solidaridad
Tortura y detención arbitraria de parte de autoridades generan dilación procesal y sentencias a inocentes
Tuxtla Gutiérrez, Chiapas a 10 de noviembre de 2022
A la Opinión Pública
A Organismos Internacionales de Derechos Humanos
A Organizaciones Civiles y Defensores de los Derechos Humanos
A Organismos Nacionales, Estatal e Independientes de Derechos Humanos A los Medios de Comunicaciones Local, Estatal, Nacional, Internacional e Independientes
PRESENTE.
La Organización “Familias Unidas contra la tortura y en defensa de los derechos humanos” seguimos elevando nuestra voz, para que más personas conozcan de las malas practicas de tortura y detención arbitraria realizadas por la Fiscalía General del Estado en contubernio con Jueces de Control y Tribunal de Enjuiciamiento del Estado de Chiapas, que han generado acciones de dilación procesal a nuestros familiares y pretenden sentenciarlos por delitos que no cometieron.
Nuestra postura es que en Chiapas la tortura sea erradicada y las víctimas sean reparadas de los daños que el estado mexicano les ha causado, que la Fiscalía Antitortura realice indagaciones eficientes y eficaces sobre los casos de víctimas de tortura y se castiguen a los agentes perpetradores.
En este contexto queremos exhortar al Poder Judicial del Estado de Chiapas y al Juez de control del distrito judicial de Cintalapa, Chiapas, que se dirija con apego a derecho y en todo momento se apliquen los estándares internacionales de derechos humanos, así como los principios pro personae e indubio pro reo que mayor favorezcan a las víctimas y en el marco de 3 años de impunidad siendo que el día 10 de noviembre de la presente anualidad nuestro compañero Carlos Antonio López Robles (Carlos Antonio) llevara a cabo Audiencia de Juicio Oral, el Juzgado del distrito de Cintalapa, Chiapas.
Queremos mencionar que nuestro compañero se encuentra arbitrariamente detenido desde el 29 de octubre del 2019 con número de expediente penal: 443/2019. Carlos Antonio manifestó ser víctima de tortura, por hechos ocurridos durante su detención sin orden judicial, seguido a ello durante las primeras audiencias autoridades no se condujeron bajo el debido proceso y de defensa adecuada.
El 29 de octubre de 2019 Carlos Antonio, fue detenido de manera ilegal y arbitraria en el municipio de Tuxtla Gutiérrez, por agentes de la Fiscalía de Alto Impacto o FAT (actualmente Fiscalía de Asuntos Especiales o FAE) “vimos que aproximadamente cuarenta policías vestidos de civiles con la cara totalmente cubierta, tiraban el portón de la casa en la que nos encontrábamos, llegaron tirando todo y rompiendo todo, nos gritaban que ¿donde estaban las drogas? ¿donde estaban las armas? ¿donde estaba el dinero?”. Además, fue sometido a actos de tortura y a tratos cueles, inhumanos y/o degradantes “…no nos enseñaron ningún papel, ninguna orden de aprehensión, a mi me comenzaron a golpear, me vendaron los ojos y me obligaron a subir a una de sus camioneta, abordo de la camioneta me siguieron golpeando, me llevaron a la Fiscalía de Alto Impacto, esto lo se porque escuchaba a los fiscales hablar entre ellos y los sonidos de las maquinas de escribir, en esta Fiscalía fui torturado y obligado a firmar papeles y expedientes de los que hasta el día de hoy desconozco su contenido. Fui desnudado, colgado, electrocutado y golpeado a tal grado que tuvieron que llevarme al Hospital Hospital General “Gilberto Gómez Maza”, donde tuve que ser intervenido con una cirugía de emergencia…”
1El 2 de noviembre de 2019, Carlos Antonio llegó al CERSS No. 14 “EL AMATE” de Cintalapa, Chiapas, día en que se llevó a cabo la audiencia inicial sin que el pudiera comprender los delitos por los que se le acusaba y las manifestaciones del Ministerio Público, ya que no podía ni hablar ni caminar después de la Tortura de la que refiere haber sido víctima. En esta audiencia su abogada, defensora de oficio, no manifestó en ningún momento las violaciones cometidas en contra de los Derechos Humanos de Carlos Antonio, tampoco recabó ni presentó ningún tipo de prueba a fin de desvirtuar las acusaciones del Ministerio Público.
