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Fuente: Avispa Midia

En portada: Tom Goldtooth, director de la Red Ambiental Indígena que se opone a la estrategia REDD (Reducción de Emisiones por Deforestación y Degradación de los bosques) en una conferencia de prensa en las conversaciones sobre el clima de la ONU de 2015 en París, Francia.

Reflexionar sobre lo que REDD+ ha significado para los pueblos indígenas y sus luchas requiere insertar este mecanismo en una reflexión mucho más amplia sobre la historia de los pueblos indígenas. Una historia marcada por la resistencia a la colonización y el racismo, así como al capitalismo y la globalización neoliberal. En esta perspectiva, la resistencia a REDD+ no es un problema solo de los pueblos indígenas de los bosques tropicales; se trata de su histórica lucha mundial por la justicia.


A continuación, reproducimos una conversación entre el Movimiento Mundial por los Bosques Tropicales (WRM, por sus siglas en inglés) con Tom Goldtooth, de la Red Ambiental Indígena (IEN, por sus siglas en inglés), y también miembro del Comité Asesor del WRM.

WRM: Por favor, dinos un poco sobre ti, por qué y cómo te comprometiste con el tema REDD+, considerando que provienes de una región sin bosques tropicales ni proyectos REDD+.

Tom: En 1998 tuvimos una reunión sobre el cambio climático con la Red Ambiental Indígena (IEN), a la cual yo representaba, y fue entonces que recibí un mandato de algunas tribus indígenas, líderes espirituales indígenas y grupos de base. Creo que es bueno que la gente sepa que el gobierno de los Estados Unidos reconoce a nuestras 574 tribus, incluidos los nativos de Alaska, así como algunos aspectos de nuestra soberanía. IEN es una organización de base comunitaria, con membresías. No representamos a los líderes indígenas electos. Cuando uso la palabra tradicional me refiero a formas originarias.

En los años 1700 y 1800 hubo un enorme conflicto con la llegada de los colonos, los colonizadores de Europa. Al principio fuimos bastante amables con los colonos; ésa es nuestra naturaleza, cómo somos. Pero después de un tiempo nos dimos cuenta que estas personas tenían su propia agenda: apoderarse de nuestras tierras. Y en el norte siempre se ha reconocido que con la colonización, inevitablemente viene la iglesia. La iglesia necesita bendecir el saqueo de todo un país por colonizadores básicamente europeos. El derecho internacional en ese momento se basaba en leyes europeas, pero era ilegal conquistar un continente entero sin recibir las bendiciones de la iglesia. Dijeron que no éramos civilizados. De hecho, decían que no teníamos alma, a-l-m-a, que éramos menos que humanos. Eso es parte del proceso de colonización. Es fundamental comprender algunos de los antecedentes de los pueblos indígenas del norte. Pero básicamente el mismo proceso ocurrió en las tierras y territorios de la Amazonía y otros bosques tropicales con pueblos originarios allí, los pueblos indígenas, sus habitantes.

Así que hay una larga historia de colonización y saqueo de tierras, s-a-q-u-e-o. Siempre se ha tratado de la tierra. Y eso incluye los diferentes recursos y conceptos de cómo mirar la naturaleza. Por ejemplo, los colonos que llegaron a América del Norte querían los árboles de la costa este para construir su flota de transporte. Esas flotas navieras eran operadas como negocios ya sean del Estado o de individuos o de empresas. Y mucha gente no sabe que durante cientos de años devastaron sus propios bosques en Europa. Así que buscaban más madera para sus barcos, y otros productos. Los españoles buscaban minerales, por ejemplo; los holandeses tenían sus propios intereses. Pero todos basados en el colonialismo.

