solidaridad
Tomar la Calle.La solidaridad también produce réplicas
Tomar la calle
La solidaridad también produce réplicas
Agencia SubVersioneson20 septiembre, 2017
A las once de la mañana del martes 19 de septiembre de 2017, la alarma sísmica de la Ciudad de México se activó para conmemorar los 32 años del sismo que, en 1985, cambió radicalmente la capital del país. Apenas dos horas después, a las 13:14, un sismo de 7.1 grados Richter volvió a sacudir el suelo de la metrópoli. A un día del terremoto, la ciudad continúa sacudida, organizándose sin entender aún la magnitud de la destrucción, de las coincidencias y de lo que queda por hacer.
La alarma sísmica de las 13:14 sonó cuando el temblor ya había comenzado: el epicentro fue en Axochiapan, Morelos, a 120 km de la Ciudad de México. La señal no llegó a tiempo. Confundida, mucha gente no logró salir de sus edificios: pensaron que se trataba de otro simulacro o, simplemente, no lograron evacuar.
Quienes lograron salir se encontraron de nuevo en la calle, apenas doce días después del sismo que, el siete de septiembre pasado, devastó el Istmo de Tehuantepec, en Oaxaca. Inmediatamente, buena parte de la Ciudad se quedó sin servicio eléctrico, sin telefonía celular y sin información. Pero, como en 1985, el apoyo mutuo y la solidaridad organizada comenzaron a articularse para hacer frente a la desinformación y a la completa pasividad de todo el aparato del Estado.
Pronto, las principales avenidas se poblaron de gente buscando dónde y cómo apoyar. En Calzada de Tlalpan, sólo en dos de los cuatro carriles circulaban automóviles: el resto del espacio era ocupado por filas de gente intentando comunicarse; encontrándose y comenzado a organizarse.
Al mediodía, ya comenzaban a escucharse en la calle lo que, horas después, serían las referencias geográficas de la catástrofe: una escuela con niñxs atrapadxs en Coapa, edificios derrumbados en Narvarte, Condesa, en el Centro.
Mucho más rápido, digno y solidario que la respuesta del Estado, el apoyo mutuo comenzó a organizarse en torno a esos puntos. Enseguida del sismo, en un edificio en obra, vecinxs de la colonia Zacahuitzco habían montado ya filas para remover escombro e intentar rescatar a quien se encontrara dentro del derrumbe. Elementos del Ejército llegaron horas después, invadiendo con sus carros las cadenas de carga, sin saber cómo responder ante un barrio organizado de manera horizontal e improvisada.
En la calle de Escocia, en el corazón de la colonia del Valle, la presencia de uniformados en los edificios derrumbados era redundante frente a la cadena de cientos de personas formada para retirar el escombro en cubetas de construcción. Una colonia como la del Valle —homogénea, sin mucha convivencia en sus calles— se convirtió en el receptor de flujos heterogéneos de vecinxs y extrañxs, transeúntes y brigadas auto-organizadas, centros de salud y comedores comunitarios. Los gestos mutuos transitaban entre el intenso trabajo colectivo y los momentos de silencio absoluto. La inmovilidad intermitente permitía el ritmo necesario para la búsqueda. Al lograr un rescate, la quietud era rota por los aplausos generalizados.
Escenas así se vieron por toda la ciudad, a todas horas. Policías locales y federales se limitaban a acordonar o cerrar calles y a detenerse, impávidos, ante la solidaridad de una ciudad. Las autoridades delegacionales caminaban en círculos, conscientes, tal vez, de su absoluta inutilidad. Todos los poderes constituidos podían verse, al fin, tal cual son: innecesarios e impotentes.
La fuerza de la gente, de la auto organización y el apoyo muto, en cambio, no paró de multiplicarse. Los flujos usuales de la ciudad —los coches o la vigilancia estatal— se interrumpieron para que se abrieran otros: los de la comunicación directa y en las calles; el traslado de víveres, de café, de cuidado colectivo.
Caída la noche, habían ya albergues y centros de acopio para quienes habían perdido sus casas o no podían permanecer en ellas. Las labores de rescate no se detuvieron y no quedó claro si el día terminaba o volvía a comenzar: los relevos se organizaban para las tres, cuatro, cinco de la madrugada. El 20 de septiembre por la mañana, acopios y albergues improvisados se organizaban perfectamente gracias a las palabras y los gestos de quienes los sostenían.
