En portada: Elementos militares resguardan la estación migratoria Siglo XXI en Tapachula, Chiapas. Foto: Jeny Pascacio.
La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, anunció que será el actual gobernador de Puebla, Sergio Salomón Céspedes, quien asumirá el cargo de comisionado del Instituto Nacional de Migración (INM) cuando concluya sus funciones en la entidad federativa, a principios de diciembre.
Las organizaciones alegan que no hubo transparencia en la elección, pues no se convocó a una consulta o diálogo. El anuncio fue realizado sólo una semana después de la llegada de Sheinbaum a la silla presidencial.
Para Enrique Vidal del Centro de Derechos Humanos Fray Matías de Córdova (Frayma), primero se debió reconocer que en los últimos seis años el INM se ha mantenido como una de las instituciones más corruptas e impunes del gobernador Andrés Manuel López Obrador.
“Las personas siguen refiriéndose al INM como el cártel de migración por las formas con las que opera, por toda la extorsión, la corrupción y el soborno que sigue imperando día a día en los controles migratorios, en los permisos, en los trámites y dentro de las distintas instalaciones y campamentos o puestos de control”, explicó.
Para quienes acompañan y defienden los derechos humanos, las personas migrantes siguen teniendo una percepción muy negativa del INM y se mantiene en los primeros lugares de las quejas ante la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH).
“En la nueva administración vemos una continuidad, un discurso de derechos humanos pero que realmente no está fortalecido con mecanismos reales de protección de violaciones graves de derechos humanos, y tampoco se están anunciando cambios de fondo en cuanto al acceso a la justicia”, dijo Vidal.
En portada: Autoridades comunales, de las 24 encargaturas de Ostula, compartieron lo que recuerdan de aquel 29 de junio de 2009 cuando recuperaron las tierras comunales y fundaron Xayakalan. Foto: Regina López
En los próximos días, un tribunal con sede en Morelia, Michoacán, resolverá una demanda de amparo presentada por la comunidad nahua de Santa María Ostula, quien exige que se garantice judicialmente sus tierras frente a la invasión de personas que afirman ser pequeños propietarios. Como explica el abogado de la comunidad, Carlos González, el territorio en disputa, en el municipio de Aquila, se extiende por una franja de más de mil hectáreas de tierras comunales colindantes con el Océano Pacífico.
Este es un momento decisivo para la resolución del conflicto. “En el marco del Estado nacional, del Estado mexicano, es la última instancia”, argumenta el abogado González. En caso de que emitan una resolución desfavorable a la comunidad indígena, se apelará ante los tribunales internacionales. “El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para Derechos Humanos está enterado de la problemática de Ostula”, señala el abogado.
González define el conflicto social y agrario que se ha generado en Santa María Ostula, en los últimos 15 años, como uno de los más agudos de México. Ha dejado el saldo de al menos 40 comuneros asesinados y otras seis personas desaparecidas. Este contexto se agudizó a partir de que los comuneros iniciaron la recuperación de sus tierras en 2009, sobre todo, del lugar sagrado que nombraron como Xayakalan. “Actualmente resistimos el feroz acoso del Cartel Jalisco Nueva Generación”, dice un comunicado firmado por los integrantes de esta comunidad.
En todos los casos de asesinatos fueron abiertas carpetas de investigación. “Pero no existen resultados”, informa el defensor legal de la comunidad.
“Bueno, un obstáculo menos en el intrincado camino a la felicidad”, señaló el capitán.
Lo sé, este inicio le puede parecer a usted desconcertante, así que permítame ponerle “en contexto”. Estamos de nuevo en la situación hipotética del día después en una comunidad originaria que sí vio venir la tormenta y se preparó. Ahí, el asunto que nos ocupa empezó así:
El capitán, aplicando su método de “divide, confronta y estarás en problemas”, había organizado escuadras de bicicletas estacionarias con sendos dinamos cada una. Bueno, en realidad no son bicicletas estacionarias, son mecánicas con una ingeniosa estructura de madera que permite que la rueda trasera quede rodando en el aire. Así, la única resistencia a su rodar es la que presenta el dinamo que genera energía, la cual es conducida por un revoltijo de cables, conectados en paralelo, que aterrizan en un acumulador.
