LA ESTACA.
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por MARIA DE LOURDES CORZO V.

CIUDADES RURALES…

Es verdad y está a la vista: las ciudades rurales sustentables fueron construidas y multipublicitadas a nivel internacional.

Es verdad que hubo una inversión multimillonaria en hacer estas aldeas y darles los servicios básicos, simplemente imaginemos lo que costo llevar hasta ahí la energía eléctrica y de ahí parriba. Y también es verdad que seria un sueño de algodones rosas hecho realidad, si no fuera porque en el fondo y en la forma resultaron una barata quimera.

Es verdad que en septiembre de 2009 el presidente Felipe Calderón inauguró la “primera ciudad rural sustentable del mundo”: Nuevo Juan de Grijalva pueblo que según los funcionarios de guayaberas marca Chiapas es la respuesta final al binomio pobreza-dispersión.

El éxodo de los habitantes del destruido por el agua Juan del Grijalva hacia su nueva aldea fue algo así como que llevarlos a la tierra prometida y sin lugar a dudas así lo fue para muchos (fuereños) que de inmediato se pusieron las pilas y acomodaron la nueva sistemática de hacer dinero fácil a su entera conveniencia. El pueblo dejo de ser pobre para convertirse en un pobre pueblo. Todo lo que se vende ahí lo venden solo dos o tres personas y los campesinos dejaron de trabajar sus tierras, ya no son productores ahora son consumidores y consumidores pobres y sin tierras.

Por otro lado, la segunda ciudad sustentable del planeta: SANTIAGO EL PINAR, fue edificada en la empinada ladera de la montaña y ahí están un centenar y pico de casas abandonadas, enmontadas, saqueadas por ladrones que se llevan las laminas, lavabos y excusados, tubos, puertas ventanas, etc. Es un pueblo fantasma que costó 394 millones de pesos (salidos de nuestro monedero) y se instaló para -según el Instituto de Ciudades Rurales del Gobierno de Chiapas- “concentrar localidades dispersas y facilitar la dotación de servicios básicos de calidad y alternativas productivas con empleos dignos y remunerados”. Esta justificación en los hechos resultó adulterina y falaz.

Pero la verdad verdadera es que ninguna de esas endebles casas, hechas con material prefabricado de desecho tiene agua potable ni luz eléctrica. Sólo fueron ocupadas y tuvieron servicios unos días para que Felipe Calderón y Juan Sabines Guerrero la inauguraran el 29 de marzo de 2011 con el aval del entonces Coordinador Residente de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Magdy Martínez Solimán (tan intimísimo del gober y además por lo de los Objetivos del Milenio que utilizaron para justificar estas obras: el abatimiento de la pobreza extrema ta ta ta ta).

Esas casas tendrían que durar 60 año ya no llegaron ni a dos, porque ya no sirven para nada. No hay agua porque no hay luz, ya que está cortada por la deuda millonaria del municipio con CFE y hay que permanecer a oscuras.

Los indígenas que los funcionarios de Ciudades Rurales Sustentables (CRS) quisieron meter ahí a fuerzas, “no se hallan” porque para ellos representa vivir amontonados en micro casitas iguales a las de los fraccionamientos de interés social que son cómodas porque puedes lavarte los dientes, tender la cama y cocinar al mismo tiempo y sin salir de un metro cuadrado, pero sólo cabes tú…. Además sin poder hacer su fogón ni criar sus animales, ya que estar en el patio les causa vértigo, vaguidos y pánico de caer rodando por lo empinado que es el lugar donde construyeron.

Todo esto no es lo peor. Hay un fondo más dramático:

