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(Español) Día 2 del Festival de cine Puy ta Cuxlejaltic – Caracol de Oventic, Chiapas
¿Es posible un público cinéfilo más numeroso, más atento, más entusiasta? No sabemos exactamente cuántos zapatistas están presentes en el festival de cine Puy ta Cuxlejaltic, convocado por el EZLN, que se celebra del 1 al 9 de noviembre en el caracol de Oventic, Los Altos de Chiapas. El Sup Galeano anunció unos 4 mil, y puesto que entre los dos auditorios caben 3 mil 800, y ambos están llenos, hay que creerle al Sup (de por sí, pues no tiene la costumbre de mentir, a menos que esté disputando mantecadas –su talón de Aquiles– con los niños zapatistas… pero esa es otra historia). Lo que sí sabemos es que mujeres y hombres, niñas y niños zapatistas de todas las edades, asisten con un interés ejemplar las muchas películas presentadas, que de alguna forma se entretejen con su propia experiencia y su propia lucha.
Este segundo día del festival inició con una serie de documentales producidos por los “Tercios compas”. Los Tercios compas nacieron en 2014 ante la necesidad de tener información y análisis verídicos en las comunidades zapatistas. Se trata de un gran colectivo de comunicadoras y comunicadores zapatistas que están rompiendo el cerco informativo y produciendo materiales para las propias comunidades.
Después se presentó el documental Semillas de Guamúchil, con dirección de Carolina Corral. El documental surge a partir de una investigación realizada por la antropóloga Rosalva Aída Hernández con mujeres reclusas del penal Atlacholoaya, en Morelos. El proyecto resultó en el libro Bajo la sombra del guamúchil: Historias de vida de mujeres indígenas y campesinas en prisión (lee o descarga aquí), la conformación de la Colectiva Editorial Hermanas en la Sombra, una serie radiofónica y este documental.
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Las luces se apagaron en el gran Cine Comandanta Ramona en las montañas del sureste mexicano, y más de mil veladoras se prendieron. Acabábamos de asistir al estreno de Roma, la nueva película de Alfonso Cuarón, ante un público de casi 2 mil zapatistas, este primer día del festival de cine “Puy ta cuxlejaltic” (“Caracol de nuestra vida”), que se realiza del 1 al 9 de enero en el Caracol de Oventic, Los Altos de Chiapas.
La larga fila de veladoras salió del auditorio y se dirigió hacia el enorme altar de muertos instalado en el templete de la explanada del caracol. Así, en la oscuridad de la noche, el respeto y el cariño llamaron a los muertos –a los muertos caídos en combate el 1 de enero de 1994, a los muertos en el transcurso de estos 25 años de lucha, a los muertos caídos en Nepantla en febrero de 1974–. Los zapatistas saben de muertos. Pero también de vida, y hoy, este 1 de enero, los muertos regresaron para poblar los corazones, para reavivar la memoria.
Este primer día del festival “Puy ta cuxlejaltic” comenzó y terminó con la memoria. El Primer Encuentro Internacional Político, Artístico, Deportivo y Cultural de Mujeres que Luchan estuvo presente con el documental Las mujeres que luchan, con dirección de Rocío Martínez Ts’ujul.




El primer día del Festival CompArte por la Humanidad 2018, en el caracol de Morelia, zona tzoj choj del territorio rebelde, lxs zapatistas salvaron al mundo con una inyección. Y así, entre las risas que la actuación de las y los artistas zapatistas provocó, surgió entre nosotrxs la pregunta: ¿Qué poción, qué fórmula, qué elementos curativos contendría la sustancia verde color de esperanza que llenó la gran jeringa zapatista? Y más: ¿Cuál fue la enfermedad que el análisis del gran colectivo de salud autónoma ha venido diagnosticando tras años (¿décadas? ¿siglos?) de pacientes estudios?
Desde hace ya tiempo el zapatismo viene anunciando lo que en su momento llamó la tormenta y que ahora (ahora que la tormenta está aquí) entendemos como el colapso, el apocalipsis, la enfermedad terminal del sistema. En la plenaria del encuentro de redes de apoyo al CIG el 5 de agosto, la Comandancia General del EZLN, en voz del Subcomandante Galeano, enumeró los principales ejes de dicha enfermedad terminal: la crisis ambiental, que a todas vistas nos está conduciendo a un colapso a nivel planetario; las migraciones de poblaciones que para el sistema son descartables, y que buscan alguna forma para sobrevivir; y el agotamiento de los recursos. Ante esto, lo que se observa es un repliegue antiglobalización conducido por la derecha mundial, por medio del cual el centro intenta crear islas (protegidas por muros físicos y virtuales) donde salvaguardarse de dicho colapso planetario. Para tal, el Estado se convierte en un estorbo cuya única utilidad es garantizar la seguridad para el capital, por medio sobre todo, aunque no exclusivamente, de la violencia.

