Ostula se moviliza para mantener la seguridad en la sierra-costa
Desde el jueves 21 de febrero, la comunidad indígena de Santa María Ostula mantiene un bloqueo en el crucero de la carretera federal 200 conocido como «Triques», demandando que las autoridades municipales de Aquila garanticen las condiciones para que aquella siga manteniendo la seguridad en la región.
A comienzos de 2014, la guardia comunal de Ostula se reconstituyó para apoyar el avance de grupos de autodefensa que buscaban «liberar» la sierra-costa michoacana del crimen organizado. Desde entonces, ha sido la fuerza de Ostula la que ha logrado mantener la seguridad en prácticamente todo el municipio de Aquila, el más extenso de Michoacán.
Entre 2015 y 2018, los Comunitarios y Autodefensas de Aquila —nucleados alrededor de la guardia de Ostula— lograron mantener a raya a las células del cártel de los Caballeros Templarios que se re articularon al sur de la región. La vida de las comunidades pudo volver a tejerse durante ese periodo, a pesar de ataques directos contra los filtros y los integrantes de las policías comunitarias.
Conscientes de que la fuerza y la organización del pueblo nahua de Ostula era la que frenaba el avance del crimen organizado, las autoridades de Aquila nombraron jefe de seguridad del municipio al comandante de la guardia comunal. En uno de los filtros de la comunidad se podía leer, hasta hace poco, uno de los lemas de un pueblo acostumbrado a defender su territorio: «En Ostula, la lucha por la seguridad es permanente».
En 2018, el cambio de autoridades municipales elevó el nivel de alerta al interior de la comunidad. Mohammed Ramírez, candidato del Partido Verde Ecologista de México, era conocido por sus lazos con grupos de poder locales, vinculados al crimen organizado. Aunque al comienzo de su mandato —en septiembre pasado— se mantuvo el acuerdo del trienio anterior, en los últimos meses del año, el alcalde comenzó a recortar el presupuesto destinado a la operación de las guardias comunitarias: sus unidades no tenían combustible ni mantenimiento, y las cocinas colectivas —mantenidas por algunas comuneras de Ostula— apenas podían funcionar.
Ante el recorte, la guardia comunal aceptó trabajar cobrando un sueldo casi simbólico y replegarse para proteger los límites del polígono de bienes comunales de Santa María Ostula. Para la guardia, la prioridad es proteger las vidas, sin embargo, comunitarios y habitantes de los pueblos del sur de la sierra-costa pidieron que no se levantaran los «filtros» de seguridad en sus localidades: ellos saben más que nadie que eso implicaría dejar la puerta abierta para que el crimen organizado recupere el control de la región.
En efecto, lo que está en juego es frenar el avance de células de los antiguos Caballeros Templarios, comandadas por Fernando Cruz Mendoza, alias «el Tena», ante la abierta indiferencia —y complicidad— de las policías estatales y federales, y de las Fuerzas Armadas apostadas en la región.
Apenas el 22 de febrero pasado fueron encontrados los cadáveres de seis personas en la localidad de «Los Nuevos». Ese hallazgo se suma al de los quince cuerpos encontrados en marzo de 2018 cerca de la comunidad de la Ixtapilla, en territorio comunal de Ostula. En la zona, todos los actores responsabilizan al grupo del Tena. Se sabe que su estrategia de avance consiste en rodear el territorio de Ostula por la sierra, para controlar el municipio de Coalcomán y, desde allí, volver a incursionar en las tierras del pueblo nahua.
Para el edil Mohammed Ramírez, la re-estructuración del crimen organizado no parece ser una preocupación. En un comunicado, de extraña redacción, emitido el 25 de febrero, Ramírez pretende «responder» a las demandas del pueblo de Ostula. Resulta curioso que el alcalde no mencione ni una sola vez la existencia de células criminales y se vale de un argumento falaz para sostener que el Ayuntamiento de Aquila «no reconoce ningún adeudo» a los comunitarios. Para el pueblo de Ostula es claro, sin embargo, que la falta de pagos es una estrategia de las autoridades para debilitar la estructura de seguridad y dejar paso abierto al sur del municipio.
Ante la cerrazón de las autoridades municipales, el pueblo de Ostula mantiene –hasta la publicación de este texto– el bloqueo carretero en el entronque de «Triques» y se ha manifestado a las puertas de la presidencia municipal.
Desde 2014, la guardia comunal de Santa María Ostula ha sido el bastión de la seguridad en la sierra-costa de Michoacán. Pero desde siempre, el pueblo nahua ha sabido mantenerse organizado para resguardar su territorio y la vida colectiva que en él toma forma y lugar. Más allá de los cambios en las administraciones locales, estatales y federales, las y los comuneros de Ostula se mantendrán firmes en la defensa de todo lo que es suyo.