Entonces, con eso en mente, en 1998 nuestra Red recibió la responsabilidad de comenzar a trabajar en el cambio climático. Buenos Aires fue la primera reunión de la ONU sobre el clima en la que participé y solo asistieron cinco personas indígenas. No estaba familiarizado con las cuestiones vinculadas a los mecanismos de compensación de carbono. Pero como seguí asistiendo a esas reuniones, pronto escuché sobre los mecanismos de comercio de emisiones y escuché más sobre el Mecanismo de Desarrollo Limpio (MDL), y me interesó, porque la IEN no se limita a los Estados Unidos o a Canadá. Desde la formación de nuestra Red en 1990, siempre hemos contado con la participación de los pueblos indígenas del sur global, especialmente en lo que respecta a inquietudes sobre la protección de la biodiversidad. Esos fueron los primeros años de la formación de la Convención de las Naciones Unidas sobre la Diversidad Biológica (CDB). En esos primeros años de 1990, la mayoría de los grandes problemas se relacionaban a productos químicos tóxicos alrededor de vertederos, a vertederos tóxicos y al vertido de desechos nucleares en tierras Indígenas. Pero a medida que continuamos comenzamos a identificar la terminología de la injusticia ambiental y el racismo ambiental, lo que amplió el diálogo con nuestras 574 tribus y más allá, con nuestra gente en el llamado Canadá.

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Esas terminologías crearon uno de nuestros marcos conceptuales para abordar los problemas de inequidad que enfrentábamos por parte del gobierno de los Estados Unidos. Nosotros veíamos cómo mantener nuestros ecosistemas saludables, pero ellos solo veían los llamados recursos. Los pueblos indígenas que practicaron y practican el saber indígena, las formas de vida indígenas, siempre nos han aconsejado que no miremos a la naturaleza como recursos naturales, que no la miremos como recursos. Así que fuimos guiados por los poseedores del saber tradicional, quienes siempre dijeron que no deberíamos participar del marco conceptual colonialista que mira a la naturaleza desde una perspectiva capitalista o monetaria. Nuestra red fue formada por este tipo de representantes comunitarios de nuestras tribus, miembros que aún conservan nuestro saber tradicional indígena, nuestros conocimientos originarios que nos fueron dados desde el principio de los tiempos.

Comunidades Bribri, Boruca y Térraba mantienen una lucha contra la implementación de proyectos REDD+ en Costa Rica, otro país centroamericano con avances en la implementación del programa. Foto: Juliana Bittencourt

Como en la formación de la IEN tuvimos la participación de pueblos indígenas de América Latina y África, y de Filipinas, siempre nos hemos puesto en una posición en la que también tenemos que explorar cuáles son sus problemas. Queremos participar en temas que podrían significar la violación de los derechos humanos de esos hermanos y hermanas del sur global. Por eso acepté la invitación para ir a [la reunión de la ONU sobre el clima en] Durban. Comencé a ver que los planes de mitigación se estaban fusionando a nivel de la ONU, y que hablaban como si esos planes referidos a los mercados de carbono fueran a salvar a la Madre Tierra y a nuestros pueblos, y nos llevaran a un nivel en el que no tendríamos que preocuparnos por el calentamiento global, por el cambio climático. Siempre he sido cauteloso con el gobierno federal aquí en los Estados Unidos, pero soy más cauteloso aún en las reuniones de la ONU a las que traen no solo a gobiernos sino también al Banco Mundial, a grandes ONG y empresas. Entonces todas mis señales de alerta se encienden. Fue en estas reuniones de la ONU que escuché sobre Kioto y algunos de los debates sobre los bosques, y que hubo una lucha para evitar que se convirtieran en un mecanismo de compensación. Entonces aprendí cómo el Mecanismo de Desarrollo Limpio se convirtió en el mecanismo de compensación más grande del mundo, y luego todas estas cosas se unieron, incluidos los bosques como sumideros de carbono. Esto realmente se convirtió en una preocupación para mí.

Provengo de una región boscosa aquí en los Grandes Lagos, a lo largo de la frontera entre Estados Unidos y Canadá. Estoy rodeado de bosques. Entiendo la relación con los árboles. Los árboles tienen espíritu. Por nuestro saber tradicional entendemos cómo respiran los árboles, así que entiendo el concepto de carbono. Pero pronto aprendí que las personas que viven en los bosques del sur global realmente corren un gran riesgo y que existen problemas graves, como el acaparamiento de tierras si el bosque está incluido no solamente en estos sumideros de carbono sino también en mecanismos como MDL. Y tuve que estudiar una nueva terminología, como conceptos de forestación y reforestación, y cómo podrían considerarse una metodología dentro del MDL. Pero llamarlos directamente crédito de carbono forestal, fue algo en torno a lo que comenzamos a organizarnos. Pero poco después vino RED, con una sola D, y después se convirtió en REDD, y después en REDD+.