El capitán convocó a las compañeras y así les dijo: “Vamos a hablar como mujeres que somos. Bien lo sabemos que los pinches hombres nos burlan que no tenemos fuerza, que estamos muy gordas o que estamos muy flacas. Entonces nos han lanzado un reto. Dicen que no podemos generar la suficiente energía para recargar un acumulador de 12 voltios en una hora de pedalear. Yo, como su autodenominado representante, recibí el reto y subí la apuesta: podemos 2 acumuladores. Ellos rieron, como de por sí son los malditos hombres. Entonces tenemos este problema de si vamos a dejar que nos burlan como mujeres que somos. O si los vamos a derrotar, humillar, golpear, zarandear, tirar y bailar la Cumbia del Sapito encima de sus miserables cadáveres”.
Contra lo que esperaba el capitán, el flamígero discurso no produjo el resultado incendiario esperado. Algunas bostezaron, otras siguieron bordando. Eso sí, todas sin dejar de pedalear.
Acabado el turno femenino, el capitán se dirigió a donde los varones chismeaban y así les dijo: “Hermanos en el infortunio de ser dominados por las hembras. Las malditas mujeres nos han lanzado un reto con todo y sus prensapelos. Dicen que no aguantamos ni 3 minutos y que menos vamos a poder recargar 2 acumuladores de 12 voltios pedaleando. Comprendo y comparto su desconcierto e indignación. Además de que nos obligan a cocinar y lavar la ropa, las malvadas con prensapelo pretenden cuestionar y humillar nuestra hombría. Creo, y estarán ustedes de acuerdo conmigo, que no podemos sino hacer honor al sistema patriarcal que nos formó con ahínco y perseverancia durante siglos, y tenemos que responder al reto con gallardía y donaire”.
Contra lo que se pueda pensar, el discurso, pleno de testosterona, no logró interrumpir el chismerío que dominaba a la escuadra varonil que pedaleaba con desgano. Eso sí, siguieron bordando con habilidad y entusiasmo.
Estaba el capitán calculando que, con 4 acumuladores al tope, bien se podría, energizar al menos 2 bocinas para una tanda de cumbias, cuando llegaron… loas otroas.
Estoas otroas, haciendo honor a su natural rebeldía, son contreras. O sea que, como quien dice, llevan la contra. Por eso no se identifican como varones y tampoco como hembras, desafiando así las leyes biológicas, anatómicas, ideológicas, religiosas, políticas y lógicas que el sistema heteropatriarcal ha logrado erigir durante siglos. Haciendo bulla, le reclamaron al capitán el que fueran excluidoas de la confrontación de géneros, y, de paso, exigían una explicación del término o nominación de “otroas”.
El capitán contempló con serenidad (que es como el capi nombra al pánico y el terror cuando toman posesión de su hermoso y bien formado cuerpo) al contingente, encendió su pipa con mano temblorosa, y empezó, no sin un tartamudeo inicial, a explicar:
“Miren, les explico el origen de la palabra. El zapatismo es muy otro, como de por sí. Y, gracias a los más primeros dioses, los que crearon el mundo, no ha perdido su capacidad de asombro. Cuando, en los primeros tiempos de nuestra aparición pública, contemplamos con sorpresa que el mundo era más grande de lo que imaginábamos, y que contenía en su ser muchos mundos. Detectamos que sintonizábamos con otras personas que, al igual que nosotras, eran despreciadas, humilladas, perseguidas, violentadas, encarceladas, desaparecidas y asesinadas, por razón de ser quienes eran. Además de las mujeres en general, encontramos sintonía con las diferencias. En ese entonces, empezamos a dirigirnos también a homosexuales y lesbianas. Pero luego resultó que había más diferencias: transgénero, transexual, trasvesti, intersexual, bisexual, queer, asexual, bi, poli, etcétera. Entonces a quienes queríamos dirigirnos eran más de lo que creíamos. El mundo no sólo estaba poblado de esas diferencias “minoritarias”, también eran atacadas por el sistema. Y el problema no es el uso de los baños, sino la violencia que padecen. Como si el afán hegemónico pretendiera homogeneizar a toda la humanidad, convirtiendo la diferencia en un delito y persiguiéndola para extinguirla. El asunto es que, como pueblos zapatistas que somos, nos dimos cuenta de que siempre habría diferencias y que cada quien las nombraba como se le daba la gana. Como las diferencias son más que nuestro limitado conocimiento, decidimos usar el término “otroa” no para designar una identidad, sino para enfatizar las diferencias (y nuestra ignorancia para nombrarlas). Es nuestra forma de decir “etcétera”, pero no para excluir o minimizar, sino para estar siempre abiertos a la presencia de nuevas diferencias que, como es lógico, pueden no ser tan nuevas. En resumen: “otroas” nombra a todas las diferencias existentes y a las que van a existir, o que ya existen y no son nombradas”
Cuando terminó su explicación, si es que se le puede llamar así a esas incoherencias hiladas, el capitán se dio cuenta de que nadie estaba escuchando. Loas otroas habían tomado por asalto las bicicletas y pedaleaban con un ritmo y velocidad tan admirables, que serían la envidia de machos y hembras. El capitán, en lugar de amilanarse por su fracaso como orador, hizo cuentas y concluyó que, con otroas, habría energía para hasta 2 o 3 tandas más de cumbias, pues era de esperar que otroas hicieran honor a su diferencia y superaran a hombres y mujeres.
