Comunidades indígenas de San Cristóbal defienden su territorio
Este plan huele mal. El ayuntamiento no tomó en cuenta la opinión de lxs pobladorxs de las comunidades afectadas. Seguramente porque si hubiera actuado con honestidad no hubiera conseguido el consentimiento de la gente (serían más de 9,000 las personas afectadas por el basurero). Así que en lugar de respetar los usos y costumbres, llevar la información, que se consultara en asamblea y esperar a la decisión informada y consensuada de las comunidades, se puso de acuerdo con 8 agentes auxiliares a los que, dicen las comunidades, sobornó, y se agarra a ese supuesto acuerdo para seguir en sus trece de llevar el relleno sanitario a su territorio.
En 1994, durante los primeros días de la guerra entre el EZLN y el gobierno, las comunidades del sur de San Cristóbal que ahora se están uniendo y sumando fuerzas, fueron bombardeadas, por lo que hoy en día, las personas que habitan el lugar son consideradas supervivientes de aquel ataque militar perpetrado contra población civil, que hoy en día continúa en resistencia, no le piden nada al gobierno. Y tampoco el gobierno se aparece por allá.
Hasta ahora. Pero no es que ha llegado para dotar al lugar de clínicas donde atender y prevenir la enorme tasa de mortalidad infantil, donde, además, son más habituales de lo normal las muertes por gripe, que devienen en pulmonía a falta de doctores y atención médica. A las casas de salud en este lugar las llaman Casas de la Muerte.
Personas independientes que habitan o trabajan en el lugar gestionan algunos proyectos; siempre vinculados a la salud, la educación y la carretera. Y no es mucho lo que han conseguido que llegue, alguna escuela multinivel (un aula donde se enseña a todxs lxs niñxs de la comunidad a la vez), las clínicas sin ningún tipo de equipamiento ni doctor, y una carretera, que está pendiente de ser aprobada y licitada, pero que no tiene que ver con el gobierno municipal, ya que es una cuestión federal. Lo que sí compete al ayuntamiento de San Cristóbal es el primer tramo de la carretera que empezaron a construir, con un presupuesto de 7 mdp, que Cecilia Flores inauguró hace unos meses. Nunca mencionó basurero alguno.
Y ahora existe una división entre lxs pobladorxs. La mayoría está en contra del basurero, pero hay quienes aún creen que si no dejan que se haga el basurero no van a tener la carretera, que es el chantaje al que han sometido a la población. Y la carretera es una exigencia que vienen haciendo las comunidades desde hace muchos años. Así que mientras el gobierno municipal, en connivencia con el patronato que gestiona el camino utiliza los medios comerciales para afirmar y reafirmar que hay un acuerdo de las comunidades y que todo se ha hecho de manera legal y que seguirá adelante, lxs pobladorxs se unen y organizan para evitar que el basurero avance y tratan de hacer escuchar su voz y su verdad.
No quieren la basura de la ciudad en su territorio.-
Carmela Hernández explica con enojo y en tzotzil su inconfomidad con lo que está pasando. No quieren la basura de la ciudad. Cualquiera que camina por el paraje se sorprende de lo limpio que mantienen el entorno. No hay basura, plásticos, botellas de refrescos ni cosas tiradas por las esquinas del camino, no hay rastro de envoltorios de dulces o galletas, ni bolsas de plástico entre las ramas caídas de los árboles. Como dice Carmela, ella nunca utilizó pañales desechables así que, ¿por qué va a venir ahora nadie a echarle los pañales de otros?
Nadie recoge la basura de las comunidades. Ellas gestionan su basura. El fierro, el plástico, las latas, láminas o botellas, las separan, recogen y venden en la ciudad. Lo orgánico se pudre y lo demás cada quien lo quema.
El relleno sanitario que acogería las 120 toneladas de basura que genera San Cristóbal de las Casas, se encontraría en la ladera de un cerro por donde pasa el camino real, que con esta obra ha sido destruido. También ha sido deforestado el terreno. Los representantes de las comunidades calculan que más de un millar de árboles han sido talados. Es algo que les enoja. No saben a dónde ha ido toda esa madera, pero recuerdan que ellxs como campesinxs cuidan el bosque y no sólo eso, si talan árboles se les multa y además hay ocasiones en que se les obliga a sembrar más. Y en dos semanas, han pasado las máquinas y se han llevado lo que han pillado por delante.
Lo que está diciendo el ayuntamiento los últimos días es que el basurero será provisional, que se trata de una celda de emergencia que sólo estaría un año recibiendo la basura de la ciudad y que después será sellada y tapada con arbolitos. No lo creen las comunidades y aunque así fuera, no lo quieren. El terreno que está en obras se encuentra encima de un pozo de agua del que bebe el ganado y cuando se quedan sin agua, también lxs pobladorxs se abastecen de este pozo, que quedaría contaminado por filtración.
No quieren la basura y punto. No lo van a negociar. En unos días han convocado una asamblea con toda la gente de las 13 comunidades afectadas. Conformes e inconformes, para que cada quien pueda dar su palabra y ver efectivamente cuál es la opinión de todos y de todas y llegar a acuerdos entre las comunidades.
Habrá que estar al pendiente de cómo sigue esta lucha contra el desprecio y el despojo que en Chiapas sufren las comunidades organizadas y en resistencia, en este caso, las comunidades indígenas de San Cristóbal de las Casas.
El gobierno municipal tendrá que ver cómo va a solucionar este problema que viene arrastrando. El predio donde se tiraba la basura de la ciudad se negó a seguirla recibiendo, se pasó a otra parte de la ciudad donde causó serios problemas de pestilencia y contaminación y actualmente, mientras tratan de construir este basurero en lo oscurito, están llevando la basura a Tuxtla Gutiérrez.