Women
(Español) Misión Civil de Observación a Chiapas denuncia una situación sistemática y estructural de violaciones a derechos humanos
-
-
- 14 organizaciones integrantes de la Red TDT así como 3 organizaciones internacionales visitaron comunidades de las regiones Altos, Norte y Costa para documentar violaciones a DDHH.
-
-
-
- La impunidad y falta de acceso a la justicia generan un clima de riesgo para el CDH Digna Ochoa y el CDH Fray Bartolomé de las Casas.
-
-
- La falta de voluntad política agudiza la crisis de derechos humanos que viven las comunidades chiapanecas.
Entre los días 7 y 10 del presente mes de diciembre, una Misión Civil de Observación compuesta por 14 organizaciones pertenecientes a la Red Nacional de Organismos Civiles de Derechos Humanos “Todos los Derechos para Todas y Todos” (Red TDT) —conformada por 86 organizaciones en 23 estados de la República mexicana— y acompañadas por tres organizaciones internacionales[1] visitamos comunidades en las regiones Norte, Altos y Costa de Chiapas con el objetivo de documentar diferentes problemáticas de derechos humanos. Durante esos días, pudimos atestiguar situaciones críticas de vulneración de derechos fundamentales en las tres regiones, con una preocupante falta de voluntad y empatía por parte de las autoridades.
La Misión Civil de Observación (MCO) tuvo la oportunidad de visitar las comunidades de Chalchihuitán, Acteal, Aldama, Nuevo San Gregorio, Moisés Gandhi, Chilón y Tonalá, donde recogimos testimonios con personas afectadas por situaciones de desplazamiento forzado, despojo de tierras, detenciones arbitrarias, tortura, hostigamiento, amenazas, criminalización, entre otras agresiones. Por otro lado, también se llevaron a cabo reuniones con autoridades de los tres niveles de gobierno para conocer el seguimiento que están dando a las diferentes problemáticas y casos concretos.
Las organizaciones de la Red TDT que participamos en esta Misión Civil de Observación queremos expresar nuestra preocupación por el contexto de violaciones sistemáticas y estructurales de derechos humanos que hemos podido documentar en las tres regiones, especialmente queremos resaltar el efecto diferenciado en las mujeres y, principalmente, en las infancias de todas las comunidades visitadas quienes presentan graves impactos psicosociales y la falta de mínimos vitales para la vida y la dignidad de estas poblaciones.
Igualmente alarmantes resultan la situación de insuficiencia alimentaria, los inexistentes servicios de salud y medicamentos –incluso para quienes han resultado heridos durante las agresiones contra las comunidades– que sumados a la situación de desplazamiento forzado amenazan y ponen en riesgo la vida de cientos de personas. Dichas situaciones se agravan por la falta de condiciones de seguridad y de acceso a la justicia, ante la existencia de grupos paramilitares y de choque que impunemente agreden a las comunidades y que implican un riesgo latente para ellas y para quienes ejercen su derecho a defender derechos humanos. En ese sentido, también destacamos las amenazas de muerte, agresiones directas y actos de criminalización en contra de personas defensoras y de ayuda humanitaria, que realizan su labor en un clima de violencia generalizada.
Además, las organizaciones de la Red TDT denunciamos la falta de voluntad y empatía de las autoridades que permite la continuidad de una grave situación de violaciones a derechos humanos. Es indignante la situación de violencia estructural que se permite e, incluso, se fomenta desde los diferentes niveles de gobierno y su poca o nula disposición para atender el conflicto, trivializando, discriminando y criminalizando a las comunidades. A esto se suma un claro problema de falta de acceso a la justicia que también se relaciona con la inoperancia de las fuerzas de seguridad pública para frenar la violencia y la falta de actuación de la Fiscalía del Estado aún cuando tienen claro conocimiento de los responsables de los ataques armados.
También hacemos un llamado para que Cristóbal Santis Jiménez, preso político por su labor de denuncia de las agresiones sistemáticas a las comunidades de Aldama sea puesto en libertad de manera inmediata.
Finalmente, queremos señalar que la Misión Civil de Observación se reunió con autoridades de gobierno de los tres niveles sin que se pudieran llegar a acuerdos concretos y seguimientos que logren garantizar la dignidad y la vida de las personas. Hoy, 10 de diciembre de 2020, Día Internacional de los Derechos Humanos, nos encontramos con una grave situación de violencia en la que el Estado mexicano debe asumir la responsabilidad que le corresponde y cesar la simulación y la falta de atención para las comunidades y personas defensoras que sufren violencia en Chiapas.
Red Nacional de Organismos Civiles de Derechos Humanos
“Todos los Derechos para Todas y Todos” (Red TDT)
(Conformada por 86 organizaciones en 23 estados de la República mexicana)
Con el acompañamiento de Médicos del Mundo, Servicio Internacional por la Paz (SIPAZ), Movimiento Sueco para la Reconciliación (SweFOR).
Descargar PDF: Misión Civil de Observación a Chiapas denuncia una situación sistemática y estructural de violaciones a derechos humanos.
(Español) El zapatismo y la lucha de las mujeres rebeldes
La resistencia de las mujeres indígenas chiapanecas no es una novedad de los últimos años. Ya en marzo de 1993, el Ejército Zapatista de Liberación Nacional vivió un “alzamiento” anterior al del 1º de enero, encabezado por las insurgentas: no hubo bajas y ellas ganaron. Luego de un profundo debate en el seno de las comunidades, elaboraron la Ley Revolucionaria de Mujeres, que exigía el reconocimiento en territorio zapatista de un conjunto de derechos y la igualdad de oportunidades en todos los planos de la vida. De ahí en más, no han cesado en su lucha contra el sometimiento y la humillación, tanto dentro como fuera de sus comunidades. En este nuevo aniversario del nacimiento del EZLN, compartimos una entrevista realizada en 2005 a Leticia, autoridad del Municipio Autónomo Magdalena de La Paz, en la región de Los Altos de Chiapas.
