años, debido a múltiples y graves lesiones ocasionadas por proyectiles de armas de fuego utilizadas por la policía.

Según reporta el Ministerio de Salud del Perú a través del Centro de Operaciones de Emergencia Salud, “un total de 107 ciudadanos fueron atendidos por distintos tipos de lesiones producidas durante la movilización social. De ellos, 73 han sido dados de alta y 34 aún se encuentran hospitalizados”.

Por otro lado, la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos (CNDH) informó que hay personas desaparecidas y por ello lanzó una campaña para que la ciudadanía pueda reportar si sus familiares o conocidos no han regresado de las movilizaciones. En una lista actualizada en tiempo real La CNDH  informó al cierre de esta edición que no se ubicaban a cuatro personas de una lista de más de 60. Además, el organismo informó que “se ha tomado conocimiento de la agresión sexual a dos jóvenes mujeres detenidas en una imprenta la noche del 14 de noviembre. Las jóvenes denunciaron haber sido agredidas sexualmente, hecho que debe ser investigado en forma exhaustiva. Conocemos que han existido detenciones ilegales, arbitrarias por parte de la policía”.

Ante estas graves acusaciones, organizaciones de Derechos Humanos formalizaron una denuncia penal ante el Ministerio Público y dirigido a la fiscal de la Nación, Zoraida Ávalos contra Manuel Merino; el primer ministro del Gobierno de transición, Ántero Flores-Aráoz; el exministro de facto, Gastón Rodríguez; el General Jorge Luis Cayas Medina, Jefe de Región Policial Lima, y contra Orlando Velasco Mujica, Director General de la Policía Nacional, y contra todos los que resulten responsables por los delitos de homicidio calificado, abuso de autoridad y lesiones graves perpetrados contra los manifestantes.

El documento también menciona que Manuel Merino, antes de tomar juramento a los nueve ministros el 11 de noviembre, llamó por teléfono al ex ministro del interior Cesar Gentile, solicitando que endureciera la represión y sofocara las protestas.

Entre los afectados se señala en el documento a Jack Brian Pintado Sanchez, Jordan Inti Sotelo Camargo (fallecidos) y Luis Alejandro Aguilar Rodríguez (26) Percy Pérez Shaquiama (26), Rubén Guevara (27). También mencionan a Alonso Balbuena Bellantin, Ernesto Benavides Raez,Rene Jenrry Ccaqui Crisostomo, José Manuel Romero Rivas, José Miguel Hidalgo Rodríguez. Roberto Muñoz Torres, Alonso Vhro Ucea, Alfonso Balbuena Bellatín y otros aún por identificar.

Golpe de Estado

Foto de Juan Zapata/Wayka.pe

En entrevista para Avispa Midia, la periodista Roxana Loarte de Wayka.pe comenta: “Este golpe de Estado ha sido promovido por varias bancadas de partidos que tiene intereses no solo políticos sino económicos, en relación a leyes que están por aprobarse, a acopamientos de instituciones del Estado como el Tribunal Constitucional,  en síntesis este ha sido una contienda entre dos poderes del Estado, el  ejecutivo y el legislativo, es una contienda dentro de los grupos de la derecha. Martín  Vizcarra que ha sido presidente vacado se le está investigando, también tiene investigaciones en la Fiscalía por corrupción en gestiones anteriores que él ha ocupado en un gobierno regional que tuvo anteriormente”.

“En el parlamento existe más de 60 congresistas, 68 exactamente, que tienen investigaciones en la fiscalía abiertas por casos no solo de corrupción sino también por otros hechos. Entonces la ciudadanía se indigna frente este panorama no solo de corrupción sino de estabilidad de incertidumbre y prácticamente en una crisis de institucionalidad  y de una democracia debilitada, también se suma las repercusiones de la pandemia”, señala Loarte.

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Este domingo 15 de noviembre, Merino renunció a la Presidencia de la República y también dimitieron todos los miembros de la Mesa Directiva del Congreso. Ahora, una mayoría del pleno del Congreso debe elegir a una nueva entre las listas que presenten los partidos. La Junta de Portavoces del Congreso convocó a una sesión del Pleno para el mismo domingo a las cuatro de la tarde.

Después de varias horas de sesión, con miles de ciudadanos en las calles, los diputados votaron sobre una lista única propuesta para conformar la nueva Mesa Directiva, que estaba encabezada por la diputada Rocío Silva Santisteban, congresista feminista que no voto por la vacancia de Martin Vizcarra. Sin embargo, no logró sumar los 60 votos necesarios para ser aprobada, por lo que los grupos parlamentarios reanudaron las negociaciones en busca de una nueva fórmula.

La o el titular de esta nueva Mesa Directiva asumiría automáticamente las funciones de la Presidencia de la República. El nuevo mandatario o mandataria asumiría la presidencia hasta julio de 2021, que es cuando deberá traspasar el poder a la persona que los peruanos elijan en las elecciones presidenciales convocadas para abril de ese año. Aunado a ello, este lunes 16 de noviembre aún se decidirá si fue o no constitucional la remoción de Martin Vizcarra.

Mientras tanto, Perú se encuentra en una de sus más fuertes crisis políticas y sociales, en un contexto de pandemia, con miles de muertos y frente a una crisis económica, el Congreso en su mayoría integrado por políticos de derecha, se niegan a soltar sus privilegios, con lo cual los más afectados en esta situación son las personas más vulnerables.

Con un sistema de salud a punto del colapso, las y los peruanos se enfrentan a un panorama desolador, aunque la victoria de haber expulsado el gobierno de facto ha llenado las calles de esperanza, sin duda las próximas elecciones del 2021 reflejarán este aprendizaje ante una clase política indolente y sorda.

Fotos por Juan Zapata de Wayka.pe

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Lumaltik Herriak

Lumaltik Herriak: 17 de noviembre. Celebramos el aniversario del EZLN con un maravilloso video de Marichuy. Si la Tierra muere.

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Mil gracias, vocera

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El Turbión

La paradoja sueca antidrogas en Colombia

Por: Andrés Gómez – noviembre 12 de 2020

Las mujeres del pueblo Awá, originarias del pacífico amazónico colombiano, han vivido los rigores del conflicto armado y temen por el nuevo rumbo del gobierno: retomar la guerra contra las drogas, es decir militarización y la fumigación con glifosato, un veneno muy nocivo para el delicado ecosistema amazónico y para su salud.

Esta realidad está conectada a Suecia en dos vías: primero, respalda la lucha contra las drogas y la criminalización de toda la cadena productiva; y segundo, porque al mismo tiempo apoya el proceso de paz colombiano, lo que implica atacar el problema desde la judicialización a traficantes y aplicando programas de prevención de consumo y sustitución voluntaria de cultivos.

La paradoja sueca de apoyar la guerra y la paz en el país hoy se hace relevante. El premio a los defensores de derechos humanos, organizado por la Embajada de Suecia en Colombia y la Iglesia Sueca y Diakonia, ha nominado a varias personas líderes, entre ellas Claudia Jimena Paí, líder del pueblo Awá y quien nos habla de los nuevos conflictos que ha traído la guerra contra las drogas.

La coca en territorio

Claudia Jimena Pai, líder del pueblo Awá que tiene la investidura de Consejera de Mujer y Familia en la organización UNIPA, que representa a más de 20 mil indígenas Awá en Colombia, y recuerda que cuando era niña, antes de finales de la década de 1990, podía caminar tranquila en la selva:

Mi abuelo siempre [me mostró] los linderos (…) cazaban ratón de monte, miraba cómo estaban los animales (…) y yo iba contenta con mi canasto mientras él revisaba la trampa.

A finales del siglo, indica que las cosas cambiaron:

(…) antes usted podía ir caminando y metiendo la cabeza en cualquier riachuelo,  pero desde el año 1999 que llegó la tala de árboles, [y] en el 2.000 los cultivos de uso ilícito, empezaron las afectaciones.

Terminando el año 2.000, miles de personas del vecino departamento del Putumayo huían de la guerra contra las drogas que se materializaba en fumigaciones, bombardeos y militarización. Muchas personas encontraron refugio en el pacífico nariñense, y a pesar de ser una zona con un déficit en recursos básicos, decidieron asentarse y tomaron tierras para cultivar coca. Además, la guerrilla de las FARC-EP convirtió la zona en una retaguardia estratégica y empezó a intervenir la economía de esta droga a través de impuestos y normas de control social.

Para 2.001 el cultivo se expandió,  no solamente por los que huían de la guerra, sino por la necesidad de suplir recursos básicos, Martha García, la Consejera de Administración y Finanzas de la UNIPA lo recordó así:

Por una arroba de maíz [no pagan] más de $ 2, si usted saca a vender un racimo de plátano grande : $1.8, $ 2, la gallina, se levanta, se saca a vender al pueblo pero no le dan todo lo que le toco a usted para criar, si le dan $ 4 [o]  $ 5 [y] eso no es suficiente(…) al llegar el cultivo ilícito al territorio, la gente lo que miraba era que tenía un poquito más , de plata, porque lo que sembraba en el campo no les daba, es decir no faltaba la comida pero a veces querían comprar otras cosas, como ropa (…)

Cambio sociales en la comunidad

Los cambios sociales creados por el cultivo de coca y la guerra han hecho que la violencia contra las mujeres aumente. La violencia sexual se convirtió en un grave problema, las mujeres awa empezaron a alertar a las niñas sobre la presencia del Ejército Nacional y las FARC-EP, algo que Dalia Bolaños, mujer awa de 21 años que trabaja con la Consejería de Mujer y Familia recuerda: “mi abuelo, mi mamá, mis tíos, tías, [nos decían] que no nos debíamos acercar a ellos [ejército o guerrillas] porque ellos eran mala gente, incluso nos decían que nos podían violar”.

La vida se volvió peligrosa. Dalia recuerda que cuando niña no solo temía de todos los que tuvieran armas, también temía de la aviación colombiana:

mire que pasaban avionetas [y siempre nos decían] que nos metiéramos a la casa por lo que decían que eso era peligroso, que de pronto tiren una bomba, siempre era uno prevenido, o cuando iba uno caminando y salía de repente una avioneta o un helicóptero siempre nos quedábamos quieticos en el árbol.

La militarización por parte del ejército resultó en combates con las FARC-EP, minas antipersonales, confinamiento, asesinatos y masacres. Pero, una de las estrategias militares del Estado colombiano que más ha afectado a las mujeres han sido las fumigaciones con glifosato. Claudia lo recuerda como un tiempo en el que desaparecieron alimentos y plantas medicinales:

En 2004 [y] comienzos del 2005 [comenzaron] a fumigar y  fue bastante duro porque habían enfermedades de piel como dermatitis y [las]compañeras en embarazo [tuvieron] hijos con deformidades; algunas plantas tradicionales también desaparecieron, [y]productos del pan coger como  plátano,  chile,  maíz que es muy sensible para estos químicos, muchas frutas; también los pescados y todo el ecosistema [se afectó], la biodiversidad, los ríos, quebradas, los sitios sagrados (…), cuando vinieron las fumigaciones, con el señor Álvaro Uribe con el Plan Colombia, nos perjudicó mucho el buen vivir, y la convivencia con  la naturaleza

Dalia, una niña en ese tiempo, recuerda que esos años fueron de hambruna, enfermedad, muerte y desplazamiento:

(…) había mucha escasez, no teníamos qué comer, mi familia decía: nos toca salir hacía la costa para poder sobrevivir y buscar alimentos (…)  en esa época murieron las plantas que tenían sembrado maíz, entonces nos vimos muy afectados y las enfermedades, yo no sabía por qué nos enfermábamos y la desnutrición, en esa época murieron muchos niños, algunas familias salieron y se fueron a vivir a otro lado, eso fue lo  más duro para mí.

