Voy a referirme al comunicado de enero de 2013, que se llama LA SEXTA, y en particular a la parte donde dice que en la Sexta Declaración de la Selva Lacandona nos convocaron los NO y ahora en esta etapa, nos mueve la construcción de los SI.

Los NO son producto de la  rebeldía.  La rebeldía es la característica esencial de los zapatistas.  Ellos son rebeldes, no obedecen, no se someten.

Albert Camus en su obra El Hombre Rebelde, se interroga “Qué es un hombre rebelde? Un hombre que dice NO. Pero negar no es renunciar: es también un hombre que dice sí desde su primer movimiento.  El rebelde (es decir el que se vuelve o revuelve contra algo) da media vuelta.  Marchaba bajo el látigo del amo y he aquí que hace frente.  Opone lo que es preferible a lo que no lo es”.

Esta cita guarda relación con la  Sexta declaración de la Selva Lacandona, en la que los zapatistas afirman que ellos decidieron rebelarse, ser libres; dijeron No al capitalismo y rechazaron todo lo que implica este sistema, han dicho que ellos pelearon por ser libres, no por cambiar de amo cada 6 años.

Pero no se quedaron en el NO. En las comunidades zapatistas, destruyeron las bases del capitalismo que ellos identifican como la explotación, la represión, el despojo y el desprecio.

Todo ello, porque los pueblos indígenas tienen otra forma diferente de ver el mundo y los gobiernos siempre los han excluido y cuando han volteado a verlos, lo que pretenden no es reconocer el mundo indígena, sino eliminarlo e integrarlos a lo que el gobierno llama el desarrollo.

A esta situación, los zapatistas dijeron NO y han creado sus propios SI, crearon otras formas de gobernarse, crearon un gobierno autónomo y desde el pueblo,  crearon nuevas formas de relacionarse, nuevas formas de impartir la educación, donde la enseñanza y los conocimientos son diferentes a lo que se imparte en las escuelas oficiales.  Han creado nuevas formas de administrar justicia, crearon las juntas de buen gobierno, es decir que opusieron lo que es preferible a lo que no lo es.

Como dice el comunicado, ahora nosotros debemos construir nuestros propios SI.  Y esto deberá ser de acuerdo a nuestras geografías y calendarios, como dicen ellos.  Para ello necesitamos imaginarnos cómo sería esa nueva  sociedad que queremos y que necesitamos.

Cada uno en nuestra actividad cotidiana tendríamos que identificar qué vínculos han sido destruidos y cómo tejerlos de otra manera.

Cómo pensar en una nueva sociedad, cómo dejar de ver el mundo de la forma en que lo hemos visto desde que nacimos, de manera mercantilista, donde lo sagrado no existe, donde todo tiene un precio.  Donde los bienes y las cosas valen más que la persona.  Cómo imaginar una nueva etapa para toda la humanidad.  ¿Cómo oponemos nosotros  lo preferible a lo que no lo es?

Pienso que, en primer lugar debemos emprender el combate de las ideas.  Dejar de estar atrapados en la forma actual de ver el mundo. Dejar de ver el  sufrimiento de muchos para generar la riqueza de unos pocos como algo natural o normal.   Debemos destruir los principios en que se basa este  sistema capitalista de muerte y destrucción y construir algo distinto.

También debemos tener en cuenta que el capitalismo es más que un conflicto entre dos clases sociales, va más allá de eso, es en esencia un conflicto entre dos formas totalmente diferentes y opuestas de imaginar el mundo.  Entonces debemos tener la capacidad de IMAGINAR.  Imaginar nuestra vida cotidiana de una manera totalmente distinta de como es ahora.

En el texto,  de la Sexta Declaración de la Selva Lacandona, se menciona que una de las cosas por las que debemos luchar como adherentes a la Sexta, es por una Nueva Constitución; en este punto, es en el que yo imagino los SÍ, que debemos construir.

Creo que todos estamos de acuerdo en la necesidad de crear una nueva Constitución, en virtud de que a la actual se le han hecho innumerables reformas y modificaciones, las cuales se han hecho para proteger y preservar los intereses de un pequeño grupo en el poder.

Cabe señalar también que las modificaciones hechas a la Constitución, en gran parte han sido propuestas por sujetos que están como legisladores, pero que nadie los eligió, son de los llamados plurinominales.

Ellos no representan a nadie y aun así han hecho las mayores reformas y de mayor trascendencia a la Constitución en perjuicio de la mayoría del pueblo.

Estas reformas hechas a la Constitución han desmantelado  totalmente el estado de justicia social pactado como norma fundamental en 1917, propiciando el despojo de tierras a campesinos, ejidatarios, comuneros y pueblos indígenas; privando a los trabajadores de sus instrumentos  de defensa como la huelga, la contratación colectiva y la libre sindicalización;

Las reformas  Constitucionales se han convertido en la expresión de voluntad de este grupo en el poder para hacer del gobierno una gran junta de negocios en la que ellos se han erigido como los administradores y beneficiarios vitalicios de los bienes de la Nación.

Y además porque contravienen el principio general de derecho que prohibe limitar o cancelar un derecho previamente consagrado.

Por todo lo anterior, en primer lugar, para crear una nueva Constitución, hay que declarar disuelto el Congreso de la Unión, puesto que una nueva Constitución, la debe discutir y aprobar un Congreso Constituyente, que es el único facultado jurídicamente para ello.  Esta acción tendría su fundamento constitucional en los artículos 39 y 35 fracción III de la Carta Magna

En este caso, el pueblo como legislador originario, tiene esta facultad.  La tenemos, como ciudadanos de la República con derecho a tomar parte en los asuntos políticos del país y es una prerrogativa que nos confiere este precepto constitucional.

La nueva Constitución, tendría como principal objetivo la Justicia, entendiendo que la justicia tiene que ver con las condiciones de vida de los ciudadanos.  Con el trabajo, la educación, la tierra, la salud, la cultura, el entorno, el modelo económico y las nuevas formas de relacionarse.

Aclarando que la justicia no tiene nada que ver con las leyes y con los tribunales; en los tribunales no se imparte justicia, solo se aplican las leyes y de manera muy discrecional.

Yo imagino una nueva sociedad sin tribunales, sin ministros, sin magistrados y sin jueces, que ahora son los que dicen quién tiene el derecho y quién no, y en la inmensa mayoría de los casos esta decisión favorece a los poderosos.

NO necesitamos ni queremos las leyes que nos imponen una forma de vida que obedece dócilmente a los intereses de quienes gobiernan.

El SI es por establecer un nuevo orden jurídico donde se  manifieste realmente la soberanía del pueblo, que es  quien debe imponer los límites a quienes gobiernan.

La ley que provenga de ese nuevo orden jurídico no debe ser como una selva que lo invade todo y crece desmesurada hacia todas partes. Atrapando casi todos los  gestos de nuestra vida.  Esta nueva ley no debe tener  poder sobre nuestra  vida biológica y nuestra vida privada. No debe buscar nuestro aniquilamiento.  Por ello el SÍ debe ser por  menos leyes y por más libertad.

Esto porque ya no debemos contribuir con la forma de vida que nos impone el poder, porque aceptar y contribuir  con la forma de vida que nos imponen desde el poder, es aceptar y contribuir a nuestra propia servidumbre.

Nuestro SÍ debe ser por una forma de vida que abandone toda domesticación, toda injusticia y toda servidumbre.