Publicada el 17 de diciembre de 2012 por Desinformémonos

http://desinformemonos.org/2012/12/kuykendall-activista-hombre-de-teatro-zapatista-de-corazon-victima-del-sistema-mexicano/


México DF. Hasta hace pocos días, Juan Francisco Kuykendall dedicaba sus días a la más grande de sus pasiones: el teatro. Director, productor y actor de la compañía teatral Mitote, Kuy, como lo apodan cariñosamente sus conocidos, se esforzaba –a pesar de las grandes dificultades económicas que enfrentaba– por llevar cultura a comunidades marginadas, donde la población tenía pocas o nulas oportunidades de acercarse al arte.

El 1 de diciembre pasado, la vida de Kuy cambió en un segundo. Al igual que miles de jóvenes, integrantes de diversas organizaciones y gente de la sociedad civil, ese día Juan Francisco salió de su casa para manifestarse pacíficamente frente al Palacio Legislativo de San Lázaro contra la toma de protesta de Enrique Peña Nieto, pero ya no volvió; fue agredido brutal e inesperadamente por las fuerzas policiales que cercaban el recinto es mañana.

Eran cerca de las 9:30 cuando Kuy y Teodulfo Torres, El Tío, su compañero y amigo, llegaron a las inmediaciones del recinto legislativo para participar en el cerco convocado por el movimiento #YoSoy132. Caminaban por la calle Eduardo Molina, cuando de pronto, “algo” impactó contra su cabeza, rompiéndole el cráneo y provocándole exposición de masa encefálica. Inconsciente, fue trasladado casi de inmediato a la Cruz Roja de Polanco, en donde hasta el momento permanece en estado de coma inducido, con un respirador artificial.

Sobre la vida de este hombre comprometido con la difusión cultural,Desinformémonos platicó con Fernanda Kuykendall, su hija, y con Teodulfo Torres, el compañero que se encontraba con él cuando ocurrió el atentado.

Fue el amor –asegura Fernanda– lo que lo acercó por primera vez al arte, cuando tenía 14 años. Entonces, vivía en su natal Nuevo Laredo, Tamaulipas, su novia asistía a clases de danza y el joven Juan Francisco solía acompañarla. Pronto decidió empezar a tomar clases de teatro, y poco tiempo después consiguió una beca para estudiar Arte Dramático en la Ciudad de México, en la Escuela Nacional de Bellas Artes (ENBA), de donde egresó en 1968.

Apenas había finalizado sus estudios en la ENBA, cuando empezó a dirigir la agrupación teatral Examen 68, que junto con alumnos y actores que se negaron a interrumpir la temporada de Fantoche, de Peter Weiss, tomaron el Foro Isabelino el 21 de enero de 1973. De esa toma surgieron diversos grupos de teatro independiente, como el CLETA y Mitote, la agrupación de arte dramático que Kuy fundó ese mismo año y que dirigió, incansable, hasta el día del atentado.

“A partir de la toma del Foro Isabelino él empezó a hacer teatro independiente y formó la agrupación teatral Mitote, que surgió como una propuesta de teatro para las calles, para poder presentarse no solamente en un foro, en diferentes comunidades. Ése ha sido su trabajo principal: llevar teatro con diferentes temas sociales como ecología, discriminación y política a las comunidades”, explica su hija Fernanda desde la parte trasera de una camioneta estacionada frente a la puerta de Urgencias de la Cruz Roja de Polanco.

El día que su vida cambió para siempre “mi papá se dirigía a San Lázaro; su intención era acudir a la marcha que se había convocado, pero no llegó a la concentración. Bajó del Metrobús, iba caminando por la calle de Eduardo Molina, y recibió un impacto –no sabemos exactamente de qué–, en la parte derecha de la cabeza”.

Teodulfo Torres, El Tío, conoció a Juan Francisco Kuykendall en el 2005, “cuando surgió el llamado de la Sexta Declaración de la Selva Lacandona. Allí nos coincidimos personas de muchos colectivos que simpatizábamos con el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), y con el tiempo comenzamos a trabajar juntos en teatro. Kuy trabajaba haciendo teatro, difundiendo el mensaje de los zapatistas.

“Ese día (el 1 de diciembre) los dos íbamos a la manifestación pacífica en contra de la imposición de Enrique Peña Nieto. Eran como las 9:30 de la mañana y caminábamos por Eduardo Molina, cuando de repente los policías empezaron a aventar bombas de gas. Yo saqué la cámara y grabé un poco, y la idea era retirarnos de ahí, pues Kuy estaba enfermo de un ojo –tenía una infección y la doctora que lo atendía le pidió que se lo cubriera–, pero en eso, quién sabe qué le pegó. Yo seguía grabando cuando vi de pronto que estaba tirado en el piso y ya lo único que hice fue dejar de grabar y tratar de auxiliarlo. Varios chavos que estaban alrededor corrieron a donde estábamos nosotros, pero los policías los repelieron con gas para que no se acercaran. Pero hubo una chavo corrió un montón y sí alcanzó a llegar a donde estábamos, y entre los dos lo cargamos y lo llevamos más adelante hasta la ambulancia”, cuenta El Tío, desde la camioneta en donde familiares y amigos pasan los días en espera de los partes médicos del personal de la Cruz Roja.

Juan Francisco trabajó para Socicultur, llevando teatro a escuelas, y para diferentes delegaciones, presentando pastorelas y obras sobre el día de muertos y el día de las madres.