Pero el narcotráfico y la guerra no solo ha afectado a las mujeres awa por la destrucción ambiental, los daños a su soberanía alimentaria y la violencia sexual, ocasionada especialmente por las Fuerzas Militares. Los hombres Awa también han cambiado, como lo recuerda Claudia:

A los hombre ahora les importa la plata, el que más bebe, el que más tiene mujeres, ha influido el narcotráfico, la mafia, que nuestros jóvenes también se estén suicidando por problemas de reclutamiento, por problemas de pareja, el consumo de sustancias psicoactivas, el alcoholismo, el que piensen que el ser hombres es tener muchas cervezas o el pegar, entonces esto [nos] ha afectado mucho.

Marta García, la Consejera de Administración y Finanzas, también recuerda con tristeza los cambios

Los hombres cambiaron, algunos dejaron a sus mujeres porque tenían plata, iban al pueblo y miraban mujeres y se fueron, independientemente de los hijos que tengan, incluso algunos sacaron [a sus parejas] de donde habían vivido y llevaban a la otra mujer, cosa que esa mujer se quedaba volando sin saber a dónde ir, le tocó ir con sus hijos por allá a trabajar, , los hombres  se desordenaron, no todos, pero si en su mayoría, incluso [hubo] enfermedades de transmisión sexual porque algunos hombres [iban a] prostíbulos  y después vinieron a estar con sus mujeres.

Sustitución voluntaria

Claudia Pai, quien considera que se debe optar por otras alternativas a la militar y en la que se incluya la “consulta previa con pueblos indígenas”, tal como lo exige el Convenio  Número  169  de  la  OIT.

Para Marta García, de volver a la fumigación se repetiría la historia, el pueblo Awá enfermaría, no tendría comida, y las personas con ahorros los gastaban en alimentos que antes producían. Cree, que la guerra contra las drogas no es una solución y pone como ejemplo el proceso de paz:

Yo diría que la mejor solución sería [el] diálogo, porque cuando estuvo el presidente Santos, hubo unos acuerdos que llegaron y yo digo que dialogando se pueden solucionar las cosas

Su posición va acorde a lo pactado en el acuerdo de paz entre las FARC-EP y el Estado Colombiano con la creación del Programa Nacional Integral de Sustitución de Cultivos de Uso Ilícito (PNIS).

En 2020, según la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNDOC), entidad que supervisa la efectividad del PNIS, “casi 100.000 familias vinculadas en 56 municipios de 14 departamentos erradicaron 40.506 hectáreas, un nivel de cumplimiento de 95%. Además, el nivel de resiembra solo alcanzó 0.4%”. Demostrándose que son las estrategias de sustitución las que logran un cambio, ya que nunca la fumigación había conseguido dicha reducción.

Sin embargo, a pesar del éxito del PNIS, este programa fue suspendido y el Estado colombiano en febrero de 2020 detuvo el funcionamiento de UNDOC. Así, el diálogo y la sustitución no parecen ser la ruta que ha escogido el gobierno de Duque.

Enfrentando el exterminio

Aunque el PNIS constituye una política de avanzada, el pueblo Awá no había hecho parte del Programa porque no hubo proceso de consulta previa y las disidencias de las antiguas FARC-EP ejercen presión para que las comunidades no lo acepten.  Sin duda la situación del pueblo originario es dramática, y la guerra contra las drogas solo la agrava: como lo reconoció en 2011 la Corte Constitucional al declarar que el Pueblo Awá “se encuentra en peligro de exterminio físico y cultural”.

Claudia Paí, indica que para que no se consume el genocidio contra su pueblo, su identidad como mujer awa ofrece formar de pervivir y crear:

Lo que podemos dar [las mujeres awa] al mundo es decirles que estamos en defensa de nuestros derechos pero también de la madre naturaleza que ya se está quejando y ella sabe y tiene su momento y que si no miramos a nuestra naturaleza, van a llegar  momentos muy duros y afectaciones [como] el cambio climático, como mujeres tenemos que aportarle a la parte ambiental en defensa de nuestro Katsa su, nuestro territorio y la naturaleza.

La pregunta para Suecia es: va a apoyar la vía del presidente de Colombia Iván Duque, con el respaldo del gobierno estadounidense, con la militarización y la fumigación, o  cuestionará la efectividad de esa estrategia que ha demostrado ser ineficaz.

Siendo un país que aboga por el dialogo y con una agenda feminista, debería considerar la opinión de Dalia, Marta y Claudia y la experiencia de Colombia con el PNIS y tener en cuenta que la reducción de producción de coca es posible, siempre y cuando se cuente con la experiencia y participación de las comunidades, especialmente de los pueblos originarios.

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ArgMedios

Assata Shakur: La pantera más negra

Buscada por el FBI y la CIA. Evadida de una cárcel de máxima seguridad en Nueva Jersey. Perseguida por mercenarios y cazarrecompensas. Exiliada y acogida en Cuba como una heroína. Requerida a Fidel Castro por el Papa Juan Pablo II. Esta es la historia de Assata Shakur, la Pantera más negra y la mujer más buscada de los Estados Unidos.

Por Lautaro Rivara

Se busca

Es el día miércoles 2 de mayo del año 1973. Tres jóvenes negros viajan en un Pontiac blanco desde Nueva Jersey hacia el sur de los Estados Unidos. Son los tiempos duros de “la ley y el orden” de Richard Nixon, y los protocolos del programa de contrainteligencia del FBI exigen detener por faltas menores a los militantes o a los sospechosos de serlo. Negros, latinos, indígenas, pacifistas, socialistas, feministas. Da igual: todos son rotulados -y tratados- como criminales, terroristas y enemigos del Estado.

Las fuentes oficiales dicen que el automóvil tenía dañadas las luces traseras. Los oficiales Werner Foerster y James Harper deciden detenerlo, quizás informados ya de la presencia en el vehículo de tres militantes clandestinos del movimiento negro radical, o quizás sólo por que estos “conducían en estado de negritud”, según la ocurrente expresión de Mumia Abu-Jamal. En el vehículo viajan Zayd Malik Shakur, Sundiata Acoli y Assata Shakur, ex miembros del Partido Pantera Negra y por ese entonces integrantes del Ejército Negro de Liberación. Organizaciones sindicadas como “grupos de odio nacionalistas negros”, etiqueta que es aplicada de forma indiscriminada a agrupamientos de propósitos diversos como la Nación Musulmana, la República de la Nueva Afrika o el Comité Coordinador de Estudiantes No Violentos.

Pedido interestatal de captura del FBI por “asesinato”.

La escena, a partir de entonces, es rápida, confusa, trágica. La secuencia exacta de voces y movimientos es difícil de reconstruir, pero lo que sabemos es que ante los gritos de los policías Assata levanta instintivamente sus dos manos en el aire, cuando un disparo le destroza la clavícula. Sólo Zayd atina a defenderse y tomar una de las armas que están en el asiento trasero del Pontiac. Cae abatido y con él también uno de los oficiales de policía. Assata recuerda: “había luces y sirenas. Zayd estaba muerto. Mi mente sabía que él estaba muerto. El aire era como cristal frío. Se alzaban enormes burbujas y estallaban. Cada una parecía una explosión en mi pecho. Me sabía la boca a sangre y a tierra”.

Luego es sacada a rastras del vehículo. Parece no haber rastros de Sundiata. -Quizás haya logrado escapar- piensa, pero Sundiata será arrestado poco tiempo después. Mientras tanto más policías se aglomeran a su alrededor para darle una paliza. Uno de ellos le apoya el cañón de un arma reglamentaria en la sien. La acusan de haber disparado pero sus dedos, libres de pólvora según el test de activación de neutrones que le hacen en el acto, no dejan lugar a dudas. Su mano cuelga inerte, casi muerta. Assata no disparó. No pudo haber disparado con esa tira de carne flácida que le cuelga del cuerpo y supo ser su mano diestra. Ha recibido, en cambio, tres disparos: tiene un pulmón herido, una bala alojada en el pecho y un brazo completamente paralizado. Las ráfagas de dolor y una nueva tanda de golpes acaban por desvanecerla.

Una educación hostil

Antes de elegir el nombre de Assata Olugbala Shakur, su nombre de combatiente, fue bautizada como JoAnne Deborah Byron. Apellido que en nupcias cambió por el de su primer esposo Louis Chesimard, un activista del que separaría por exigir que ella se amoldara a los preceptos de lo que se suponía debía ser una mujer: la “santísima trinidad” de esposa-madre-ama de casa. Con el tiempo Assata consideraría a sus apellidos como “sus nombres de esclava”. Era frecuente en las décadas del ‘60 y ‘70 que los activistas negros se rebautizaran con nombres de inspiración africana y árabe, influidos por la revalorización del verdadero “viejo continente” producida por el poderoso movimiento musulmán negro y por el Black Power, aunque la huella del orgullo africano fuera visible desde los tiempos del movimiento Back to África y las teorías caribeñas de la negritud. Assata, como tantas y tantos otros, renegó de los apellidos legados a sus antepasados por sus dueños esclavistas, que en este caso se remontaban en la historia hasta la colonia francesa de Martinica. Otros ex esclavos, en cambio, recibieron o se adjudicaron un apelativo genérico, el casi universal apellido freeman -hombre libre-, con el que sus abuelos insistían en llamar a la playa en que se emplazaba su negocio familiar en Wilmington.

Assata nació en Jamaica, pero no en la isla caribeña, sino en la Jamaica del distrito de Queens en Nueva York. Curioso sitio, y con extraños vecinos. Apenas un año antes había nacido allí, a pocas cuadras de su casa, el nieto de un desertor y migrante ilegal llegado de Kallstadt, en la actual Alemania. Un tal Donald John Trump -o Trumpf, porque tal era el apellido familiar original-, quién sería a la postre presidente de los Estados Unidos. Es difícil imaginar trayectorias más divergentes que la de aquellos dos niños neoyorquinos.

Por lo demás Assata tuvo una infancia que llamaríamos normal si normales fueran las sociedades racistas y la educación segregada del tiempo de las leyes Jim Crow. Su niñez en el estado sureño de Carolina del Norte estuvo marcada por una educación familiar que buscaba inculcarle un fuerte sentido de la dignidad personal. Así lo recuerda en su autobiografía: “Mis abuelos me prohibieron estrictamente que contestara «Sí, señora» y «Sí, señor», o que me mirara los zapatos e hiciera gestos serviles al hablar con los blancos. «Cuando hables con ellos, mírales a los ojos», me decían. «Y habla en voz alta para demostrar que no eres tonta»”.

