Por JäG, Colectivo Radio Zapatista

  • Marcha y toma simbólica del Ayuntamiento por la independencia y respeto al ejido.
  • La violencia paramilitar de los gobernantes

Manta ayotzi mar gente

Tila, Chiapas. El pasado miércoles 16 de septiembre, nuevamente miles de ch’oles del Ejido Tila salieron a las calles para manifestarse, en esta ocasión con motivo de su grito ejidal por la independencia, por el respeto de su territorio y autonomía ejidal ch’ol. Como han venido haciéndolo desde hace algunos años, mostraron la fuerza de su pueblo, su palabra frente al gobierno que les quiere despojar del poblado de Tila.

Hombres y mujeres, familias ch’oles que a su llegada al parque central tomaron de manera simbólica las instalaciones del Ayuntamiento Municipal, por acuerdo de su Asamblea general, para realizar su grito de independencia: ¡Fuera el Ayuntamiento Municipal del territorio indígena ejidal de Tila!, fue el grito central de las y los campesinos.

Como acuerdo de su Asamblea tienen determinado que la presencia de las instalaciones del Ayuntamiento no es ni benéfica ni grata para el pueblo, ya que es fuente de conflicto, despojo, represión, desprecio; es una raíz de maldad que hay que arrancar, como cuentan quienes como oficio principal tienen el de ser campesinos, con la milpa en el centro de su cosmogonía: las y los ch’oles milperos. Su Asamblea ejidal, máxima autoridad en el territorio, acordó el retiro del Ayuntamiento del poblado y territorio ejidal. Para ello les faculta su régimen asambleario tradicional ch’ol, además de la legislación agraria y su derecho autonómico como pueblo indígena.

Además, tienen una legítima e histórica demanda por justicia frente a la arbitrariedad gubernamental, un poder ajeno, impune, usado contra el pueblo ch’ol y sus familias campesinas. Por eso nuevamente abarrotaron las calles de Tila miles de familias ch’oles para ir a realizar su grito y manifestar su mensaje claro ante las puertas de esta institución gubernamental. Ancianos, ancianas, hombres, mujeres, jóvenes, niñas y niños con mantas, pintas y pancartas alzaron su voz para decir: ¡Fuera el ayuntamiento Municipal!, y ¡si no hay solución habrá demolición!

Otro grito 2 - copia

Otra de las problemáticas denunciadas durante su marcha y toma simbólica es que el gobierno del estado y municipal, ante la imposibilidad de romper con la voluntad del ejido, su Asamblea y autoridades, han optado por nombrar a un grupo de ch’oles bajo su servicio como autoridades ejidales, que por encima de toda la legitimidad y legalidad está usurpando al ejido. El cinismo de la práctica gubernamental, que las condiciones de impunidad les permiten. Además, estos usurpadores abrieron unas oficinas en Tila, a unos pasos de las de la subsecretaría de gobierno del estado de Chiapas, que tiene su delegación en el poblado.

En Tila se vive un clima de violencia paramilitar, que motivó los gritos y denuncias por parte de las voces campesinas. Con gritos, aplausos, consignas, pintas y carteles manifestaró su grito de independencia el pueblo de Tila, mayoritariamente ch’ol y campesino. Fuera el Ayuntamiento y que viva la independencia, la autogestión y la autonomía ejidal de Tila.

El día de ayer, 17 de septiembre, al siguiente día de la toma simbólica, se presentaron miembros de otra comunidad para manifestarse también en contra del ayuntamiento.

Contexto de violencia paramilitar

Este sentir y animadversión en la región contra el Ayuntamiento no sólo es del ejido. Como es general en la política de arriba, que normaliza su impunidad, fácilmente muestra el cinismo en sus acciones, lo que incrementa la voluntad en su contra. Ahora fue la violencia paramilitar, instrumento de gobierno sobre el que cuentan con destrezas adquiridas. El pasado proceso electoral por el Ayuntamiento, en el que el ejido se mantiene ajeno por acuerdo de su Asamblea, surgieron las disputas violentas que se vienen haciendo comunes entre priístas y verdes

Hubo enfrentamientos entre grupos que sirven al poder estatal, que se disputan sus escalones y que están acostumbrados al uso arbitrario del poder y la violencia como medio para imponerse. Una de las secuelas de la política de contrainsurgencia paramilitar se expresa en la disputa por ese Ayuntamiento, un espacio paramilitar. En esta ocasión su disputa tuvo una significativa asimetría; sin mayor reparo los verdes exhibieron su fuerza paramilitar.