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Al igual que el MDL, REDD+ fue lanzado por el Banco Mundial. Empecé a estudiar los mecanismos financieros que apoyaban esta falsa solución, las instituciones de desarrollo. Aquí es donde comencé a establecer el vínculo de cómo nosotros, como IEN, podemos ayudar a apoyar los derechos de nuestros hermanos y hermanas indígenas de las áreas boscosas del sur global, porque también nos estábamos involucrando, desde 1996, en el Convenio sobre la Diversidad Biológica (CDB). Y al ir a la CDB fue donde estos temas de interés comenzaron a juntarse, entendiendo el papel del Banco Mundial y las instituciones de desarrollo. Están detrás de algo con lo que estamos muy familiarizados aquí en el norte y es la globalización neoliberal que empezó a mostrar su rostro desagradable. Y recuerdo que usamos ese término, globalización económica y su vínculo con el capitalismo.

Parte de IEN también es el construir alianzas con otras personas de color que están marginadas aquí en los Estados Unidos, y trabajando y estableciendo redes a nivel mundial con organizaciones que luchan contra el capitalismo y la globalización económica. Entonces, todo comenzó a juntarse. Nos involucramos más para tratar de parar REDD+, y se convirtió en un símbolo de nuestra resistencia. En muchos sentidos, las luchas contra esta globalización económica y contra los mercados de carbono son la misma lucha. Me gusta subrayar eso. Y como para nosotros los mercados de carbono son parte de la continuidad de la colonización, no nos causó sorpresa que durante la reunión de la ONU sobre el clima, celebrada en Bali en 2007, el Banco Mundial, la ONU y el paradigma de desarrollo encontraran una manera de trabajar en torno a las compensacionesen bosques, que estaban siendo apiñadas bajo el extraño lenguaje y acrónimo de REDD+. Siento que eso estaba destinado a crear confusión y conflicto, muy cargado de desinformación respecto al clima.

Por supuesto, las organizaciones conservacionistas como la WWF estaban detrás de esto, y ya comenzaron a identificarnos como los malos de la película. Incluso en ese momento las ONG intentaron encontrar personas indígenas amigables que trabajaran con ellos, y trataron de ponernos unos contra otros, no solo aquí en las Américas sino también en el sudeste asiático, en Indonesia y en la reunión de la ONU sobre el clima celebrada en Bali. No me sorprendió que las ONG conservacionistas que estaban detrás de esto empezaran a actuar como ‘verificadores externos’ y se comenzó a evidenciar que iban a ganar dinero con REDD+. Y sí que han estado ganando dinero: Conservación Internacional (CI), WWF, Environmental Defense Fund (EDF) y otras, con sede aquí en Washington DC. En las últimas décadas fortalecieron sus organizaciones para establecer las compensaciones de carbono y verificar estos programas farsantes. Ésa es mi respuesta a tu pregunta.

WRM: Dijiste que REDD+ se ha convertido en un símbolo de tu lucha de resistencia más amplia. ¿Qué te hace decir esto?

Mencioné el colonialismo, la colonización, entonces estos programas colonizadores, como REDD+, parten de la lógica del desarrollo. Se basan en el principio de que los países del sur global pueden seguir el ejemplo occidental de expansión capitalista y salir de la pobreza. Pero como pueblos indígenas del norte, sabemos que eso no es cierto. Y sabemos que ésta ha sido la mentira desde la Segunda Guerra Mundial. Entonces, creo que ha sido bueno para mí, que vengo de las entrañas de la bestia, de los Estados Unidos, poder entender este vínculo con la colonización, con la lógica colonialista del desarrollo.

Indígenas Pataxó forman barricadas en carretera de la región Monte Pascoal, Bahía, lugar donde ONGs conservacionistas promueven proyectos de compensanción de carbono mediante la plataforma REDD+. Brasil, 2014. Foto Santiago Navarro F.