Cuando terminó su turno, el capitán preguntó, curioso, a un grupo de otroas si, además de quererse y cariñarse, también peleaban, discutían y se regañaban cuando se relacionaban entre sí. Respondieron que sí, que claro, que por supuesto, que era de esperarse, pero que el capitán precisara a qué se refería.
El capitán retomó el axioma enunciado por el finado Supmarcos -que diosito lo tenga en su santa gloria y la virgen santísima lo colme de bendiciones-, que reza: “el origen del desamor está en quien tiene el control de la televisión. Separaciones traumáticas, divorcios, odios sinfín y guerras mundiales tienen su origen en la posesión de ese aparato infernal. Y bueno, también de por dónde se aprieta el tubo de la pasta dental”. El capitán, que tendía a ser más lapidario que el finado, lo sintetizó así: “La historia de la humanidad, es decir, la historia no escrita, es la historia de la lucha por el control de la televisión”
Unoa otroa sentenció con fastidio: “ya no hay televisiones”, a lo que el capitán respondió con la frase con la que inicia este texto.
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En el siguiente encuentro-baile (siempre en el día después), todas, todos y, claro, todoas, inundaron de movimiento la planada enlodada con la lluvia reciente. Mientras. las parejas más discretas buscaban alejarse a la oscuridad porque el baile, como el amor y la amistad, suelen tener luz propia. Los acumuladores duraron un buen de tiempo, aunque no tanto como el día anterior a la tormenta, cuando los bailes empezaban a las 2000, hora suroriental, y finalizaban cuando el sol terminaba por descorrer la sábana de neblina y en el equipo de sonido se escuchaba: “Hay café caliente y marquesote de pinole en el comedor “Uca, Uca, quien se lo encuentre se lo emboruca”. Entrada libre”
En el campo, un grupo de contreras seguía bailando la “cumbia del común”. Las partes del todo iluminaban la penumbra. Como si las estrellas, aburridas de su distante lejanía, bajaran a tierra y mordisquearan el día después.
Desde el escuadrón de bicicletas energéticas.
El Capitán probando a ver qué pasa si, en lugar de en paralelo, conecta los cables en serie… oh, oh… ¡rápido, un extinguidor!
El próximo miércoles 4 de diciembre a las 4 pm, en el Salón México II, en el Hotel Barceló Guadalajara se presentará la colección Al Faro Zapatista como parte de la Feria Internacional del Libro. En entrevista para Cosa Pública, el Dr. Jorge Alonso Sánchez habla sobre la colección y la importancia de la presentación.
CLACSO, en conjunto con la Cooperativa Editorial Retos, la Cátedra Jorge Alonso y el Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad de Guadalajara, conmemoran los 30 años del levantamiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional con la publicación de treinta libros de bolsillo en el marco de la Biblioteca en Acceso Abierto CLACSO/Al Faro Zapatista.
Esta serie es un homenaje a las mujeres, niñas(os), ancianas(os) y hombres zapatistas en sus más de quinientos años de resistencia y sus treinta años de vida pública rebelde desde el levantamiento del 1 de enero de 1994.
La iniciativa fue impulsada por el Grupo de Trabajo CLACSO Cuerpos, territorios, resistencias y por más de medio centenar de trabajadorxs de las Ciencias Sociales, activistas de México, América Latina, EE.UU., Europa Insumisa y Asia. Los libros muestran por qué, dónde y cómo el zapatismo ha sido el faro para muchos y muchas habitantes del planeta Tierra.
