Chiapas: Ante el recrudecimiento de la violencia armada, urge protección a comunidades indígenas
A la opinión pública.
En respuesta al llamado de la Diócesis de San Cristóbal de las Casas del día 5 de diciembre y a los diversos mensajes desde las comunidades afectadas, las organizaciones que firmamos el presente comunicado queremos informar acerca de hechos de suma importancia y gravedad relativos al inicio de un nuevo episodio de violencia en la región indígena de los Altos de Chiapas, en particular en el municipio de Pantelhó.
Pantelhó se encuentra en la región de los Altos de Chiapas y tiene presencia predominante del pueblo maya tzeltal y tsotsil. Es una zona marcada por la violencia y la resistencia. Desde el año 2021 se han registrado varios episodios de violencia armada que han tenido como consecuencia diversos grupos de personas indígenas víctimas de desplazamiento forzado.
De acuerdo a la información recibida, el 3 de diciembre en la madrugada uno de los grupos armados que disputa el control de la región atacó a las comunidades de San José Tercero, San Francisco y El Roblar, desplegando armas de grueso calibre e incluso detonando bombas. Horas después, el ataque se extendió a las comunidades de La Esperanza, Xixetik, y San José del Carmen.
Los testimonios señalan repetidamente: “Hasta acá se escucha la balacera”; “Escuchamos muchas explosiones”; “Escuchamos que son bombas”; “Tenemos miedo de que entren a la comunidad tirando balas”. Esto además de videos y audios que circulan en los medios de comunicación y a los que hemos tenido acceso que confirman la situación.
En respuesta a las agresiones, el día 4 de diciembre el grupo rival ingresó a la cabecera municipal de Pantelhó y tomó el palacio municipal.
Estos hechos tienen fuertes impactos en la población civil. Por un lado, se encuentran quienes se están desplazando de manera forzada y, por el otro, quienes no pueden salir de sus casas por temor de ser víctimas de una bala perdida. Además, la población civil no tiene acceso a su territorio, a sus campos de cultivo ni a servicios básicos como educación, salud o transporte. De acuerdo al CDH FrayBa únicamente entre enero de 2023 y junio de 2024 ha habido 15, 780 personas víctimas de desplazamiento forzado en Chiapas.
Sumado a lo anterior están los impactos psicosociales en una población que de manera reiterada ha estado expuesta a estas situaciones de violencia; particularmente llamamos la atención sobre el daño que esto provoca entre las infancias. La Red por los Derechos de las Infancias y Adolescencias (Redias) estima que en la primera mitad de 2024, 4 mil 300 infantes y adolescentes fueron desplazados por la violencia en el estado.
En los Altos de Chiapas existen numerosos colectivos y personas que defienden derechos humanos, entre ellos Las Abejas de Acteal, cuya vida y labor es puesta en riesgo por el actuar de los grupos armados. Desde el conjunto de organizaciones de Derechos Humanos y de construcción de paz que firmamos este comunicado queremos destacar nuestra profunda preocupación por la situación de seguridad en la región Altos de Chiapas y llamamos a la opinión pública a estar atenta a lo que está ocurriendo.
Exigimos a las diferentes autoridades de los tres niveles de gobierno su intervención para proteger a la población civil y construir las medidas necesarias para detener estos episodios de violencia.
Solicitamos:
El Argumento por Resistencia: A qué nos enfrentamos y cómo podría ser la lucha en la era Trump
Fuente: Avispa Midia
Por CrimethInc. / Traducción por A Planeta
En el siguiente análisis, exploramos qué podemos esperar del segundo mandato de Donald Trump y cómo podemos prepararnos para afrontarlo. Si sólo tienes tiempo para leer una parte, lee las propuestas para saber qué podemos hacer para resistir.
Es comprensible que mucha gente se sienta agotada ante la perspectiva de una segunda era Trump. Es fácil querer desconectar y disociarse. ¿Qué podemos hacer?.
Pero no sabemos cómo habría ido la primera era Trump si no hubiera sido por las formas en que millones de personas participaron en diversas formas de resistencia. Por difícil que fuera, podría haber sido mucho peor. No derrocamos el capitalismo ni abolimos la policía, pero evitamos que los fascistas tomaran las calles, e impedimos que Trump y sus partidarios llevaran a cabo gran parte de su agenda. Cualquiera que te diga lo contrario está tratando de ocultar nuestro poder colectivo.
Mientras confiamos en nuestra propia fuerza, nos hicimos personas más y más poderosas. Nuestras protestas impulsaron a otros a la acción, mostrando lo que estaba en juego y dónde era vulnerable el régimen. Nuestras acciones dieron forma a las narrativas públicas, contrarrestando los esfuerzos de Trump para determinar el discurso popular. Los disturbios resultantes dieron a la clase capitalista la impresión de que el reinado de Trump era malo para los negocios, minando su apoyo. Solo después de que aparentemente hubiéramos expulsado a Trump del escenario de la historia bajamos la guardia, permitiendo que nuestros movimientos sociales menguaran y creando una situación en la que el Partido Demócrata podría ceder el poder una vez más.
La lección está clara. Solo conseguiremos lo que ganemos con nuestro propio esfuerzo. La era Trump no fue una anomalía histórica. No ha quedado atrás. Seguimos en ella, y solo podremos superarla luchando.
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