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Avispa Midia

(Español) Corte internacional urge a Israel evitar Genocidio en Gaza

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Fuente: Avispa Midiahttps://avispa.org/corte-internacional-urge-a-israel-evitar-genocidio-en-gaza/

Por Sare Frabes

La Corte Internacional de Justicia (CIJ) emitió un fallo preliminar respecto al caso de genocidio presentado por Sudáfrica contra Israel, determinando que este país debe tomar mayores esfuerzos para evitar más muertes y daños en Gaza. Aunque no ordenó un alto al fuego, la CIJ exigió a Israel presentar un informe detallado de las medidas tomadas durante los 30 días siguientes.

La demanda, presentada por Sudáfrica el 29 de diciembre de 2023, acusa a Israel de perpetrar genocidio hacia la población de Palestina, apegándose a la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio de 1948. La cifra de fallecidos en Gaza hasta este 25 de enero asciende a 25 mil 700, según el Ministerio de Salud de Palestina.

Fue por ello que la CIJ ordenó a Israel “prevenir” actos considerados genocidas, así mismo exigió “evitar” la destrucción de pruebas y garantizar el acceso de ayuda humanitaria en Gaza. El fallo no determina si Israel ha cometido genocidio, siendo que este proceso podría llevar años hasta determinar una resolución. No obstante, la población de Gaza fue catalogada en grave riesgo de daño irreparable.

Las reacciones no se dejaron esperar ante el fallo. El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, afirmó que Israel continuará defendiéndose y seguirá la guerra hasta la “victoria absoluta”.

Por otra parte, el canciller palestino, Al-Maliki, consideró el fallo como un favor a la humanidad y la ley internacional. Sudáfrica celebró las medidas cautelares como una “victoria decisiva”.

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Esta denuncia está respaldada por al menos sesenta Estados, entre ellos los 57 miembros de la Organización de Cooperación Islámica (OCI), como Pakistán, Malasia, Turquía, Jordania y las Maldivas. También se han sumado Namibia, Colombia, Bolivia y Brasil.

El 11 de enero, Sudáfrica presentó argumentos a favor del fin de las hostilidades en Gaza, tratando de demostrar que se está produciendo un genocidio. El presidente sudafricano, Cyril Ramaphosa, espera que Israel cumpla con las disposiciones de la CIJ.

Mientras tanto, Irán exigió que las autoridades israelíes enfrenten cargos por la guerra en Gaza. La Unión Europea espera una implementación plena, inmediata y eficaz de las órdenes de la CIJ a Israel sobre Gaza.

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Comité por la Liberación de Palestina

(Español) [Edo. Mex. – 29 enero] Charla sobre Palestina

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Filmclub Café
Lunes 29 de enero – 19 a 21 horas
Blvd. Manuel Ávila Camacho #1695
Fracc. La Florida
Naucalpan, Edo. de Méx.

 

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OXFAM Internacional

Inequality Inc.

Source: OXFAM International

Since 2020, the richest five men in the world have doubled their fortunes. During the same period, almost five billion people globally have become poorer. Hardship and hunger are a daily reality for many people worldwide. At current rates, it will take 230 years to end poverty, but we could have our first trillionaire in a decade.

A huge concentration of global corporate and monopoly power is exacerbating inequality economy-wide. Seven out of ten of the world’s biggest corporates have either a billionaire CEO or a billionaire as their principal shareholder. Through squeezing workers, dodging tax, privatizing the state and spurring climate breakdown, corporations are driving inequality and acting in the service of delivering ever-greater wealth to their rich owners. To end extreme inequality, governments must radically redistribute the power of billionaires and corporations back to ordinary people. A more equal world is possible if governments effectively regulate and reimagine the private sector.

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Authors: Rebecca Riddell, Nabil Ahmed, Alex Maitland, Max Lawson and Anjela Taneja. Contributing authors: Alex Bush, Alexandre Poidatz, Andrew Gogo, Anthony Kamande, Christian Hallum, Gustavo Ferroni, Henry Ushie, Inigo Macias Aymar, Jonas Gielfeldt, Lies Craeynes, Mariana Anton, Martin Brehm Christensen, Nafkote Dabi, Rachel Noble, Sunil Acharya, Susana Ruiz, Uwe Gneiting and Yaxkin Rodriguez. Commissioning manager: Anjela Taneja.