Sumando que sus familiares han recibido amenazas por parte de la Fiscalía, se les ha dicho que no vayan a visitar al Carlos Antonio, que no pueden ayudarle en nada y que no deben de denunciar lo sucedido o se tomara represalias en contra de la familia. Estos hechos corresponde a una clara violación a Derechos Humanos y Violación a las Garantías Judiciales según la Convención Americana de Derechos Humanos así como la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos en el Artículo 20.B Fracciones II y III.- Imponen que “A declarar o a guardar silencio. Desde el momento de su detención se le harán saber los motivos de la misma y su derecho a guardar silencio, el cual no podrá ser utilizado en su perjuicio. Queda prohibida y será sancionada por la ley penal, toda incomunicación, intimidación o tortura. La confesión rendida sin la asistencia del defensor carecerá de todo valor probatorio;””A que se le informe, tanto en el momento de su detención como en su comparecencia ante el Ministerio Público o el juez, los hechos que se le imputan y los derechos que le asisten. Tratándose de delincuencia organizada, la autoridad judicial podrá autorizar que se mantenga en reserva el nombre y datos del acusador.”
- Solicitamos la solidaridad Nacional e Internacional de Organismos de Derechos Humanos, Sociedad Civil y familiares víctimas de estas malas practicas para visibilizar la grave situación de justicia en el Estado de Chiapas y pronunciarse en contra de este sistema de criminalización a intereses del Estado mexicano.
- Exigimos a los Jueces de Control y Tribunales de Enjuiciamiento, que celebrara la Audiencia de Juicio Oral de Carlos Antonio López Robles la exclusión de pruebas que en su valoración humana y precisa fueron obtenidas con violaciones a derechos humanos y hayan sido obtenidos con vicios formales por parte de la Fiscalía de Alto Impacto en su momento, con el objetivo de procesar a nuestros familiares injustamente presos. Así como de resolver con su inmediata libertad.
- Demandamos a la Fiscalía General del Estado de Chiapas, al cese absoluto de la reiterada situación de terror judicial, manifestada en investigaciones con fines de criminalizar a personas inocentes y nuestros familiares.
- Reclamamos investigaciones profundas y efectivas a perpetradores de violaciones a derechos humanos en el presente caso, puesto que tienen conocimiento de estos hechos garrafales.
ATENTAMENTE,
Organización “Familias Unidas contra la Tortura y en Defensa de los Derechos Humanos” Chilón,
Cintalapa,
Jiquipilas,
La Concordia,
Palenque,
Pichucalco,
Playas de Catazajá,
San Cristóbal de Las Casas,
Teopisca,
Venustiano Carranza.
Villaflores.
(Español) Notas provisionales sobre Estado plural y democracia según Luis Villoro.(borrador inconcluso)*
Publicado en Camino al Andar
09 de noviembre de 2022
Por Arturo Anguiano
1. En su libro, Estado plural, pluralidad de culturas (Paidós/UNAM, México, 1998), Luis Villoro llama la atención sobre la mundialización capitalista y la manera como ha puesto en crisis el orden mundial caracterizado por la existencia generalizada de los Estados-nación. Menciona “una radical transformación de las relaciones entre las naciones: la globalización de la economía, de las comunicaciones, de la ciencia y la tecnología e incluso, en gran medida, de las decisiones políticas” (p. 48). Un nuevo culto al mercado, unas cuantas grandes empresas transnacionales, capitales que se mueven sin que se les pueda controlar en ningún país. “Estamos, escribe Villoro, ante un nuevo poder mundial del que depende la suerte de una gran parte del mundo. Un poder sin fronteras, sin contrato social, sin leyes ni sanciones”. Los Estados nacionales disminuyen o pierden su capacidad de acción y de regulación, resulta imposible que en forma aislada puedan hacer frente a los “grandes desafíos que conciernen a todo el planeta” e incluso a sus economías internas. Ante el debilitamiento de los Estados-nación, la crisis se manifiesta en su incapacidad para “mantener un orden homogéneo en la sociedad y en la emergencia de reivindicaciones nacionales y étnicas”. Escribe: “los individuos buscan revivir sus vínculos personales en comunidades cercanas, capaces de ser vividas y no sólo pensadas, que puedan dar un nuevo sentido a sus vidas. La nostalgia del individuo por una comunidad perdida no se satisface en el Estado nacional, anhela formas de pertenencia a las que pueda integrarse su vida”. Así, cuando el mundo parece unificarse por la globalización, “asistimos al desmembramiento de países y a la formación de naciones nuevas”. La geografía del planeta y de numerosos Estados se trastoca y rehace.