El sismo del ’85 y la organización comunal de los pueblos indígenas del Istmo son ya hitos históricos, pero también enseñanzas. Por ellos sabemos que el temblor no cesa cuando acaba un terremoto, que el cuidado y el apoyo mutuos son la única forma de organizarse ante la catástrofe, que el Estado sólo existe para administrar el despojo. Y, sobre todo, que la solidaridad también produce réplicas.
Comunicado del CNI por la solidaridad con los pueblos afectados por el sismo y denunciando la continuidad del despojo capitalista
A la Sexta Nacional e Internacional
A los medios libres de comunicación
Al pueblo de México
Los pueblos, naciones, tribus y barrios indígenas del Congreso Nacional Indígena expresamos nuestro apoyo y solidaridad con las y los compañeros de los pueblos hermanos de la región del Istmo de Tehuantepec, Oaxaca, así como nuestros hermanos y hermanas de la costa de Chiapas, ante el sismo ocurrido la noche del pasado 7 de septiembre, que dejó destrucción, heridos y compañeros muertos de nuestras comunidades.
Sabemos que, como acostumbran los malos gobiernos, éstos van solo a burlarse de nuestro sufrimiento, a tomarse una fotografía sobre los escombros y a lucrar sobre el dolor de los pueblos en desgracia, por lo que llamamos a los hombres y mujeres de buen corazón, a los colectivos de la Sexta Nacional e Internacional y a todo el pueblo de México, a solidarizarnos y a concentrar cobijas, alimentos no perecederos y medicamentos en apoyo a los pueblos de aquellas regiones en el domicilio del Concejo Indígena de Gobierno (CIG) del Congreso Nacional Indígena ubicado en la calle Dr. Carmona y Valle No. 32, colonia doctores, en la ciudad de México, a cuadra y media de la estación del metro Cuauhtémoc, asi mismo llamamos a abrir centros de acopio a lo largo de toda la geografía nacional procurando canalizar el apoyo a través del CIG para que llegue directamente a los pueblos afectados. Para lo que se pone a disposición la dirección oficial de correo electrónico comunicacion@congresonacionalindigena.org.
A todos ellos, nuestro acompañamiento respetuoso
Denunciamos la continuidad de la guerra capitalista para despojar a nuestros pueblos. Particularmente la comunidad autónoma tepehuana y wixárika de San Lorenzo Azqueltan, en el municipio de Villa Guerrero, Jalisco, que está enfrentando el despojo de sus tierras por supuestos pequeños propietarios y agresiones a sus autoridades agrarias. En fechas recientes se han intensificado los despojos de las tierras comunales y el hostigamientos a las autoridades agrarias por parte del Presidente Municipal Aldo Gamboa Gutiérrez, que ha instigado a la violencia, el despojo, hostigamiento y amenazas en contra de los comuneros, pues ha regalado ganado a personas ajenas a la comunidad para que se posesionen de terrenos comunales y amenacen de muerte a las autoridades comunitarias, como las amenazas que recibieron el pasado lunes 21 de agosto de este año justo al salir de la presidencia municipal donde se reunieron con el presidente para tratar de detener las agresiones. A esto siguió la negación de servicios municipales a hijos de comuneros, como es el transporte desde la comunidad a la cabecera municipal donde estudian y el hostigamiento policiaco a las autoridades agrarias.
Por lo anterior, hacemos responsable al presidente municipal de Villa Guerrero, Jalisco, Aldo Gambóa Gutiérrez de la integridad y seguridad de las autoridades y comuneros de San Lorenzo Azqueltán y exigimos que cese el despojo de tierras en su contra.
Repudiamos los actos de violencia suscitados el pasado 3 de septiembre del presente año en la comunidad Ikoot de San Mateo del Mar, Oaxaca donde pistoleros a cargo del cacique Jorge Leoncio Arroyo Rodríguez, arremetieron a balazos contra la población cuando terminaban de elegir a las autoridades municipales por usos y costumbres, ataque que dejó a varios compañeros heridos.
Atentamente
A 9 de septiembre de 2017
Por la Reconstitución Integral de Nuestros Pueblos
Nunca Mas un México sin Nosotros
Congreso Nacional Indígena
Fotografía: IstmoPress