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Caitlin Johnstoneś newsletter

(Español) La guerra contra el periodismo en Belmarsh, la guerra contra el periodismo en Gaza

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Fuente: Caitlin Johnstone

Por Caitlin Johnstone

No he escrito mucho sobre Julian Assange últimamente porque he estado muy obsesionado con lo que ha estado sucediendo en Gaza, pero todos deberíamos ser muy conscientes de que los días 20 y 21 de febrero pueden ser la última oportunidad del fundador de WikiLeaks para evitar la extradición a la Estados Unidos enfrentará persecución por el delito de buen periodismo.

Assange y su equipo legal se enfrentarán a dos jueces del Tribunal Superior durante la audiencia de dos días en Londres, quienes luego determinarán si el Reino Unido permitirá o no que el periodista australiano sea arrastrado encadenado a Estados Unidos para un juicio falso y arrojado a prisión. uno de los sistemas penitenciarios más draconianos del mundo por exponer los crímenes de guerra del gobierno más poderoso del mundo.

Algunos legisladores estadounidenses están intentando bloquear la extradición desde el otro extremo con la Resolución 934 de la Cámara de Representantes, que afirma que “las actividades periodísticas regulares están protegidas por la Primera Enmienda, y que Estados Unidos debería retirar todos los cargos e intentos de extraditar a Julian Assange. ” Si se retiraran los cargos, no solo impediría la extradición sino que permitiría que Assange fuera liberado de la prisión de máxima seguridad de Belmarsh, donde ha estado encarcelado por el gobierno británico desde 2019.

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Avispa Midia

(Español) Colapso Humanitario en Gaza, menos del 25% de la ayuda llega a su destino

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Fuente: Avispa Midia

Por Sare Frabes

En medio del colapso de una crisis humanitaria en Gaza, la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas (OCHA) informa que menos del 25% de las misiones de ayuda programadas han recibido la aprobación de Israel, lo cual ha provocado la mayor hambruna mundial.

Los gazatíes representan ya el 80% de las personas que sufren hambruna a nivel mundial, según datos de OCHA. Los relatores especiales y grupos de trabajo advierten, “hemos dado la voz de alarma sobre el riesgo de genocidio”, ya que Israel no solo está llevando a cabo bombardeos indiscriminados, sino que también está imponiendo conscientemente altos índices de enfermedades, desnutrición prolongada, deshidratación y hambruna.

El bloqueo de la ayuda humanitaria ha dejado a miles de personas sin acceso a los alimentos básicos, medicamentos y suministros vitales, principalmente al norte de Gaza.

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Durante los días transcurridos en lo que va de enero, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), solo han permitido el acceso de siete de las 29 misiones de ayuda programadas. De acuerdo con la OCHA, en toda la región de Gaza sobreviven 15 panaderías y, de ellas, 6 se encuentran en el sur de Gaza y 9 en la zona central. Mientras que en el norte no hay ninguna.

Las restricciones de acceso a las misiones de ayuda humanitaria también han debilitado la funcionalidad de centros médicos, aumentando los riesgos para la salud. Hay 16 hospitales que siguen funcionando parcialmente en toda Gaza, nueve de ellos en el sur y siete en el norte.

“Algunas personas llevan días sin comer. Los niños no tienen ropa de invierno. No hay atención médica. […] El alcance de las necesidades es enorme”, explica Olga Cherevko, trabajadora de OCHA que se encuentra en Rafah en el sur de la Franja de Gaza.

El Ministerio de Salud de Gaza ha comunicado que la cantidad de fallecidos palestinos a causa del enfrentamiento entre Israel y Hamás ha sobrepasado las 25 mil personas. A pesar de los vehementes esfuerzos del gobierno israelí por debilitar a Hamás y liberar a más de 100 rehenes, la situación sigue siendo inédita en cuanto a víctimas mortales, devastación y desplazamientos en las décadas del conflicto.

