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Por Firas Abdullah, revolucionario y activista de Douma, Siria, donde vivió en la ciudad sitiada de Ghouta Oriental durante cinco años. Firás fue desplazado de Douma por el régimen Assad este año y huyó de Siria hace tres meses. Vive ahora en Turquía con su familia.
Quiero escribir esto como un grito más por los derechos humanos, los derechos de los refugiados y de los inmigrantes a vivir en paz. Mi familia y yo somos refugiados e inmigrantes debido a todo lo que vivimos en Siria durante años.
El 12 de octubre de este año, el primer grupo de cientos de personas –trabajadores que buscan una nueva vida y mejores oportunidades o gente que huye de la violencia y la guerra– salió de San Pedro Sula en Honduras. Al momento continúan viajando por México hacia la frontera estadounidense.
Se trata de la Caravana Migrante de Centroamérica rumbo a los Estados Unidos en busca de una mejor vida para sus familias.
A principios de octubre, en la ciudad hondureña de San Pedro Sula, devastada por el crimen, la gente se reunió en una terminal de autobuses y se preparó para iniciar el peligroso viaje, en un intento por huir del desempleo y la amenaza de violencia en su país.
La caravana se dividió en tres caravanas. Una de ellas llegó al sur de México el mes pasado después de una confrontación violenta en la frontera de México con Guatemala, en la que la policía mató a un hombre hondureño. Otras caravanas con gente de El Salvador y Guatemala viajan ahora por México atrás de la primera caravana.
Caminando o en vehículos, atravesando cientos de kilómetros, el plan es llegar a la frontera con Estados Unidos y pedir asilo en ese país debido a la persecución, pobreza y violencia en sus países (Honduras, Guatemala y El Salvador).
“Nuestro sueño es llegar a los Estados Unidos, queremos darle un mejor futuro a nuestros niños, y aquí [en Honduras] no hay trabajo”, dijo una mamá de dos niños en entrevista con el periódico local El Heraldo, según la BBC.
Al otro lado de la frontera resuena un discurso enteramente racista de Donald Trump, quien mandó más tropas para “defender” la frontera sur de Estados Unidos de esa gente que busca vida, después de acusarlos de ser “malos” y “criminales”. Luego usó su lenguaje habitualmente racista para decir que en la caravana hay “gente desconocida del Medio Oriente” y que “No vamos a dejarlos entrar a nuestro país”; la misma propaganda racista que usó para crear la prohibición contra los musulmanes.
Pensamos que los seres humanos deben tener la libertad de desplazarse a cualquier lugar donde se sientan seguros y que les ofrezca dignidad y un buen futuro, sea del Medio Oriente a Europa o de Centroamérica a los Estados Unidos.
TODOS BUSCAMOS LA VIDA…
APOYAREMOS A QUIENES BUSCAN LA VIDA…
#standwiththecaravans