Un Estado soberano, una única nación, el Estado-nación centraliza su poder e impone su dominio político. El nacionalismo se vuelve la ideología dominante que integra hacia el interior y excluye lo que aparece ajeno, extraño, posible enemigo.
Es muy rica la visión de Villoro, que aquí simplifico en extremo. En América hispana, como la llama, se desarrolla un proceso similar del cual nos habla. En especial sobre México, después del fin de la larga colonización y luego de la derrota de las rebeliones de Hidalgo y Morelos, serán los criollos y mestizos quienes tratarán de crear el “nuevo Estado homogéneo e individualista”, imponiéndose a la multiplicidad de etnias y regiones del país. De entrada, “los pueblos indios no son reconocidos en la estructura política y legal de la nueva nación”. Pero Villoro observa desde el inicio una situación peculiar: “los dos siglos de vida independiente pueden verse, desde entonces, bajo una luz: la contraposición de dos corrientes que responden a ideas distintas de la nación. Por un lado, la construcción del Estado-nación moderno, que había imaginado el grupo fundador; por el otro, la resistencia de las comunidades que no encajan en ese proyecto” (p. 42).
Frente a los pretendidos valores de la libertad individual y la igualdad formal ante la ley, que parecen orientar al nuevo Estado que emerge en el fondo como una salida contrarrevolucionaria, se confrontan la comunidad, la solidaridad y la justicia de esos campesinos y plebeyos de Zapata y Villa que a pesar de su fuerza devastadora fueron derrotados como Hidalgo y Morelos. Nuestro autor se pregunta si “¿No empezará a revivir actualmente esa idea otra de nación?”. El Estado no muy cambió con la Constitución de 1917 y reafirmó de nuevo una suerte de Estado liberal (con matices entonces inéditos) y una Federación que tardaron en unificar a la nación toda, centralizar el poder y reproducir la homogeneidad en una sociedad en extremo diversificada y desigual, que no dejó de transformarse en el transcurso de los años. Villoro concluye que el proyecto liberal que “respondía al reto de unificar a la nación” en realidad conduce a “aumentar la escisión entre estos dos México”.
3. Tardó décadas en articularse y lograr su consolidación un Estado unitario y fuerte que en verdad poco tenía que ver con el viejo liberalismo (o con ningún otro). Aunque se construyó un mercado que permitió modernizar y semi-industrializar al país bajo la batuta del Estado interventor (no muy liberal), la sociedad no asumió la forma de una maraña de ciudadanos titulares de derechos, más que individuos aislados fueron corporativizados, al menos en sus sectores fundamentales. Esto es, sus organizaciones y asociaciones, sus comunidades perdieron cualquier tipo de autonomía y fueron encuadradas como parte del aparato estatal a través del partido de Estado, del PRI. En tanto que la mayoría de la población no organizada, reducida a la pobreza y la pobreza extrema, fue sometida por medio de relaciones clientelares o la violencia, por el ogro filantrópico (como lo llamó Octavio Paz) en que devino el poder central encarnado en el presidente. De manera que lo colectivo fue desnaturalizado y las comunidades y pueblos tampoco dejaron de sufrir el acoso, el despojo y su desnaturalización. El Estado homogéneo, como lo llama Villoro, se impuso en forma autoritaria a la sociedad, asentado en la dominación corporativa y la ausencia de procesos democráticos efectivos. Hay que precisar que los titulares de la riqueza material y los capitales fueron favorecidos a pesar de también haber sido encuadrados en corporaciones que, empero, no perdieron su autonomía y vivieron un tiempo bajo la sombra de Estado y siempre bajo su protección.
Pero las propias transformaciones materiales y sociales a que dio lugar el desarrollo del propio Estado-nación aunados a los grandes cambios acarreados por la mundialización del capital, también desgastaron y luego lanzaron a la crisis al Estado-nación mexicano, la cual se anuncia en forma reveladora durante el movimiento estudiantil-popular de 1968, cuando la sociedad irrumpe en el ámbito resguardado de la política. Hoy parece obvio que la República ilusoria y la Federación ficticia que los liberales mexicanos imaginaron y que disimulaban la dictadura encubierta y la estatización de la sociedad que denunció José Revueltas, no han logrado encontrar una solución de continuidad a la crisis estatal interminable que nos aqueja.
