Caravana de la Paz Día 6: La paz es también la libertad de cruzar fronteras
Ciudad Hidalgo, Chiapas, 15 de septiembre de 2011 (Cencos).- La Caravana de la Paz se internó en Tapachula, Chiapas al caer la tarde, y de ahí a la frontera sur del país en Ciudad Hidalgo, lugar depositario de sueños de un futuro mejor y puerta que adentra a los horrores de un sistema corrupto y violento. Aquí, en esta ancha línea que forman las aguas del río Suchiate las y los migrantes centroamericanos, con una mochila, unas botas, una gorra y los pocos ahorros que pueden obtener, cruzan la frontera.
Cruzamos en caravana esa frontera por el Puente Internacional Dr. Rodolfo Robles, envueltos por el eco de las consignas pasamos por la estreches del cruce, a nuestra derecha el gran río brillaba con los últimos colores del atardecer, pero esto sólo podíamos verlo a través de la malla ciclónica y el alambre de púas que la remata en la punta.
Ahí nos esperaba ya la gente guatemalteca, se puso una camioneta donde se montó el sonido para que se escuchara fuerte el saludo y se escuchara fuerte el perdón por tantas violaciones a los derechos humanos que se cometen en territorio mexicano contra el pueblo migrante centroamericano, mismo perdón que tendrían que pedir las autoridades de nuestro país, pues en México el crimen organizado y las policías se coluden para extorsionar a quienes persiguen el sueño de salir de la pobreza.
En ese improvisado templete, la maestra hondureña Danira Meléndez narró como fue acosada sexualmente por el pollero que debía llevarla a Estados Unidos, ella tuvo que soportar, humillaciones, hambre y miedo, hasta que logró escapar. Caminó sin agua, ni alimento durante 15 horas hasta que fue rescatada por el equipo que trabaja con el padre Solalinde donde ya ha estado trabajando por seis meses comprometida con las y los migrantes para hacer menos duro el pasó por estas violentas tierras.
Historia parecida cuenta Willie, migrante hondureño que se volvió un caravanero desde que se fue hacia el norte, ahora en el sur cuenta, ya sin miedo, que aquí las policías, los agentes del Instituto Nacional de Migración y el crimen organizado detienen a las y los migrantes porque representan dinero fácil, “cuando hay retenes participan todas las policías y no nos mandan a nuestros países, nos retienen para extorsiónanos, para darnos a los polleros, por eso yo quisiera que no necesitáramos Visa para poder cruzar México, ojala que pudiéramos cruzar en bus y no en tren, porque en el tren es dónde nos asesinan, o nos desaparecen”.
Ya había llegado la noche cuando dimos media vuelta y avanzamos de nuevo a territorio mexicano pero ahora con el perdón que nos debíamos, con la promesa de no ser indiferentes ante las realidades distintas a las nuestras, a ninguna de las violencias ni a las causas estructurales que las generan, la pobreza y la exclusión y un sistema que pone por encima de la dignidad humana la ganancia.
De vuelta en Ciudad Hidalgo nos reunimos de nueva cuenta en un templete, donde más historias fueron narradas, y se dio un minuto de silencio y otro de aplausos para las mujeres, hombres y familias enteras de migrantes que siguen el instinto de las aves que cruzan por el cielo para estar mejor.
Centro Nacional de Comunicación Social