Fuente: LundiMatin #334, 11 de abril de 2022

Desde hace tres semanas, una caravana “por el agua, por la vida y contra el expolio capitalista” recorre las carreteras de México al encuentro de una multitud de luchas. Compartimos algunos retazos de este loco viaje por un país donde la violencia, fruto de años de políticas neoliberales, es omnipresente, pero donde la resistencia al orden capitalista abunda a pesar de todo.

A continuación se exponen y enfocan algunas de las luchas encontradas, así como los retos políticos a los que se enfrenta esta iniciativa.

La convocatoria para la formación de esta caravana se hizo tras las reuniones contra los megaproyectos que reunieron a varias organizaciones indígenas en enero. El programa es ambicioso. Recorrerá 9 estados[1] durante 34 días. Se trata sin duda de la movilización más importante de las bases de la autonomía en México desde la pandemia, si dejamos de lado la masiva y relámpago manifestación del domingo 13 de marzo de varias decenas de miles de zapatistas en Chiapas.

ALTEPELMECALLI: SACAR A DANONE Y ORGANIZARSE

El inicio de la caravana por el agua, por la vida y contra el expolio capitalista tuvo lugar el 22 de marzo, Día Mundial del Agua, en un campo de fútbol frente a la planta de embotellamiento de agua de manantial de la empresa Bonafont, filial de Danone. La fábrica ocupada desde hace tiempo, símbolo del acaparamiento de agua, sigue paralizada gracias a la férrea resistencia de la población local. Se iba a utilizar como base para la caravana. El desalojo que tuvo lugar el 15 de febrero no consiguió obstaculizar los planes del grupo de la ocupación que estaba detrás de la convocatoria de la caravana.

En efecto, el lugar fue la incubadora de este movimiento, sobre todo gracias a las numerosas energías que atrajo durante el año en que estuvo okupado y los meses anteriores a la toma de la fábrica.

A continuación, una mirada a la lucha que llevó a la fábrica a convertirse en una “casa del pueblo” o Altepelmecalli en lengua náhuatl.

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