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Por: Mario Rodríguez Ibáñez | Los Muros

En la Red de la Diversidad nos planteamos el debate del Vivir Bien, no solamente para reflexionar en él como un nuevo horizonte de sentido, o simplemente para comprender mejor sus implicaciones, sino también porque nos interesa intervenir desde ahí. Nos planteamos este debate desde el contexto urbano, porque ese es el contexto en el que estamos, desde donde miramos el tema y desde donde vamos a intervenir, y cuando hablamos de lo urbano nos referimos a él en su estrecha relación con lo rural, porque la ciudad no puede ser concebida sino en sus vínculos y continuidades con el campo.

Crisis civilizatoria y el Vivir Bien como horizonte civilizatorio alternativo

El vivir bien nos coloca en un horizonte de sentido civilizatorio diferente, no se trata de un modelo societal acabado, un modelo ideal al que seguir, sino un horizonte que aporta sentidos de orientación diferentes que afectan todas las esferas de la vida, que atraviesan el todo de nuestras vidas, de nuestras cotidianidades, las formas de organizar el Estado, la política, la economía, la institucionalidad, el arte, la cultura, en fin, afecta las maneras de relacionarnos con el mundo, con la vida en su conjunto, es por eso que se plantea el vivir bien en términos civilizatorios, porque modifica las maneras de organizar la sociedad de reconstruir nuevos modos de vida, nos plantea una otra manera de organizar la civilización. No nos coloca un proyecto acabado, no nos plantea «esta es la sociedad del vivir bien», sino que plantea un horizonte de sentido en términos que nos da sentidos de orientación, posibles caminos, tendencias a construir y criar, es una noción en construcción, que toca construir y criar, y que la única posibilidad de construcción es a través de un proceso colectivo de diversos sujetos sociales y comunitarios. Es decir, no es un proyecto acabado, no partimos de un criterio en el cual el vivir bien está planteando un modelo societal final a ser conquistado.

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