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The Kurdish Center for Studies | Rojava Azadi

Erdoğan’s Air Force Lays Waste to Rojava Amidst Global Silence

Source: The Kurdish Center for Studies – Dr. Hawzhin Azeez – 17 Jan 2024


A Kurdish woman mourns at the funeral of victims killed during the Turkish bombing and invasion of Serê Kaniyê in 2019. Many now worry the process will be repeated elsewhere in Rojava following the current bombardment.

Erdoğan’s regime in Turkey has continued its reign of terror on the Kurdish region of Rojava, which is governed by the DAANES (Democratic Autonomous Administration of North and East Syria). Ankara’s litany of weekly war crimes for the past several months involves ceaseless bombardments, airstrikes, and drone attacks across a wide range of civilian sites. To understand the reasoning behind their aerial terror, one only needs to look at the recent history and neo-Ottomanist foreign policy objectives of Turkey when it comes to the Kurdish areas of northern Syria.

For instance, the Turkish military has already annexed large swaths of the Kurdish territories in the region, including utilizing their jihadist mercenary allies to occupy Afrin in 2018 and Serê Kaniyê and Girê Spi in 2019. Both invasions ethnically cleansed the regions of Kurds by more than 80% resulting in close to a million people being internally displaced.

Back in October 2023, when the bombardments commenced at unprecedented levels, refugee camps of internally displaced people were also attacked, causing mass terror and uncertainty. But this also coincides with Turkey’s previous playbook, where they sow fear amongst Kurdish civilians in the hope that they will flee the region. Since October, Turkey has commenced a comprehensive round of repeated bombardments targeting essential infrastructure such as water, gas, and electricity stations. The objective is to displace civilians, cause a mass exodus, and create conditions that make life unbearable in the region.

In the past 72 hours, a number of villages and civilian locations, including barns and food depots, have been targeted by Turkish airstrikes. As a result, journalists, activists, and civilians across the region shared horrifying images of injured civilians, destroyed warehouses, and repeated attacks on non-military locations, including the illegal double-tap policy of re-striking a site that had been previously attacked as emergency crews scrambled to put out the fires and treat any wounded.

In the village of Karbatli, in the Darbasiyah district, the family home of a civilian named Khaled Heso was bombed, resulting in his children Rojan and Jan, along with his wife Ahlam being injured. Meanwhile, the Kurdish journalist Hoshang Hassan released exclusive footage of the Turkish bombardments against electric stations in Amuda. Showing that Turkey is most interested in striking the necessities of life: food, water, electricity, and shelter (homes).

The Rojava Information Center (RIC) released an exclusive video detailing the Turkish bombardments since October, highlighting the repeat targeting of civilians and their land, homes, and properties during the bombardments. During the Christmas period, another round of massive bombardments occurred, in which Turkish airstrikes hit a number of civilian infrastructures, including factories, medical centers, industrial warehouses, and more. In the most recent cascade of unprovoked strikes, 11 civilians were killed, with dozens more injured.

Turkey also specifically targeted crucial gas and electrical facilities around Suwaydiyah. This electrical station, according to the RIC produces 47% of the Jazire canton’s total electrical supply. More importantly, it is the only station providing electricity to emergency lines for essential medical services and the area’s only local gas bottling plant. Displaying the sinister nature of the strikes, Turkey wants the Kurdish population thirsty, hungry, cold, and in the dark, but without fuel to flee. Then, following the Turkish drone strikes, the ambulances and hospitals lack fuel to treat any of the wounded.

Farhad Shami, the media representative of the SDF released a press statement on behalf of the SDF General Command, in which he stated that: “Over the past two days, the Turkish occupation has targeted, using warplanes and UAV’s key energy and electricity facilities, as well as grain storage warehouses and silos and firefighting crews. These aggressions have extended to the homes of civilians, their farms, and the sources of their daily sustenance, impacting major roads and city outskirts and causing extensive destruction. Consequently, these attacks have disrupted the delivery of essential services, including power, electricity, water, and other necessities, affecting hundreds of thousands of people.”

