Comunicados EZLN
Trump, Ockham’s Razor, Schrodinger’s Cat, and the Cat-Dog
Trump, Ockham’s Razor, Schrodinger’s Cat, and the Cat-Dog.
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Listen to the English translation: (Descarga aquí)
December 28, 2017.
Once again good morning, afternoon, evening, middle-of-the-night.
Perhaps some of you [alguna, alguno, algunoa] remember that the late SupMarcos insisted that the capitalist system cannot be understood without the concept of war. Supposing, of course, that it is a concept. He would say that war was the motor that had permitted, first, the expansion of capitalism, and then its consolidation as a world system. Capitalism also turns to war to confront its recurring and profound crises.
Oh, I know, what else could be expected from a solider? But I should note, as a way of making amends, that he didn’t limit “war” to military war. Maybe a rereading of his correspondence with Don Luis Villoro Toranzo in the year 2010, which was made public in early 2011, could help us understand this. In the first of these public missives, they analyze the apparent ineffectiveness of the so-called “War on Drugs,” initiated by the war videogame lover Felipe Calderón Hinojosa. And I say “apparent ineffectiveness” because basically, looking at the results, it was and is ineffective for combatting organized crime, but it was effective at installing soldiers as the de facto government in various regions.
I bring this up because, in contrast to that deceased guy, in my understanding, capitalism could be studied as a crime.
Addressing it as such would require of us scientific knowledge of subjects which might seem distant from what are traditionally known as the “social sciences.”
In short, you can catalog this theoretical detour however you’d like. Perhaps it is the product of an unfinished correspondence course on private detection begun in that faraway time when “mail” didn’t refer to online accounts and screennames, and when an address meant the postal code and not the IP, or internet protocol; a time when one could study, also by correspondence, anything from a course on locksmithing to one on aviation piloting, including, of course, the one on “how to have a body like Charles Atlas[i] without going to the gym and in only a few weeks,” which wasn’t necessary for me to take given my famously beautiful and toned legs (arrrrrroz con leche[ii]).
(Español) Participación de la Comisión Sexta en el día 1 del ConCiencias por la Humanidad. SupGaleano. Depende
Escucha aquí: (Descarga aquí)
DEPENDE…
27 de diciembre del 2017.
Buenos días, tardes, noches, madrugadas.
Queremos agradecerles a quienes asisten, sea aquí en el CIDECI, sea a la distancia en geografía y calendario, a este segundo Encuentro de ConCiencias por la Humanidad, cuyo tema central, se supone, es “las ciencias frente al muro”.
Celebramos que hayan decidido participar, sea como ponentes o como escuchas y videntes,
Mi nombre es SupGaleano y ahora no voy a hablarles de ciencia, ni de arte, ni de política, ni les voy a contar un cuento.
En cambio, quiero hablarles de un crimen y de sus posibles análisis o explicaciones.
Y no un crimen cualquiera, sino un crimen que rompe los calendarios y redefine el tiempo; que amalgama al criminal y a la víctima con la escena del crimen.
Un crimen, digo. Pero… ¿Un crimen en curso? ¿Uno ya perpetrado? ¿Uno por cometerse? ¿Y quién es la víctima? ¿Quién el criminal? ¿Cuál es la escena del crimen?
Tal vez alguna, alguno, algunoa, esté de acuerdo conmigo que los crímenes son ya parte de la realidad que se padece en México, y en cualquier parte del mundo.
Crímenes de género o feminicidios, de homofobia, racistas, laborales, ideológicos, religiosos, por la edad, por la apariencia, por negocios, por omisión, por el color, y así.
En resumen: un territorio anegado en sangre. Tanta, que las víctimas ya no tienen nombre, son sólo números, índices estadísticos, notas de interiores o de relleno en los medios de comunicación. Incluso cuando la sangre es de quienes, como ell@s, trabajan de comunicadores,
Miles de crímenes con minúsculas, que se alimentan de un crimen mayor,
La aberración es tan grande, que los deudos de las víctimas tienen que luchar ya no por la vida de sus ausentes, sino porque no mueran dos veces: una de muerte mortal y la otra de muerte de memoria.
Para no ir muy lejos, en México, ya se puede decir que alguien “murió de muerte natural” cuando es víctima de la violencia.