Como fue característico en aquellos años a partir de 1995, se presentaron camiones y camionetas con personas encapuchadas y armadas que realizaron bloqueos de calles del poblado, y carreteras, para intimidar a la población y enfrentar a sus contrincantes partidistas. Estas acciones fueron operadas desde la presidencia municipal, en manos de grupos de verdes desde hace ya algunos años bajo la fórmula presidente-presidenta esposa-repite presidente-sigue lacayo de su administración- para administrarles el negocio mientras éstos trepan por la diputación local. El saldo fue enfrentamientos, heridos, y dos muertos, un menor de edad por un balazo en la cabeza, y Tony Reynaldo Gutiérrez López, encontrado colgado en un árbol, con huellas de tortura y con partes de su cuerpo mutiladas.

Así el clima de violencia electoral, donde ganaron los verdes, y quienes ejecutaron tal operación caminan por las calles con toda impunidad al amparo del Ayuntamiento que les entregó dinero y armas en un poblado cercano a Tila, en una comunidad anexa al ejido.

La presencia de las instalaciones de este disputado Ayuntamiento en el poblado, además de ilegales y colonialistas, son la guarida del grupo paramilitar Paz y Justicia, donde se han mimetizado, bajo la cobertura de los partidos políticos, y donde permanece impune viviendo de la administración pública de guerra de la política de contrainsurgencia y paramilitar.

Es el motivo por el que este tipo de prácticas sean realizadas por los gobernantes sin ningún reparo, la cultura de muerte y guerra normalizada en la región. Este grupo e instancia municipal forman parte de la estructura política que ha operado esta política de muerte por parte del Estado: la política de contrainsurgencia paramilitar en la región ch’ol. Tienen una deuda social e histórica pendiente de desplazamientos, desapariciones, ejecuciones, violaciones… violencia e impunidad con la que siguen actuando.

A este panorama se suma los ya evidentes intereses del capital, como parte del mapa de su expansión, con la llegada de la mina de uranio a Chulum Juárez, otro ejido que forma parte del municipio de Tila, como lo denunció el EZLN en voz del Subcomandante Insurgente Moisés, en el Seminario-semillero del Pensamiento Crítico Frente a la Hidra Capitalista. El Ayuntamiento es beneficiario de su gestión y puesta en marcha de esta industria extractiva. El poblado de Tila y el territorio ejidal, son territorio estratégico para su desarrollo. De ponerse en marcha afectaría gravemente a toda la región de pueblos ch’oles de las tierras altas y bajas.

autoridad ejidal

A lo largo de sus denuncias el ejido ch’ol ha evidenciado que el gobierno del estado, ayuntamiento, y los caciques paramilitares que en éste se enquistan, a lo largo de ya varias décadas se han mantenido al acecho del ejido del pueblo ch’ol de Tila para arrebatarles este poblado. Buscan cambiarlo de régimen, de ejidal comunal a propiedad pública y privada. Su objetivo es controlar la tierra, que les permitiría, además de privatizarla a su voluntad, apropiarse y explotar los bienes y servicios ejidales; la asignación y distribución de los solares del poblado, la administración del agua, el panteón ejidal, los sitios sagrados, el comercio en las fiestas y el espacio público del parque central, que cotidianamente es usado para el comercio de productos campesinos y alimentos. La mina incrementa el interés sobre éstos.

Toda esta actividad es auto gestionada por la Asamblea del pueblo ch’ol, como la autoridad legal y legítima sobre la tierra. Garantiza el uso comunal y el acceso popular a las y los campesinos, pobladores y visitantes, que significa un ingreso fuerte para su economía. Debido a la fuerza de su asamblea y al trabajo de sus principales para cuidar la responsabilidad comunal de sus órganos de representación, los planes gubernamentales no han llegado a su fin. Además, porque los ejidatarios han ganado todo amparo interpuesto, ya que la presencia del ayuntamiento en el territorio ejidal es ilegal.

El Ejido Tila se encuentra a la espera de la ejecución del amparo que determinó que el poblado es ejidal y parte del territorio del ejido ch’ol, que está ahora en manos del Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Están retardando el caso; desde abril de 2013, en que fue discutido por el Pleno, se encuentra en espera de su resolución final. Mientras la justicia se retarda, los gobiernos estatal y municipal continúan buscado acabar con la voluntad del ejido de defender su tierra y territorio. Pero no han podido romper la voluntad y el acuerdo general; lo único que han logrado es incrementar los ánimos en su contra.

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