Entrada segregada para “personas de color” en un cine durante la vigencia de las leyes Jim Crow.

Pero la educación para la vida ruda que debían enfrentar las poblaciones afronorteamericanas también estaba mezclada con fuertes dosis de meritocracia, valores propios de la pequeña y alta burguesía negras educadas “a la Booker T. Washington”, una suerte de “Sarmiento negro”. Sus abuelos querían que su nieta fuera una persona laboriosa, que se integrara al selecto grupo de lo que llamaban “el diez por ciento con talento”, que se juntara “con niños decentes” y que no utilizara los idiolectos propios del inglés popular y sureño. Afortunadamente, Assata no tardó en encontrarse con el eslabón más rebelde de su genealogía familiar: su tío “Willie el salvaje”, un zambo de negra e indio Cherokee, una suerte de leyenda que en las primeras décadas del siglo denunciaba la explotación de las “personas de color” y desafiaba a boca de jarro las normas de la sociedad segregada.

En la escuela en el sur todo era de segunda mano: la educación, los sueldos de los profesores y hasta los libros, que llegaban usados y rotos después de ser descartados en las escuelas para niños blancos. Pero aún más complejo que el racismo institucionalizado, era el racismo auto-infligido por una educación que estimulaba prácticas auto-denigratorias que indicaban que lo negro era sucio, feo, malo y estúpido. Paradójicamente, Assata recordaría sinsabores equivalentes en la educación paternalista de las “escuelas integradas” de Nueva York en donde, siendo la única niña negra de la clase, era vista y tratada como una suerte de chimpancé parlante al que se le prodigaban condescendientes “sonrisitas para negritos”.

Una re-educación política

Años más tarde, el proceso de re-educación en el movimiento negro le llevaría a desandar todas las mitologías estatales de la historia norteamericana, desde la Guerra de Independencia hasta la Guerra de Secesión, desde la Conquista de América hasta la Guerra de Vietnam, en un país que se ha pasado guerreando 223 de sus 244 años de existencia. Una Assata urticante concluiría, por ejemplo, que el proceso por el que las Trece Colonias conquistaron su independencia respecto de los británicos fue una “mal llamada revolución” y que fue “liderada por unos cuantos niños ricos blancos que se cansaron de pagar impuestos elevados al rey”.

También sus ídolos de la infancia fueron demolidos uno a uno, desde el patriarca Abraham Lincoln, partidario de la deportación masiva de negros a Liberia, Haití o cualquier otro destino de África o el Caribe, hasta Elvis Presley, quién se refirió a que lo único que los negros podían hacer por él era comprar sus discos y lustrarle los zapatos, y que en 1970 se ofreció como soplón voluntario para el FBI.

Entre la venalidad de los arribistas negros y la banalidad del restringido y racializado American Way of Life, la joven Assata irá buscando a tientas un camino. Un hito importante será su encuentro con estudiantes africanos en la universidad, los cuales le revelarán un mundo más allá de los estereotipos en boga: el de los comunistas que en las tiras cómicas se vestían todos iguales y trabajaban invariablemente en las minas de sal, el de los africanos calibanescos que comían carne humana y andaban con taparrabos, o el del evangelio democratizador que se suponía que los marines norteamericanos -blancos y negros- estaban llevando a Vietnam. Se trataba de cepillar a contrapelo una educación plena de estereotipos y fantasías sobre el Tercer Mundo en un país que, como ninguno, ignora profundamente el mundo que domina. Assata concluirá en aquel período como estudiante: “Todo es mentira en amérika [sic] y lo que lo mantiene en marcha es que demasiada gente se lo cree”.

“El lugar de las mujeres es en la lucha”. Mural dedicado a Assata Shakur y otras “luchadoras por la libertad”.

Como muchos jóvenes, Assata llegó al movimiento negro radical después de un proceso de desencantamiento con los límites de la prédica no-violenta y del proyecto integracionista del movimiento por los derechos civiles. Integrarse, sí. ¿Pero integrarse a qué? ¿Cuántos y quiénes podrían hacerlo? ¿Qué pasaba con el “noventa por ciento sin talento”? ¿Cuál era el costo -político, ideológico, ético- de dicha integración? ¿Integrarse no implicaba negarse? ¿Era posible integrarse sin usufructuar parte de los dividendos de la política colonial? ¿No se asemejaban acaso las políticas que el Estado norteamericano implantaba en lo guetos de negros con la que exportaba a los países del Tercer Mundo?

Assata evoca las reuniones de la NAACP (la Asociación Nacional para el Progreso de las Gentes de Color), una veterana organización de la pequeña burguesía negra que predicaba la no-violencia y el “poner la otra mejilla”. Pero la violencia estatal continuó devorando por igual a pacifistas y beligerantes, mientras la lista de mártires se engrosaba por aquellos años: Viola Liuzzo, Imari Obadele, Medgar Evers, Martin Luther King, Malcolm X, Fred Hampton, Emmet Till, George Jackson, Nat Turner, James Chaney y un largo etcétera. Assata llegará a la conclusión de que “nadie en el mundo, nadie en la historia, ha conseguido nunca su libertad apelando al sentido moral de la gente que los oprimía” y que “el movimiento de los derechos civiles nunca tuvo ni la más mínima posibilidad de triunfar”.

El nacionalismo negro estaba entonces en pleno auge, y durante su estadía en el Manhattan Community College, Assata no tardará en participar en reuniones de la República de la Nueva Afrika, un movimiento que pretendía el establecimiento de una nación negra independiente en los estados sureños de Carolina del Sur, Georgia, Alabama, Mississippi y Louisiana. Lo que antes se conocía como el Black Belt o “cinturón negro”, una vieja propuesta que ya habían defendido comunistas como Harry Haywood. Sin embargo, Assata prescindirá de una participación activa hallando la idea sugerente pero inviable.

Entrará en contacto también con los Boinas Cafés, una organización revolucionaria de chicanos; con los maoístas chino-estadounidenses de la Guardia Roja en Chinatown; y visitará repetidas veces a los indígenas estadounidenses y canadienses que habían ocupado la Isla de Alcatraz en protesta por la desposesión de sus tierras. Y, finalmente, en ese hervidero que eran los Estados Unidos de finales de los ‘60 y principios de los ‘70, conocerá en Oakland al Partido Pantera Negra, con lo que su concepción política dará un giro internacionalista. A través del estudio de los procesos de liberación africanos llegará, indefectiblemente, a identificarse con el marxismo y el comunismo, en particular con los procesos y líderes del Tercer Mundo: Fidel Castro, Ho Chi Minh, Agostinho Neto, Carlos Marighella, Ernesto Che Guevara, etc.

Pantera

Su fascinación con las Panteras Negras, una organización fundada en 1966, había sido inmediata, aunque su incorporación a la organización ellas se hubiera demorado. En particular, le atraía el hecho de que sus militantes “no trataban de parecer intelectuales hablando de la burguesía nacional, del complejo industrial (…) Simplemente llaman cerdos a los cerdos. (…) Hablaban de los cerdos políticas racistas y de los perros racistas”. En particular, vio en la organización una estrategia coherente de autodefensa por parte de las propias comunidades, y un aceitado ejercicio de solidaridad con los movimientos y procesos de liberación del Asia, África y América Latina y el Caribe.

Pese a reflexionar en ese entonces en torno a la insuficiencia de las luchas estudiantiles, Assata continuó desarrollando labores en el medio universitario para el Partido. También se desempeñó en el equipo médico de la organización y en el Programa de Desayunos que la organización brindaba gratuitamente a más de 10 mil niños, rebasando las tradiciones prácticas de caridad eclesiástica y ensayando desde allí la organización política de las comunidades. Por ese entonces trabajó en la campaña para recaudar fondos por la liberación de las 21 panteras que habían sido encarceladas por el FBI.

Mujeres del Partido Pantera Negra en el Free Huey Newton Rally en 1968.

Eran tiempos frenéticos, apabullantes, con muchos nombres y muchos rostros que circulaban profusamente. Pronto el Partido y otras organizaciones entrarían en un espiral descendente en el que se confundirían y amplificarían los errores propios y las intrigas del COINTELPRO, el programa creado por el FBI para infiltrar y destruir los movimientos radicales. La campaña sistemática y masiva del programa incluía intrigas, rumores, cooptación, espionaje, infiltraciones, represión, tortura, asesinato y otros métodos non sanctos. Su resultado sería el desbaratamiento de organizaciones enteras, el encarcelamiento masivo de disidentes y el vuelco precario de miles de militantes a la clandestinidad.

Assata propone, en su autobiografía, un ejemplar ejercicio de crítica y autocrítica que incluye, entre varios elementos: el señalamiento del fetichismo armado de ciertos miembros del partido; la insuficiencia de los planes de formación política, en particular en lo que a organización y movilización refiere; un internacionalismo a veces algo abstracto que prescindía del análisis y la comprensión de la propia realidad nacional; un método de trabajo que en su versión más tosca se resumía en la fórmula portación de armas más asistencia social; el automatismo y la falta de pedagogía de ciertos procesos; el sexismo y el “culto al macho” reforzado por la propia lógica militarista; las dificultades para distinguir entre la lucha política legal y la lucha militar clandestina; el dogmatismo y las purgas de dirigentes y militantes valiosos; y, finalmente, el militarismo y la sustitución del trabajo político. Como resultante Assata y otros militantes abandonarían un partido ya casi reducido a su mínima expresión, y se integrarían a una organización más flexible y descentralizada: el Ejército Negro de Liberación.

Presa

“Hermanos y hermanas Negras, quiero que sepan que les amo y que espero que en algún lugar de su corazón tengan amor para mí. Me llamo Assata Shakur (…) y soy una revolucionaria. Una revolucionaria Negra. Con eso quiero decir que he declarado la guerra a todas las fuerzas que han violado a nuestras mujeres, han castrado a nuestros hombres y han mantenido a nuestros bebés en la miseria. (…) Soy una revolucionaria Negra y, como tal, soy una víctima de toda la ira, el odio y la maledicencia de la que ameŕika [sic] es capaz. Como a todos los otros revolucionarios Negros, amérika intenta lincharme”. Así comienza una cinta grabada el 4 de julio de 1973.

Los policías que la custodian en el hospital se saludan alternativamente con la venia militar o con el saludo nazi-fascista. Assata asegura que siempre los llamó nazis o “cerdos fascistas” en un sentido figurado, pero ahora se enfrenta a la dura constatación de la retórica. A partir de allí comenzará un largo periplo de seis años y medio por hospitales, tribunales, cárceles de alta seguridad y celdas de aislamiento. Será encontrada inocente en la inmensa mayoría de los cargos que se le imputan -portación ilegal de armas, asalto, secuestro, asesinato- incluso de aquellos por los que huía la noche de su captura.