Shami went on to state that:

“These direct attacks and barbaric terrorist aggression clearly and explicitly prove the hostility of the Turkish occupation state to all forms of life in the region, they constitute blatant and deliberate war crimes aimed at instilling fear, and inflicting suffering on their daily existence.”

Likewise, the media representative for the YPG, Siyamend Ali published a number of videos on his media page, which included images of the Turkish warplanes bombing journalists and media crews in the city of Kobanê, as well as recordings of Turkish drones targeting the French Lafarge Cement Company in the Chelabiya district east of Kobanê. The video shows a second “double tap” strike as firefighting crews attempt to douse the fires—a common tactic of Turkey at this point, which is against international law.

Meanwhile, another local journalist, Jamal Bali, stated that after a full day of bombardments by the Turkish state on service facilities across the region, “most of the region’s residents are now without water and electricity” during a harsh and cold winter.

For their part, the Kongra Star Women’s Movement released a report that highlighted the bombardments over the last 48 hours across the Amuda district. In Kobanê alone, wheat warehouses, orchards, fire crews, electricity transfer stations, and livestock barns have been targeted by ongoing strikes. Meanwhile, five electrical service stations were also bombed again around Kobanê.


A political cartoon by Dijwar Ibrahim, depicting the US and EU as an ostrich with its head buried in the sand as Erdoğan destroys Rojava.

Human rights advocates have weighed in on the ongoing Turkish bombardments as well. Nadine Maenza, an American advocate for international religious freedom and a former chair at USCIRF, has questioned why the US government allows Turkey to continue to engage in war crimes against the Kurds, when such attacks benefit Iran, Assad, and ISIS while, according to her, running counter to US goals for peace and stability in the region. Maenza went on to condemn the Turkish assault on Rojava and its explicit targeting of civilian infrastructure and she has called for the international community to stand firm against ongoing Turkish war crimes against the Kurds.

Additionally, scholars such as Gerald Walker, an expert in global diplomacy and international relations, have argued that Turkey’s “attacks seem to be part of a strategy to displace the local population, furthering a policy of Turkification and extending Turkish control over this Syrian territory.” However, as Walker points out, while Turkey is attempting to gain further Syrian territory, these territories are explicitly Kurdish-dominated areas of the country. Turkey’s Syria policy is driven solely by its exterminationst aspirations towards the Kurds. This is despite the fact that the PYD and the SDF have not fired a single bullet or rocket towards the Turkish border. Rather it seems the repeated military losses that Turkey’s allied jihadists in Syria suffered at the hands of the Kurds continue to prompt Ankara’s resentful and vengeful anti-Kurdish policies across the Kurdish regions in northern Syria and Iraq (Western and Southern Kurdistan, respectively).

Other activists called for the urgent implementation of a No-Fly Zone in the region or for the US-led coalition to provide the Kurds with air defense systems and the necessary technology to protect themselves against the ceaseless Turkish bombardments.

In light of the total absence of international outcry about Turkey’s unhindered and unrestrained violence towards Rojava, it appears unlikely that such war crimes will cease anytime soon. As the world reels from the war in Gaza and South Africa’s ICJ case is played out across TV screens, the same international media outraged by Israel’s bombing of Palestinians, remains silent and apathetic as Turkey bombs Kurds and attempts to raze Rojava to the ground.

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Acción Palestina Chiapas

(Español) [SCLC – 24 enero] Conversatorio “Alto al fuego en Gaza”

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¿Cómo es la vida diaria en Gaza ahora? ¿Cuáles son las condiciones en los pocos hospitales que quedan? ¿Qué sienten los trabajadores de salud allí? ¿Qué podemos hacer como sociedad civil?