Participan Xochitl Leyva Solano, CIESAS Sureste y co-coordinadora del Grupo de Trabajo CLACSO Cuerpos, territorios, resistencias Jorge Alonso, CIESAS Occidente Inés Durán Matute, CIESAS Occidente Sofía Carballo Espinosa, Tipobyte Estudio Editorial John Holloway, UBAP María Fernanda Pampín, Directora de Publicaciones CLACSO Axel Köhler, CESMECA-UNICACH Jorge Regalado, CUCSH-UDEG Gabriela Martínez, ITESO
Organizan CLACSO Grupo de Trabajo CLACSO Cuerpos, territorios, resistencias Cooperativa Editorial Retos Cátedra Jorge Alonso Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad de Guadalajara
No es hoy el día después. La doña Juanita muele el maíz que luego será tortilla nueva en la mesa donde, después de la práctica, los promotores comerán. La doña Juanita me confiesa que, a la hora de repartir la comida, les sirve más a las promotoras de salud. Porque son sanadoras, dice, y necesitan más fuerza para que su cabeza aprende y enseña.
Hablamos. Más bien, habla ella y yo escucho. Dice de una tierra lejana que está ahí nomás, al otro lado de la sierra que extiende su falda en nuestro suelo; nuestra tierra que antes fue de los extraños, los de afuera, los de dinero y muerte; suelo que libre se hizo por nuestra lucha.
Está contenta la doña Juanita con la lucha. Contando historias del pasado, cuando el finquero y el gobierno mandaban, anima a sus nietas, las exhorta, les advierte: “No dejes la lucha nunca, busca tu lugar y pelea para defenderlo. Si lo pierdes, de balde murieron nuestros muertos y te van a venir a jalar las greñas. Y yo te voy a agarrar a patadas. Aunque esté yo muerta, en la noche llego”.
“La sistema sólo nos enseñó a mal morir”, dice mientras atiza el fogón. “Y la lucha nos enseñó a vivir. Difícil seguir el camino de la muerte, y más difícil caminar la vida. Pero más alegre la lucha, porque te hace que miras lejos. Por ejemplo, de la salud. Antes la enfermedad sólo terminaba con la muerte, y nuestra medicina sólo retrasaba un poco que somos difuntos. Ahora hay muchas formas de salud. Empezando desde abajo, así como se levanta una champa. Bueno, eso pienso yo. Así dice mi cabeza. Por eso es bueno que las jóvenas aprendan de la salud. Porque ese camino es largo y es de vida. Pero que no sólo de plantas medicinales, porque hasta yo sé de eso. Es de cosas nuevas, de laboratorios y esos aparatos raros que oyen lo que dice tu tripa. De abrirle la panza a un hermano, sacarle el mal y remendarlo como se remienda la nagua. Yo creo que el finquero nos quería enfermos para que rápido morimos y no estamos dando lata. Como quiera el Mandón trae gente de otro lado a servirle. La lucha es buena porque no es sólo de matar o morir, es de vivir. Yo lo quiero ver eso de que le meten cuchillo a un cristiano, pero buen cuchillo porque no mata, sino que cura. Es muy otro eso de la salud. Creo por eso una no lo dice cuando se enferma. No es por valiente y que no quieres hacer bulla. Es porque tienes miedo del cuchillo que cura. Imagina que ves en tu ojo como el machete llega en tu panza. ¡Ay diositillo!”, dice la doña Juanita mientras se persigna repetidas veces.
Revisa el frijol la doña Juanita. Me dice que, en esa otra tierra, cercana -aunque lejos-, viven pueblos hermanos que a esos suelos llaman “Palestina”. Dice que la destrucción y la muerte siguen sembradas allá, aunque ahora otra guerra en otra geografía sea la noticia que oculta su noticia. No llora la doña Juanita cuando habla “Palestina”. Su mirada brilla, sí, pero no hay pena. Hay rabia, coraje, vergüenza.
“No conozco, pero me imagino que a esos pueblos todos quieren decirle lo que deben hacer. Así fue con nuestras comunidades, que llegaban a ordenarnos qué debemos pensar, vestir, comer, rezar, hasta quieren decirnos cómo hablar. El Mandón no siempre llega con cara de finquero. A veces llega con cara de buena gente, que te viene a ayudar, que te da su limosna, que te acaricia. Pero lo que quiere es mandar. Viera que no luchamos, hoy estaríamos igual, viviendo una vida que no es la nuestra.
No tendríamos conciencia nuestra y seríamos lo que la mirada de otros quiere que seamos. No sirve así, porque sólo te dejan la muerte. Tu vida es la vida que dicen ellos y no la tuya. Es buena la lucha porque no manda, sino que obedece”.
