desaparecidos
Comunicado conjunto por la Semana Internacional del Detenido Desaparecido.
¡Memoria Verdad y Justicia!
Comunidades Originarias a 28 de Mayo del 2020
A los pueblos de México y del Mundo
A los medios de comunicación
Familiares de detenidos desaparecidos rememoran la Semana Internacional del Detenido Desaparecido, donde evocan y luchan por la memoria, la verdad y la justicia para los desaparecidos por el Estado mexicano. En Michoacán, los pueblos originarios mantienen al menos 20 casos de desaparición forzada, detenidos, torturados y desaparecidos por defender su territorio, los recursos naturales y por luchar por un mundo mejor.
En este contexto, entre los años de 1974 y 1976, cinco integrantes de la familia Guzmán Cruz, José Jesús Guzmán Jiménez y sus hijos Amafer, Armando, Solón Adenauer y Venustiano Guzmán Cruz, luchadores sociales originarios de la comunidad p´urhépecha de Tarejero, Municipio de Zacapu, fueron detenidos y desaparecidos por la policía política la entonces Dirección Federal de Seguridad (DFS) y el Ejército Mexicano, detenidos por buscar transformar las condiciones de desigualdad, explotación y pobreza en que vivían.
Posteriormente, el 20 de abril del 2010, Francisco de Asis Manuel, originario de la comunidad Nahua de Ostula, luchador social, presidente del Comisariado de Bienes Comunales de Santa María Ostula, Municipio de Aquila, fue detenido y desaparecido por un grupo armado paramilitar, por defender el territorio y la autonomía de la comunidad.
Hoy sus familias continúan con la búsqueda incansable de los desaparecidos, nosotros respetuosamente, acompañamos su dolor, su dignidad, su caminar y su búsqueda por la memoria, la verdad y la justicia.
Por nuestros desaparecidos, continuamos resistiendo y luchando.
Comité de Familiares de Personas Detenidas Desaparecidas en México Alzando Voces
Congreso Nacional Indígena – Concejo Indígena de Gobierno
Consejo Supremo Indígena de Michoacán
Ésta es nuestra Vida.- Registro de las Jornadas “Samir somos todas y todos”
Afuerita de la escuela primaria Samir Flores Soberanes, en una de las jardineras de la plaza central de Amilcingo, con sus murales que crecen y su ayudantía ahora enrejada, mientras varias de las luchas históricas y de las nuevas y urgentes experiencias de estar juntxs para sobrevivir México seguían avanzando sobre cómo articularse, cómo comunicarse y cómo hacer desplegar estrategias de apoyo internacional, un historiador morelense explicaba que los pueblos defienden en su milpa, tradiciones y festividades, el ciclo de la apuesta por la vida. “Y ésa es nuestra vida. ¿Qué sentido tiene nuestro pasar por este mundo si no estamos dando vida? Y ése es Samir”, concluía.
Ese mero. Y además el compa alegre, sencillo y genuino de la mirada y la sonrisa limpias y fuertes a quien no le hubiera gustado convertirse en símbolo pero hoy es ya el continuador de Emiliano y el sobrino del Che. En estos rumbos incluso hay quien asegura que, si Zapata lo hubiera conocido, sería Samirista. En ellos, en estos nuestros rumbos colapsados y desbordados por la rabia y la indignación, por ciudades y países monstruos, continúan en caravana las Madres y los Padres de los 43 declarando que no hay avances en la investigación y pidiendo apoyo según nuestras capacidades para movilizarnos los días 26; y Lourdes Mejía continúa contando que su hijo Sinhúe no la quería chillona sino chingona. “A chillar a mi casa”, dice que le decía.
Y en estos rumbos crecen también José Luis Bartolo Faustino, Modesto Sebastián, Bartolo Morales, Isaías Xanteco y Sergio Rivera Hernández. Y crecen también, de a poco y a contracorriente, los 12 pueblos de Tecamac y la Coordinación de pueblos, barrios originarios y colonias de Xochimilco. Y sigue y sigue y sigue el Congreso Nacional Indígena. Y también la pregunta enorme de cómo enlazar la lucha de los pueblos originarios con la búsqueda nacional de personas desaparecidxs. Y crecen también el número de anti-monumentos y de disidencias organizadas. Y crece, desde luego, la potencia revolucionaria de las Mujeres. En otros lares han dicho que cuando hay peligro lo que nos puede salvar crece. Y sí, en medio del horror y la muerte, según nuestros modos y capacidades, valentías o miedos, muchxs somos Samiristas de corazón. Y ésta es nuestra vida.