El Dr. Aldo Rodríguez nos acompaña este miércoles 24 a las 5pm en La Enseñanza, San Cristóbal, para compartir sus experiencias en Gaza a finales del 2023

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El Salto Diario

(Español) El artilugio del Estado palestino independiente

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Sentada por Palestina en la Estación Central del Berlin el 19 de diciembre de 2023. Montecruz Foto
Un Estado para los palestinos como el que pueda haber en cualquier parte supondría la sentencia de muerte para el ideario sionista clásico. La solución de los dos Estados pertenece al terreno del ilusionismo político.
Por Ignacio Gutiperrez de Terán Gómez-Benita

Arabista en la Universidad Autónoma de Madrid

 

A lo largo de estos cien días ya de atrocidades israelíes en Gaza, uno de los principales argumentos —peculiares, como casi todo en el decálogo de la política exterior estadounidense para Oriente Medio— gira en torno a la “solución del Estado Palestino”. Así, en mayúsculas, porque lo enarbolan como el bálsamo de Fierabrás que habrá de poner fin a la “problemática” cuestión palestina y consolidar la “Paz”, también con letra capital. El comienzo de un nuevo texto, grandioso, para Oriente Medio, a lo grande: Estado, Paz, Estabilidad, Bonanza Económica, Libre Comercio en la Región, Coexistencia Pacífica, etc. El problema está en que el recurso al “Estado palestino” no deja de ser una forma de desviar el foco del asunto que hoy debería recabar la máxima atención: la barbarie, la sinrazón, la destrucción desatadas por el régimen de Tel Aviv en Gaza y los esfuerzos desplegados por los sectores más extremistas del Gobierno, el ejército y la sociedad israelíes por lograr uno de sus mayores anhelos, a saber, la expulsión del mayor número posible de palestinos.

La meta es desterrarlos de Cisjordania, que es lo que verdaderamente interesa al proyecto colonizador sionista; pero si se quitan de en medio unos cuantos cientos de miles en Gaza también les vale. Por lo pronto, entre muertos, desaparecidos y familias, heridos o desplazados que han conseguido salir de la Franja, y que muy probablemente ya no volverán jamás, van camino de los 50.000.

El relato sobre el Estado palestino se ha convertido en la cuestión fundamental que Antony Blinken, Lloyd Austin —antes de su ingreso en el hospital—, John Kirby y una nutrida lista de representantes estadounidenses “dicen” abordar en sus interlocuciones con los líderes árabes. Intentan convencerlos de que para “el día después”, que nadie sabe cuándo será habida cuenta de la fiera y organizada resistencia de las milicias palestinas, tendremos una nueva conferencia de paz y avances políticos que ellos, los líderes árabes dispuestos a la paz con Israel, puedan presentar ante su opinión pública.

Algunos del Golfo, como los emiratíes o los bahreiníes, que ya tienen acuerdos de paz con Israel, o los saudíes, que estaban preparándolos antes de la gran explosión del 7 de octubre, desean, tanto o más que el régimen de Tel Aviv mismo, acabar con Hamás y todas las facciones islamistas hostiles al modelo político y económico —un islam neoliberal en lo económico, autoritario en lo político— que, sobre todo, representa Arabia Saudí.

El problema es que no lo pueden decir a las claras, aunque a determinados dirigentes emiratíes, muy locuaces, se les nota con gran facilidad. Los círculos políticos israelíes destacan de vez en cuando que las potencias del Golfo piden —exigen— que en ningún caso se ponga fin a la operación de castigo colectivo en la Franja sin asegurarse antes de que Hamás haya perdido por completo su capacidad operativa; el propio primer ministro y criminal de guerra inconfeso, Benjamín Netanyahu, decía a principios de diciembre que los saudíes y los emiratíes estaban dispuestos a costear la reconstrucción de Gaza.

Tanto Riad como Abu Dhabi se abstuvieron de confirmar el anuncio, pero, y esto lo sabe cualquiera que siga la política regional árabe, unos y otros están más cerca hoy de las tesis estadounidenses-israelíes que de la defensa de las reclamaciones legítimas palestinas. Pero han de cubrir el expediente; y aunque cada vez actúan con más descaro, el Estado palestino independiente les serviría para justificar la aceptación incondicional del plan estadounidense para Oriente Medio. Llama la atención, en cualquier caso, que estos planes los suelen hablar entre ellos, dirigentes estadounidenses, israelíes y árabes de la zona, sin que haya presencia notable de interlocutores palestinos, en especial de los gazatíes. Ya se lo intentarán dar mascado, sin permitir ningún tipo de rechazo.