Suspira la doña Juanita. Apila las tortillas y los recuerdos, y me cuenta una historia que le contó su abuela hace 30, 50, 100, mil años. Ya es de edad la doña Juanita, pero es otra vez una niña cuando repite la historia que su abuela le trajo de sus más anteriores:
“Después del principio los seres que empezaron a hablar, y así caminar, mucho peleaban. Querían tener. Quien tenía poco, quería mucho. Quien no tenía nada, quería tener. aunque sea un poco. Quien tenía mucho, quería tenerlo todo. No era su modo de por sí. Ese modo lo trajo el que es del color del dinero, el de ojos fieros y manos de muerte, el Dzul. Mucho sufrían los anteriores. Y mucho entre ellos peleaban. Y con las peleas, las enfermedades para todos: para las crías, para las madres, para los padres, para los campos, para los animales. Enfermaban también las plantas y se enfermaban las aguas y los cielos. Antes de los dineros, había salud y la enfermedad de más querer tener no existía. Había el común.
Los Dzules, los extranjeros, los de afuera, les enseñaron a los nuestros que, para dominar un pueblo, había que dominar a las mujeres. Y que, si no se dejaban, había que matarlas. Porque matando mujeres, decían los Dzules, mataban rebeliones futuras.
Pero las mujeres tenían una más sabedora, más grande de edad y de rango. Ixchel es su nombre y su trabajo es la salud de todo. De día se esconde, pero de noche hace la guardia para ver si todo está cabal. Es luna pues, la Ixchel.
A las mujeres que luchan, Ixchel les dio la fortaleza interna de corazón y cuerpo. Grande hizo su corazón para que en él cupiera la semilla de la vida. Por eso las guerras del opresor buscan dañar a las mujeres que luchan. Desde pequeñas son atacadas. Porque en ellas va la vida, va el mañana. Rebeldes las hizo. Inconformes. Sabias las creó. Vista lejana tienen. Miran vida más allá de donde los demás sólo ven muerte. Y cuando se embravece la Ixchel, ahí sí, olvídate de que muy machitos y mandones. Por eso nuestro trabajo como mujeres que somos, es resistencia y rebeldía. Porque sólo así se sana una tierra mancillada con bombas, industrias y máquinas. Sólo así puedes curar la muerte. Luchando pues”.
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Ahora me doy cuenta de que la doña Juanita, cuando expresa “Palestina”, dice “niña, mujer, anciana”. Y por eso la doña Juanita, que fue y es niña, mujer y anciana, cuando habla “Palestina” dice “rabia”, sí, pero también dice “mañana”.
Y eso es lo que decimos las comunidades zapatistas cuando decimos “Palestina”.
Vale. Salud y pues eso: salud.
Desde las montañas del Sureste Mexicano, casi esquina con Medio Oriente.
El Capitán. Noviembre del 2024.
Imágenes de Los Tercios Compas y Música «Sobreviviré» con Panteón Rococó
Novena parte: Primeros Auxilios para el Día Después
El Sistema de Salud Autónoma Zapatista dirigió una carta-protesta a la Capitanía de Puerto manifestando su inconformidad frente al tratamiento de la picadura de la araña violinista, referida en la octava parte: “otro día después”.
Primero desconocen la existencia del cargo de “Jefe Supremo de la Prevención de Salud, Vacunación, Lava tu mano, Necropsias y Anexas, Certificados de Defunción y demás”, que no existe en el organigrama de los servicios de salud zapatista. Tampoco hay inscrito ningún escarabajo en formadores y promotores de salud autónoma. Dicho lo anterior, señalan que no es de fiar la anécdota referida por el capitán (yo mero) del ataque sufrido por una araña musical. Pero, dando por descontado que el capitán tiene muy revuelto su pensamiento en su cabeza -y frente a lo cual recomiendan una operación invasiva de su cerebro (oh, oh, se ofrecen a practicarla)-, insisten en que se están preparando para el día después.
Para tranquilidad de quienes padecen las enfermedades del arte y la ciencia (así dice la carta), les aseguran que actualmente se están dando cursos de primeros auxilios en todas las comunidades zapatistas.
Detallan que podrán dar atención inicial para piquetes de araña, alacrán y víbora; heridas por corte de machete, caída de caballo, de vehículo motorizado y de árbol; atragantamiento y ahogamiento en ríos, lagunas, charcos y en vasos de agua. Presumen que, con sus poderosas bicicletas mecánicas y eléctricas, podrán llegar más rápido al lugar de la desgracia y administrar los primeros auxilios, mientras llega un vehículo para transportar a la víctima a la clínica más cercana. De ahí, según el caso, o cosa, se moverían al futuro laboratorio y al deseable quirófano -donde esperad@s cirujan@s y laboratoristas darán cursos, experimentarán con los fluidos y órganos de los pacientes, y meterán cuchillo con singular alegría-.
