El pasado 17 de marzo Javier Sicilia amaneció con la amarga noticia de que su hijo Francisco, de 22 años, había sido encontrado muerto junto con otras seis víctimas en el interior de un Civic en el fraccionamiento Las Brisas del municipio de Temixco.

En un abrir y cerrar de ojos, dejó de ser poeta para convertirse en un símbolo más de la tragedia que viven día a día miles de mexicanos.

Con el dolor a cuestas y en medio del luto, Sicilia levantó inmediatamente la voz para exigir justicia, comenzó el doloroso camino de encontrar a los culpables y convocó a la marcha realizada el 5 de mayo que tuvo como sello el pedido de renuncia del secretario de Seguridad Pública Federal, Genaro García Luna.

La defensa del cuestionado funcionario por parte del gobierno federal no tardó en llegar.

El secretario técnico del Consejo de Seguridad Nacional de México, Alejandro Poiré, destacó la labor de García Luna al frente de la seguridad del país, al afirmar que ha sido pieza claveen el combate del crimen organizado y uno de los principales impulsores de una policía nacional capacitada que preste seguridad a los ciudadanos.

"Si alguien ha impulsado la formación de una policía bien equipada, con capacidades y que garantice la seguridad de las personas, ese es Genaro García Luna", dijo Poiré.

El reclamo de Sicilia comienza a trascender. Ayer, senadores del PRD, PT y Convergencia, anunciaron que harán una invitación formal a Sicilia para que asista a dialogar a la Comisión Permanente del Congreso acerca de la ola de violencia e inseguridad que atraviesa el país.

Los legisladores desean la presencia del periodista en su calidad de dirigente ciudadano para que exponga y dialogue sus puntos de vista y proponga alternativas desde una visión más social y con mayor participación ciudadana para combatir a la delincuencia organizada.

En entrevista exclusiva con Reporte Indigo, Sicilia dijo que si a una ciudadanía se le instala el miedo, si no puede salir a las calles con seguridad, es señal de que el Estado no está cumpliendo su cometido.

“Y si esa ciudadanía tiene que vivir bajo la violencia del propio Estado porque está combatiendo a delincuentes que existen porque el Estado no está cumpliendo con su trabajo, pues entonces ya no hay país, ya no hay ciudad, ya no hay nación, hay un darwinismo social, y eso es muy grave”, afirmó.