El problema está en que el plan ya lo han vendido varias veces; en buena medida, nos hallamos en esta situación hoy, en el contexto de la ofensiva más brutal y despiadada contra la población palestina desde 1948, gracias al fracaso de los acuerdos de paz firmados desde el fin de la primera Intifada a principios de los 90. Fracasaron porque partían de la prioridad de proteger los intereses del Estado israelí por encima de cualquier otra consideración y reducir al máximo las concesiones a los palestinos.

Estos, debido a la inoperancia, venalidad y egocentrismo de sus representantes, como bien relata Edward Said en sus escritos, desesperados, sobre el desastre de negociaciones como las del Proceso de Oslo —léase, por ejemplo, Gaza y Jericó. Pax Americana—, no supieron, o no les importó, conceder el sistema autonómico adulterado que desembocó en la Autoridad Nacional Palestina y en un delirante sistema de territorios A, B y C en los que los palestinos se convertían en rehenes de su propia demarcación, sometidos a los imperativos de seguridad de las fuerzas ocupantes y las necesidades de las colonias, en continua expansión desde entonces a pesar de estos acuerdos de paz.

Pero los estadounidenses, la mayor parte de las elites políticas árabes, autoritarias y mendaces, y, por desgracia, la propia Autoridad Nacional Palestina en Ramala, cuyos dirigentes harían cualquier cosa por mantener su ficción de poder e importancia política, necesitan este tipo de discursos. No se puede destruir un territorio de 360 kilómetros cuadrados y condenar a cientos de miles de personas al hambre, el frío y la desposesión sin vender la idea de que “todo esto se va a arreglar” cuando termine la guerra.

Sin embargo, los dirigentes israelíes actuales no comulgan con ningún proyecto de Estado palestino y, para desesperación de sus valedores estadounidenses, lo pregonan sin ningún rubor. Al presidente Biden le habría gustado lidiar en esta crisis con una elite política sionista más presentable y sutil, como la que representaban facinerosos de apariencia impoluta como Ben Gurion o Golda Meier, por ejemplo; no obstante, se ha topado con elementos del jaez de Bezalel Smotrich o Ben-Gvir, ministros actuales en el gabinete de Netanyahu. Estos, representantes del sionismo religioso, refractarios a cualquier tipo de ideología secularizadora y partidarios del discurso bíblico más apocalíptico, consideran que la única forma de asegurar un futuro próspero para Eretz Yisra’el (La tierra de Israel) pasa por expulsar a los palestinos. Lógico: saben que el sionista es un proyecto ante todo colonizador, supremacista y expansionista.

Por ello, propuestas que den lugar a “aventuras” como la Autoridad Nacional Palestina o el supuesto autogobierno suponen una aberración, por mucho que, en esencia, estén en las antípodas de un verdadero Estado palestino. Pero el sionismo siempre ha sobrevivido en la hipérbole, en la exageración victimista de los supuestos peligros que supone dar casi nada a los habitantes originarios de Palestina. Bueno, eso de originarios es un decir: Smotrich, ministro de Finanzas, suele decir que los auténticos palestinos son él y los suyos. Los palestinos “otros” son unos impostores, advenedizos, nómadas beduinos —qué pesados se ponen los nazisionistas con eso de que los palestinos son árabes que, como todos los demás, pueden vivir en cualquier parte del desierto—. Lo curioso es que la familia de Smotrich, con ese apellido tan eslavo, procede al igual que una muy buena parte de la población judía de la Palestina ocupada, de territorios lejanos y extraños.

En definitiva, los estadounidenses y buena parte de los simpatizantes occidentales del sionismo internacional muestran signos de abatimiento. La opinión pública internacional está reaccionando, según pasan los días, con mayor irritación ante el horror de las matanzas de civiles gazatíes; las hordas ocupantes se ven zarandeadas por un hatajo de milicianos que salen de sus guaridas con bazookas y lanzagranadas en chanclas y pantalón de chándal y, para colmo, los sudafricanos lanzan una causa internacional por genocidio, término utilizado ya por numerosos sectores para referirse a esta carnicería.