Los impactos sobre los pueblos indígenas son muy profundos. REDD+ es solo una continuación de esa misma lógica colonial, capitalista y patriarcal que ha llevado a este planeta al borde de la violencia y el daño. Es casi imposible decir cuáles han sido los impactos de REDD+ en los últimos 15 años porque REDD+ está integrado a un sistema que se remonta a más de 500 años. Desde mi perspectiva en el norte, deja en evidencia ese trauma histórico que ocurrió desde la colonización de nuestras tierras en el norte. No se trata solo del saqueo de nuestra tierra y nuestros árboles y nuestra agua, nuestras montañas y nuestros pastizales, sino del saqueo de nuestra identidad. Es el reemplazo de nuestras ceremonias tradicionales indígenas por el cristianismo; es que nos quitan nuestro idioma, la colonización que vino literalmente con la violación de nuestros hijos, el trauma histórico que está documentado en Canadá en las escuelas residenciales fundadas por la Iglesia. Éste es un tema serio. Si comparamos los 15 años de una iniciativa global que tiene tal impacto en la vida y el futuro de nuestros pueblos indígenas de los bosques tropicales, esto no es diferente para nosotros de los últimos 500 años.

Me preocupa cómo estos mecanismos del mercado de carbono con promesas de distribución de beneficios provocan la división de nuestros pueblos indígenas, y eso duele profundamente porque impacta en nuestra solidaridad nacional, regional y mundial, y en cómo trabajamos juntos. Muchos de nosotros trabajamos durante 19 años en la redacción de la Declaración de las Naciones Unidas sobre los derechos de los Pueblos Indígenas, y eso no fue fácil de hacer. Y ahora vemos que iniciativas como REDD+ se convierten en una herramienta divisoria, en una estrategia de divide y vencerás. Pero, reitero, éstos no son impactos nuevos, ha habido una historia de este tipo de tácticas utilizadas por los gobiernos coloniales y sus agentes, las empresas. Este nivel de racismo no es nuevo. Los pueblos indígenas tienen las respuestas al cambio climático. Pero si estamos divididos entonces no seremos capaces de liderar el camino que este mundo necesita. Quienes promueven REDD+ están provocando la crisis climática en este sentido. Tienen mucho por lo que responder.

WRM: En respuesta a las críticas e impactos, los promotores de REDD+ crearon las salvaguardas de Cancún, las mejores prácticas, los estándares de certificación, REDD+ participativo, etc., con el argumento de que pueden prevenir violaciones a los derechos humanos. ¿Cuál es tu opinión?

Veo las salvaguardas como pantallas de humo que utilizan para silenciarnos, para silenciar a nuestros hermanos y hermanas indígenas. Para que parezca que van a asumir alguna responsabilidad. Crean salvaguardas para confundir y cambiar el relato apartándolo de la destrucción, de la violencia que viene con esa destrucción, de la que son responsables. No les dicen a los pueblos de la Amazonía que el dinero proviene de empresas contaminantes. No les dicen que en algún lugar lejano podría haber una refinería, una ciudad de refinerías que continúan emitiendo químicos tóxicos y gases de efecto invernadero que causan una gran contaminación y enfermedades respiratorias entre las comunidades locales donde están esas refinerías de petróleo, que matan gente. No les cuentan de toda la violencia y destrucción de la que REDD+ es responsable.

He hablado con algunas personas indígenas después de que ONGs como EDF o Conservación Internacional (CI) hicieron talleres y les pregunté: “¿Les dijeron de dónde viene el dinero?” Y ellos contestaron: “No, creo que viene del Banco Mundial”. Yo les dije, “No, viene de Chevron”, porque en ese caso era Chevron, y se sorprendieron, quedaron consternados. “Gazprom”, “¿Qué?”, dijeron. Así es como funciona. Y también les dije “¿Sabían que hay pueblos indígenas, afrodescendientes, blancos pobres, mexicanos hispanohablantes, que viven al lado de una refinería de petróleo en Richmond, California, en la zona de San Francisco, que se están muriendo de enfermedades respiratorias por las emisiones de esas refinerías de petróleo? Y estas empresas les dicen a la gente que se han vuelto neutras en carbono. Les dicen que invierten su dinero en la selva del Amazonas para proteger a la gente”.