El 21 de julio de 2012, ingresaron a la ciudad rural Santiago del Pinar dos victimas del robo de sus vehículos en Tuxtla Gutiérrez, acompañadas de agentes ministeriales para recuperar sus unidades, conforme a derecho, toda vez que ya las habían localizado en esa comunidad. Los lugareños que tenían en su poder los autos opusieron resistencia de entregarlos y los amarraron en la plaza pública, los golpearon salvajemente hasta reventarle el cráneo a garrotazos a uno de ellos y a patadas y machetazos los hicieron pedazos mientras el resto de los habitantes de ese lugar miraban complacientes la masacre. Los metieron en el carro en el que llegaron y lo tiraron a un barranco. Los aterrorizados testigos -gente que habían ido a conocer ese lugar y que presenciaron el terrible acto -trataron de huir, lo que es imposible ya que pusieron decenas de topes-muralla entre San Andrés Larrainzar, Pantelhó, San Juan Chamula, Bochil y La Tijera y tienen radios de comunicación a través de los cuales se comunican para que detengan a quien quieran y para alertarse. A unos kilómetros de ahí está la base militar, en Puerto Caté y se les pidió auxilio y se les notificó a los soldados del crimen, pero ellos dijeron que a Santiago del Pinar y a ninguna de las comunidades que ya le mencioné entra ninguna autoridad ni civil ni militar. Ups! Este es el dato: construyen una ciudad desechable invirtiendo millones de pesos y para convencer a los indígenas de que vivan ahí, les ofrecen a cambio impunidad y protección para que delincan a sus anchas en un corredor de comunidades indígenas en los que -si a usted le robaron su auto- ahí lo puede ir a visitar y mirarlo de lejitos, pero jamás recuperar porque a estos les sirve para traficar además de jolotes, cuches, gallinas, leña vaya usted a saber que mas.

Esto es lo terrible, además de que el Relator Especial de la ONU sobre el Derecho a la Alimentación, Olivier de Schutter, recorrió la ciudad sustentable y en contraste con lo que nuestros diarios locales publican a ocho columnas en primeras planas, entre las observaciones y recomendaciones -por supuesto ignoradas por las autoridades- consideró indispensable realizar “una evaluación exhaustiva de las experiencias de Nuevo Juan de Grijalva y Santiago El Pinar antes de que se establezcan más ciudades de ese tipo”. Schutter vio lo que vemos los analistas y que no es muy difícil que pueda ver el ciudadano común, porque es algo demasiado evidente:

Que las cooperativas “productivas” que ahí se establecieron no están funcionando porque solo las pusieron y ya, no hay un proyecto de comercialización, capacitación constante ni ningún método para agilizar el proceso de producción que incluye la adquisición de la materia prima, lo cual los deja absolutamente fuera de cualquier tipo de mercado.

Que los habitantes de las ciudades rurales sustentables no puedan seguir cultivando sus tierras y a cambio los quieren volver consumistas de otro tipo de alimentos “quesque para que diversifiquen su dieta” y lo único que encuentras por ahí es coca (cola) y sabritas, además que ya se ven obligados a depender de los precios del mercado y que esto forma parte de un proceso agresivo de desintegración comunitaria, despojo territorial y desposesión cultural por lo que terminantemente recomienda que no se copie el modelo en otras entidades y sugiere que se transparenten los millonarios recursos que se usaron para construir esa ciudad fantasma.
El análisis señala que adaptarse a un nuevo ambiente puede ser difícil para los indígenas de Chiapas y un atentado contra los fuertes y sagrados vínculos con su lengua, territorio y cultura.

Son dos caras de la moneda, una que los indígenas y pobladores desplazados a esas aldeas son victimas de un proceso despojo de sus tierras, su cultura, sus usos y costumbres, su auto sobrevivencia y la otra que les han construido centros de operación delictiva en donde -como villanos- pueden parapetarse para denigrar su raza en delincuentes facinerosos y trasgresores de la ley amparados en la impunidad.

Ambas caras son nefastas, y aun hay más… como decía el difunto Raúl Velasco de Siempre en domingo:
Los únicos beneficiarios de este proyecto son Telmex, Fundación Azteca, TV Azteca, BBVA Bancomer, Banamex, Grupo Carso, Farmacias del Ahorro y Coparmex. También el Instituto Politécnico Nacional (IPN) y la Universidad Autónoma de Chiapas (UNACH), quienes han asesorado y apoyado la construcción de las “ciudades autosustentables”. Amén de unos que otros funcionarios que pudieron lanzar el anzuelo y pescar peces gordos.

Lo terrible y como para arrancarse los pelos es que están en proyecto tres nuevas “ciudades robales insustentables”: Jaltenango, Ixhuatán, Emiliano Zapata y una última en proceso de construcción: Copainalá, ¿Que hará el nuevo gobernador al respecto? La esperanza está puesta en él y en que su equipo de trabajo sea competente y prevalezcan los intereses del pueblo en su mandato.