Nunca antes la posición internacional del sionismo había sido tan delicada. Para cualquier persona con sentido común lo que está haciendo la jauría que gobierna Tel Aviv habría sido motivo suficiente, desde hace meses, para armar un embargo internacional y una ristra de sanciones determinantes. Pero Israel es otra cosa y, teniendo en cuenta lo que estamos viendo hoy por hoy, su situación, por cuestionada e inestable, resulta inédita.

Por ello, los estadounidenses y asociados están forzando conflictos bélicos como el iniciado en la segunda semana de enero contra los huzíes en Yemen; o tratan de amplificar el efecto de los ataques de milicias islamistas en Iraq y Siria hablando de una escalada bélica en ciernes. Hay que desviar la atención tanto de las atrocidades israelíes como de los fracasos de sus fuerzas de ocupación, y mantener a la gente ocupada con otras cosas. Como el Estado palestino. Ya en 2020, la Administración de Donald Trump aireó su propuesta particular al respecto, para incentivar, una vez más, los acuerdos de paz araboisraelíes. Naciones Unidas también invitó en sus reuniones de la Asamblea General a ir por esta línea.

Nadie, empero, sabe en qué consiste este Estado palestino porque, de nuevo, los presupuestos de la teoría política saltan por los aires cuando Israel está de por medio. Es decir, un Estado palestino debería tener fronteras delimitadas y seguras, soberanía plena dentro de las mismas, independencia económica, fuerzas armadas propias y, en definitiva, todos los elementos que confieren la identidad que cualquier persona sensata supondría en un estado “normal”. Pero los confusos enunciados de Washington y sus aliados occidentales y árabes no hablan de erradicar los asentamientos ni del reconocimiento del derecho al retorno de los millones de refugiados y desplazados palestinos ni de un ejército propio ni una economía basada en la explotación y administración de los recursos propios.

Un Estado para los palestinos como el que pueda haber en cualquier parte supondría la sentencia de muerte para el ideario sionista clásico. En opinión de sus partidarios menos radicales, lo máximo a lo que se puede llegar es a algo parecido a lo que tenemos hoy con la Autoridad Nacional Palestina en Cisjordania, o el “caos controlado” en Gaza desde el bloqueo impuesto en 2007: una entidad que no controla absolutamente nada verdaderamente importante, sin fuerzas armadas ni aeropuertos ni capacidad para decidir quién sale o entra de su territorio, privada de jurisdicción sobre los asentamientos ni de control sobre las conexiones terrestres entre ellos.

Unos asentamientos que, por supuesto, se quedarían donde están. Por no poder, no pueden ni disponer del dinero recaudado por los impuestos pagados por los contribuyentes o incluso las ayudas procedentes del exterior. El régimen de Tel Aviv, como ha hecho recientemente, puede retener estas cantidades, siempre con el argumento incuestionable del derecho a la autodefensa, en este caso para evitar la financiación de grupos armados o cualquier actividad hostil a la ocupación.

He ahí la propuesta de eso que rimbombantemente llaman “de los dos Estados”. Una nueva añagaza con visos de mantener el conflicto enquistado durante tiempo indefinido. No es mala solución para las elites sionistas, acostumbradas a pescar en río revuelo y revertir crisis pasadas en su beneficio, como ocurrió con el día después de las dos intifadas (1987 y 2000). Entonces, la conmoción política y militar derivada de ambas revueltas populares se canalizó en procesos de negociación internacionales en los que la presión de Washington y aliados dieron lugar a tratados desastrosos para cualquier proyecto nacional palestino. Hoy se les está acabando el tiempo. Y muchos, incluso entre los aliados occidentales del régimen de Tel Aviv, se preguntan si mantener una estructura colonial tan anacrónica y, a la postre, inefectiva en Oriente Medio no está comenzando a resultar fastidiosa.