Fundó también la feria del hongo en Cuajimalpa, una zona en donde abunda la producción de esta especie y se le considera un fruto y una planta mágica. “Mi papá creía que era muy importante hacerle un homenaje al hongo y fundó una feria en la que se venden sus productos derivados, y también hay performances, como ceremonias. Su objetivo era rescatar la raíz de lo que significa el hongo en México”, explica Fernanda.

Kuy –afirman sus familiares y amigos– se caracterizó por su solidaridad con otras luchas. “Una de las cosas importantes que hizo fue apoyar la huelga de Pascual Boing, a través del teatro. Cuando los trabajadores de esta empresa estaban en huelga, mi papá los apoyaba presentando obras de teatro. Como agradecimiento, Pascual le patrocinó después la producción de una obra infantil que se llamó El último dodo, que trata sobre el primer animal que se extinguió por la mano del hombre, y que se presentó en diferentes lugares, como la Sala Chopin, el teatro Hidalgo, y en diferentes zonas de Ecatepec y Ciudad Nezahualcóyotl. La principal preocupación de mi padre era llevar la cultura a esas comunidades marginadas en donde no tienen acceso a la cultura, ésa era su lucha”, insiste Fernanda Kuykendall.

Teodulfo Torres coincide: “Es una persona muy solidaria, comparte todo lo que sabe. A nosotros que no sabíamos nada de teatro nos contrató para trabajar en sus pastorelas. ‘No se preocupen’, nos dijo, y en una semana ya estábamos actuando, él sabe compartir sus conocimientos, nos enseñó a ser disciplinados”.

En la agrupación teatral Mitote siempre tuvo un taller abierto para toda la gente que quisiera integrarse al teatro. La compañía está conformada por actores profesionales, como Eva Palma, compañera de Kuy, y por personas que no sabían de actuación y poco a poco se fueron integrando al grupo. “Trabajaban con muy pocos recursos, siempre tenían problemas de dinero porque tardaban en pagarles, ha sido una batalla continua la de poder sacar recursos y continuar con el teatro, pero para mi papá ésa era su vida”.

“Fueron muchas luchas en las que participamos juntos”, recuerda El Tío“él siempre haciendo teatro o cantando con Eva. Muchas veces entró a presentar pastorelas en el penal de Santiaguito o en el Molino de las Flores, donde estaban presos los compañeros de Atenco, y también se presentó afuera de los penales para que no fuera tan dura la espera a visita de los familiares. Se presentó varias veces en el plantón que mantenían los vecinos de la delegación Magdalena Contreras en contra de la Supervía Poniente”.

Otra de sus grandes pasiones era el cine. Fue profesor de Cine en la escuela de periodismo Carlos Septiem y trabajó en este ámbito junto con Diego Arizmendi y Guillermo Ríos. “En su casa”, cuenta Teodulfo, “tiene como 2 mil películas, todas muy bien clasificadas y sólo hacía falta decirle qué clase de película quería uno ver y él las encontraba rápidamente, tenía todo muy bien ordenado”.

“Disfrutaba mucho leer. Su autor favorito era el subcomandante Marcos. Leía mucho sus cuentos y su última obra de teatro, Es hora de hacernos agua, está basada en un cuento del Sub”, dice su hija.

Apenas el pasado 17 de noviembre, fecha en que el EZLN cumplió 29 años de fundación, Kuy habló en la explanada del Monumento a la Revolución sobre el cuento de Las sillas, en el que Marcos habla sobre los conceptos de revolucionario y rebelde. “Las enseñanzas que nos han dado los hermanos zapatistas vinieron a transformar no solamente lo que se pensaba de la política de manera institucional, sino que además tuvieron la certeza de hacernos entender que otros mundos son posibles”, dijo en esa ocasión Juan Francisco Kuykendall.

“Aunque un poco bohemio, mi padre era una persona pacífica y disciplinada; a sus 67 años practicaba yoga y pilates y cuidaba mucho su alimentación. Creo que eso es lo que lo está ayudando a recuperarse. Los últimos reportes médicos señalan que la inflamación de su cerebro está cediendo, y su estado de salud actual es estable. En una tomografía que se le realizó es posible apreciar que los coágulos se están desvaneciendo, y poco a poco comenzarán a reducirle los fármacos que le han estado administrando para mantenerlo en coma inducido. Luego vendrá una valoración general de los daños: la parte motriz, la parte del lenguaje, memoria y todas sus funciones, pero será un proceso lento y largo. Ya está fuera de peligro, pero ahora viene un periodo de espera para saber qué daños tiene”.

Además de la incertidumbre sobre el estado de salud en el que estará Juan Francisco cuando salga del coma inducido, sus hijos, Rodrigo y Fernanda, su compañera Eva, y sus amigos tiene algunas interrogantes: ¿qué va a pasar, quién es el responsable de esta situación, quién va a cubrir los gastos médicos? “Para nosotros esto una situación muy dolorosa”, señala Fernanda y explica que su abuela dependía económicamente de su padre, por lo que a quien resulte responsable del atentado le exigirán “apoyo para ella, que se cubran los gastos médicos de mi papá, los costos de su rehabilitación y una pensión vitalicia, porque después de esta situación va a ser muy difícil que pueda trabajar”.

“Lo que le hicieron a Kuy es una injusticia, y también lo que le hicieron a todos los muchachos que se llevaron presos ese día. Se supone que estamos en país democrático donde las manifestaciones pacíficas no deberían de ser reprimidas. Y, por ejemplo, si hay un presidente y tú no simpatizas con sus ideas, deberías de poder decírselo libremente. Todo esto es muy injusto. Hay videos y testimonios que demuestran que ni Kuy ni ellos estaban haciendo nada”, finaliza Teodulfo Torres.