Luis Villoro encuentra una posibilidad en el reconocimiento de una realidad en extremo compleja, caracterizada por la multiplicidad de culturas diversas que no han dejado de resistir a los intentos de aplastamiento y uniformización e incluso no dejan de renovarse, enriquecerse y fraguar incluso su autonomía. “Frente al Estado-nación homogéneo, explica, se abre ahora la posibilidad de un Estado plural que se adecue a la realidad social, constituida por una multiplicidad de etnias, culturas, comunidades” (p. 47). La reforma del Estado-nación permitiría superar a través de una suerte de síntesis las dos ideas de nación que chocaron en México desde la Independencia. “Tenemos que diseñar un nuevo tipo de Estado, escribe, que respete nuestra realidad y termine con el intento alocado de imponerle por la violencia un esquema pretendidamente racional. Tendría que ser un Estado respetuoso de todas las diferencias. Sería un Estado en que ningún pueblo, ni siquiera el mayoritario, impondría a otros su idea de nación. El Estado plural no renunciará a la modernización de país, si por ella se entiende progreso hacia una sociedad más próspera y más democrática. Pero la modernidad deseada no consistiría en la destrucción de las estructuras locales y su supeditación a las fuerza ciegas de un mercado mundial, sino en la participación activa de todas las identidades sociales en un proyecto común de cambio. El Estado se reduciría a coordinar, en este proceso, los proyectos diferentes de las comunidades reales y a proponerles una orientación común. La sede del poder real se acercaría cada vez más a las comunidades autónomas que constituyen la sociedad real. El adelanto hacia un Estado plural es, así, una vía hacia una democracia radical” (pp. 47-48).
4. Aunque lo ve como un proceso que tendría que irse desplegando y dibujando con el tiempo, Luis Villoro propone varias ideas articuladoras: una soberanía parcialmente compartida, la integración de un Estado múltiple, la democracia participativa y el Estado equitativo.
Una soberanía que no excluya ni aísle, que sea compatible con la interdependencia pero que igualmente posibilite la defensa frente las grandes empresas mundiales y los Estados hegemónicos en el planeta. Volver a controlar la política económica y los recursos internos y relanzar la regulaciones necesarias en defensa del aparato productivo y la desigual competencia de capitales. También implicaría la posibilidad de avanzar en regulaciones y acuerdos de integración con otros Estados-nación, sin perder la autodeterminación. Incluso Villoro plantea la urgencia de “un poder político mundial con facultades coercitivas, restringidas a asuntos específicos de interés general y encargado de tomar decisiones y emprender acciones en esos asuntos que afectan la vida de todos” (Los retos de la sociedad por venir, FCE, México, 2007, pp. 178-179).
El Estado tendría que partir de la diversidad real del país, de la existencia de numerosas etnias, culturas, regiones distintas -y yo añadiría clases- que tendrían que encontrar vínculos, una forma de asociación plural. De esta forma, las comunidades reales participarían en el poder a la vez que reafirmarían su autonomía específica. La autodeterminación de los pueblos se combinaría con la adhesión libre al Estado nacional. “Formar la patria, escribe nuestro autor, no sería tratar de uniformar a todos los componentes del país en un solo molde, sino desarrollar en un acuerdo superior la riqueza de una multiplicidad de expresiones y de formas de vida” (ídem, p.180).
La democracia participativa (que en otros textos denomina radical) parte, según Villoro, de la lucha por la autonomía, la cual se puede realizar en todos los ámbitos y por todos los núcleos sociales (lo mismo en comunidades y pueblos que en sindicatos, centros de trabajo, escuelas, colectivos de todo tipo), cada uno según su modo, sus prácticas sociales y sus tradiciones dentro de sus circunstancias sin duda singulares. Este es un “movimiento de difusión del poder hacia la base de la sociedad [que] puede aprovechar las estructuras de las instituciones democráticas de los Estados ya existentes” (ídem, p.180). El municipio podría desempeñar un papel fundamental como correa de transmisión del Estado pero igualmente en tanto ”la estructura política del Estado para la transferencia del poder a las comunidades locales”. Es la instancia territorial donde la gente vive su vida en común, aunque la herencia española no es muy buena, incluso ahora no contamos siquiera con tres mil municipios, mientras en Francia, por ejemplo, se organizan alrededor de 35 mil comunas. Habría que recuperar la experiencia de pueblos y comunidades que han sobrevivido a pesar de despojos, acosos y cercos múltiples que el Estado les ha impuesto a lo largo de la historia. Por lo demás, los municipios formales se organizan arbitrariamente, sin criterios claros y cambiantes, sin respetar a los pueblos y comunidades, las demarcaciones verdaderas. Por algo los zapatistas del EZLN plantearon desde el inicio de su rebelión la necesidad de una reorganización de los municipios en Chiapas y al final lo hicieron a su modo en su zona de influencia. Lo mismo la federación que también nació artificialmente y no corresponde a las comunidades reales, según apunta Villoro. Tendría que organizarse un federalismo radical que “corrigiera las divisiones geopolíticas” existentes, situándose bajo el signo de la descentralización de recursos y poderes, para “acercar las decisiones colectivas a los lugares en que pueda ejercerse una participación real del pueblo”.