En el norte he tenido que explicar este maquillaje verde. La gente de los bosques no entiende cómo funciona, pero sienten que los están violando, que los quieren convencer de que es bueno recibir dinero de REDD+. Entonces, es por eso que la sola discusión sobre salvaguardas confunde y aparta del relato que habla de la violencia y la destrucción de la que son responsables estos vaqueros del carbono y los gobiernos que impulsan todo eso. Hay mucha gente de organizaciones conservacionistas que creen que REDD+ puede funcionar. Están confundidos y no ven cuán racistas son REDD+ y otros programas de compensaciónde carbono. Les he dicho que estos son mecanismos que certifican el robo de tierras, y no les gusta que hable así: Certificación de robos de tierras. ¿Salvaguardas para justificar más combustibles fósiles y más contaminación? Es una locura. ¿Mejores prácticas? ¿Para qué? ¿Para más despojo? Es ridículo.

Tom Goldtooth comparte su postura contra REDD y su vertiente “indígena” que se discutía en el marco de la COP20. Lima, Perú. 2014. Foto: Juliana Bittencourt

El multimillonario Jeff Bezos creó el fondo Jeff Bezos Earth Fund. Puso cien millones de dólares estadounidenses justo después de la reunión de la ONU sobre el clima en Bali para financiar a WWF, el EDF, Conservación Internacional y TNC. Detrás de ese financiamiento está la agenda para ayudar a impulsar sus programas de compensación de carbono y de biodiversidad y sus programas de captura y almacenamiento de carbono. ¡400 millones de dólares en el bolsillo de las organizaciones que impulsan esta agenda! IEN y otras organizaciones todavía estamos tratando de sumar nuestras campañas para poder combatir esto.

Seguirá habiendo violaciones a los derechos humanos, desalojos. ¿Quién va a pedir cuentas al presidente de la República Democrática del Congo? ¿Quién va a pedir cuentas al presidente de Brasil? Quieren borrar la historia de los pueblos indígenas originarios de sus países. Quieren reescribir la historia. Quieren ignorar que los pueblos originarios tienen derechos inherentes. Eso es a lo que le temen.

WRM: Algunas organizaciones indígenas se han comprometido activamente con REDD+, lo que ha dado como resultado propuestas como ‘REDD+ indígena’ y campañas como ‘Sin derechos, no hay REDD’ (‘No Rights, No REDD’). Mirando en retrospectiva, ¿crees que es posible conciliar los derechos y valores fundamentales que defienden los pueblos indígenas con lo que representa REDD+?

Toda esa historia que tengo en relación con el trabajo con REDD+ nos atrapó, podría decirse. Siempre ha sido un tema que ha pasado factura. Fui invitado al Foro Social Mundial en Belém, Brasil, en 2009. Alguien me invitó a una reunión con pueblos indígenas para explicar desde mi perspectiva las preocupaciones y problemas que tenemos con respecto a la implementación de REDD+. Cuando me presenté, Steve Schwartzmann, de EDF, me miró y preguntó “¿Por qué está aquí?” Él ya tenía problemas conmigo. Fue en la época en que las ONG comenzaron a acercarse a nuestros pueblos indígenas. EDF tenía mucho dinero y obtuvo la aprobación de numerosos líderes de la Amazonía, incluida la Coordinadora de las Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica (COICA). Así que la COICA comenzó a trabajar con las ONG y desarrolló el concepto de ‘REDD+ Indígena’.