A partir de allí será sometida a toda suerte de privaciones. A la libertad, primero, pero será muy clara sobre sus limitaciones históricas para las poblaciones negras de los Estados Unidos: “La única diferencia entre esto [la cárcel] y la calle es que una es de máxima seguridad y la otra es de mínima. La policía patrulla nuestras comunidades justo como aquí patrullan los guardias. No tengo ni la más remota de lo que se siente ser libre”. Será recluida en cárceles de hombres. Se le denegará el reposo y hasta la oscuridad, sometida a 24 hs diarias de vigilancia. Le será retaceada una atención médica adecuada, incluso durante su embarazo y su parto en el Hospital Elmhurts, en el que dará a luz atada a una cama y custodiada por policías armados. Durante nueve meses no dejará de preguntarse: “¿Cuántos lobos se ocultan en la maleza para comerse a mi hijo?”.

Luego será obligada a trabajar de forma gratuita en prisiones federales, una práctica rutinaria y “legal” a resguardo de la fatídica Decimotercera Enmienda de la Constitución. Se le confinará en aislamiento durante largos períodos hasta el punto de llegar a perder de forma temporal y parcial la capacidad del habla. Será agredida sexualmente y amenazada permanente con ser violada. Sufrirá juicios de carácter netamente político, con procesos inverosímiles, jurados casi exclusivamente blancos y jueces venales, pero no se le permitirá una defensa política de su vida y de su causa. Será linchada mediáticamente, y el juicio que finalmente la encontrará culpable de homicidio tan sólo rubricará la culpabilidad ya sentenciada por la prensa. Sufrirá todas las formas de tortura concebibles para al fin afirmar indoblegable: “yo tengo que ver con la vida”.

Fotografía tomada por el NY Daily News.

A esta altura de la pequeña saga conformada por nuestras bitácoras, es inevitable que la historia de los y las internacionalistas se atraigan, se acerquen, se rocen y en ocasiones hasta se abracen. En la cárcel de mujeres de máxima seguridad de Alderson, en Virginia Occidental, diseñada para “las mujeres más peligrosas del país”, Assata se topará con una mujer blanca entrada en años, con cabello entrecano, “de aspecto digno, de maestra de escuela”. Inmediatamente reconocerá en ella a Lolita Lebrón, la heroica independentista puertorriqueña. Nunca la sororidad tuvo un sentido más pleno que entre esas dos mujeres que pagaban con holgura el precio de su determinación. Lolita, valiente, inquebrantable, mística, llevaba ya un cuarto de siglo privada de su libertad, alejada de su patria y sus afectos y políticamente aislada, sostenida tan sólo por su fe y su pasión por la causa independentista boricua. Lolita marcaría también otro hito en el proceso de formación de Assata, al llevarla a reconsiderar aspectos como la religiosidad popular, los vínculos entre cristianismo y socialismo, y a conocer la corriente latinoamericana de la teología de la liberación.

Libre y sin color

“«Vas a volver pronto a casa (…) No sé cuándo, pero vas a volver a casa. Vas a salir de aquí.», le había dicho su abuela tras un sueño que sería un presagio. De esta vida llena de hiatos, clandestinidad y falsas identidades -Assata llegaría a tener más de 20 alias- nada resulta tan misterioso como su fuga, el 2 de noviembre de 1979, del penal de máxima seguridad del condado de Clinton. Lo poco que sabemos es que tres hombres negros armados irrumpieron en la prisión tomando a dos guardias de rehén, liberándola en una operación de precisión quirúrgica, sin bajas ni heridos. Se presume que se habría tratado de una acción de sus compañeros del Ejército Negro de Liberación largamente planificada. Después de cinco nuevos años de vida clandestina bajo las narices de la CIA y el FBI, Assata conseguiría pegar un salto de gacela hacia Cuba.

Allí verá, materializadas en aquel pequeño laboratorio insular, las tentativas de igualdad radical por las que siempre había luchado: “Aunque saben del racismo y del ku klux klan y del desempleo, ese tipo de cosas no entran en su concepción de la realidad. Cuba es un país de esperanza. Su realidad es tan diferente. Me impresiona cuánto han conseguido los cubanos en tan poco tiempo de Revolución”. En particular, le sorprendería la realidad y el tratamiento de la cuestión racial: “Se veía a Negros y blancos juntos por todas partes: en coches y paseando por las calles. Niños de todas las razas jugaban juntos.” “Un amigo cubano Negro me ayudó a entenderlo mejor. Me explicó que los cubanos daban por hecho su herencia africana. (…) Me dijo que Fidel, en un discurso, le había dicho a la gente: -Todos somos Afro-Cubanos, de los más paliduchos a los más morenos. (…) Aunque estaba de acuerdo conmigo, me dijo enseguida que él mismo no se veía a sí mismo como Africano: -Yo soy cubano”.

Aún más, aquel amigo suyo se refirió a un compatriota desembozadamente racista que se había opuesto, originalmente, al matrimonio de una de sus hijas con un negro cubano. Su razonamiento, ante el hecho, será inapelable: “Mientras apoye la Revolución, no me importa lo que piense. Me importa más lo que hace. Si realmente apoya la Revolución, cambiará. E incluso si no cambia, sus hijos van a cambiar. Y sus nietos cambiarán todavía más.” ¿Es qué acaso se ha establecido mejor definición de lo que es una revolución?

En otra ocasión Assata fue llamada “mulata” y llegó a sentirse profundamente ofendida: “-Yo no soy mulata. Yo soy una mujer Negra, y estoy orgullosa de ser Negra -le decía a la gente (…) Algunas personas entendían lo que quería decir, pero otros pensaban que estaba demasiado obsesionada con el tema racial. Para ellos, mulato era simplemente un color, como rojo, verde o azul. Pero para mí representaba una relación histórica.” De pronto, en aquella latitud caribeña, Assata Shakur, “la pantera más negra”, negra en lo que negro tenía de carga racista y estigmatizante, pero también de orgullo racial y autoestima combatiente, se encontraba en Cuba sin color. Quizás alguna vez se haya topado con aquel poema de Nicolás Guillén que rezaba: Aquí hay blancos y negros y chinos y mulatos. / Desde luego, se trata de colores baratos / pues a través de tratos y contratos / se han corrido los tintes y no hay un tono estable. / (El que piense otra cosa que avance un paso y hable.)

Assata Shakur, libre en Cuba.

Assata Shakur, a sus 73 años, lleva una vida discreta y sigilosa para no llamar la atención de los mercenarios y cazarrecompensas que buscan capturarla y colocarla en una lancha rumbo a la Florida, en donde el FBI, burlado una y otra vez, ha ampliado a 2 millones de dólares la cifra que ofrece por su captura. Alguna vez Assata preguntó: “¿Por qué merezco tal atención? ¿Por qué represento tal amenaza?”. La pregunta encabezaba una carta personal que envió al papa Juan Pablo II, quien había sido convencido de solicitar a Fidel Castro su extradición a los Estados Unidos durante su visita a Cuba en enero de 1998. Un inmenso cartel aparecido en la isla dió la respuesta lacónica de Fidel y el pueblo cubano: hands off Assata -las manos fuera de Assata-. Quizás Assata Olugbala Shakur represente aún hoy una amenaza por haber logrado comprender que correspondía a ella concretar los sueños que su abuela soñaba, “que los sueños y la realidad son opuestos” pero que “es la acción lo que los sintetiza”.

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Radio 8 de Octubre Comunicación y Rebeldía

COSTA RICA: En una semana, tres casos judiciales contra comunicadorxs independientes y el derecho a la comunicación

Durante esta segunda semana del mes de noviembre del 2020, tres comunicadorxs independientes y el director del Canal Universitario fueron llevados a juicio por ejercer su derecho a la comunicación: un derecho fundamental en cualquier tipo de democracia

Estamos en Costa Rica, una de las fincas del istmo centroamericano que ha sido mercadeada como el “paraíso” verde de paz y democracia, construida sobre falsedades y negaciones históricas: esta imagen es la que suelen tener lxs extranjerxs que no confunden Costa Rica con Puerto Rico. Esa imagen también es la que suele tener una buena parte de las personas que habitan en este pedacito de tierra, independientemente de las -muy marcadas- clases sociales a la que pertenezcan y que se separan cada vez más.

Y es que ya casi son 200 años de que esta imagen idílica se construye como una verdad en la mente de todxs lxs niñxs y adolescentes que cursamos la educación formal en este territorio, y a la que seguiremos expuestxs el resto de nuestras vidas cada vez que le echemos un vistazo a las noticias de los medios de paga de los grandes empresarios y a los medios de paga de políticos que difunden en sus notas disfrazadas de oposición… O a la vorágine de ¿información? instantánea que circula por redes sociales, que se presentan -falsamente-como democráticas también.

Pero quizás, usted vea y/o viva la otra Costa Rica. Si logra sortear toda esa exposición de imágenes, mitos y supuestas verdades que se imponen en la educación formal comprendiendo que aquello fue un adoctrinamiento civilizatorio –colonial y capitalista, válganos la redundancia-, y que sirvió para mantener estáticos a los pueblos… Esperando -ó esperanzadx-… Siempre rezando para que los políticos procuren una vida mejor para la sociedad después de las elecciones, como dicen los libros de Estudios Sociales y Cívica de primaria, que es lo que supuestamente ocurre después de salir a votar cada 4 años.

Con ese mito de identidad nacional, blanca, culta y casi europea, basada en el exterminio cultural de nuestros pueblos originarios, el despojo de tierras al campesinado, y la negación de la desigualdad social es que los herederos de la colonia se han sostenido en el poder durante varias décadas.

La realidad en la que nos encontramos ni siquiera respeta sus propias falacias de democracia liberal, que venden en discursos y campañas, con la que se jesusea más de unx en este país.

Durante esta segunda semana del mes de noviembre del 2020, tres comunicadorxs independientes y el director del Canal Universitario fueron llevados a juicio por ejercer su derecho a la comunicación: un derecho fundamental en cualquier tipo de democracia formal institucionalizada, o institucionalizante, y también en cualquier otro tipo de democracia, entendidas como procesos continuos e inacabables, igual que la revolución.

Audiencia contra Stella Chinchilla

La primera en acudir al citatorio del Poder Judicial fue Stella Chinchilla, una reconocida comunicadora independiente que acumula bastantes años de darle cobertura a las manifestaciones populares y acciones callejeras, que tiene diversos canales de comunicación, y que forma parte de la Comisión de Derechos Humanos de la organización Centro de Amigos para la Paz.

Ella fue detenida el 29 de octubre del 2020 cuando se encontraba transmitiendo en vivo el inicio de un mitin que se iba a realizar en una carretera nacional, en el marco de las protestas contra el acuerdo del gobierno con el Fondo Monetario Internacional (FMI). En ese momento, llegaron decenas de policías a interceptar a lxs manifestantes para identificarles y generar listas con números de identificación y nombres, en un Estado que cada vez más, se acerca a un Estado policial, todo esto por orden de alto mando, bajo falsos supuestos, que más tarde quedarían en evidencia.

El resultado de la intervención de la policía fueron tres personas detenidas, una de ellas fue Stella Chinchilla, mientras transmitía. Las tres personas fueron liberadas, dos de ellas con un parte policial; mientras que a Chinchilla se le abrió un caso por flagrancia, y se le citó para el pasado martes 10 de noviembre del 2020, en los Tribunales del cantón central de la provincia de Cartago.

