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Honduras: Desalojan comunidades campesinas en Bajo Aguán por intereses de agroindustria
Por Ñanì Pinto
En portada: Policías antimotines preparándose para desalojar a la comunidad de San Isidro. Foto: Witness for Peace
Este martes (21), bajo un contexto de terror y fuertes amenazas, 1,500 elementos de seguridad, en su mayoría miembros de las Fuerzas Especiales Cobras, quienes han sido entrenadas y financiadas por Estados Unidos, realizaron el desalojo de 252 familias campesinas integrantes de la Cooperativa Remolino ubicada en el municipio de Trujillo, departamento de Colón, costa norte de Honduras.
Esta acción violenta es la más reciente en una serie de desalojos ocurridos durante la última semana y en donde al menos cuatro comunidades han sido despojadas de sus tierras.
Los operativos comenzaron el pasado 16 de diciembre y han sido dirigidos contra cooperativas de la Reforma Agraria, quienes tienen documentación legal que les respalda su derecho al acceso a tierra, y otras familias de escasos recursos, así lo denunció la Plataforma Agraria Regional del Valle del Aguán.
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En comunicado, la Plataforma Agraria recalcó que la orden de desalojo ilegal y fraudulenta contra la Cooperativa Remolino busca favorecer a la empresa Inversiones Ceibeña, productora de palma aceitera. “Los jueces han abusado de su autoridad y dado órdenes ilegales de desalojo para beneficiar empresas agro-extractivas como las familias Facussé, Canales y Morales, dejando sin techo y sin alimentación a las familias campesinas”, denuncia la Plataforma Agraria.
De acuerdo a un reporte del equipo del Colectivo Solidaridad Testigo por la Paz, quien se encuentra monitoreando los desalojos violentos, “las comunidades sienten que esto es un acto de represalia, y tal vez uno de los últimos movimientos de represión por parte del régimen de Hernández [presidente Juan Orlando Hernández, que cumple su mandato hasta enero de 2022] y sus amigos de las familias terratenientes de Honduras”.
Por su parte, Yoni Rivas vocero de la Plataforma Agraria manifestó que “una vez más se demuestra que el poder judicial en Honduras se vende al mejor postor, hemos visto su confabulación de los jueces y fiscales con las familias Facussé, Morales, Canales y Pérez; otro ejemplo muy claro es el caso de Guapinol donde la justicia hondureña se ha encaprichado en mantener privados de libertad a los ocho defensores del rio Guapinol y San Pedro para favorecer a los interés de las familia terratenientes y mineras que tienen poder e influencia en todo el poder judicial”.
La Plataforma Agraria Regional del Valle del Aguán señala que las acciones recientes violan el Protocolo de las Naciones Unidas sobre Desalojos Forzosos que establecen “el Estado debe garantizar la reubicación, alimentación y atención médica a las familias que han sido desplazadas”, por lo cual exigieron el cese inmediato de los mismos.

Desalojos
Familias pertenecientes a la cooperativa San Isidro y la cooperativa La Confianza fueron las primeras en ser desalojadas durante los operativos iniciados el 16 de diciembre. Un día después, la comunidad Palma Sol Río Claro, quien no hace parte de la Plataforma Agraria, también fue desalojada.
El operativo ocurrió a pesar de que la cooperativa de San Isidro posee un título de propiedad definitivo de la finca San Isidro y ocupó durante dos años dichas tierras. No obstante, la Corporación Dinant afirma ser la propietaria de dicho territorio. En ese espacio, las familias de la cooperativa habían eliminado pequeñas secciones de las plantaciones de palma para plantar yucca, maíz, frijoles, plátanos y otros cultivos de subsistencia.
“Una fuente nos dijo que había al menos 800 policías y fuerzas especiales presentes para el desalojo de la comunidad. Observamos que esto incluía a los ‘Tigres’, las Fuerzas ‘Rurales’, la DPI y la Policía Nacional. Sabemos que los Tigres y la Policía Nacional reciben financiamiento y entrenamiento de Estados Unidos. Algunos llevaban viejas mochilas verdes con el sello ‘US’, otros tenían parches militares estadounidenses que parecían llevar como una especie de recuerdo”, señala el Colectivo Solidaridad Testigo por la Paz.
En el informe de Testigo por la Paz también destacan la presencia y colaboración de guardias de seguridad privados contratados por Dinant, pertenecientes a la empresa Servicios Especiales de Colón (SEC). “Después del desalojo, vimos a los guardias repartiendo comida y bebidas a la policía desde la parte trasera de una camioneta, y en general siendo muy amables con la policía durante todo el día. Las relaciones entre la policía y los guardias del SEC, donde trabajan juntos para reprimir y criminalizar campesinos en recuperación de tierra, han sido denunciadas por la Plataforma en numerosas ocasiones. Tras marcharse, la policía dejó a los guardias a cargo del terreno”.
Ante la situación de alerta, integrantes de las cooperativas y de la Plataforma se reunieron con el Comisionado Nacional de los Derechos Humanos (CONADEH), con quien señalaron la recomendación de la Corte Interamericana de Derechos Humanos sobre los conflictos de tierras del Aguán que insta al Estado de Honduras a no realizar desalojos en la región, y buscar un diálogo para resolver el conflicto de terreno.
En el mismo martes (21), otras 60 familias de La Brea Chapaguita fueron desalojadas después de tres años de la recuperación de sus tierras. Esta es la cuarta comunidad campesina del Bajo Aguán en ser desplazada desde el inicio de los operativos.