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Avispa Midia

(Español) Anuncian demanda contra EEUU y Reino Unido por complicidad de genocidio hacia Palestina

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Fuente: Avispa Midia

Por Sare Frabes

Cerca de 50 abogados sudafricanos, liderados por el jurista Wikus Van Rensburg, están preparando una demanda legal contra los gobiernos de Estados Unidos y Reino Unido, acusándolos de complicidad en los crímenes de guerra ejecutados por Israel hacia Palestina. La iniciativa busca procesar a los coautores de los delitos mediante tribunales civiles y cuenta con la colaboración de abogados estadounidenses y británicos.

En declaraciones a la agencia Anadolu, Van Rensburg argumenta que Estados Unidos debe rendir cuentas por las infracciones cometidas en la región, destacando la importancia de este proceso. Compara la situación con lo ocurrido en Irak, señalando que, a pesar de los crímenes cometidos, Washington no fue responsabilizado debido a la falta de atención adecuada sobre el tema. Afirmó que, actualmente, Estados Unidos está gastando recursos para permitir que Israel continúe sus ataques en Gaza, instando a poner fin a esta situación.

La acción legal surge tras las audiencias por genocidio en la Franja de Gaza presentadas por Sudáfrica contra Israel ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ). Van Rensburg ve este caso como un ejemplo para su demanda y espera que, si la CIJ falla a favor de Sudáfrica, Estados Unidos pueda enfrentar sanciones incluso si no acepta el veredicto. Destaca que el fallo fortalecerá el caso contra la administración de Joe Biden, actual presidente de los Estados Unidos (EEUU).

El grupo de abogados ha escrito cartas abiertas a los líderes de EEUU y Reino Unido, recordándoles su responsabilidad en estos crímenes de guerra. Van Rensburg subraya que Sudáfrica ha presentado argumentos sólidos en La Haya y expresa confianza en llevar a cabo el proceso legal en el extranjero trabajando en conjunto.

Esta iniciativa refleja la creciente preocupación internacional por la rendición de cuentas en conflictos armados y destaca la búsqueda de justicia para las víctimas de crímenes de guerra en Palestina.

Alemania defiende a Israel

Mientras tanto Alemania ha resaltado su apoyo a Israel, rechazando la acusación de “genocidio” que viene realizando en la Franja de Gaza. El portavoz del Gobierno alemán, Steffen Hebestreit, anunció la intención de intervenir como tercera parte en el proceso, generando divisiones en la comunidad internacional.

Esta declaración de apoyo a Israel fue recibida con entusiasmo por el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, quien expresó su agradecimiento al canciller alemán, Olaf Scholz. No obstante, la presidencia de Namibia condenó la posición de Alemania, recordando el genocidio cometido por colonizadores alemanes en Namibia a principios del siglo XX.

Namibia expresó su consternación y cuestionó la autoridad moral de Alemania al recordarle que este Estado fue responsable del genocidio de los pueblos Herero y Nama en Namibia, ocurrido entre 1904 y 1908, donde los colonizadores alemanes asesinaron de entre 34 mil y 110 mil personas de estos pueblos nativos.

Berlín acabó reconociendo en 2021 lo ocurrido como un genocidio, pidió disculpas y ofreció una indemnización de 1,100 millones de euros a los descendientes.

La Presidencia de Namibia considera que Alemania, al respaldar a Israel, carece de autoridad moral para declarar su compromiso con la Convención de Naciones Unidas contra el Genocidio. Hace referencia a las muertes violentas de más 23 mil palestinos en bombardeos israelíes y acusa a Alemania de respaldar un “holocausto y genocidio” en Gaza.

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Acción Palestina Chiapas

(Español) Boicot a Starbucks en solidaridad con Palestina

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El domingo 14 de enero de nuevo, como Acción Palestina Chiapas y con gente de buen corazón de San Cristóbal de Las Casas, hicimos nuestra primera acción del 2024 en solidaridad con el pueblo palestino. Compartimos pan, café y chocolate en frente de Starbucks, pedimos boicot a las empresas que apoyan al genocidio, y vinculamos el despojo de los pueblos indígenas en resistencia de Chiapas y Palestina. ¡Alto al genocidio ya!

#PalestinaLibre
#FreePalestine
#BoicotAStarbucks
#chiapas