A Stella Chinchilla se le acusó de resistencia al arresto y obstrucción de la labor policial, agrediendo y pateando a oficiales de la Fuerza Pública. Aunque en un primer momento, se le acusó de otros delitos.

En esa audiencia, todos los cargos contra Chinchilla fueron desestimados por no contar con evidencias que respaldara las supuestas agresiones que había cometido la comunicadora contra los policía, que reflejan una peligrosa tendencia de la policía a mentir y montar falsos casos, para reprimir y criminalizar como sucede, por ejemplo, en Chile con los Carabineros.

Stella Chinchilla, comunicadora independiente. Foto: Stella Chinchilla– Bitácora de movimientos sociales de Costa Rica

Es importante mencionar, que días antes de que se le detuviera, Chinchilla registró y difundió ampliamente la presencia de policías infiltrados en las acciones callejeras contra el acuerdo con el FMI; horas antes de ese registro, también logró capturar con su cámara actitudes sospechosas entre unos policías y un fotógrafo de uno de los principales medios corporativos y formadores de opinión pública del país, en las que todo parecía indicar que este fotógrafo les facilitaba imágenes de lxs manifestantes para identificar personas claves, lo que nuevamente refleja una peligrosa alianza entre el poder y medios corporativos para criminalizar la protesta.

Cuestionado político demanda por difamación y delitos contra el honor a estudiante, al director del canal de televisión universitario y a la universidad pública que tutela ese canal

El pasado 26 de febrero del 2020, la producción del espacio Suave Un Toque recibió la notificación de demanda por difamación y delitos contra el honor en contra de Claudia Campos, estudiante de Derecho y una de las expresentadoras del programa. programa. La demanda fue interpuesta por Juan Diego Castro, exministro de Seguridad, ex ministro de Justicia y excandidato presidencial para las elecciones presidenciales del 2018, y cuestionadísimo político tradicional de larga data.

La demanda ocurre después de que, en el año 2017, el espacio dedicara una parte de un episodio a evidenciar los múltiples hechos cuestionables en los que ha incurrido este nefasto personaje de la política nacional y que han sido divulgados en medios comerciales: no sólo en su desempeño como funcionario público, sino también en hechos de su vida personal, que ponían en evidencia la megalomanía de este personaje político.

Claudia Campos, expresentadora de Suave Un Toque durante el episodio por el cual Juan Diego Castro (en el recuadro) demandó al espacio. Foto: Suave Un Toque

Este espacio de comunicación independiente utiliza la sátira y la comedia como recursos para difundir sus contenidos, y en el año 2017, era transmitido por Canal UCR, el canal de televisión de la Universidad Costa Rica –una de las principales universidades públicas del país.

Por esa razón, este político también incluyó en su demanda al Director del canal, Marlon Mora, y a la Universidad de Costa Rica.

En días recientes, Claudia denunció que dos personas sin identificarse andaban repartiendo volantes por su comunidad, difamándola a ella y a su abogado, en una clara acción de intimidación.

El juicio inició el pasado 11 de noviembre del 2020, y se extendería hasta el 13 de noviembre del 2020 en los Tribunales de Goicoechea, en la provincia de San José.

Sin embargo, el día 12 de noviembre, Juan Diego Castro, quién es abogado y en medio del juicio decidió retirar a sus representantes legales para defenderse él mismo, provocó un alboroto y profirió una serie de insultos y argumentaciones contra el abogado defensor de la joven demandada, desnudando una rencilla personal que tenía con este.

El espectáculo de este político –recordado por su autoritarismo y matonismo- concluyó con el grito: “(…) no le pego un tiro porque yo creo en Dios, pendejo” contra el abogado defensor, y con un supuesto “subidón de azúcar”.
El juicio fue suspendido y se reanudará el próximo lunes 16 de noviembre del 2020.

Comunicador de medio independiente de Cañas acusado de atentado y obstrucción de la vía pública

El pasado 8 de octubre del 2020, en medio de los bloqueos y protestas contra el acuerdo con el FMI, la comunidad de Cañas, en Guanacaste, al norte de este territorio, vivió uno de los episodios más represivos que se vivieron durante esas semanas de protesta permanente.

La represión contra la comunidad ocurrió en un momento que las vías no estaban bloqueadas, el principal argumento del Estado para reprimir los cierres de ruta, pues desde el año 2002, los cierres de calle sin autorización, se incluyeron como delito en el Código Penal.

Durante poco más de dos horas, la brutalidad policial se encargó de intoxicar al pueblo con gases lacrimógeno, incluso en zonas donde lo que habían eran barrios dónde las familias estaban dentro de sus casas y no estaban participando de la manifestación: hasta allí llegó le represión, dentro de las casas, donde incluso le facturaron el brazo a una joven dentro de su hogar.

Ese día, 21 personas resultaron detenidas por los antimotines, incluyendo al comunicador independiente Roberto Jara, del medio Cañas Informa TV 24/7 que se encontraba transmitiendo en vivo toda la represión de los cuerpos policiales.

Como un dato importante de señalar es que cuando inició la represión en Cañas, un medio corporativo se encontraba en el sitio transmitiendo en vivo para televisión nacional en horario estelar hasta que, pocos minutos después, la cámara del medio de paga se apagó, y el noticiero pasó a “otras noticias”.

Jara estuvo retenido por 30 horas bajo la falsa acusación de atentado y obstrucción de la vía pública; al dejarlo en libertad, le impusieron varias medidas cautelares.

Foto: Facebook del comunicador

El día 13 de noviembre del 2020, Roberto Jara acudió a los Tribunales de Liberia en Guanacaste para apelar las medidas cautelares que se le han impuesto; según relata Jara, estas medidas son: no acercarse a menos de 500 mts a una manifestación, ni participar de ellas como periodista comunicador.

Y sobre ello queremos destacar, que parte de la medidas cautelares, por parte del sistema judicial, fue no permitir su trabajo de comunicación e información: es decir, en la democracia costarricense, se le prohíbe a un comunicador, comunicar con plena libertad.

Sin embargo, el Tribunal dejó en firme estas medidas por los próximos tres meses, porque «según» el juez, no afectan su condición económica porque le dicen que puede ir a informar a 500 mts de lejanía.

Tiempos represivos, tiempos neoliberales, como cualquier otro territorio de Abya Yala

Es evidente que los cuerpos policiales y la estructura de seguridad del Estado de Costa Rica se están militarizando y especializando de una manera acelerada. No es casualidad, que los cuerpos de seguridad del Estado reciban entrenamiento y “cooperación” de recursos y equipamiento del Comando Sur del Ejército de los Estados Unidos, así como también se han se han generado alianzas con los cuerpos de seguridad de Colombia, Chile e Israel.

Cuerpos especiales de la Fuerza Pública de Costa Rica representando al país en la competencia de ejercicios militares Fuerzas Comando patrocinado por el Comando Sur en el 2015. La participación de Costa Rica en estas competencias ha sido constante; el año pasado, la competencia se realizó en Chile y Costa Rica también envió su Unidad Especial a la competencia. Foto: The Costa Rica Star

Tampoco es casualidad que en este gobierno “del cambio” se haya creado una oficina de espionaje en total secreto llamada Unidad Presidencial de Análisis de Datos (UPAD), estructura paralela a la ya existente Dirección de Inteligencia y Seguridad (DIS), por la que están siendo investigados el Presidente y varios de sus funcionarios, en estos días.

Tampoco es casualidad que en Costa Rica, que paralelo a está avnace represivo, nos enfrentamos a una nueva ola extractvista, dónde no sólo se plantea la pesca de arrastre como una forma de “generación de recursos”, sino que también ya hay varios proyectos de ley en la Asamblea Legislativa que pretenden levantar la moratoria a la minería de cielo abierto y la exploración de petróleo.

Tampoco es casualidad la crisis fiscal en la que se encuentra el Estado, muy propia y común en los ciclos de reacomodo capitalista, y que como siempre, los tecnócratas neoliberales plantean acuerdos leoninos con organismos financieros internacionales y/o pasarle la factura al pueblo aumentando el costo de vida por medio de más impuestos, sin tocar a los grandes empresarios y corporaciones.

Tampoco es casualidad que los pueblos originarios sigan negados, y que en este gobierno se asesinaran a dos dirigentes indígenas impunemente, sin que haya nadie detenido ni procesado por estos casos, mientras los finqueros y sus matones siguen libres.

Tampoco es casualidad que se proteja con ferocidad la propiedad privada, y las familias campesinas que han decidido tomar tierras de terratenientes en años recientes, o han sido desalojadxs con violencia policial y con presencia de guardas de seguridad privada, o han sido engañadas por el Estado.

Ante este panorama, el mismo de cualquier geografía en dónde se asienta el capitalismo, el colonialismo y el patriarcado, la comunicación popular, libre, alternativa o como se nos llame, resultamos vitales para generar procesos de conciencia y organización popular, pero empiezan a callar nuestras voces: Costa Rica no es un paraíso de paz y democracia, es un territorio donde se aplastan las voces disidentes y se reprime a quienes cuestionen esta realidad.

Históricamente ha sido así, basta revisar un poco de historia no oficial. Y por eso, poco se sabe de la “idílica” Costa Rica.

radio
Grieta para Armar

México: esto sucede cuando se tumba selva en el territorio maya

Robin A. Canul Suarez / Mongabay

Hopelchén, Campeche, destaca por ser uno de los municipios con las más altas tasas de deforestación a nivel nacional. Grandes extensiones de terrenos que hace unos años albergaban parte de la selva maya, ahora son habitadas por cultivos agroindustriales.

Hace tiempo que los apicultores de la región ya alertaban sobre algunas de las consecuencias de la deforestación que avanza en su territorio. Este año, en el que varias tormentas tropicales y huracanes golpearon al sureste de México, quedó en evidencia la vulnerabilidad de un territorio que pierde sus reservas forestales.

Hace ya poco más de diez años, Leidy Pech y sus compañeras mayas ya lo alertaban. En el municipio de Hopelchén, en Campeche, al sur de México, la deforestación avanzaba sin control, grandes extensiones de la Selva Maya se transformaban en inmensos campos de cultivo. La agroindustria, decían, estaba cambiando el rostro de sus comunidades y del monte. Eso que ellas denunciaron hace una década, aún continúa.

Leidy Pech, sus compañeras mayas y alrededor de 16 000 familias de toda la Península de Yucatán, se dedican a la apicultura; actividad que depende de que la selva esté en pie y en buen estado de conservación.

La mayoría de los productores de miel tienen colmenas de la abeja más conocida, la Apis mellifera, pero Leidy Pech y sus compañeras se empeñaron en rescatar las prácticas ancestrales de producción de miel y en conservar a una abeja nativa, que no tiene aguijón y que realiza sus colmenas al interior de troncos huecos. A esa abeja la ciencia la llama Melipona beecheii, para los mayas es la Xunáan Kab, “la dama de la miel”.


Leidy Pech produce miel con abejas nativas que forman sus colmenas en troncos huecos. Foto: Robin A. Canul Suarez.