Pero ha sido un largo camino. Tengo mucho tiempo trabajando en esto, y hubo una estrategia en Bangkok, Tailandia, cuando la ONU hizo una reunión sobre el clima allí y elaboramos estrategias [sobre derechos y REDD]. No creí entonces y todavía no creo que los gobiernos donde viven las comunidades y pueblos indígenas que habitan los bosques les otorgarán derechos a los pueblos indígenas; eso significa derechos sobre la tierra, títulos de propiedad de sus tierras, y en la Amazonía eso significa también derechos al subsuelo. Pero, mirando en retrospectiva, creo que cometí un error, porque había una estrategia en la reunión de la ONU en Tailandia, con la gente del sudeste asiático que estaba tratando de hacer que REDD+ funcionara, junto con otros delegados indígenas de la Amazonía, con la COICA, y nosotros planeamos una protesta en esa reunión de la ONU con el lema ‘Sin derechos, no hay REDD’. Recibió algo de atención. Hasta el día de hoy hay algunos debates en torno a esa estrategia. ¿Fue una buena estrategia? Planteó la pregunta: ¿existe la posibilidad en Perú o incluso en Colombia o hasta en Brasil de otorgar derechos a los pueblos indígenas? ¿Derechos a la tierra en zonas de bosque? No me parece. Y esa estrategia ha estado detrás del enfoque ‘REDD+ indígena’.

He hablado con algunas personas indígenas acerca de la pregunta: ¿cómo es posible que concilien sus costumbres, su cosmovisión, su espiritualidad indígena, cómo es posible conciliarlas con un sistema de mercado capitalista de hombres blancos? Incluso pudiendo implementar una iniciativa REDD+ de base indígena, igualmente deben participar de la mercantilización y la privatización de sus bosques y del carbono de sus árboles. No es el gobierno quien está haciendo eso, no son entidades externas, son ustedes que lo están haciendo ahora como pueblos indígenas. Parece tan contradictorio que nuestros hermanos y hermanas indígenas de la Amazonía estén luchando contra las concesiones petroleras, y en cualquier proyecto indígena REDD+ resulta que el financiamiento de REDD+ proviene de Chevron y de otros contaminadores. ¿Y cómo se concilia eso? Todavía formulo esa pregunta. No sé cómo pueden conciliarlo. Significa que dejaron de lado el saber espiritual indígena para participar del capitalismo climático.

Cuando hago un seguimiento de este tema con gente de base de la Amazonía, en los pueblos remotos lo entienden; no es complicado. A menudo no lo apoyan. Y en los últimos años comenzaron a cuestionar las alianzas indígenas de la Amazonía que actúan como intermediarias y como agentes de proyectos REDD+. Es un tema muy político en la Amazonía, de la misma forma que lo es de donde vengo, en el norte. Siempre valoro en IEN los mecanismos reales que aseguren una participación significativa, y para temas tan complicados como los mercados de carbono y los sistemas de compensación es imperioso aplicar los principios del Consentimiento Libre, Previo e Informado (CLPI). En estas complejas relaciones políticas en la Amazonía es fundamental que haya una información cabal sobre todos los aspectos de estos mecanismos REDD+, y ahora de las llamadas ‘Soluciones basadas en la naturaleza’.

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Es una estructura política compleja. El jefe Ninawa HuniKui de Acre, Brasil, tiene su perspectiva y su posición y hay grupos que intentan dividir a su gente sobre este tema. Lo mismo ocurrió con Marlon Santi, de la comunidad Sarayako en Ecuador, cuando empezó a hablar sobre esto. Incluso Gloria Ushigua, de la comunidad Sápara de la Amazonía de Ecuador, tiene diferencias con familiares suyos en el pueblo que apoyan traer un proyecto REDD+ a la zona. Tener información es muy importante. El principio de implementación del Consentimiento Libre, Previo e Informado es muy importante. Los pueblos indígenas y las comunidades que dependen de los bosques deben conocer cabalmente y a fondo las complejidades de los proyectos REDD+ y cómo involucran a las industrias contaminantes que se adueñaron del carbono de los bosques. Realmente me preocupo y rezo para que no haya derramamiento de sangre en los pueblos por estos temas.

WRM: ¿Cuáles son los principales desafíos para los pueblos indígenas ante el renovado impulso de REDD+ con el atractivo nombre de: ‘Soluciones basadas en la naturaleza’?