Luis Villoro teoriza ampliamente sobre las distintas figuras de la democracia en varios de sus textos, en los que regresa a la democracia participativa una y otra vez, a la que entiende como “el tránsito del Estado homogéneo a una nueva forma de Estado múltiple, respetuoso de la diversidad interna”. En especial vuelve de tiempo en tiempo a la experiencia que realizan en la actualidad las comunidades indígenas rebeldes de Chiapas, que recuperan las tradiciones ancestrales de organización, autogobierno y autogestión pero renovándolas imaginativamente, y donde se ensaya una democracia directa y se atisba el germen de una sociedad futura. Por lo demás, nos dice: “El Estado plural no nacería de una repentina destrucción del Estado actual, sino de un lento proceso de reforma de las instituciones existentes” ( Los retos…, cit.,p. 183)
En fin, el Estado plural, múltiple, lo concibe Villoro asentado no solo en la tolerancia, sino sobre todo en la cooperación. No se trata de tolerar al otro, sino de compartir con él, con todas, con todos los diferentes, colaborar activamente en un propósito común. “El Estado tendría que disminuir y eliminar la marginación o discriminación que impida alcanzar la igualdad de oportunidades y consenso entre todas las comunidades e individuos que componen la nación. Ésa es la equidad, otro nombre de la justicia” (p. 184).
5. Todavía en su libro póstumo, La alternativa. Perspectivas y posibilidades de cambio (FCE, México, 2025), Luis Villoro ataca duramente al Estado-nación homogéneo, lo considera un artificio que se rige por la simulación de una voluntad del pueblo que decide el sector hegemónico de la sociedad y lo confronta con el Estado plural multicultural. En cambio, considera que el Estado plural “daría lugar a una nueva forma de comunidad”; esa sería la alternativa frente a la sociedad excluyente que genera el Estado homogéneo.
Cuando trata de definir un nuevo proyecto, esto es, de buscar una alternativa, rechaza toda dominación y plantea “la resistencia que podría llegar hasta la eventual reconciliación con el dominador”. Repasa y recapitula la historia de México a través de varios conceptos fundamentales como revolución, democracia y pluralidad, polemizando con el liberalismo realmente existente que nos tocó, sus contradicciones y la alternativa de la democracia que ahora desemboca en la democracia comunitaria.
Sin duda, Luis Villoro ve la urgencia de “transitar hacia otro tipo de Estado, un Estado que reconociera un pluralismo jurídico y social, con la existencia de derechos, no sólo individuales sino también colectivos, los que podrían ejercer los pueblos indígenas del país. Este sería el paso de la actual ‘partidocracia’ a una democracia auténtica. Solo ésta podría resolver la llamada ‘cuestión indígena’. En la Constitución tendría que haber explícitamente el reconocimiento de los derechos de las culturas indígenas. Esto fue, en gran medida, el resultado del alzamiento zapatista, en el estado de Chiapas. Una de sus acciones fue establecer las Juntas de Buen Gobierno en las comunidades chiapanecas. ¿No fue ésta la mejor respuesta al capitalismo?”, se pregunta y concluye Luis Villoro. (La alternativa…, cit., p. 58).
Hay mucho que reflexionar sobre cuestiones claves que aborda Luis Villoro, como el Estado, el poder, la dominación, la igualdad y la emancipación. En realidad, percibo en muchas de sus consideraciones una vena utópica, pues concibe un Estado que pueda coordinar sin dominar, un poder que no oprima, un cambio sin ruptura, una igualdad que puede resultar del establecimiento formal de la igualdad de oportunidades. En fin, un pensamiento muy rico, abierto, inacabado e inagotable. Luis Villoro, cien años. Irreductible, disruptivo. Seguiremos compartiendo mucho con él.
Tlalpan, Ciudad de México, 6 de noviembre 2022