Hace poco más de diez años, Leidy Pech y las mujeres mayas de las comunidades del municipio de Hopelchén comenzaron a ver cómo se iban quedando sin pedazos de selva, cómo sus abejas morían por los plaguicidas, cómo al “tirar el monte” se perdían flores endémicas que son el alimento de las cerca de 200 abejas nativas que los científicos han identificado tan solo en la Península de Yucatán y cómo al abrir grandes campos de cultivo también se modificaban los sistemas hidrológicos de la región.

Fue por ello que, junto con otras iniciativas —la Organización Muuch Kambal y el Colectivo de Comunidades Mayas de los Chenes—, no han cesado en denunciar el avance de la deforestación en la Península de Yucatán, sus consecuencias y la impunidad que ha permitido que se cambie el uso de suelo.

De acuerdo con datos de la plataforma Global Forest Watch, entre 2001 y 2019, tan solo el municipio de Hopelchén perdió 186 000 hectáreas de cobertura arbórea, lo que equivale a una disminución del 20% de lo que se tenía en el 2000.

El doctor Edward Allan Ellis, del Centro de Investigaciones Tropicales de la Universidad Veracruzana y quien ha realizado varios estudios sobre deforestación en la Península de Yucatán, señala que en Hopelchén, la tasa de deforestación es cinco veces más alta que el promedio nacional.


Hopelchén, Campeche. Desmonte y quema de la selva en ‎abril‎ de ‎2016; el lugar es hoy parte del campo menonita Las Flores, donde se siembra soya. Foto: Franz López.

Vulnerables a tormentas y huracanes

En las primeras semanas de noviembre, los medios de comunicación mostraron las imágenes de las inundaciones y destrozos causados por el huracán Eta en lugares como Tabasco y Chiapas, al sureste de México; así como en Guatemala, Nicaragua y Honduras. Territorios donde la selva y los manglares también han perdido terreno.

Meses antes, a principios de junio, en el estado de Campeche llovió como hace años no se recordaba. Durante cinco días se registró la mitad de las lluvias que, en promedio, cae durante un año en la región, de acuerdo con la Comisión Nacional del Agua (Conagua). No fue un huracán, sino dos tormentas tropicales con vientos de baja intensidad —Amanda y Cristóbal— las que causaron todo un cisma y mostraron la vulnerabilidad de un territorio que pierde su cubierta forestal.

Leidy Pech cuenta cómo la lluvia se estacionó durante cinco días: “El 4 de junio se inundó mi comunidad Ich Ek y casi todas las comunidades de Hopelchén. Vimos cómo el nivel del agua iba creciendo y no paraba. Desde los huracanes Opal y Roxana (que fueron de categoría 4 y se registraron en 1995) no habíamos tenido inundaciones de esta magnitud”.


En el municipio de Hopelchén, 93% de las colmenas sufrieron daños durante las inundaciones. Foto: Robin A. Canul Suarez.

De acuerdo con una evaluación de daños realizada por organizaciones civiles y colectivos de apicultores y campesinos agroecológicos, las tormentas causaron daños a más de 120 comunidades de la Península de Yucatán. En Campeche, donde la producción de miel es una de las principales actividades económicas, se afectaron 93% de las colmenas, 28% de ellas se perdieron. El territorio más golpeado fue el municipio de Hopelchén, donde 22 poblados registraron graves inundaciones y, por lo menos, 3500 familias resultaron afectadas.

Las carreteras se convirtieron en ríos; algo inusual en la Península de Yucatán, un territorio que, por su formación geológica, solo tiene corrientes de agua subterránea. Comunidades como San Juan Bautista Sahcabchén, a 19 kilómetros de la cabecera municipal, quedaron incomunicadas por más de ocho días. En la zona se miraban los cadáveres de animales; también los restos de los cajones de madera que habían funcionado como colmenas.


Durante las inundaciones se miraban los cadáveres de animales flotando en los lagos que se formaron en zonas deforestadas. Foto: Robin A. Canul Suarez.

Sahcabchén es una comunidad que está rodeada de tierras deforestadas para transformarlas en zonas de cultivo. A su alrededor, por ejemplo, está el campo menonita Santa Fe. La tormenta transformó ese lugar en una gran lago; así se mantuvo por más de tres meses.

Al igual que Sahcabchén, el poblado de Xcalot Akal está rodeado por terrenos deforestadas, tienen como su vecino al campo menonita Santa Rosa. “El agua vino del campo menonita. El agua empezó a subir y apenas y pudimos resguardarnos en los lugares más altos del pueblo”, recuerda Adriana Cauich, quien vive en Xcalot Akal.

Álvaro Mena es integrante de la organización indígena y campesina Ka Kuxtal Much’ Meyaj. Durante los días de la emergencia, él y otros pobladores de Hopelchén recorrieron la región y revisaron imágenes satelitales para documentar los daños. Fue así que identificaron que los lugares donde se deforestó, y que ahora son campos de monocultivos o áreas ganaderas, las inundaciones fueron más intensas. Entre estas áreas sobresalen los campos menonitas de Santa Fe, Nuevo Progreso y Nuevo Durango; así como el Valle de Paal Pool, en la comunidad de Chunchintok.

“Las grandes deforestaciones de la selva y las zonas costeras ha generado un gran impacto en todo el territorio de la Península de Yucatán: contaminación de suelos, de agua, pérdida de biodiversidad… Al no tener ecosistemas sanos, no tenemos las barreras naturales ante los impactos de tormentas y huracanes”, explica la doctora en geografía y maestra en ingeniería ambiental Yameli Aguilar Duarte, del Instituto Nacional de Investigaciones Forenses Agrícolas y Pecuarias (INIFAP).


Campo menonita Santa Fe, Hopelchén, Campeche.Permaneció inundado por más de tres meses. En noviembre aún persistían encharcamientos significativos. Foto: Robin A. Canul Suarez.

Tumbar selva para la agroindustria

El municipio de Hopelchén —así como toda la Península de Yucatán— alberga parte de la Selva Maya, la cual se extiende desde el sureste de México hasta Belice y el norte de Guatemala y es considerada como el segundo macizo de selva tropical más grande en el continente.

Perder cobertura forestal de la Selva Maya no es algo menor: se reduce el territorio donde habitan especies consideradas en riesgo de extinción como el jaguar o el tapir; se afecta la diversidad de especies —por ejemplo, de polinizadores como las abejas—, se pierden reservas forestales que contribuyen a mitigar el cambio climático.

En Hopelchén, la pérdida de selva tiene una larga historia, pero se ha intensificado en la última década.

Durante casi diez años (1972-1983), México tuvo un Programa Nacional del Desmonte cuyo objetivo era tumbar selva para impulsar la agricultura. Fue también a través de un programa de gobierno —recuerdan los habitantes de Chunchintok— cuando se deforestó el Valle de Paal Pool.


Una de las primeras áreas deforestadas en Hopelchén para la agroindustria fue el Valle de Paal Poll. Foto: Cuauhtémoc Moreno.

Guillermo León, quien vive en Chunchintok, menciona que en la década de los setenta se hizo el cambio de uso de suelo de tierras ejidales —al menos 12 500 hectáreas— para sembrar arroz; “aunque daba la producción, los que la manejaban decían que no les alcanzaba para pagar el crédito”.

Indalecio Canul Uc, de la misma comunidad, comenta que el programa gubernamental que impulsó la transformación del Valle de Paal Pool duró tres años y solo se utilizaron 5000 hectáreas de las más de 12 500 deforestadas. Hoy esos terrenos son utilizados como áreas ganaderas y en cada temporada de lluvias se llenan de agua.

A partir de la década de los años ochenta, nuevas áreas comenzaron a ser deforestadas en la zona. Eso se dio a partir de la llegada de comunidades menonitas —dedicados a la agricultura a gran escala— provenientes de Durango y Chihuahua que se instalaron, sobre todo, en Campeche y, en especial, en los municipios de Hopelchén y Hecelchakán.


Zonas deforestadas en Sahcabchén, municipio de Hopelchén, Campeche, para instalar campos de cultivo. Foto: Everardo Chablé

En el estudio “Impulsores de deforestación y percepción de cambios de uso de suelo en paisajes ganaderos en tres municipios de Campeche, México”, la investigadora Hanna Rae Warren señala que “los menonitas pueden ser vistos como importantes agentes de deforestación; altamente efectivos en el cambio de uso del suelo a usos mecanizados”.

Para su estudio, Rae Warren entrevistó a investigadores forestales quienes destacaron que “la eliminación de la cobertura (forestal) con mecanización suele ser permanente, extensiva y se trabajan los suelos hasta el punto de su degradación”.


Los campos de cultivo menonitas se han extendido por el municipio de Hopelchén, en Campeche. Durante las tormentas de principios de junio, fueron los terrenos que más se inundaron. Foto: Robin A. Canul Suarez.

Hopelchén: un foco rojo de deforestación

El doctor Edward Allan Ellis ha dedicado varios de sus estudios científicos a estudiar las causas de la deforestación en la Península de Yucatán en los últimos 20 años. Su trabajo lo ha llevado a identificar dos “focos rojos” de deforestación en la Península: Hopelchén, en Campeche; y Bacalar, en Quintana Roo.

En el caso Hopelchén, el investigador documentó que entre 1986 y 2015 se registró una pérdida de 46 000 hectáreas de cobertura forestal; el 75 % ocurrió entre 2005 y 2015. “Después de 2005, se dispara”, señala el científico, quien menciona que esa nueva deforestación afecta, sobre todo, las zonas de transición entre la selva baja y la selva alta.

De acuerdo con datos de la plataforma Global Forest Watch, tan solo en 2017 se perdieron 23 000 hectáreas de cobertura forestal en el municipio de Hopelchén; en 2018 fueron poco más 8000 hectáreas y en 2019 alrededor de 9800 hectáreas.

Ellis no duda en señalar que esa deforestación “está relacionada con la expansión de la agricultura comercial mecanizada”. El investigador recuerda cuando fue testigo, a principios de la década del 2000, de cómo empezó la deforestación de alrededor de 5000 hectáreas de selva maya, para transformarlas en el campo menonita Nuevo Durango. “Fue impresionante. Cuando llegamos ahí, apenas habían hecho esa deforestación masiva, recién habían quemado… Hoy ya está todo eso deforestado”.

A Ellis no le sorprende que los lugares deforestados en Hopelchén sean ahora los más vulnerables a inundaciones. Además de que se tumbó la selva, apunta el investigador, se quitó la capacidad de filtración del suelo. Esto provocará —advierte— que estos lugares se sigan inundando cuando se presenten tormentas o huracanes.


En el mapa se muestra el avance de la deforestación en Hopelchén, Campeche, entre 2001-2018.

Modificación de los sistemas hidrológicos

Si algo caracteriza a la Península de Yucatán, explica la doctora Yameli Aguilar Duarte, es su sistema geológico de aguas subterráneas, así como sus diferentes tipos de suelos, los cuales son muy vulnerables a cualquier cambio.

En el caso de Hopelchén, la expansión de la agroindustria no solo ha provocado deforestación, también se han modificado los sistemas hidrológicos de la zona.

La ingeniera agrícola e investigadora Irma Gómez trabaja con la organización Muuch Kambal, de la cual forma parte Leidy Pech y las mujeres mayas que impulsan la agroecología y la apícultura; ellas han realizado un monitoreo sobre los cambios que está sufriendo el territorio forestal de Hopelchén.