Sin embargo, declaran que, frente a una araña, la recomendación de “corre por tu vida”, es acertada. Para dejar de fumar, insisten con ingenuidad, no hay que esperar al día después: hay que hacerlo ya. Já.
Para enfatizar lo dicho, mandan unos videos de fragmentos de los cursos.
Es todo.
Desde la lista de espera para ser intervenido con una lobotomía.
El Capitán, fumando su enésima pipa y prometiendo que, mañana sí, dejará el vicio. Noviembre del 2024.
P.D.- Sí me picó una araña violinista. Pero el instrumento musical no aparece y los promotores no ofrecen apoyo para su búsqueda.
OTRA P.D.- Llegaron la Verónica y el Chuy con sus motosierras (cfr. “Comando Palomitas”). Que para operarme, dijeron. Les disuadí con paletas de chamoy, pero temo que regresen. Ya nada está seguro, oiga.
Videos de Los Tercios Compas y música «Feeling Good» de Nina Simone
¡Uf! Usted ya la ha librado en la parte de las presentaciones.
Ahora está preparándose para ir al trabajo que le han encomendado. Debe de ir a la hortaliza/ la milpa / el taller mecánico / el depósito de tablas / la cocina / el comedor / el auditorio en ciernes / la escuela comunitaria / etcétera / etcétera / ¿ya dije que etcétera?
Se prepara mentalmente, aspira y expira (aunque más parece que suspira). Está por preguntar dónde diablos queda el lugar, cuando una jovencita (usted calcula que debe andar entre los 19 y 20 años), se le acerca y le saluda.
Sonriendo se presenta: “Yo me llamo Defensa y me “apedillo” “Zapatista”, ¿tú cómo te llamas?” Usted titubea antes de dar su nombre, y lamenta no haber podido elegir su nombre con algo así de sugerente.
Ella sigue sonriendo y dice: “Yo te voy a acompañar a donde te toca. Voy a cuidar que no te pase nada malo”.
Usted se desconcierta: “¿Nada malo? ¿Como qué?”
La muchachita: “Pues de repente hay garrapata, mostacilla, culebra, alacrán o araña. El otro día al capitán le picó una araña que le dicen “violinista”. Violinista la araña, no el capitán. Ése no toca ni la puerta”.
Usted traga saliva. La muchacha, tomándole de la mano y encaminándole al lugar: “yo te voy a enseñar lo que te toca y te voy a cuidar”. Sigue: “sabemos que vales y te tenemos que cuidar. En la comunidad, desde antes de que pasara todo lo que pasó, ya sabíamos y entendíamos que gente como tú es importante para mañana”.
Usted siente que el corazón se le hace como garapiñado y le entra una basurita en el ojo, pero trata de mantenerse ecuánime. Como suele decir su guardiana: “Nada de que nada, resistencia y rebeldía”.
Mientras caminan por una brecha, un ruido de pájaros agitados se escucha. Claro, usted piensa que es una jauría de culebras, alacranes y arañas. Queda inmóvil. La jovencita ríe y le explica:
“Es el pájaro que llamamos “Juanchío”, porque hace así cuando canta: “juanchío, juanchío”. Eso quiere decir que está contento su corazón. Míralo, es negro. A ese pájaro lo queremos y cuidamos, porque casi siempre anda en colectivo. Con varios pues. Y cuando ve un peligro, avisa. Hace “pit, pit, pit”. Pero como son varios, hacen una gran bulla. Y cada vez más fuerte y se juntan más, y te señalan con su bulla dónde mero está la amenaza, depende si es culebra o gato de monte. O sea que te señala dónde mero está el mal”
Usted traga saliva de nuevo y pregunta “¿También hay gato de monte?”.
“Sí”, responde ella, “creo que ustedes le dicen “tigrillo”. Es más pequeño que el puma.”
“¡¿P… p.. puma?!, usted tartamudea y, para sus adentros, maldice al sistema, la tormenta y el día después.
Sigue ella: “También les avisa a los animalitos más pequeños cuando anda rondando el gavilán o el águila o la culebra. En colectivo se turnan para picotear al malo, para que les dé tiempo a los pequeños de protegerse”.
Usted tiene la piel ya color blanco deslavado cuando pregunta: “Y ahorita, ¿es culebra o gato de monte o puma?”.
“Ninguno”, dice ella riendo. “Sólo es amor. Se están enamorando dos, el macho y la hembra, y hacen mucha bulla y hasta quedan como flotando en el aire para que se vean que están muy galanes”.
Usted debe estar temblando todavía, porque la jovencita le aclara: “Pero no te preocupes, también se pelean y se regañan. Se quieren pues”.