Conflicto
La región conocida como el Bajo Aguán ha estado marcada por las luchas por la tierra de organizaciones campesinas quienes disputan el usufructo de las mismas contra grandes terratenientes, empresas de aceite de palma y de la agroindustria como la Corporación de Dinant.
Fue en la década de los setentas cuando el Estado hondureño distribuyó tierras fértiles a cooperativas agrícolas en el valle del Bajo Aguán e incluso estas organizaciones campesinas recibieron títulos de propiedad. No obstante, durante las décadas de los ochenta y noventas estas cooperativas sufrieron el ataque y despojo de sus tierras por parte de empresas productoras de aceite de palma, quienes contaron con apoyo del gobierno para adquirir contratos ilegales de uso de la tierra del Instituto de la Propiedad (INA).
Tras los conflictos por la tierra que se sucedieron en los años posteriores, fue en el contexto del incremento de la represión estatal tras el golpe de Estado del año 2009, cuando la Plataforma Agraria aglutinó a diversos movimientos campesinos quienes han luchado por la recuperación de sus tierras.

Actualmente, la Plataforma integra a nueve cooperativas, las cuales poseen títulos definitivos de sus tierras. No obstante, necesitan realizar esfuerzos de reocupaciones en el que las personas ingresan en las tierras, presentan sus títulos de propiedad y establecen viviendas permanentes, inicialmente en condiciones básicas y a merced de los ataques de las empresas y de las fuerzas del Estado.
“Mientras tanto, las empresas productoras de aceite de palma y los intereses comerciales de la región, conocidos por trabajar estrechamente con las autoridades gubernamentales, han impulsado campañas de difamación contra las cooperativas, presentándolas como ‘invasoras’ armadas y violentas, perjudiciales para el desarrollo económico de la región”, contextualiza el Colectivo Solidaridad Testigo por la Paz.
Luchas contra la minería en Portugal, Zapatistas y CNI hermanan sus luchas por la Vida
Delegaciones zapatistas y del Congreso Nacional Indígena visitaron diferentes luchas contra la minería en el centro y norte de Portugal. Desde las montañas del sureste mexicano hasta los valles neblinosos de Portugal, diferentes pueblos se hermanan en lucha. Juntos, dicen sí a la vida y no a los proyectos de muerte.
Por Medios Libres/Gira por la Vida-Portugal para La tinta
Movimientos y personas de diferentes pueblos de Barroso recibieron a los y las representantes indígenas y zapatistas en un ambiente de resistencia, rebeldía y esperanza. En este lugar, se miraron al espejo luchas contra proyectos extractivos que los malos gobiernos alegan que son por el bien del pueblo.
Minas de litio a cielo abierto, termoeléctricas, parques eólicos, presas, gasoductos, agroindustria y agropecuaria intensiva, fracking, emprendimientos y trenes turísticos, todos estos proyectos llegan con las promesas de reducir emisiones, acelerar el desarrollo económico y traer prosperidad. Pero, en verdad, dictan una sentencia de contaminación del aire, del agua y de la tierra en los pueblos a donde se establecen, destruyendo no solo los medios de subsistencia locales, sino también el acceso a recursos naturales básicos.
“En nuestro país también hay despojos de tierra y agua.
Hoy estamos aquí para decir que las luchas no deben de caminar solas ni tener un solo protagonista. Mandemos para allá el individualismo, que es el fracaso de las luchas.
No más luchas solas, ahora luchas hermanadas.
No estan solos, no estamos solos”.
Palabras del Congreso Nacional Indígena (CNI) en Barroso.
La delegacion del CNI alerta: “La Madre Tierra nos pide a gritos que nos levantemos de una vez y frenemos la destrucción que la va a matar, y que nos va a llevar a todos con ella”.