En los campos de cultivos agroindustriales se han construido pozos de extracción y de absorción que han alterado los sistemas hidrológicos de la región. Foto: Robin A. Canul Suarez.

Irma Gómez explica que gracias a ese monitoreo se ha documentado cómo la transformación de la selva en extensas parcelas para la agricultura tecnificada, “ha modificado los flujos naturales del agua”.

La ingeniera agrícola explica que en las grandes extensiones de parcelas se nivelaron los terrenos, se construyeron drenes y se perforaron pozos de absorción para que, en la época de lluvia, no se formen encharcamientos que afecten los monocultivos de soya, sorgo o maíz híbrido; “son pozos directos que tienen como 100 metros de profundidad; son desagües por donde se manda el agua residual, cargada de plaguicidas, al manto freático”.

Esos pozos no sirvieron de nada durante los días de las tormentas; los extensos terrenos agrícolas y ganaderos se inundaron, se transformaron en lagos y así permanecieron, en algunos casos, hasta por un mes.


Los campos agrícolas y ganaderos instalados donde antes había selva, se transformaron en lagunas durante varias semanas. Foto: Robin A. Canul Suarez.

Cambios de suelo, sin permiso

Desde 2012, comunidades mayas de Hopelchén y otros municipios de Campeche y Yucatán se organizaron para denunciar la siembra de soya transgénica. Incluso, lograron que un juez revocara el permiso que la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) otorgó para sembrar organismos genéticamente modificados en la región. Pese a ello, la soya transgénica sigue sembrándose en Hopelchén, de acuerdo con el monitoreo realizado por los colectivos mayas.

Las comunidades no han desistido en su lucha. Es por ello que el Colectivo de Comunidades Mayas de los Chenes y el Centro Mexicano de Derecho Ambiental (CEMDA) solicitaron a la Semarnat, a través de la Ley Federal de Transparencia y Acceso a la Información Pública, datos sobre las solicitudes y autorizaciones para cambio de uso de suelo en terrenos forestales en Hopelchén.

La Dirección General de Gestión Forestal y de Suelos de la Semarnat informó que, desde enero de 2009 hasta el primer semestre de 2020, solo existen dos permisos para cambio de uso de suelo en terrenos forestales, otorgados en 2016, para la instalación de líneas eléctricas de alta tensión para los tramos Hecelchakán-Hopelchén y Escárcega-Xpujil.


Deforestación y cambio de uso de suelo en Campeche. Foto: Everardo Chablé

Así que los cambios de uso de suelo de los terrenos en donde antes había selva y hoy solo hay campos agrícolas se realizaron sin respetar lo que marca la Ley General de Desarrollo Forestal Sustentable. De acuerdo con el Código Penal Federal se debe establecer una pena de seis a nueve años de prisión, así como el pago de una multa, a quien “desmonte o destruya la vegetación natural o cambie el uso del suelo forestal”.

Las organizaciones Muuch Kambal y el colectivo de Comunidades Mayas de los Chenes han denunciado, ante varias dependencias, la deforestación provocada por la expansión de la agricultura industrial en Hopelchén. Hasta ahora lo único que han visto es “una total impunidad”, resalta Irma Gómez.

Mongabay Latam solicitó entrevista con las autoridades de la Semarnat y con la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), pero no se tuvo respuesta.


Guillermo León, de la comunidad de Chunchintok, ha sido testigo del avance de la deforestación y sus consecuencias en Hopelchén. Foto: Robin A. Canul Suarez.

En junio pasado, la Alianza Maya por las Abejas Kaabnaloón —integrada por apicultores de la Península de Yucatán— envió una carta al presidente Andrés Manuel López Obrador, en donde señalan: “Por miles de años, las y los mayas hemos tenido diferentes prácticas ecológicamente correctas, prácticas que ahora se encuentran amenazadas por los modelos del ‘progreso’ económico y social promovidos por los gobiernos y las empresas que le sirven al capital para asegurar su acceso a nuestros bienes naturales y a la mano de obra barata”. Ante ese escenario solicitan replantear esos esquemas, para garantizar la conservación del patrimonio natural y cultural.

Leidy Pech señala que las tormentas que inundaron sus comunidades les recordaron, una vez más, las consecuencias de tumbar el monte. “Esto que nos pasó tiene un origen: la deforestación. Toda esa forma en que han cambiado el uso de suelo, la forma en que han modificado el territorio nos ha dejado en una situación de riesgo. Estos eventos naturales van a continuar, no los podemos evitar. Pero sí podemos reflexionar sobre lo que ha pasado en nuestro territorio”.

Así como Leidy Pech y sus compañeras mayas se han aferrado a conservar las técnicas ancestrales de producción de miel, también están empeñadas en defender esa selva maya que aún resiste, un ecosistema que es vital para la existencia de las comunidades indígenas que viven de la apicultura, pero también para especies como el jaguar o las abejas.

* Imagen principal: La deforestación del Valle de Paal Pool, en Hopelchén, se realizó en la década de los setenta como consecuencia de programas gubernamentales para la siembra de arroz; el ecosistema nunca se recuperó. Foto: Cuauhtémoc Moreno.

https://es.mongabay.com/2020/11/mexico-esto-sucede-cuando-se-tumba-selva-en-el-territorio-maya/

radio
Avispa Midia

¿Qué es el Tianguis Autogestivo y Disidente que la policía desalojó a golpes en Oaxaca?

Por Rafael E. Lozano

  • Frente a la crisis sanitaria y económica, el tianguis naciente propone trueque y autogestión. Después de la agresión policiaca se declara en resistencia.
  • La Regidora de Derechos Humanos y de Igualdad de Género, Mirna López Torres, opinó: “Si castigamos a policías e inspectores, abrimos una puerta para que la autoridad se vea impedida para aplicar la normatividad”.

El pasado sábado 7 de noviembre de 2020 se instaló -por cuarta ocasión consecutiva en un mes- el Tianguis Autogestivo y Disidente en las inmediaciones de la Casa de la Cultura, ubicado en la zona centro de la ciudad de Oaxaca. Ese mismo día, alrededor de las 12:30 h, llegaron inspectores municipales acompañados por elementos de la policía municipal y estatal a desalojar con gritos, golpes y gas pimienta a las personas (en su mayoría jóvenes y mujeres) que se encontraban intercambiando a través del trueque sus productos y enseres personales y artesanales. Así lo denunciaron quienes participaron en el Tianguis a través de un pronunciamiento contra la criminalización de la autogestión y el trueque.

Brutalidad policíaca

En el comunicado señalan que, “dirigidos por el inspector municipal Joaquín González Santiago, Jefe de Departamento de Control de la Actividad en Vía Pública y encargado del operativo, quien en compañía de otros inspectores de comercio ambulante: Jonathan Díaz Barrita, José Ramón Rodríguez Martínez, Juan Eduardo Vásquez Cruz, Raúl Ramiro Reyes Ramos, comenzaron a quitar de manera arbitraria los puestos instalados y a desalojarnos de manera violenta a quienes nos encontrábamos truequeando, al mismo tiempo que gritaban insultos machistas y homofóbicos, nos golpeaban con cascos y bastones, rociaban gas a nula distancia de los ojos y nos derribaban para patearnos entre varios elementos. Todo esto, ordenado por Víctor César Vásquez Bocanegra, encargado de la Subdirección de Regulación de la Actividad en Vía Pública”.

En entrevista para Avispa Midia, participantes del Tianguis, cuyo nombre pidieron se omitiera por temor a más represalias, relataron las agresiones que sufrieron el sábado pasado: “Llegaron inspectores dentro de las patrullas de los policías municipales estatales y un grupo de élite del Estado llamado ‘Grupo Urbano de Fuerzas Especiales’, y se mofaban. Nosotrxs estábamos intentando dialogar, decirles que no estábamos cometiendo ningún acto delictivo ni estábamos haciendo nada en contra de la sociedad civil. (…) En ningún momento la autoridad que estaba ahí, contó cuál era el delito que se perseguía. Nunca se nos dijo el delito que estábamos cometiendo y por el cuál se justificaba un despliegue policiaco de más de 30 elementos en nuestra contra. Entraron a agredirnos; se nos fueron directamente a las compañeras a golpes. También habían mamás, niñas, niños. Agredieron principalmente a tres compañeras mujeres y un compañero trans, que pertenecemos a esto que llamamos disidencia sexual y de género. Las golpearon brutalmente. Hay varias mujeres que tienen heridas internas”.

Después, exponen: “A una de esas compañeras la golpearon con un bastón retráctil. Le lanzaron gas pimienta a al menos una decena de las personas que estábamos ahí. A otro de los compañeros trans, que estaba videograbando la represión, le estrellaron el teléfono contra el piso. Primero le aplicaron gas pimienta en los ojos, después uno de ellos le grito: “¡puto deja de grabar!” y le estrelló el teléfono contra el piso, y se le fue encima. Él y otros tres policías más lo patearon en el piso (…) comentan unas compañeras que están orinando sangre, les cuesta caminar, les cuesta sentarse; quedaron con muchas heridas internas. Ya están haciéndose estudios, pero no contamos siquiera con un seguro médico. (…) Fue una barbaridad, se llevaron productos, los destrozaron frente a lxs compañerxs”.

Frente a las crisis, Tianguis Autogestivo y Disidente:

A casi 8 meses de haberse declarado la emergencia sanitaria en México por Covid-19, las medidas de distanciamiento social, el cierre de locales, mercados y negocios, el despido masivo de trabajadoras y trabajadores y la incertidumbre sanitaria y económica ha precarizado aún más a los sectores de la población que de por sí ya vivía en situaciones de vulnerabilidad. Así lo expresan algunas de las personas que participan en el tianguis con quienes Avispa Midia conversó. Ante las múltiples crisis, nace la iniciativa del Tianguis Autogestivo y Disidente. En su propia voz: “El tianguis surgió como una respuesta ante la necesidad. La mayoría de personas que hemos estado yendo a los tianguis no contamos con un trabajo estable, con un sueldo fijo, con alguna prestación por parte del Estado o alguna otra institución empresarial. Entonces surgió la idea de poder juntarnos y apropiarnos del espacio público ante el cierre que el mismo Estado ha desplegado”.

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Detrás de la Casa de la Cultura Oaxaqueña, en una explanada en la que yace el busto de Ricardo Flores Magón, se auto-convoca una vez a la semana a todas aquellas personas que quieran traer productos y enseres esenciales para la vida y el cuidado cotidiano: ropa, alimentos, plantas, libros y utensilios, elaborados o usados, para ser intercambiados y ofertados en un intento por encontrar alternativas económicas y “poder establecer desde la economía solidaria un intercambio equitativo para las partes que vienen; tomando en cuenta la propia fuerza de trabajo que dichas personas invierten en los productos que elaboran, para poder llegar a un intercambio justo. (…) La mayoría de lo que se intercambia ahí es hecho por nuestras propias manos, y lo que principalmente se hace en este tianguis es el trueque”, añadieron.