Texto: Hernán Ouviña
Fotos: Serie La libertad según l@s zapatistas | Colectivo Manifiesto
¿Cómo eran tratadas las mujeres antes del alzamiento zapatista?
Antes nuestra situación como mujeres era muy mala. Nosotras desde niñas no teníamos derecho ni siquiera a hablar. Incluso nuestros abuelos y padres no dejaban que habláramos, y en la propia casa, de parte de nuestra familia, muchas veces sufríamos explotación. Desde niñas vivíamos nuestra triple situación. Sufríamos de pequeñas, pero también de grandes seguíamos así. No nos dejaban participar, como si no fuéramos integrantes de la comunidad, del Municipio, o de la nación. Siempre nos han despreciado y marginado. Antes no podíamos levantar siquiera la vista, ni decirle nada a nuestros esposos, porque siempre fueron muy celosos de nosotras. Teníamos que andar agachadas. Según ellos, nomás servíamos para hacer la comida y cuidar a los niños. Tampoco podíamos ir a la escuela por ser mujeres indígenas. No teníamos derecho a ningún tipo de participación. Los padres mismos nos escondían dentro de la casa, y a veces llegaban a decir que la niña era sorda para no mandarla a la escuela. Por eso nosotras no tuvimos una educación completa y aún hoy nos cuesta mucho explicar nuestra situación. No teníamos siquiera derecho a la herencia de nuestros padres. Solo los hombres lo tenían. Pero ahora sabemos que eso no es cierto: también sabemos pensar y tenemos derechos como los hombres.
¿Qué las motivó a empezar a participar?
Nosotras como mujeres vimos poco a poco la necesidad de empezar a participar, hasta que en 1994 dijimos ¡Ya Basta! a la triple explotación, como mujeres, indígenas y pobres. Empezamos la guerra en 1994 para hacernos escuchar. Vimos la necesidad porque el mal gobierno no nos tuvo nunca en cuenta. Por eso decidimos tomar las armas: para que nos respeten. Ya no queremos ser como antes; ahora exigimos ser tenidas en cuenta. Por eso gritamos que sí podemos participar, como lo estamos haciendo en este Municipio Autónomo, donde nuestro pueblo nos eligió para que seamos autoridad. Pero no solo nosotras lo estamos haciendo. Hay mujeres que participan también desde el 1º de enero en la salud y la educación autónomas, o en el trabajo colectivo en cooperativas. Junto con los hombres, queremos avanzar y aprender a resolver nuestros problemas. Nosotras nos sentimos mal cuando no nos dejan participar. Pero ya no vamos a estar más agachadas: que sepan los hombres que también ellos pueden cuidar niños o trabajar en la cocina. Queremos democracia, justicia y libertad, pero también igualdad con respecto a los hombres.
¿Los hombres aceptan que participen?
Hay algunos hombres, incluso padres y esposos, que todavía no han entendido que nuestra lucha también es suya, y no permiten que sus hijas o esposas ocupen un cargo o simplemente participen; aunque también es verdad que muchos otros sí nos acompañan, y fomentan nuestra participación.
¿Cuáles son las demandas de las mujeres zapatistas?
Nuestra principal demanda es que nos respeten, que haya igualdad de derechos entre hombres y mujeres, que podamos respetarnos entre sí y caminar juntos. Además, como zapatistas seguimos exigiendo nuestros once puntos del 1º de enero de 1994, que el gobierno federal no quiere reconocer: trabajo, tierra, techo, alimentación, salud, educación, independencia, libertad, democracia, justicia y paz. Muchas son nuestras demandas. Las mujeres, por ejemplo, tenemos que poder decidir sobre nuestro propio cuerpo, decidir si queremos tener hijos, y cuántos van a ser. No solamente los hombres tienen ese derecho. Antes no era así: a nosotras nos pegaban siendo niñas porque ellos querían puros niños. Ahora queremos que no solamente las mujeres indígenas decidan y participen, sino todas las mujeres del mundo.
¿Por último, qué mensaje le darías a las mujeres que están luchando en otros territorios?
Nomás les voy a decir que nosotras como mujeres sí podemos organizar cualquier tipo de trabajo. Tenemos la sabiduría y la inteligencia también para poder gobernar. Y aquí vamos a estar siempre, de pie, porque dijimos ¡Ya Basta! Les diría que sigan adelante, que empiecen a gobernar y a participar, que se sumen a la resistencia aquellas que aún no se han sumado, que no se desanimen en sus trabajos. Nosotras las zapatistas no estamos luchando solo para nuestro país, sino también para todo el mundo. Por eso queremos un mundo donde quepan muchos mundos. Queremos que haya justicia, igualdad y democracia para todas y todos. Les diría además que hagan suyas las demandas zapatistas, llevando como bocina nuestra palabra. Que sepan que aquí vamos a estar hasta triunfar. Aunque el mal gobierno dice que ya no hay zapatistas… ¡Pues aquí estamos! Aunque nos manden paramilitares a los Municipios Autónomos, nosotras seguiremos en resistencia. Aunque los soldados federales planten droga en nuestras tierras para implicarnos, o nos hostiguen los guardias blancos, no tendremos miedo. Continuaremos avanzando con la autonomía en nuestros propios territorios, aunque el mal gobierno no lo quiera.