Escuchamos los gritos que irrumpen de las cicatrices que dejó la extracción de estaño en Cerdedo, de las heridas abiertas por la antigua mina de tungsténio en Borralha y la exploración de quarzo y feldespato en Couto de Dornelas. También son ensordecedores los gritos que salen de los terrenos comunales que cubren las montañas de Covas do Barroso, ahora amenazadas por la minera británica Savannah Resources, y las montañas de Morgade, amenazadas por Lusorecursos.
En la Caravana por la Vida, los pueblos indígenas de México unieron su fuerza con los pueblos de diferentes zonas de Portugal que están en lucha contra la llegada de las “mineras verdes” a sus valles. Estos valles tricolores, los pinares brumosos y el horizonte de montañas azules hacen sentir en casa a los visitantes.

Barroso y sus habitantes luchan por preservar la vida, en una región repleta de cultura y tradiciones ancestrales. La biodiversidad tiñe de colores estas montañas que están amenazadas de volverse gris oscuro con estos megaproyectos.
La lucha por el agua es uno de los principales lazos que une todos estos pueblos. El agua está amenazada por megaproyectos y también por las multinacionales que, con sus fábricas, la saquean y después, dicen, vienen a “salvar” el pueblo, vendiéndole agua embotellada que las propias compañías contaminaron.

“Ese río hermoso que ven ahí ya no va a estar hermoso, compas, si se instala la mina.
Se va a contaminar y va a ir contaminando a los ríos que lo unen.
El agua que hoy se toma ya no se va a poder tomar”.
Palabras del Congreso Nacional Indígena.
Al paso que las transnacionales recorren a las redes sociales y a los medios masivos para anunciar sus encuentros con importantes personalidades y mantener su imagen, los pueblos se encuentran de forma discreta, se miran y se reconocen unos en los otros, tejiendo lazos de fuerza y esperanza para enfrentar al enemigo común: el capitalismo.
Barroso ya está del otro lado del mundo también, junto a los pueblos de México. Y, como dicen las compañeras del CNI, ya no somos solo la voz y los ojos de todos los pueblos de México, sino de todos los pueblos del mundo.
Barroso ya no lucha solo.

“Aquí, como les están haciendo, allá nos hicieron”
El caminar del Congreso Nacional Indígena también les ha llevado hasta la Serra de Argemela, otra zona de montañas amenazada por la minería de litio, ahora en el interior y centro del territorio portugués. Una vez más, la delegación del CNI se miró al espejo, intercambiando con movimientos y la población local sobre sus dolores, sus problemas, los ataques que enfrentan, que son los mismos y uno solo. Sobre la necesidad de responder al llamado de la Madre Tierra y organizarnos desde abajo, desde cada comunidad, para defender nuestros modos, nuestras culturas, nuestros pueblos, nuestro territorio, nuestra agua, nuestra Vida.

“Hermanos y Hermanas, la mejor manera, la mejor receta, el mejor remedio, es organizarnos.
Ya decía, dejemos a un lado nuestras diferencias. Que no haya liderazgos, que no haya políticos,
que no haya caudillismo. Porque donde hay caudillos, hay protagonistas, hay un político en una organización, fracasan. ¿Por qué? Porque esa persona, líder o dirigente, se vende, lo compran,
y la organización se fue para abajo. Esto debe ser comunitario, colectivo.
La colectividad es lo que nos lleva al triunfo de nuestras luchas”.
Palabras del CNI en el pueblo de Barco, en la Serra de Argemela.
*Por Medios Libres/Gira por la Vida-Portugal para La tinta / Imagen de portada: Mauricio Centurión.