Es autogestivo no sólo porque la mayoría de las cosas son elaboradas por propia mano, sino porque la organización misma del tianguis no tiene liderazgo individual, sino una organización política colectiva que trabaja para establecer sus objetivos y sostenerse: “Hay que dejar en claro que estamos intentado construir un espacio autónomo que parte de la autogestión. Autogestionarnos implica la organización colectiva fuera de las dinámica de poder vertical que tienen algunas organizaciones de tianguistas o vendedores. Intentamos construir un espacio seguro para mujeres y para compañerxs que integramos la comunidad de la desobediencia sexual”, puntualizaron.

Es disidente porque cobija y acuerpa a la comunidad feminista y a la comunidad de la desobediencia sexual y de género, al tiempo que converge con habitantes de comunidades y pueblos originarios e indígenas que se encuentran cerca de la ciudad y que han visto todas las puertas y las calles cerradas para vender sus productos. Más aún, comentan que son señalados por no cumplir con todas las medidas sanitarias establecidas oficialmente para la nueva normalidad, “pero los cuidados colectivos e individuales también son una estrategia de la autogestión y la autonomía para sobrevivir la pandemia. Aquí venimos a truequear y a extender nuestros pequeños productos y artículos destinados a la alimentación y al cuidado personal”.

Discrepancias en la posición oficial del Municipio de Oaxaca

En un boletín de prensa fechado el 11 de noviembre de 2020, el Ayuntamiento de Oaxaca de Juárez informó sobre los “pormenores de la actuación de servidoras y servidores públicos municipales con relación al retiro de un tianguis”, en el que señalan que el operativo comenzó por una denuncia vecinal “en la que se reportó la instalación de vendedoras y vendedores en el parque ubicado en las calles de Santos Degollado y Rayón”, y que “no se trató de un operativo de desalojo sino de presencia para resguardar el orden”.

Dicho boletín describe que los funcionaros municipales arribaron y “en todo momento intentaron entablar un diálogo respetuoso con las personas ahí reunidas”. Aseguran que “personas del sexo masculino que presuntamente estaban bajo los efectos del alcohol agredieron a los inspectores municipales” quienes habían exhortado en dos ocasiones y realizado “una amonestación de manera verbal, reiterándoles que en caso de no acatar la solicitud, se procedería en apego al artículo 45, fracción II del Reglamento para el Control de Actividades Comerciales y Servicios en Vía Pública del Municipio de Oaxaca de Juárez”. Por lo que se inició “el aseguramiento de mercancías y utensilios”. Sin embargo, no especifican que la fracción II del artículo mencionado contempla como sanción “una multa de 5 a 100 días de salario mínimo general vigente”, y no el aseguramiento del puesto comercial.

En ese sentido, durante la Sesión Ordinaria de Cabildo del municipio de Oaxaca de Juárez en la que se discutió el caso, y que fue celebrada el mismo 11 de noviembre; Luis Arturo Ávalos Díaz Covarrubias, regidor de Bienes, Panteones y Servicios Municipales y de Mercados y Comercio en Vía Pública, manifestó que le pareció excesiva la actuación de las fuerzas policiales, y expuso que por algo hay un procedimiento explícito en el artículo 48 del mismo reglamento para realizar aseguramientos de implementos y mercancías en vía pública que establece los pasos de advertencia, amonestación y multas que se tuvieron que haber impuesto antes de proceder a un aseguramiento.

Asimismo, el regidor reconoce que, “se ha divulgado en las redes sociales que sin mediar amonestación o multa, los colaboradores, de la subdirección arrebatan la mercancía a los vendedores sin seguir los procedimientos establecidos (…) mucho menos levantando el acta circunstanciada que cumpla con las formalidades establecidas, y en ocasiones utilizando la violencia física en contra de estas personas”.

Igualmente, la Síndico Primera, Indira Zurita Lara, exhortó al resto del cabildo a crear un espacio para que esta situación no vuelva a ocurrir, y se pueda permitir la actividad de trueque, “al final estos jóvenes y estas mujeres se están dedicando a algo que no es un crimen, es preferible que los jóvenes y las mujeres estén realizando este tipo de actividades, a que se estén organizando para crear mafias delincuenciales aquí en la ciudad”. Asimismo, comunicó que expidió un oficio a la contraloría del municipio para que inicie una investigación para saber si hubo abuso de autoridad.

Reunión virtual del cabildo municipal. Imagen del Municipio de Oaxaca

En cuanto a la Regidora de Derechos Humanos y de Igualdad de Género, Mirna López Torres, opinó que: “Si castigamos a policías e inspectores, abrimos una puerta para que la autoridad se vea impedida para aplicar la normatividad. Si no atendemos las denuncias podemos vernos como violadores de derechos humanos”; y esto lo vuelve, aseguró, “un caso difícil, complejo, porque ninguna resolución sería plenamente satisfactoria”. Finalmente, remató su participación, “yo comparto lo bueno de su causa, pero para abrir una plaza para ellas implica abrir una caja de pandora con interese de otro tipo”.

Por su parte, el presidente municipal Oswaldo García Jarquín dijo que “condenar la violencia siempre tiene que ser de ambos lados” e hizo alusión a los balazos que la policía en Cancún disparó para dispersar una manifestación feminista el 10 de noviembre: “No logro entender qué habrá pasado para que los policías hayan salido disparando, no lo pudo concebir; pero seguramente algo pasó”. Con respecto a la petición de investigar y remover de sus cargos a quienes hayan cometido abuso policiaco contra las mujeres del tianguis autogestivo, el Presidente Municipal –quien citó a Mirna López- opinó, “no abramos puertas que afectan a la administración municipal por impulsos políticos”, e insistió, “no estoy de acuerdo con ningún tipo de violencia, bajo ninguna circunstancia, no de hoy, sino desde toda mi vida, y sobre todo en mi ejercicio profesional; y mucho menos a las mujeres. En ese sentido, ratifico ese compromiso. Pero también apeguémonos a la ley y no mandemos un mensaje equivocado de que aquí en Oaxaca la gente puede hacer lo que se le plazca, eso yo creo que también no genera la inversión que tanto necesitamos en nuestra ciudad capital”.

Cabe recordar que el Presidente Municipal Oswaldo García Jarquín -y su esposa Martha Patricia Benfield López- serán sometidos a juicio por actos de violencia política en razón de género ejercidos en contra de Jaquelina Escamilla Villanueva en mayo de 2020. Con ello, el Presidente Municipal de Oaxaca de Juárez corre el riesgo de aparecer en el Registro Nacional de Personas Sancionadas en Materia de Violencia Política Contra las Mujeres, y de perder “el modo honesto de vivir”, el cuál es un requisito legal para competir por un cargo de elección popular en el futuro.

El tianguis resiste

En su pronunciamiento, el Tianguis Autogestivo y Disidente anunció su intención de retomar el mismo espacio público a un costado de Flores Magón el próximo sábado 14 de noviembre a las 10 h, para realizar un evento político y cultural contra la represión policiaca, en el que se compartirán testimonios, circulará un boteo para apoyar los gastos económicos de las personas golpeadas, y se retomará el trueque. Convocan “a compañeras feministas, personas sexodisidentes, quienes se autogestionan y hayan sido reprimidxs por el Estado, a que hagamos presencia”.

Cartel del Tianguis Autogestivo y Disidente

“Estamos acuerpando cualquier acción que las compañeras agredidas quieran organizar”, comentan a Avispa Midia al final de entrevista, “una de ellas va a ir a presentar una queja a la Defensoría de los Derechos Humanos, y también se va a presentar una queja en el Órgano de Control Interno para solicitar que se despidan a estas personas. Sin embargo, no confiamos ni en el sistema jurídico injusto ni en la justicia que se pueda acceder a través de él. (…) La consigna sigue siendo que ninguna agresión va a quedar sin respuesta, y que si tocan a una, responderemos todas”.

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Avispa Midia

México, un lugar peligroso para la búsqueda de justicia

PorSare Frabes

El 8 de noviembre de 2020, personas desconocidas provocaron un incendio en los alrededores del domicilio de Teresa Roldán. Este hecho sucedió apenas dos días después de que sujetos no identificados dejaron una nota con un mensaje amenazante en el domicilio de Roldán en el estado de Querétaro.

Teresa Roldán es defensora de los derechos humanos y ambientales en Querétaro. Desde el año de 2016, Roldán se ha involucrado en luchas contra la deforestación y proyectos de gran infraestructura en áreas ecológicas como Peña Colorada, El Batán, el Ejido el Zapote (Tierra Noble), El Salitre, El Tangano, Punto Olivo, El Cimatario y áreas del Parque Metropolitano en Corregidora, por lo cual la defensora atribuye la amenaza en su contra por dicha labor.

El 6 de noviembre de 2020, personas desconocidas dejaron una nota con una amenaza de muerte para la defensora. En el mensaje, quienes la amenazan se identifican como “la gente de Jalisco” y exigen a la defensora abandonar Querétaro o de lo contrario tomarán represalias en contra suya y de su familia.

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Dos días después, se suscitó un incendio en los alrededores del domicilio de la defensora mientras ella salió al mercado y sus hijos dormían en casa. Roldán documento públicamente los hechos en un video que compartió en sus redes sociales y el 9 de noviembre denunció formalmente la amenaza en su contra y de su familia ante la Fiscalía General del Estado de Querétaro.

De acuerdo a la organización Front Line Defenders, quienes han dado seguimiento al caso, “estos incidentes son parte de una amplia estrategia de intimidación contra las personas defensoras de derechos ambientales, que busca desalentar su legítimo trabajo en México”.

Violencia contra periodistas no cesa

La persistencia en la violencia, amenazas y persecución contra defensores y periodistas en México expone de nuevo al país como uno de los más peligrosos del mundo para personas que se dedican a exponer la corrupción y las actividades del crimen organizado, exigir justicia por los abusos de los derechos humanos y defender los derechos ambientales, territoriales y sociales.

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Apenas el pasado 9 de noviembre fue asesinado el periodista Israel Vázquez Rangel mientras realizaba una cobertura informativa en el municipio de Salamanca, en el vecino estado de Guanajuato. Vázquez Rangel tenía 31 años y se desempeñaba como reportero del periódico digital El Salmantino.

“Resulta alarmante que, a pocos días de haber conmemorado el Día Internacional para Poner fin a la Impunidad de los Crímenes contra Periodistas (2 de noviembre), ya hayan sido asesinados al menos dos periodistas en México. Es urgente redoblar esfuerzos para prevenir, investigar y sancionar estos ataques, con el fin de poner fin a esta grave y violenta tendencia”, expresó la oficina en México de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos.

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Red de Resistencia y Rebeldía Ajmaq

Materiales de la Caravana solidaria a Moises Gandhi y Nuevo San Gregorio

Consulta el Informe de la Caravana de Solidaridad y Documentación con las comunidades autónomas zapatistas de Nuevo San Gregorio y Región Moises Gandhi. aqui: https://redajmaq.espora.org/informecaravana2020

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Coordinación Metropolitana Anticapitalista y Antipatriarcal con el CIG y Radio Regeneración

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VIDEO COMPLETO DEL ENCUENTRO 10 NOVIEMBRE 2020

https://www.facebook.com/regeneracionradio/videos/652677562077409/

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