He estado pensando en esto y hemos hablado al respecto considerándolo dentro de las falsas soluciones. Nuestro desafío es ¿cómo transmitir que esto [las Soluciones basadas en la naturaleza] es una especie de frontera rotunda de la colonización que se está apoderando sistemáticamente de la Madre Tierra a través de la privatización y la mercantilización? Este proceso mundial lo hace a través de mecanismos que separan y cuantifican los ciclos y funciones de la Madre Tierra, como el carbono y la biodiversidad, y los convierte en ‘unidades’ que se venden en los mercados financieros y especulativos.

¿Cómo podemos transmitir esto y producir materiales de educación popular para conectar los puntos que unen las estructuras de una economía fósil con la financiarización de la naturaleza, que no respeta los derechos humanos ni los derechos de los Pueblos Indígenas? ¿Cómo construimos nuestro movimiento de resistencia para que lo entiendan quienes están al frente de la lucha contra los oleoductos y la explotación de petróleo y defienden la tierra?

Los instrumentos de los gobiernos de los países colonizados giran en torno a los derechos de propiedad. Entonces, las ‘Soluciones basadas en la naturaleza’ se refieren a compensaciones. Las empresas contaminantes proporcionan el dinero para las tierras que harían la compensación, como compensacionesde conservación, y al final son las empresas las que se adueñan de esas tierras que se reservaron. Éste es el plan detrás del objetivo 30×30 [que para 2030, el 30% del territorio mundial quede bajo Áreas Protegidas]. Así que el cambio de nombre de REDD+ a ‘Soluciones basadas en la naturaleza’ es peligroso.

Estamos en presencia de un enorme impulso a este plan en todo el mundo. Y aquí en los Estados Unidos, en las entrañas de la bestia, actualmente hay un proyecto de ley, una legislación llamada “Ley de soluciones climáticas en crecimiento”, que otorga al Departamento de Agricultura autoridad para crear un sistema en línea para el registro de compensaciones de carbono, que ayudará a los agricultores a ingresar al mercado voluntario de compensación de carbono. Así que aquí también encontramos a REDD+. Pero también está en otros sitios, dentro de los sistemas de fijación de precios del carbono, como en Colombia. El problema principal ahora es cómo vamos a detener este sistema matriz que permite estos oleoductos. Estos programas, como la fijación de precios del carbono, se están volviendo cada vez más complejos. Impuestos con REDD+, banca de carbono, bonos verdes, y se puede seguir y seguir.

Todas estas compensaciones se consideran amigables con la naturaleza. ¿Cómo puedes cuestionar algo que protege a la naturaleza? Eso es lo que me pregunta la gente. Nos preocupa, porque estamos perdiendo la batalla, estamos perdiendo la batalla aquí en Washington D.C. por las falsas soluciones que impulsa Biden, que es neoliberal. Y todo esto tiene que ver con el capitalismo y el colonialismo. Y algunos de los grupos ambientalistas dicen, “bueno, no cuestiones esto, tenemos que trabajar con Biden”. Pero no podemos. Así que seguimos haciendo campañas, muchas campañas educativas.

Y por encima, están las promesas de ‘cero emisiones netas’ de numerosas empresas. Y es importante vincular los problemas y hablar de esto también. Bajo el paraguas de ‘cero emisiones netas’ se utilizan dos mecanismos. O bien pueden comprar compensaciones asociadas a la tierra, que se denominan ‘Soluciones basadas en la naturaleza’, o bien pueden utilizar la captura y el almacenamiento de carbono. Ambos mecanismos apoyan y refuerzan la industria de los combustibles fósiles. Esto no permite que la política de Estados Unidos, de Canadá, de Europa y de otros países que impulsan los combustibles fósiles, se aparte de los combustibles fósiles. No les permite conservarlos en el subsuelo, sino seguir como hasta ahora. Así que seguiremos teniendo oleoductos, seguirá el tránsito de camiones petroleros, seguiremos teniendo el transporte de energía sucia, de combustibles fósiles, hasta que lleguemos al núcleo de la matriz, de los problemas, y ésas son las ‘Soluciones basadas en la naturaleza’, que es la privatización definitiva de la Madre Tierra Naturaleza.

Una versión de esta entrevista fue publicada en 15 años de REDD. Un mecanismo intrínsecamente corrupto