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¡El paro sigue! Días de protestas en Colombia
Reporte por La Vox Populi Radio
El 21 de noviembre de 2019 las Centrales Obreras [1]; la Coordinación de Organizaciones Sociales; la Cumbre Agraria Campesina, Étnica y Popular (CACEP); el Consejo Regional Indígena del Cauca (CRIC); organizaciones estudiantiles [2] y más de cien organizaciones sociales y sindicales de todo el país convocaron a una jornada nacional de paro cívico para expresar su rechazo a la reforma laboral, pensional y tributaria, para exigir el cumplimiento de los acuerdos suscritos con trabajadores, estudiantes y campesinos en jornadas anteriores de movilización, el cumplimiento a cabalidad del Acuerdo Final de Paz suscrito con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), así como garantías de vida y libertad ante el incremento de las masacres, desplazamientos, desapariciones, amenazas y asesinatos selectivos contra lideresas y líderes sociales y activistas por los derechos humanos.
El Paro Nacional #21N se ha presentado como una manifestación sin precedente en la historia reciente de Colombia, su magnitud ha sido solo comparada con el Paro Cívico de 1977. Sin embargo, es importante reconocer como antecedentes de esta jornada diferentes expresiones de indignación popular de la última década como la Minga de abril, las movilizaciones estudiantiles y de trabajadores de este año, la movilización en defensa del proceso de paz con las FARC, el paro agrario de 2013 y la emergencia del movimiento estudiantil de 2011, por mencionar algunas. Estas expresiones van más allá de reivindicaciones o sectores sociales específicos sino que cuestionan a fondo los cimientos de un régimen político y económico que ha mantenido al pueblo colombiano en condiciones de desigualdad, exclusión y guerra.
Historia, Dignidad y Paro Nacional en Colombia
I. El Paro Nacional: entre la dignidad del pueblo y la traición de los dirigentes
Por: Víctor Guillén- La Direkta
El Paro Nacional de Colombia o 21N representa para un gran porcentaje de la población del país, la oportunidad de expresar descontento y cansancio con las condiciones en las que hemos ejercido nuestros derechos como ciudadanos y ciudadanas, los cuales han sido limitados y privatizados, como en el sueño húmedo de la utopía neoliberal del psicópata Milton Friedman, con represión militar y límites a las libertades personales de los pobres, incluyendo censura y muertos por parte del escuadrón antidisturbios.
En este contexto debemos reflexionar en torno a los paros y movilizaciones que se han realizado en tiempos recientes en Colombia, los cuales han inspirado y contribuido en los contenidos y las formas de este importante momento en la historia del país que, dependiendo de nuestra presión a la clase política y dirigente, puede llevarnos a una sociedad más justa y equitativa, siendo éste el principio y finalidad del Paro.
El primer elemento a tener en cuenta es, que así parezcan difusas las exigencias de este movimiento, son claras las razones. Estas son:
- Un cambio de fondo en el modelo de salud.
- La gratuidad y acceso universal en las universidades públicas.
- El fin del modelo de pensiones privado y fortalecimiento del modelo de cotización del régimen de prima media.
- Restricciones claras y fuertes a los contratos de prestación de servicios, en especial, los llamados “contratos basura”.
- Un gran vuelco en el balance de aporte impositivo en la sociedad que beneficie a las clases medias y empobrecidas.
- Compromiso y hechos concretos de cumplimiento con los Acuerdos de Paz con las FARC y protección a líderes sociales, indígenas, afros y campesinos, así como todos los que viven en el campo.
- Prohibición TOTAL del fracking, minería a cielo abierto y utilización del glifosato para la erradicación de plantaciones de coca.
- Mejoramiento del salario mínimo que tenga en cuenta unos mínimos dignos en relación con los costos de vida y precio del Dólar.
- Una política fuerte de equidad de la mujer en la sociedad en general y también para otras identidades sexuales y de género.
Estos puntos, ya convertidos en exigencias, requieren un gran compromiso político, como nunca antes se ha visto en el país, lo que implica que la movilización deba ser del tamaño de nuestras exigencias. El ejemplo de Chile nos demostró que solo el pueblo en las calles puede lograrlo y que ningún dirigente puede adueñarse de dicho impulso.