Llega EZLN a la CDMX (Fotos)
Una comisión de alrededor de 160 zapatistas arribó el viernes 10 de septiembre por la noche a la Ciudad de México para viajar a Europa en tres días más. “La extemporánea” se autodenominaron después de que la Secretaría De Relaciones Exteriores (SRE) les negó los pasaportes en el mes de julio. Esta agrupación está conformada por mujeres, hombres, niñas y niños. Desde las 5 de la mañana viajaron desde San Cristóbal de las Casas, Chiapas.
Después de 16 horas de viaje, el movimiento zapatista llegó al espacio de la organización UNÍOS, ubicado en la delegación Cuauhtémoc, en donde se hospedarán hasta el día de su salida: lunes 13 de septiembre. Personas acompañantes y observadoras de la caravana, refieren que recibieron acoso por parte de la Guardia Nacional durante el trayecto.
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EZLN: Comando Palomitas
Fuente: Enlace Zapatista
Comando Palomitas.
Septiembre del 2021.
Yo no lo sé de cierto, pero la leyenda ubica la gestación de esta unidad de élite del ezetaelene hace algunas lunas.
Aunque la comandancia general zapatista ha negado una y otra vez su existencia, y clasifica esas maledicencias en la carpeta de “Mitos Geniales y No” (junto con las leyendas del Sombrerón, la Xpakinté y las recetas gastronómicas del finado SupMarcos), los rumores ubican el nacimiento del ahora famoso Comando Palomitas en el Caracol de Tulan Kaw, a finales del año del 2019.
Según esto, el autodenominado SupGaleano había acaparado todo el maíz palomero del suroriental estado mexicano de Chiapas. Y, aunque el susodicho alegó después que su plan era sabotear las grandes cadenas de cine y obligarlas a reducir el precio de tan preciado artículo -así como que se prohibieran las absurdas variaciones que ofrecen palomitas con sabor a frituras rancias-, investigaciones posteriores abundaron en la hipótesis planteada por el fiscal (un ser extraordinariamente parecido a un escarabajo), quien en el juicio planteó el móvil del crimen: el SupGaleano quería atascarse de palomitas él solo. La súbita e incomprensible escasez de salsa picante aumentaba las sospechas.
El fiscal llamado Don Durito –que se vestía como el Fiscal de Hierro de los hermanos Almohada (no confundir con los Almada, ésos son otros)-, desplegó una brillante pieza de oratoria llena de referencias cinematográficas que, hay que reconocerlo, a ratos recordaban a Al Pacino, a Tom Cruise, a John Travolta, y a Matthew McConaughey (cfr. las películas de estos actores y temática de jurisprudencia). El acusado, fungiendo como su propio abogado, no fue menos y, además, agregó referencias al arte dramático. Estaba el susodicho argumentando como Shui Ta / Shen Te frente a los dioses (“La Honesta Persona de Sechuan”. Bertold Brecht), cuando llegó la hora del pozol y el jurado en pleno se ausentó.
Viendo que no se haría justicia y el malvado SupGaleano se saldría con la suya, la banda de Defensa Zapatista, con la colaboración del Gato-Perro, tomó por asalto la champa del SupGaleano y “expropió” no sólo varios costales de maíz palomero, también no pocos cartones de salsa picante. El amado Amado hacía entonces sus primeras incursiones en la banda de Defensa Zapatista (aunque ya había debutado en Oventik en 2018, en el primer festival de cine, cuando le robó cámara a Gael García Bernal), así que formó, con su amigo Chinto, una especie de sucursal de la horda de Defensa Zapatista.
En la nueva pandilla se auto reclutó la Verónica, hermanita del Amado y de quien se dice es el “ala radical” del Comando (suele llevar tatuajes hasta en los labios cuando le toca el caramelo agridulce que los contiene). El Chuy y la Cintia fueron reclutados después. Durante un tiempo, la Esperanza dirigió a la tropa, pero no tardó en incorporarse, junto con Defensa, al equipo de fútbol femenil de las milicianas. Entonces el amado Amado quedó como mando.
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Corrían los meses de abril y mayo. La unidad que después sería bautizada como “La Extemporánea”, se preparaba por centenares en el Semillero “Comandanta Ramona”.
El SupGaleano recibió entonces la orden de evitar que los niños molestaran a sus mamaces mientras tomaban el curso de Escucha y Palabra. El susodicho enfrentó ese nuevo reto organizativo y diseñó una reforma a la inexistente ley orgánica del ezetaelene. Su objetivo: darles una estructura militar e instruirles en el difícil arte del sabotaje, la destrucción indiscriminada y los chillidos coordinados y secuenciados.