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Más tarde, en el comedor, instintivamente se sientan juntos quienes tenían como maldición, y ahora como bendición, las artes y las ciencias. Cada quien empieza a contar cómo le fue en su primer día como parte del todo que acá llaman “comunidad”.
Cuando es su turno y usted inicia con el nombre de su guardiana, alguien más recuerda que la suya se llama “Esperanza Zapatista”. Y agrega: “y la esperanza, en estos tiempos, siempre se agradece”.
Alguien de ciencias aplicadas les interrumpe: “Tuvieron suerte. Mi guardiana se presentó con el nada tranquilizador nombre de “la Calamidad Zapatista”. No sé, pero no me siento con tranquilidad. Presiento que algo malo puede pasar”.
Las carcajadas resuenan en el maltrecho galerón que sirve de comedor y que, a la entrada y para nombrarlo, tiene un letrero que decreta: “Al menos en la comida, ¡ni un paso atrás! (si toca bañar, mejor piénsalo bien)”.
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P.D. QUE INTERRUMPE Y DONDE EL CAPITÁN ACLARA QUE SÍ PERO NO (el misterioso caso del violín extraviado). – Sí, me picó una araña de las llamadas “violinista”. Hice lo que cualquier varón hetero, culto, y bien informado haría. Es decir, tomé una de esas cajitas de toques eléctricos (que antes había en parques, ferias de pueblo, kermeses y cantinas -y que no sé si todavía existen-), y me automediqué una descarga al tope. 120 voltios que superan cualquier café negro cargado.
Esperé pacientemente pero no. Mi legendaria torpeza, curtida en décadas de práctica consciente, seguía. Probé a ver si podía escalar por las paredes, pero los perritos sólo me miraban y, pensando que era un baile de moda para el TikTok, trataban de imitar los movimientos. Resumen: no me transformé. Tendré que seguir siendo un superhéroe sin superpoderes. Eso sí, la araña murió envenenada. ¿Eh? ¿Creen que debo preocuparme? Yo creo que faltó voltaje… Moraleja: no le crean a Peter Parker. Si ven una araña, no entren en pánico. Sólo corran por su vida.
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Al poco tiempo, llegó el que se presentó como “Jefe Supremo de la Prevención de Salud, Vacunación, Lava tu mano, Necropsias y Anexas, Certificados de Defunción y demás”. ¿Es necesario aclararles que el sujeto se parecía extraordinariamente a un escarabajo?
Entró a la champa, cubrió el cuarto con una rápida mirada y dijo: “Vengo a ver a la víctima”. Aunque desconfiado por el aspecto del “jefe etcétera”, me arremangué la camisa y esperé que pusiera el baumanómetro. El: “Usted no. Dije la víctima, o sea la araña”. Extrañado le señalé el rincón donde yacía el cadáver de la ahora mártir. Se acercó el escarabajo con bata médica y la analizó con detalle. Cuando estuvo satisfecho, declaró: “No hay duda, murió por una sobre dosis de nicotina”. Luego, inquisidor, agregó: “¿Fuma usted mucho?”. Yo: “a veces, poco, muy de vez en cuando, aunque siempre sí un poco bastante”. “Ajá”, dijo el médico forense. “Me temo mi narizón amigo que usted tiene delito. Dos delitos, para ser más preciso”. “¿Yo? ¿Por qué? Ella empezó primero porque me picó sin avisar siquiera”. El sujeto sacó una libretita a saber de dónde y, escribiendo en ella, agregó: “Homicidio por transfusión en grado perverso. Uh, eso es grave, está usted en problemas.” Yo traté de protestar: “Pero Durito…” Él: “Nada de Durito, debe usted dirigirse a mí como “su Eminencia” y el otro delito es… mh… mh… ¡robo de instrumento artístico!” Yo estaba desconcertado: “¡Pero no robé nada!”. El fiscal artrópodo: “¿No es esa una araña violinista?” “Sí´, así les dicen”, titubee. “Ergo, ¿dónde está el violín?”
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He buscado el violín por todas partes y nada. Estaba pensando que tal vez necesitaría un abogado, cuando apareció el mismo personaje, pero ahora con toga y birrete. Entra con paso ceremonioso y me extiende una tarjeta en la que se lee “Despacho Jurídico Duro pero Tupido”, presidente, principal accionista y único miembro: Don Durito, fiscal, juez, abogado y verdugo de las causas perdidas. Tenemos servicio a domicilio con aplicación digital -el servicio Premium incluye descuentos en la estadía en “El infierno de todos tan temido”-. Tarifas módicas. Sólo euros, dólares canadienses y yuanes.”
Creo que estoy perdido… ¡Manden tabaco, razaaaa! Haiga cosa, oiga.
Moraleja 2. – No fumen. Además de poner en peligro su salud, arriesgan su libertad.
Desde el techo de la champa, preparando mi mejor salto al vacío.
En portada: Campesinos del Copinh se manifiestan frente a la Corte Suprema de Justicia en el contexto del juicio contra Roberto David Castillo. Foto:Gustavo Amador.
Más de ocho años después del asesinato de la líderesa lenca Berta Cáceres, este lunes (25) la Sala de lo Penal de la Corte Suprema de Justicia de Honduras confirmó las sentencias contra siete de las ocho personas condenadas tras juicios realizados entre 2018 y 2022, como autores materiales en el homicidio acontecido el 3 de marzo del año 2016.
Esta decisión responde a los recursos de casación, presentados por los acusados, quienes pretendían invalidar sus sentencias condenatorias. Así se ratifica las sentencias contra Douglas Geovanny Bustillo, ex militar y jefe de seguridad de la empresa Desarrollos Energeticos S.A. (DESA, propiedad de la familia Atala Zablah); Mariano Díaz, mayor del ejército de Honduras; Henry Javier Hernández Rodríguez, militar; Elvin Rápalo Orellana, Óscar Torres Velásquez y Edilson Atilio Duarte, quienes recibieron condena desde el 2 de diciembre del 2019.
Mientras tanto, y pese a ratificar la condena de Roberto David Castillo Mejía, en el grado de autoría material intermedia, la decisión judicial modificó agravantes en la sentencia, lo que, argumenta el Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (Copinh), implica una reducción de su condena, la cual en el año 2022 le asignó 22 años y seis meses de prisión.
Castillo, quien presidió el consejo de Administración de la empresa DESA, también tiene pendiente el cumplimiento de otra condena, recibida apenas el pasado 15 de noviembre, en la cual fue sentenciado a otros cinco años de prisión por la causa Fraude sobre el Gualcarque, un caso donde fue encontrado culpable por cometer fraude, a título de cómplice y por el uso de documento falso a título de autor.
En portada: Claudia Sheinbaum, y Andrés Manuel López Obrador, realizaron un saludo a las Fuerzas Armadas de México, encabezado por el General Luis Crescencio, en el Colegio Militar de Tlalpan. Septiembre, 2024. Foto: Presidencia de México.
Ante lo que denomina una crisis de derechos humanos en México, exacerbada por la inseguridad y el alto nivel de violencia homicida, la organización Amnistía Internacional (AI) presentó durante este noviembre un informe en el que apunta como indispensable la desmilitarización de la seguridad pública, estrategia profundizada durante las últimas dos décadas.
La organización defensora de derechos humanos enfatiza que, derivado de la estrategia de militarización, son constantes las violaciones a derechos humanos cometidos por instituciones de seguridad y defensa.
Una muestra de ello es que durante el periodo de 2019 hasta agosto del 2024 la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) recibió 1,893 quejas contra la Guardia Nacional y 2,279 contra la Secretaría de la Defensa Nacional. Entre los hechos reclamados se encuentran actos de tortura y privación de la vida, ejecuciones extrajudiciales, tortura y otros tratos crueles, inhumanos o degradantes, y detenciones arbitrarias por parte de las fuerzas de seguridad y defensa.
Estas violaciones a los derechos humanos, argumenta AI, demuestran el fracaso de la estrategia de seguridad, pues no solo no reduce el crimen y violencia, sino que ha creado un ambiente propicio para que integrantes de las Fuerzas Armadas violen los derechos humanos cuando llevan a cabo sus actividades de seguridad pública.
Aunado a estos abusos, durante 2022, una filtración de información de las Fuerzas Armadas reveló actos de espionaje y seguimiento contra actividades de organizaciones de la sociedad civil y defensores de derechos humanos, entre ellas contra Amnistía Internacional.
En este contexto, la organización de derechos humanos asevera que la decisión para emplear a las fuerzas militares en labores de seguridad pública les ha permitido actuar en una lógica de conflicto armado. “El utilizar toda la fuerza del Estado en un espíritu de combate a un enemigo para intentar reducir el crimen y la violencia, sin atender factores sociales y culturales que propician dichos actos, es una medida que tiene – al máximo – limitados impactos positivos momentáneos y al corto plazo, pero que puede contribuir desde el inicio a la comisión de violaciones a los derechos humanos”, acusa AI.